Polvazo en el campo

Ella me recoge en su coche para irnos a follar

Este relato es 100 por 100 totalmente real. No incluyo ni nombres ni descripción de los participantes.

Hacía casi un mes que no nos veíamos. Nos echábamos muchísimo de menos, unas ganas enormes de comernos a besos. Por las circunstancias de la vida no habíamos tenido tiempo material de poder vernos, pero sí escribirnos y decirnos todo lo que nos gustaría hacer.

Por fin quedamos en vernos una tarde noche. Esta vez sería ella la que vendría a mi pueblo.

Quedamos en que me recogería cerca de mi casa sobre las nueve y media de la noche.

Yo estaba deseando verla, poder darle un besazo y cogerle esas pedazo de tetas que me encantan.

Por fin apareció. Llevaba un bonito vestido de flores. Me monté en el coche pero no pudimos besarnos porque estábamos en medio de la calle y no era normal. Le indiqué el sitio donde íbamos a ir y ella comenzó a conducir siguiendo mis indicaciones.

Mientras íbamos por el camino nos íbamos metiendo mano. Yo empecé a tocarle las tetas, incluso le saqué una mientras nos cruzábamos con los demás coches. Nos daba igual. Y eso es una de las cosas que me encanta de ella: que cuando estamos en faena solo está conmigo, le da igual lo demás. Y eso me pone… uffff.

Ella empezó a tocarme la polla por encima de los pantalones. Ummmmm. Que bien sabe ponerme caliente.

Ya faltaba poco para llegar al sitio. Hacía tiempo que no iba por allí, concretamente desde los 15 o 16 años. Ya ha llovido desde entonces.

En cuanto aparcamos nos dimos un besazo enorme. Guauuuu. Y enseguida nos pasamos al asiento de atrás. Empezamos a besarnos y yo a comerles las tetas. Le encanta que se las coma y que se las toque. Le puedo hacer lo que quiera que no le molesta. De hecho le encanta que le haga de todo a sus tetas. Uffff. ¡¡¡Me gusta pellizcarle sus pezones!!!

Empecé a tocarle el coño. Ya lo tenía mojado. Ummmmm. Me encanta que se ponga caliente para mí.

Me bajé hasta su coño y empecé a comérmelo. Me gusta comérselo. Está mojado cada vez que lo hago. Le gusta que se lo coma despacio y casi rozándolo al principio. Muy suave. Eso la pone a mil. Enseguida se pone a gemir cuando lo hago y eso hace que me ponga a mil a mi. Me encanta que gima, que grite, que pierda el control, que le da igual de lo que le haga. Estoy seguro que en ese momento, cuando está así, no le importaría que hubiese alguien más con nosotros. Me encanta que pierda el control.

Le metí un dedo en su boca, empezó a chuparlo e inmediatamente se lo metí en su culo. Eso ya fue lo más.

-Uffff, qué me gusta eso.- Me dijo. Sigue, no pares¡¡¡ Me gusta que me toques el culo mientras me comes el coño.

Ummmm, eso ya fue el remate¡¡¡¡ Tenía la polla que me iba a reventar.

Empezó a chillar como una puta. Ufffff, joder. Eso es lo máximo.

De locos¡¡¡

No paraba quieta, y se corrió por lo menos dos veces. Joder, que bueno.

Me salí fuera del coche y ella me bajó los pantalones. Tenía la polla a reventar. Enseguida se la metió en la boca. Estaba como loca mientras se la comía. Uffffff. Joder, qué bien me la come. ¡Me encanta!.

Al cabo del rato, le dije que me la iba a follar, pero fuera del coche. Ella se calzó y se puso en el capó de su coche, en pompa. Joder, qué vista de su culo.

Me pidió que le comiera el culo. Así lo hice, pero no pude aguantar más sin follármela. Y así lo hice. Se la metí en el coño. Uffff, que bueno. Empecé a bombearle fuerte. Ella me pedía que la follase duro. Le daba tortazos en el culo y me pidió que le metiese un dedo en su culo mientras me la follaba. Cuando estaba a punto de terminar se la saqué y se la metí en la boca. Me corrí en su boca. Qué placer más bueno. Me limpió la polla de todo resto de semen. Y estábamos en medio de un descampado, calientes perdidos, sin importarnos quien nos viese. Uffff. Eso es morboso total.

Cuando terminamos, nos limpiamos y nos pusimos a hablar. Momento también inolvidable. Sí señor. Porque con ella me gusta todo. Hablar, reírnos… y sobre todo… ¡¡¡FOLLAR!!!