Polvo de una noche Capitulo 1. la novia de Carlos

De resaca he quedado con mi amigo Carlos y su novia, no es que tenga ganas de conocerla; es que este ha decidido por su cuenta que es el momento de conocerla, no obstante cuando la conozco resulta que ya la conocía y ambos nos llevamos un buen susto.

Polvo de una noche

Capítulo 1. La novia de mi mejor amigo

Me levanto al día siguiente con un poco de resaca, pero una sonrisa en la cara recordando el polvo rápido que eche anoche con Isa; la desconocida chulona que termino cayendo en mi bragueta, lástima que no quiso repetir.

Hago las labores de la casa que mi cuerpo me permite, porque mi mejor amigo y yo hemos quedado; después de un par de años saliendo con su novia, al fin me la va a presentar. A la hora de la comida, me puesto guapo; pero no tanto como ayer, no quiero eclipsar a mi amigo y robarle la novia…ese no es precisamente mi plan, digamos que me conformo con caerle bien a la novia; ya que mi amigo es físicamente un tipo normal, pero mucho más simpático que yo y yo soy el guapo de los dos.

Suena el timbre, mientras estoy haciendo mi especialidad; comida mexicana picante, la comida favorita de mi mejor amigo Carlos. Al abrir la puerta, me saluda un abrazo, es mi amigo que definitivamente se ha puesto lo mejor que guardaba en su armario; su mejor peinado, su mejor afeitado y su mejor colonia.

-      Vaya estas, brillante

-      Gracias, veo que tú no te has esforzado… - aprecia enseguida.

-      Pensé que sería mejor asi, total no hay amiga para mi ¿o sí? – pregunto extrañado.

-      No, hoy no la hay; pero si quieres hablo con ella y esta noche… - replica mi amigo.

-      No es necesario, ayer me tire un pibón – cuento a mi amigo, satisfecho.

-      Siempre estas igual Alex, a ver cuándo sientas la cabeza. – protesta mi amigo.

-      El día que tú te cases. – replico y él se carcajea.

-      ¿Cerveza? – pregunto, aunque ya se la respuesta.

-      No – me sorprende – he dejado la cerveza, ya sabes no le gusta que beba; mejor ponme…un refresco. – pide dudando.

-      Tío, primero te amariconan y luego se buscan a otro que era como tu; hazme caso que se del tema. – le riño.

-      Que vas a saber tú, si nada más que las pruebas en la cama. – bromea mi amigo, haciéndome reír.

-      Por eso, yo me quedo la mejor parte y otros; se quedan el coñazo, ¿no te parece buen plan? – pregunto, sin esperar respuesta.

-      Lo es durante un tiempo, al tiempo quieres comprometerte. – comenta sus pensamientos en voz alta.

-      Que moñas eres, toma tu refresco; que yo me beberé mi cerveza. – digo, reprochándole; el se encoje de hombros y acepta mi reproche.

El timbre suena

-      Ahí está mi niña. – suspira enamorado

-      Ábrele tú, paso de ver ñoñerías. – digo, yendo para la cocina; para terminar de poner la mesa.

Mientras estoy en la cocina, escucho como se dicen cosas ñoñas y se enrollan; hago el sonido de vomitar para que me escuchen…

-      ¿Qué le pasa a tu amigo? – pregunta una linda voz femenina.

-      Ya te conté, mi amigo es asi. – me excusa mi amigo.

-      Venga señores, bona petit – digo y al verla me quedo blanco, pero ella también; ambos nos quedamos igual. - ¡ES ELLA! – pienso para mí. - ¿lo es? – me pregunto.

-      ¿Os conocéis? – pregunta Carlos, al ver nuestras caras.

-      No, no; para nada… durante un instante pensé que sí, pero no; no lo conozco. – contesta tras unos segundos su novia, más como una amenaza hacia mi persona; que intentando convencerle a él.

