Pollón III: La ducha

Ese pollón que me había desvirgado ahora me daba placeres nuevos

Estábamos tumbados en la cama, abrazados, el encima de mi con la polla roja de haberme acabado de partir el culo y goteando aún. Yo acababa de correrme encima sintiendo su mástil perforando lo que antes había sido mi virgen culo, y un placer inexplorado hasta esa misma tarde. Me besó en los labios, un beso lleno de ternura; y se recostó en mi pecho rodeando con sus brazos lo que podía alcanzar de mi. Estábamos completamente llenos de leche, pero permanecimos así, no nos importaba, solo queríamos esa paz que se siente luego de un polvo bestial, porque había sido alucinante.

Nos besamos de nuevo, y así como estábamos me sonrió, y estuvimos hablando un momento:

S: ¿Qué te ha parecido? – Y no pudo evitar poner esa sonrisa que me enloquecía tan pícara.

YO: ¿Qué quieres que te diga? – Devolviéndole la misma sonrisa y acariciándole la mejilla con la palma de la mano - ¿Qué ha sido el mejor polvo de mi vida?

S: jajajajajaja – Me besó, y sentí su lengua nuevamente y no pude evitar sentir una excitación incluso después de haber acabado de follar como salvajes, y así lo empezó a demostrar mi polla. – Vaya! ¿Solo con un beso te vas a empalmar? – Y puso cara entre asombro y pícara.

YO: No “con un beso”, porque cualquiera que me haya besado antes jamás ha conseguido levantarme el ánimo así, con un beso pero solo si es tuyo, el hombre que me acaba de poseer y que espero siga poseyéndome mucho más.

Nos miramos, esta vez se puso algo más serio, más profundo, y nos besamos, de nuevo con pasión. Parece que a Sergio le gustaba el romanticismo y había dado con una persona muy pasional.

En ese momento ya estábamos más relajados aunque con tantos besos y fortamientos estábamos de nuevo empalmados, pero no le dimos demasiada importancia en ese momento. Nos pusimos en pie y comenzamos a irnos para el cuarto de baño, a mí me escocía un poco el culo y tenía restos de leche cayendo por mis nalgas, y Sergio se percató de ello y me dio una palmada y con su sonrisa pícara me dijo “Venga vamos a lavar ese culito”.

Su baño era amplio, era enorme la verdad, tenía una bañera y un cuarto de ducha, solo tenía una ligera mampara, pero era bastante grande como para entrar 4 personas dentro y ducharse ampliamente. Nos íbamos a meter en la ducha,y pensé que me parecía que el piso estaba pensado para una pareja porque casi todo era de matrimonio. El baño además estaba muy bonito, lo que me hizo preguntarme si Sergio viviría solo y además si era gay o como se consideraba… En breve deseché cualquier idea porque había sentido que Sergio ya estaba en la ducha.

Nuestras pollas ya estaban flácidas, sin embargo cuando le vi me volví a poner malísimo, la imagen era fenomenal. Sergio estaba de frente a la ducha, pero podía verle ligeramente su largo y grueso rabo, en este momento flácido, colgando delante de sus deliciosos huevos, estaba bajo el agua y tenía los brazos levantado echando su pelo hacia detrás. Luego se gira y se queda sintiendo el agua en su cuello y esta vez sí me deja ver plenamente su polla y todo su cuerpo. La imagen me parecía inmejorable, y mi polla así me lo hizo saber. Soy muy fogoso y me excito con demasiada facilidad, y no sé porque, si es debido a que siempre me habían gustado los hombres y me había tenido que retener durante tantos años o si era aquel macho que había acabado de convertirme en su puta dispuesto a darle el culo y todo lo que me pidiese cuando quisiera; pero estaba con la polla apuntando al cielo.

El me miró a los ojos, se apartó un poco el agua de la cara y me vio, parado frente a la ducha observando cómo le caía el agua por todo su cuerpo, e instintivamente con el rabo en la mano tocándome viendo aquella imagen. Me sonrió y empezó a sobarse el también. No tardó ni medio minuto en poner esos 24 cm duro como el mármol, pero esta vez hizo algo diferente, comenzó a tocarse el culo; estaba de frente a mí, con la espalda ligeramente encorvada, la polla tiesa, y con la mano acariciándose el culo. Yo chorreaba en ese momento presemen y me recordé la leche que tenía en mi culo y aún me resbalaba por mis muslos, así que pasé mi dedo y me la llevé a la boca. Sergio ya estaba a mil por horas y salió hasta la puerta de la ducha, y me cogió de la polla y con ligero jalón me llevó hacia el para unir nuestras duras vergas y besarnos como dos perros en celo.

