Polvazo por sorpresa

Una noche aparentemente tranquila termina en un polvazo que difícilmente podremos olvidar.

Esta es una experiencia que viví recientemente y que me hizo replantearme algunos de mis principios morales acerca de la infidelidad.  Yo siempre he sido muy crítico con temas relacionados con la infidelidad, la verdad es que formo parte de un grupo de amigos muy heterodoxo (distintas clases sociales, convicciones políticas y religiosas) y varios de ellos son infieles consumados, así que es algo que aceptaba y ya está, pero si podía intentaba no ser cómplice.  Pero ya se sabe el dicho: "Nunca digas 'de esta agua no beberé.'"

La semana pasada salí con mis amigos de fiesta. La verdad después de una agotadora semana laboral no me sentía con muchos ánimos, pero al salir del trabajo fui a jugar a tenis y después de un partido redondo salí llenó de energías para afrontar una gran noche. ¡Lo bueno que es el deporte para recuperar energías!

Primero quedamos en casa de un colega y estuvimos haciendo unos gintonics, en eso que llegaron un par de amigas a una de las cuales no conocía (somos un grupo muy amplio y dispar y es difícil tener controlados a todos los subgrupos de amigos con los que vamos coincidiendo). Ella era italiana y me llamó la atención, me la presentaron, se llamaba Beatrice. Alta, simpática, sin muchas curvas, pero se la veía juguetona. Así que empecé el juego, estuve horas dándole conversación, la verdad la noche pintaba bien, la hacía reír, teníamos muchos puntos en común y me pareció que conectamos. Mientras nos dirigíamos ya a la discoteca, nos cruzamos por el camino con otro grupo de amigas, una ex-compañera de trabajo de un amigo mío que iba con un grupo de 6 chicas -todas iban con sus trajes de guerra y bien arregladas-, las saludamos y ya. No le quise dar mayor importancia para no desviarme de mi objetivo.

Pero en la disco, cuando me pareció que el tema ya estaba maduro y me decidí a quemar todas las naves, me dió calabazas, haciendo bueno el dicho italiano de que las italianas del norte "tienen el coño de madera" (es decir, que cuesta sangre y sudor acostarse con ellas). Llegados a este punto de la noche y después de todo el tiempo invertido a fondo perdido, me dije si no iba a follar, me iba a emborrachar y me puse fino.

Al salir de la disco coincidimos con el grupo de amigas de la ex-compañera de trabajo y nos pusimos a buscar taxis, estaba a punto de subirme al mío y me coge un amigo y me dice que comparta taxi con su amiga y otra que no conocía, porque una vive fuera de la ciudad y así le saldría un poco más barato el trayecto. Con el ciego que llevaba encima cualquiera se negaba.

Cuando estaba con mi posible ligue italiano no me fijé bien, pero ahora las pude apreciar mejor. Las 2 morenas, sobre los treinta y pocos, ropa ceñida, con curvas, muy monas, y la verdad guardaban un parecido físico considerable.

El trayecto fue silencioso, primera parada y se baja la ex-compañera. A los 100 metros de dejarla atrás, la otra chica que se sentaba a mi lado me pregunta:

"¿Te parezco guapa?"

"Sí"-respondo escuetamente, pero sin saber aún muy bien a que venía eso, porque hasta donde alcanzaba mi memoria etílica, ni sabía quien era, ni como se llamaba.

"Ven aquí, demuéstramelo"-prosiguió

A buen entendedor pocos palabras bastan, así que me lancé a comerle la boca. Me separé un poco para coger aire, pero me asió de las solapas de la camisa y me volvió a besar. Aquí definitivamente perdí los pocos papeles que me quedaban. Nos dimos un lote muy bestia, metiéndonos manos como 2 amantes que llevan meses sin verse, estrujándole los pechos por encima de la blusa, ella cogiéndome el paquete, empecé a meterle mano por debajo de la blusa recorriéndole la espalda e intenté llegar más abajo pero la verdad es que el taxi tampoco dejaba mucho margen de maniobra, por cierto el taxista debía estar pasándoselo en grande, en eso que enfrascados como estábamos en devorarnos como animales en celo no nos dimos cuenta que el taxi se había detenido, el taxista carraspeó y dijo:

"Hemos llegado. ¿Qué hacemos?" -

Tardé un poco en reaccionar, estábamos los dos jadeando, había olvidado completamente donde estaba, a donde iba, pero efectivamente estábamos al lado de mi casa.