-      ¿y tú la conoces? – me pregunta Carlos.

-      Al principio cuando la mire, pensé que sí; pero ahora bien vista, estoy casi seguro que no… ¿te llamas bárbara? – le pregunto para molestarla

-      No – contesta molesta.

-      ¿Laura? – insisto para molestarla

-      ¡No! – replica enfadada

-      ¿Lorena? – vuelvo a insistir.

-      Que no… - suelta agobiada

-      Isa, Alex; se llama Isa, te he hablado muchas veces de ella ¿recuerdas? – me reprocha mi amigo, como diciendo que lo dejo mal.

-      ¿y tu amigo como era, amor? ¿Pepe, Pedro o Pablo? – me devuelve la molestia Isa, pero sonrío a cambio y ella me sonríe con maldad.

-      Alex, se llama Alex; te lo dije muchas veces, ¿recuerdas amor? – Pregunta mi amigo, viendo que ahora la que le deja mal es ella.

-      Sí, es verdad amor; que cabeza la mía. – se disculpa ella.

-      Encantado Isa – digo besando su mano.

Mi amigo resopla aliviado, ambos lo miramos.

-      ¿Qué? Por un momento pensé os llevaríais mal.

-      Tranquilo amor, no puedo llevarme mal con un caballero. – suelta irónicamente Isa.

-      Yo tampoco puedo llevarme mal, con una ilustre dama. – le devuelvo la ironía; ambos ponemos una sonrisa rivalidosa.

-      Bueno, gracias por llevaros bien; ¿puedo ir al baño, sin que os matéis? – pregunta preocupado.

-      Ve tranquilo, te espero aquí sentada. – dice ella sentándose.

-      Como en tu casa, como siempre; yo me siento aquí. – respondo sentándome.

Cuando mi amigo desaparece de la sala a los dos se nos cambia la sonrisa fingida de gilipollas, ella pone cara de terror y yo de enojado.

-      Por favor no le digas nada. – susurra suplicante.

-      Asi que al que le dan por culo por no ir contigo, es a Carlos – susurro sentenciando.

-      Siempre me deja salir sola, para quedarse jugando con sus otros amigos… - se excusa ella.

-      Vaya, lo siento; pero si no lo quieres, déjalo. – juzgo.

-      Eso es cosa mía. – discute.

-      Y ahora mía. – finiquito la discusión, cuando vuelve Carlos.

-      Vaya, ni un ruido; eso sí que es raro, ¿os caéis bien? – pregunta sorprendido.

-      Si claro, muy bien. – responde ella nerviosa.

-      Tanto que siento que la conozco profundamente. – contesto con un doble sentido.

-      Eso es por todo lo que te hable de ella. – se tira el pegote mi amigo.

-      Probablemente. – contesto, ella me mira como si quisiera matarme.

Mientras comemos mantenemos ese doble juego por ambas partes, pero ninguno dice nada; Carlos está feliz porque cree nos llevamos bien, al final cuando mi amigo se va al baño volvemos al tema.

-      ¿No dirás nada? – me suplica ella

-      Tenemos que hablar sobre el tema, apunta mi número. – suelto y ella reticente lo hace.

Luego vuelve mi amigo y nos tomamos los 3 una copa, él le pide permiso a ella.

-      No creo que a ella le importe. ¿verdad? – la chantajeo un poco.

-      No, no me importa; hoy es una ocasión especial. – contesta tensa.

-      Gracias amor, ponme una copa; tío. – agradece Carlos.

-      Claro hombre.

Nos la bebemos charlando de viejos tiempos, ella cuenta algunas anécdotas; pero pocas esta pensativa, tras la copa ambos se despiden.

Pienso durante todo el día que hacer al respecto, si se lo digo a él perderé a un amigo y no voy a ganar una muchacha ni nada; si la chantajeo puedo conseguir varias cosas de ella y puede ser divertido, es posible que lo haga.

