Polvo de hadas
Se escuchaban pequeños murmullos, sabía que era campanita hablando, pareció caer de pronto desmayada y Peter solo reía. Tras unos minutos el comenzó a darse nuevamente y la pequeña hada se levantó de su lugar y se sentó de piernas abiertas sobre su pene...
Este niños nos había traído, a mis hermanos y a mí a esta isla, llena de misterio y peligros, no había duda de que quería volver a casa, pero no sabía cómo… además, la curiosidad y algo más me retenía.
La noche anterior lo había visto, oculto, en su espacio para dormir, tras cortinas hechas con hojas de árboles, con su pene afuera, lo acariciaba de arriba abajo, y su leal hada, campanita, paseándose a su alrededor, solo veía una pequeña luz, me acerque más para detallarla, llevaba su pequeño vestido levantado, apenas medía una 15 centímetros pero tenía el cuerpo de una humana, si fuera de mi tamaño, sus pechos serían más grandes que los míos. Era realmente una hermosa visión, solo que no entendía que hacía allí, en esa posición, son el halando su pene cada vez mas rápidamente.
Campanita se paró sobre él y comenzó a caminar hacia su pene, se acostó sobre su abdomen cerca de su pene y él se dejó de tocar, pasando si dedo índice sobre la pequeña hada y acariciando su espalda, poco a poco bajó y abrió sus piernas, usando dos dedos abrió entre sus nalgas y su pene se movió ligeramente, comprendí que era por lo que veía, le gustaba. Alguna vez había visto a mis padres cogiendo, sabía de qué trataba, y me había sentido justo así, caliente, no había otra forma de describirlo, comencé a bajar mis manos y busque entre mi vestido hasta llegar a mi ropa interior que estaba húmeda.
Movía mi debo de arriba abajo por encima de mi ropa interior mientras seguía observando la escena, Peter, usaba su dedo índice para acariciar el coñito de Campanita, me preguntaba cómo se sentiría porque todo en él era más grande, el movía el dedo y le decía cosas sucias como “Que coñito más hermoso”, “así hadita, mueve el culo” o “Te la quiero meter entera”, había cosas parecidas que papá le decía a mamá cuando cogían, aunque no los había visto más, lees escuchaba, y soñaba con que me hiciera lo mismo a mí.
Se escuchaban pequeños murmullos, sabía que era campanita hablando, pareció caer de pronto desmayada y Peter solo reía. Tras unos minutos el comenzó a darse nuevamente y la pequeña hada se levantó de su lugar y se sentó de piernas abiertas sobre su pene, como si montará un caballo, y se comenzó a frotar contra él mientras Peter se seguía dando más lentamente, tanto como podía con la pequeña hadita sobre él.
De pronto campanita se subió a la punta de su polla y empujaba, como si se pudiera meter algo tan grande. Peter al principio reía, pero se notaba que lo disfrutaba, yo ya me tocaba por debajo de mi ropa interior, sentía mi humedad y metía un dedo y lo sacaba para cambiarlo por otro. Campanita se seguía moviendo frenéticamente y Peter esbozaba gemidos poco a poco vi cómo se corría y botaba su leche, estaba segura de que había llenado a la pequeña con tan solo el primer chorro, ya que estaba empapada, todo su cuerpo estaba lleno de aquel liquido blanco y ella movía sus manos para tomarlo mientras Peter se relajaba y se quedaba ahí, con la verga afuera.
Me retiré antes de ser descubierta pero siempre tuve primer lugar para el show, vi como se repetía cada noche, a veces, ella solo iba y mientras el se pajeaba ella se llenaba con sus dedos, a veces, él le metía un dedo, o trataba de hacerlo, solo entraba un poco su meñique y de forma forzaba, Campanita lloraba pero pedía más, le pedía que la rompiera.
Algunas veces por curiosidad llegue a seguir a la pequeña hada y descubrí sus adicciones al placer, como se sentaba sobre la verga de cualquiera de los niños perdidos, e incluso, como se sentaba sobre la lengua de Garfio y el la movía a placer y la volvía loca, yo solo soñaba con sentir esa lengua en mi cuerpo, hacía lo mismo que con Peter y pegaba la boca a su verga para recibir su leche, Garfio quedaba satisfecho y la dejaba ir, diciendo que la esperaría nuevamente pronto para darle su ración. Ella a cambio, le dejaba una pequeña bolsita de polvo de hadas.
Poco a poco me fui familiarizando con el sexo y quería saber más, sabía que en casa no podría ver tanto así que la idea de ir cada vez se iba más lejos… ahora solo quedaba la idea de hacer que Peter y Garfio me hicieran lo mismo que a campanita, y me satisfacía saber que yo si podría sentirlos mejor.