Polvo de una noche

Alex va buscando un polvo de una noche y se encuentra con Isabel, que va buscando una sola copa; consigue convencerla de que si quiere una copa ella tiene que dar algo a cambio, pero nunca sospecho lo que ella daría a cambio.

Polvo de una noche

Introducción

Salgo el jueves de casa, hoy es cuando salen las universitarias; es el mejor día para pillar, además la mayoría de universitarias buscan cariño, pero no tienen tiempo para pillarse de ti.

Llego a la discoteca, hago un breve escaneo; veo varios grupos de tías, pero aun no es el momento de atacar y es que no están suficientemente borrachas.

Me voy a la barra, pido un coctel de ron; mientras la camarera me lo prepara, me giro a ver a las tías. La mayoría divirtiéndose, bailando; bebiendo, sin sospechar que alguna acabara en mi cama.

Una universitaria novicia por sus pintas, se me acerca descaradamente para mi sorpresa.

-      Disculpa, ¿me invitas a una copa? – me dice muy cerca de mi.

Se me escapa una mirada lasciva.

-      Pero como amigo, que yo tengo novio. – dice levantando las manos, como si la estuviera atracando.

-      Entonces que te invite tu novio – rio sorprendido.

-      Tú te pierdes mi compañía, te lo hubieras pasado muy bien. – me argumenta.

-      O tú la mía, nunca imaginaras; el mundo que te hubiera enseñado. – le contra argumento.

Me doy la vuelta, porque mi copa ya me está esperando en la barra; pago al camarero y bebo, sin perder de vista el panorama.

Mientras me acabo la copa, veo que la chica intenta con todos algo similar; pero todos la rechazan, hasta que vuelve el turno a mí.

-      ¿Qué aburrido? ¿Te lo pensaste mejor? – me pregunta para insistirme.

-      La verdad es que no, pero te doy otra oportunidad; Alex. – digo ofreciéndole mi mano.

Ella me mira extrañada sin reaccionar.

-      Me llamo Alex. – estrecho su mano por mi cuenta.

-      Isa – dice dándome dos besos.

-      Encantado, ¿Qué estas estudiando? – le pregunto.

-      Enfermería ¿y tú a que te dedicas? – me pregunta fingiendo interés para ver que cae.

-      Trabajo en casa. – digo con poco detalle.

-      ¿Cómo? – insiste

-      Hago trabajos para empresas – desvío el tema.

-      ¿Me invitas a una copa? – me pregunta.

-      No voy a invitarte, si quieres una copa; gánatela. – negocio con ella.

-      ¿Cómo? A ver si te crees que soy… - empieza a reprochar.

-      Si terminas esa frase, se acabó el juego. – sentencio y ella guarda silencio.

-      ¿Cómo? – insiste.

-      Déjate llevar. – digo y me la llevo a la pista a bailar.

La verdad esta huidiza, cada vez que intento acercarme se aleja; asi que no lo intento más, voy a la barra a bailar y le doy un trago a la copa.

-      ¿Ya me la gané? – dice molesta

-      Ni por asomo – rechisto.

-      ¿Cómo te atreves? Te estoy regalando mi compañía. – me responde molesta.

-      ¿Esa es la compañía que se supone me iba a divertir mucho y me iba a arrepentir de no tener? Me tendrías que pagar a mí, por acompañarte yo. – le contesto sin contemplaciones.

Ella me mira mal, se está pensando si irse o quedarse; finalmente se queda, pero empieza a estar menos a la defensiva. Se me agarra del brazo y al mirarla me sonríe, empezamos a charlar muy cerca; sobre nada en concreto, cosas sin importancia y mientras conversamos me baila y entonces me pongo a bailar con ella.

Cuando me doy cuenta, nos estamos comiendo la boca; ella tiene cara de sorprendida, pero el más sorprendido soy yo. Entre besos, refregarnos; mis manos acariciar sus nalgas bajo su falda, agarra mi copa y le da un trago.

-      Tengo sed. – se encoge de hombros.

-      Camarero, dos más como esta. – le pido al camarero.

-      ¡Marchando! – grita para que le oiga.

-      ¿Quieres un chupito? – le pregunto.

-      Si, por favor. – dice y me besa en los labios.

-      Y dos chupitos. – le pido al camarero.

Entre besos, el camarero nos pone lo pedido…

-      Brindo por tu compañía – digo

-      Y yo por la tuya – contesta

Nos lo bebemos y nos enrollamos, tras un rato asi; noto que está caliente, pero soy un caballero y no digo nada.

-      ¿has aparcado tu coche por aquí? – me pregunta

-      No, como pensaba beber; no lo traje. – comento

-      Tsk…ven, joder. – dice molesta, agarra mi mano y me hace seguirla.

La sigo por toda la discoteca, entramos al baño de mujeres; cierra tras ella, se va enrollando conmigo y esta vez me toca sin tapujos. Al ver lo que está haciendo hago lo mismo yo también, le doy puntazos; toco sus tetas, su culo mientras ella busca en mis bolsillos.

-      ¿Qué buscas? – le interrogo.

-      Un condón – dice tímidamente, como si pronunciarlo fuera más grave que ansiarlo.

-      Aquí esta. – respondo escueto, sacándolo de mi bolsillo de atrás.

Ella lo muerde el paquete, me lo pone a lo apresurado; se pone con la pierna en lo alto del váter y empiezo a metérsela sin mucha dificultad, mientras nos besamos y tocamos por todas partes. Sus gemidos surgen conforme noto su humedad y empiezo con un lento mete saca, ella me muerde los labios; me araña con sus manos, me azota para que vaya más rápido y se vuelve loca. Llaman a la puerta, los dos miramos y nos reímos; mientras seguimos disfrutando el uno del otro, ella tiene el primer orgasmo y yo me voy dentro del preservativo.

-      Encantada nos vemos. – dice bastante pasota, colocándose todo bien.

-      ¿No quieres otro? – pregunto, mientras tiro el condón a la basura y me la guardo.

-      Que va, tengo examen mañana; quizá otro día, adiós amor. – dice y me besa en los labios.

-      ¿y tu novio? – le pregunto sorprendido.

-      A mi novio que le den por culo, por no haber venido conmigo. – sentencia y abre la puerta.

Salgo frente a la mirada de dos chicas, que entran protestando y mirándome mal; me planteo un momento si quedarme o irme a casa, pero ya he pillado y para eso salí asi que me voy a casa.