Por la noche, recibo un mensaje de ella:

Isa dice:

Esta noche, donde ayer. 11:58 P.m.

Alex dice:

Esta noche, en mi casa. 11:59 P.m.

Isa dice:

Voy para tu casa. 00:01 A.m.

Me arreglo, preparo una cena; me pongo mi mejor atuendo, saco mi mejor alcohol. Cuando ella llega media hora después, va vestida como ayer; vaquero, top blanco que deja al aire su barriga plana y su piercieng de mariposa…el pelo negro suelto, sus labios rojos pintados; colonia de caramelo, pero la cara de enfadada estropea un poco el conjunto.

-      Bienvenida, pasa y ponte cómoda. – le pido.

-      Terminemos pronto con esto – rechista, pasando adentro.

-      ¿Por qué tanta prisa? Te he preparado otra deliciosa cena, cenemos. – le digo enseñándole la mesa.

-      Ya he cenado… ¿esto es una cita o que es? – responde interrogándome.

-      Las cosas se hablan mejor, con buena comida y buen alcohol; asi que pasa, come algo y bebe algo. – le pido, negociando.

Ella obedece con desconfianza.

-      Vaya, ahora sí que te has esforzado. – juzga.

-      Si, ahora sí. – digo y eso hace que me mire mal.

-      ¿Qué pretendes? – me interroga.

-      Esto es sencillo, tu no quieres que se lo diga a Carlos; ¿verdad? – le pregunto y ella se pone tensa con solo mencionarlo.

-      No quiero. – responde escueta.

-      Si se lo digo tú lo perderás – le comunico algo que ya sabe.

-      Y tu también – me amenaza.

-      Sí, pero yo lo perdí hace tiempo; desde que está contigo, asi que yo no pierdo nada. – digo y ella abre los ojos de par en par.

-      ¿Qué quieres? – pregunta muy seria.

-      Mientras Carlos obtiene placer abundantemente, yo tengo que ir a la discoteca; para ver si una chica cae cada noche, eso es muy cansado y poco producente. – empiezo a contar.

-      No me voy a acostar contigo – sentencia.

-      ¿ah no? – pregunto y agarro el móvil.

-      ¿Qué haces? – me pregunta muy nerviosa.

-      Llamar a Carlos…ya que ni siquiera me escuchas. – le digo

-      Te escuchare, pero no llames; por favor. – me agarra la mano y me lo suplica temblorosa.

-      Vale, podríamos hacer un trato; hasta que me presentes a una amiga que cumpla esa función, podrías ser mi polvo de una noche tú. – suelto yendo al grano.

-      No está bien, hacerle eso a Carlos. – me contesta.

-      ¿Pero si estaba bien ayer, no? Mira lo único que cambia es que ahora se quién es tu novio, yo digo que sigamos igual; como si no lo supiéramos.

-      Está bien, acabemos con esto ya. – dice desnudándose.

-      No tranquila, hoy quiero disfrutarlo. – la detengo. – bebe, que tenemos toda la noche. – digo rellenando su copa a la que le ha dado sendos tragos hasta acabarla.

Ofrezco mi copa para brindar, ella brinda no muy segura.

-      ¿Por qué quieres brindar? – pregunta dudosa.

-      ¿Por un nuevo tipo de vida?

-      Por un nuevo tipo de vida.

Ambos brindamos mirándonos a los ojos.

-      ¿está bueno? – le pregunto

-      Sí, me encanta este vino. – me contesta.

-      ¿Qué más te gusta? – le pregunto

-      Carlos, bailar; hacer el amor, el buen vino y los ricos besos. – contesta con sinceridad.

-      Te puedo dar casi todo de eso – argumento.

-      Demuéstralo. – me provoca

Pongo música bajita y empiezo a bailar con ella sin tapujo alguno, ahora que estamos en casa; que sé que es mía y que no puede escapar, me sobrepaso bastante y la veo sonreír o sea se lo está pasando bien.