"Vente a mi casa"-le dije sin dudar.

De repente pareció como si se despertara, lo cierto es que me dí cuenta de que ella también había bebido bastante.

"No puedo, estoy casada, mi marido me espera"- me responde, ante mi mayúscula sorpresa.

"Me da igual, vente a mi casa"- vuelvo a insistir, yo ya no razonaba.

"No, no, ... no sé que me ha pasado", empieza a balbucear.

"¿No sabes lo que estaba pasando hasta hace 10 segundos?" replico cogiéndole la mano poniéndola en mi paquete.

"Mira, no quieres subir a mi casa, no hay problema, a 100 metros hay un hotel, cogemos una habitación, ponemos el despertador 1 hora y cuando suene te vas y cuando llegues a casa le dices a tu marido que te entretuviste desayunando con tus amigas" respondí raudo y veloz, lo cierto, aún ahora me sorprende lo rápido que estuve.

Ella se quedó dudando, así que le indiqué al taxista que estaba esperando, que siguiera hasta el hotel y para no darle tiempo a dudar la volví a besar. Nos registramos (el recepcionista se quedó atónito viendo a una pareja llegando a las 5 de la madrugada y supongo que nos dió una habitación sin muchos "vecinos")

Desde el taxi ella no había abierto la boca, estaba como en trance, así que en cuanto entramos en el ascensor la volví a besar apasionadamente y no tardó en reaccionar, supongo que por fin asumió que no había vuelta atrás.

Una vez entramos en la habitación, nos

desnudamos

deprisa, sin entretenernos demasiado. Una vez encuerados me

fui

directo a sus pechos, de buen tamaño, algo caídos pero muy apetitosos y coronados por unos pezones completamente erectos, los besé y succioné con ganas, pero no se los mordí no quería causarle más problemas que sus cargos de consciencia por lo que iba a suceder.

Nos desvestimos con prisa, sin entretenernos, una vez desnudos me fuí directo a sus pechos, de buen tamaño, algo caídos pero muy apetitosos y coronados por unos pezones completamente erectos, los besé y succioné con ganas, pero no se los mordí no quería causarle más problemas que sus cargos de consciencia por lo que iba a suceder. La apoyé contra una pared y mientras le lamía un pecho trazando una espiral con mi lengua alrededor de la aureola y acabando por morderle ligeramente el pezón al acabar, le estrujaba el otro con la otra mano libre, tenían el tamaño perfecto, tengo las manos grandes pero sin embargo me alcanzaba justo para abarcarlo completamente, me encanta la sensación de tenerlo todo cogido sin que se escape.

Como teníamos prisa, no me quise extender demasiado y seguí bajando besándolo el estómago, el ombligo, hasta llegar al manantial que tenía entre las piernas. Viendo lo caliente que estaba me pareció que tampoco le harían falta muchos preliminares, con la lengua le recogí parte de los jugos ya derramados y me lancé a estimularle el clítoris con los labios, apenas tardó unos minutos en correrse entre jadeos y ponerme perdido. No hizo además de practicarme una mamada y yo quería meterla ya en caliente ya, así que revolví los bolsillos de mi pantalón cogí un condón y me lo puse. No es que tenga un aparato de actor porno, mide unos 15 cm, pero algo más gruesa de lo normal y la tenía dura la piedra.

Ella me esperaba ya en la cama, abrió ligeramente las piernas y guió mi mástil a la entrada de su vagina, di un golpe seco de cadera y se la metí entera hasta las bolas.

"Au, bruto" se quejó ella, pero a mi me daba igual, empecé un mete-saca endiablado.