Sergio me mordía el cuello, me azotaba el culo con la mano mientras me agarraba con la otra mano también el culo; no parecía que lo acabásemos de hacer. Le mordí el cuello, y bajé un poco más, le relamía el pecho, y apenas me había percatado pero no tenía un solo pelo en todo su cuerpo, no se depilaba, simplemente no tenía, solo tenía pelos (Ligeramente recortados) en su pollón, sus deliciosos y voluptuosos huevos y en su culo; habitualmente me hubiese gustado que no tuviese pelos incluso en la zona íntima pero con esos pelos lucía ese pollón de hombre y eso me desquiciaba. Mientras estaba en su pecho le mordía los pezones, haciendo una danza entre uno y otro, mientras sentía el placer en sus gemidos, cuando miraba arriba y le veía recostado a la pared y sintiendo sus gemidos, mientras el agua nos mojaba completamente.

Baje la intensidad un poco del agua y le aparté por un momento. Cogí el jabón y le dije que quería ducharle, quería sentir lo que era lavar a un hombre y cogerle la polla y limpiarla bien, así que eso hice. Entonces le di la vuelta y lo puse contra la pared, le ordené que subiera las manos arriba, y comencé a frotarle la espalda, fui bajando gradualmente hasta llegar a su culito respingón. Me gustaba mucho su culo. Le fui frotando las nalgas y fui ligeramente introduciéndome dentro, sabía que no le gustaba hacer de pasivo pero no quería follármelo, solo quería darle placer, mucho placer.

Cuando sus gemidos eran asiduos, decidí adentrarme más para conseguir aumentar esos gemidos y convertirlos en gritos de placer. Solté el jabón y le lavé bien, y sin ninguna vacilación metí mi cara dentro de sus nalgas y busqué con mi lengua su húmedo orificio. Para mi sorpresa lo tenía algo dilatado, aunque no le introduje nada más que la lengua, yo me estaba pajeando del gusto. Le hice una comida de culo espectacular, el seguía gimiendo, y sentía mi lengua entrar y salir de su culo, ya estaba sujetándose completamente en la pared dejándome el culo completamente abierto, simulaba la posición a cuatro patas pero parado. Le di la vuelta y me puse en pie para besarle y para verle su herramienta deliciosa y húmeda. Nos fundimos en un beso y le ordené que se pusiera a cuatro patas en el suelo. En ese momento noté una ligera sombra de preocupación pero hice acallarla.

YO: No quiero follarte, solo quiero darte placer, quiero que te retuerzas del gusto y me pidas siempre más, porque yo estoy a tu disposición.

No dijo nada más, se puso a cuatro patas e introduje mi cara entre sus nalgas. Lamía aquel agujero como si buscara agua dentro. Ya el agua de la ducha apenas nos tocaba, pero estábamos completamente húmedos. El se dejó llevar, se desplomó por la zona de los brazos quedando completamente a mi merced ese agujero que me sabía a gloria. Fue entonces cuando miré hacia abajo y le vi los huevos y el pollón chorreando. No me pude contener y le eché la polla hacia atrás y empecé a lamerla, como si de un helado se tratase. Me puse entonces asomando mi polla en su agujero, haciéndole saber que solo quería que la sintiera, y aunque sobresalía por encima, la presione lo que pude con sus nalgas, sintiendo ambos de esa forma una fricción increíble en nuestras partes. Le comencé a embestir como un bestia, sin penetrarlo. El gritaba del gusto y yo estaba en otro estado ya de embriagues por el clímax, tanto que comencé a correrme de esta forma en toda su espalda y en su culo. Mis gritos le estremecían, y mis espasmos hacía que mis huevos buscaran los suyos.

Entonces el me dijo con una voz grave, casi ordenándome:

S: Límpiame, quiero que te tragues toda tu leche.

Yo seguía con mi pollón en la mano y, poniéndome de rodillas, me puse a lamer toda mi leche y le pedí más, que quería que me marcara como suyo, de su propiedad con más leche.