Va hacia la mesa

-      ¿ya te cansaste? – le pregunto, sorprendido.

-      No, voy a beber; me entro calor. – dice dándole un trago a su copa.

Me abrazo a su espalda y le doy besitos en el cuello; ella presiona su culo contra mi erección, jadeando y lleva mis manos que la rodean entera a sus pechos.

Le apretujo las tetas y le muerdo el cuello, intentando no dejarle marca; ella mueve de un lado a otro su culo, poniéndome a mil.

-      Mhhh…te voy a follar – le susurro en el oído.

-      ¿Y a qué esperas? – me pregunta.

Ella se da la vuelta y entre besos en los labios, comienza a desnudarme y yo comienzo a desnudarla a ella; una vez nos desnudamos nos pegamos muchísimo y mientras refregamos nuestras partes, nos tocamos por todas partes.

-      ¿Dónde tienes el condón? – me pregunta ansiosa.

-      No tengo. – contesto.

-      ¿Qué hablas? – me pregunta mirándome mal.

-      Hoy lo vamos a hacer sin condón – sentencio y ella niega.

-      Ni lo sueñes. – contesta negándose.

-      ¿Agarro mi teléfono? – amenazo.

-      ¿Estás loco? Me puedes preñar. – me suelta sin cortarse.

-      No te preñare, me hice la vasectomía. – le digo.

-      ¿en serio? – me pregunta.

-      En serio. – le respondo.

Parece quedarse más tranquila, sigue enrollándose conmigo; tocándome, entonces la pongo en cuatro patas y se la meto de un tirón, ella gime como loca y más cuando la hago elevar su tronco agarrando su pecho con una mano mientras toco el clítoris con la otra. No solo cambia la dirección de la penetración, sino que cambia el placer que ella siente; grita como loca, sin poder contenerse y mientras tiene el primer orgasmo me voy dentro de ella.

La sujeto para que no se caiga, luego me besa y veo que va a vestirse.

-      ¿adónde vas? – digo agarrando su brazo

-      Ya echamos uno, ¿ya puedo irme no? – me pregunta.

-      No, esta noche vas a dormir aquí. - sentencio

-      … - ella suspira. - ¿Qué quieres echar otro? – me pregunta.

-      ¿otro? nos vamos a pegar toda la noche follando, nena. – digo y ella parece sorprendida.

La llevo de la mano, agarrado a mi cama la tumbo y antes de que se reponga; me tumbo sobre ella y se la meto, ella me la aprieta con las piernas y eso me da muchísimo más placer. Nos besamos, nos tocamos y disfrutamos lentamente; ella esta como loca gimiendo y yo la beso mientras la toco por todas partes, al poco tiene un segundo orgasmo y me vuelvo a ir dentro. Me la pongo encima…

-      ¿Qué quieres? – me pregunta.

-      Cabálgame. – respondo escuetamente.

-      Yo nunca lo hice… - se excusa.

-      Bienvenida a tu primera vez. – suelto y ella viendo que no tiene más remedio.

Empieza a hacerlo al principio con miedo, al rato ya está desmelenada arriba; me corro un par de veces y ella sigue cabalgando hasta que se va y se deja caer para detrás.

La pongo de lado y se la meto.

-      ¿mas? – dice asustada.

-      Mas. – respondo.

Al principio pone cara de dolor, pero al rato ya está gimiendo como loca por la nueva postura; incluso dice alguna vez mi nombre, aunque avergonzada, finalmente nos volvemos a correr.

-      ¿dormimos un poco? – me pide.

-      Si, que antes de irte mañana, echaremos el mañanero. – le suelto, no sé si pone cara de viciosa o de asustada, quizá ambas.

La abrazo desde detrás en plan cucharita, ella al principio se extraña; se mueve inquieta, pero al agarrar su pecho poco después me quedo dormido.