"Ah, ah, sí, sí"-en la habitación sólo se oían sus gemidos y monosílabos con la música de fondo del chapoteo de mis huevos contra su coño encharcado

Perdí la cuenta de las veces que se corrió. Después de unos 20 minutos en esta posición, le di la vuelta sin sacarla y la puse a 4 patas y seguí dándole caña, pero ella estaba ya desmadejada y ni se podía aguantar con los brazos con lo que se quedó con la cara apoyada en la cama. Así en esta posición con el culo en pompa, no me pude resistir y me puse a jugar con su anito, se intentó quejar pero con la mano izquierda no dejé que se incorporara, le puse un cojín por debajo porque las piernas también le fallaban.

Primero le metí el meñique y realmente estaba muy apretada, pero lo fuí girando mientras con la izquierda iba recogiendo flujos de su vagina y los iba aplicando, cambié el meñique por el índice y repetí la operación, luego le metí 2 y además de girarlos los empecé a abrirlo poco a poco, aquí sí que empezó a quejarse viendo lo que estaba por venir, antes de meter el tercer dedo le escupí una buena cantidad de saliva al boquete que empezaba a tener y repetí el metesaca con 3 dedos en su culo. Antes de que empezara a quejarse demasiado se la saqué del coño y apoyé el glande en su agujerito y empecé a presionar.

La verdad, no fui muy delicado, pero se nos estaba acabando el tiempo y a estas alturas no me quería ir sin romperle el culo. Con los 2 pulgares le mantenía el culo bien abierto mientras se la iba clavando hasta el fondo, pero con media polla metida tuve que taparle la boca con una mano para que no montase un escándalo, al hacerlo apoyé mi pecho sobre su espalda impidiéndole ninguna opción de escapatoria, pude notar sus lágrimas en la mano con la que le tapaba la boca. Le besé el hombro y le susurré que estuviese tranquila que se le iba a pasar pronto, mientras con la otra mano cogí fuerte de la cadera y se la acabé de clavar hasta el final. Au, menudo mordisco me pegó. Intentaba revolverse, pero con la diferencia de peso era imposible.

Cuando me pareció que ya tenía que estar dilatada, la saqué ligeramente y se la volví a enterrar en un vaivén lento pero constante, en el que cada vez le iba sacando porción de rabo y se lo volvía a clavar, así hasta que ella dejó de forcejear y se la saqué hasta el capullo. Ahí si que ya me dejé ir y empecé una follada anal dura y profunda. Sus gritos, se convirtieron en gemidos y grititos entrecortados. No aguanté mucho más, a los 5 minutos estaba corriéndome y llenando el condón de leche.

"Piiip, piip, piip" - empezó a sonar el despertador, se la saqué poco a poco de su culo y me levanté para apagarlo. Menuda estampa en la cama, boca abajo y con un pozo sin fondo en donde antes tenía un ano, pero aparte de la dilatación no se apreciaba sangre. La ayudé a levantarse y fui recogiendo su ropa, mientras la examiné y no vi signos claros (chupetones o morados) de la follada que acabábamos de tener,...excepto el extraño caminar por la petada de culo sin lubricante.

"Eres un cabrón"-musitó ella con las mejillas aún enrojecidas

"Al final lo has disfrutado y lo sabes"-le repliqué

Nos acabamos de vestir, hice el checkout del hotel y la acompañé a coger un taxi. La sombra de la culpabilidad y los remordimientos empezaron a aflorar en ella, su cara era un poema, un par de lagrimas corrieron por sus mejillas mientras esperábamos el taxi que le pedí. Le ofrecí un pañuelo y la abracé.

"No te preocupes, sólo somos dos desconocidos que han compartido un buen rato. Nada ha cambiado ni en tu vida, ni en la mía. Vuelve con tu marido e intenta ser feliz."

"Gracias"-consiguió decir ella después de un doloroso silencio

Se subió a su taxi haciendo una ligera mueca de dolor al sentarse y se fue.

Al día siguiente, la curiosidad me corría, así que le pregunté por Whatsapp a mi colega quienes eran las dos chicas con las que subí al taxi y me comentó que eran su amiga y una prima suya, me preguntó porque quería saberlo, pero le dije que no era nada, que me parecieron simpáticas y me salí del chat, con eso me bastaba, no necesitaba saber más. Una cosa era disfrutar del polvazo de mi vida y otra joderle la vida a mi deliciosa desconocida por alardear ante mis colegas.

Fin