Él se puso de pie, ahora dominaba la situación y yo era su putita para que hiciera de mi lo que quisiera. Yo de rodillas, y me ordenó que abriera la boca, y me puso lo polla en la lengua, y con un aura de oscuridad en su rostro me preguntó:

S: ¿Te gusta? ¿Te quieres tragar entero mi rabo?

YO: ¡Sí por favor! La necesito, quiero atragantarme de polla.

El me metió la polla de golpe en la boca, me hizo un poco de daño en la garganta, pero me daba igual, yo gemía del gusto y me estaba haciendo una paja de nuevo, me dolía la polla pero no quería parar, no quería que esa noche acabase nunca. Entonces cogió mi cabeza entre sus manos y comenzó a follarme la boca, frenéticamente. Sentía ese hierro de 24 cm perforando mi garganta y comencé a sentir la asfixia por semejantes embestidas, pero para mi sorpresa sentía los huevos de Sergio pegándome en mi barbilla, lo que significaba que estaba tragándome aquel rabaco entero mientras succionaba como un animal. Yo alucinaba por semejante mamada, y el cada vez agudizaba más su movimiento pélvico, cuando de repente me suelta la cara y grita que se va a correr, yo estaba también muy excitado y a punto de correrme, pero prefería esperar a ver como se corría ese pollón. Entonces sus gemidos empiezan a ser gritos, yo con ese pollón en mi boca, le cogí la polla con la mano y la saqué de la boca, empecé a hacerle una paja frenética con mi boca abierta, le miro a los ojos y el hace lo propio, y dice:

S: Uuuuuffffffff………… Me corrooooooo, joder, me corroooo en toda tu cara….!!!

Y comienza a descargar toda la leche en mi cara, no era espesa, era un tanto más líquida, y muy abundante, me sabía a gloria, a deseo, lujuria, me sabía a macho. Yo estaba muy excitado por ello y empiezo a correrme yo también en sus pies. El no dejó de mirar como le pajeaba y tragaba su leche con el placer en el rostro. Me había llenado la cara de leche, pero gran parte había caído en mi boca y ya me la había tragado. Así que le saqué hasta la última gota, y seguía chupando hasta dejársela limpita. Fue entonces cuando se agachó y comenzó con su lengua a limpiarme la cara, a quitarme la leche de la cara, pero no se la tragó; esta vez, con su leche en la boca aún, me besó, y me sobó un poco el rabo para acabar de descargar las últimas gotas que me quedaban.

Cuando se apartó de mi se le notaba extasiado, cansado, y me volvió a besar. Nos acabamos de duchar y el salió inicialmente de la ducha y se secó, me dejó una toalla a mi alcance y salió con su cuerpo completamente desnudo. Yo acabé muy deprisa y salí de ahí, e hice lo mismo que el. Cuando llegué al salón me percaté que ya era tardísimo, ya habrían cerrado el metro así que me dispuse a llamar un taxi con la aplicación, pero el me dijo que no, que le apetecía dormir en los brazos de un hombre esa noche, que siempre dormía solo y había compartido conmigo una muy buena experiencia y en la mañana quería volver a repetir. Nos miramos pícaramente y fuimos de la mano al dormitorio. Nos besamos, no dijimos nada, nos tumbamos en la cama, el estaba muy agitado de repente, pero no le tomé importancia y cuando le abrazaba, sentía todo su cuerpo desnudo, que manera de dormir más placentera. No me permití la erección porque ya me dolía, pero seguí disfrutando. De repente Sergio gira su cabeza y como si estuviésemos en el colegio me pregunta:

S: ¿Quieres ser mi novio?

Yo solté una carcajada, pero no de lo que había dicho, porque me había encantado, sino de la situación, el afortunadamente se rió también y bromeó con que parecíamos colegiales, aunque veía que estaba nervioso. Le miré y le dije sin dudarlo que por supuesto que sí. Me sonrió y cerró los ojos abrazándome y pegándome más a él.

Esa fue la primera noche que dormí con un hombre, que sentí el inmenso placer de ser pasivo y el inmenso placer de chupar y sentir leche en mi boca. Le acaricié el pecho y me quedé rendido entre sus brazos con una sensación increíble en todo mi cuerpo.

A la mañana siguiente no estábamos solos ya en casa…

Saludos ;)