Policias y ladrones 5ª parte

. Costa apoyó un pie sobre el borde de la bañera dando la espalda a Paolo, éste tomando más jabón masajeó su gran y gruesa verga y poco después la fue metiendo en el culo de Costa, que se quejaba quedamente, el pedazo de polla entraba lentamente

POLICIAS Y LADRONES 5ª PARTE

Me quedé dormido pensando en mi abuelo Jaime, que estaría haciendo en ese momento en el último piso del hotel.


Después de pasar frente a varios fornidos guardaespaldas, me encuentro delante de la puerta de la suite, estoy algo nervioso, doy un golpe seco y abren la puerta, entonces me encuentro frente a Mario Orsini – mi Mar de antaño – paso al interior y cierra la puerta mientras me observa atentamente y se dirige al mueble bar llenando dos vasos con bourbon, me tiende uno y levantando el suyo a modo de brindis, lo imito y bebemos un poco del vaso, lo deja sobre la mesa y frente a mí dice: ¡Jam, apenas has cambiado, te veo en muy buena forma! Yo respondí: ¡Tú sigues igual que cuando nos conocimos!

Mario acerca su mano, apartando un poco mi chaqueta y la deposita sobre mi corazón que late a mil por hora, mientras añade: ¡Me siento viejo! Su boca se pone sobre la mía, abro mis labios y su lengua entra posesivamente y mientras nos besamos, me va desabrochando la camisa y sacándola de mi cuerpo junto a la chaqueta, me abraza con fuerza y acaricia mi espalda. Cuando se aparta un poco veo sus ojos acuosos y entonces empiezo a desnudarlo mientras nuestras bocas siguen saboreándose, mi verga salió disparada al bajar mi pantalón, ya que no llevo slip, a Mario le bajo el bóxer junto al pantalón, mis manos recorren su cuerpo delgado, sin un gramo de grasa.

Mis brazos lo cogen en volandas y lo llevó a la cama, dejándole boca arriba, su verga esta durísima y me inclino sobre ella lamiendo primero el capullo y poco a poco la meto dentro de mi boca, mi lengua la voltea y Mario gime de gozo, sus cálidas manos acarician mi cabello, las mías acarician y tiran hacia abajo sus huevos, mi cuerpo va reptando sobre el suyo y sujetando su verga la coloqué entre mis muslos y mientras nos besábamos los movimientos que yo hacía con mi pelvis le producía mucho placer, sentía como si me follara y mi verga goteaba entre ambos cuerpos de placer.

Mario salió bajo mi cuerpo y se tendió sobre mi espalda, mojó con saliva su mano frotándose la verga y fue penetrándome con contundencia, su portentosa verga se abría paso lentamente llenándome por completo, su boca mordisqueaba mi nuca y la oreja, giré mi cara y nuestras lenguas se encontraron de nuevo, sus movimientos eran lentos, mi ano palpitaba de gusto con ellos y mi oído captaba sus gemidos, cada vez empujaba más y más su verga dentro, mi polla seguía goteando de placer, entonces sujetó mi cuerpo girándolo junto al suyo, quedando de lado.

Ahora sus embestidas iban en aumento, con mi pierna derecha levantada, su mano masturbaba mi verga al mismo ritmo que la suya entraba, llenando mi culo, su mano cada vez iba más deprisa y ya no pude contenerme más y comencé a soltar mi semen salpicando mi cuerpo, mientras soltaba mi semen apreté el esfínter provocando que Mario soltara sus fuertes descargas de semen dentro de mí, a pesar de haberse corrido su verga palpitaba dentro del ano, en ese momento Mario soltó: ¡Me quedaría eternamente dentro de ti! ¡Te echaba de menos todos los días de mi vida, tuve que apartarte de mi vida dolorosamente, al ser el único varón, tenía que formar una familia, ya sabes lo que es, la familia es la familia! ¡Pero siempre estabas en un rincón de mi corazón!

Su verga estaba todavía dura y  me separé de él lo tumbé boca arriba, sentándome sobre su cuerpo y cogiendo su verga, la fui metiendo dentro mío y volvía a palpitar, mi cuerpo fue subiendo y bajando sobre ella, mis manos sobre su pecho lo apretaban, mis movimientos primero lentos, después algo más acelerados, yo gemía como perra en celo y su mirada no se apartaba de la mía, trotaba sobre su verga gimiendo y entonces su prolongado gemido junto a su corrida me llenó de júbilo, su verga soltaba todo el resto de semen en mi interior. Mi verga con tanto salto estaba dura y me masturbé mojando su cuerpo con el resto de mi semen, me incliné sobre Mario y nos fundimos en un beso muy ardiente. Yo dije: ¡No está nada mal para que ambos estemos cercanos a los 70 años!

Me levanté y me tumbé a su lado suspirando, nuestras respiraciones estaban aceleradas del esfuerzo, me sentía dichoso y creo que él también, entonces Mario dijo:

Recuerdo- como si fuera ayer- al ingresar en aquel colegio interno, en Suiza, los primeros días al ser nuevo allí y no conocer a nadie, lo pasé fatal por las pesadas bromas que me hacían mis compañeros, pero apareciste tú enfrentándote a ellos y dejaron de meterse conmigo, durante los primeros años eras mi caballero de la brillante armadura, pero algo pasó que sin darnos cuenta todo giró y yo era tu protector, pasábamos muchas horas juntos e incluso formamos el grupo de “Los Cinco” como el libro de Enyd Blyton, pero todos chicos. ¡Sabes aún tengo el primero que leímos con tu precioso dibujo mío, en la primera hoja! ¡Qué inocentes éramos! Y después los veranos que pasábamos en nuestra finca de Cap d´Antibes, con mis padres y hermanas, mi padre nos veía demasiado unidos y tomó la decisión de que yo rompiera contigo bruscamente, nunca me dijo si lo sabía o solamente intuía lo nuestro.

Mario respiró y continuó diciendo: ¡Creo que hoy estaba tan nervioso como el primer día que te hice mío! Al separarnos mi padre concertó una boda con otra poderosa familia, siempre fui fiel hasta que ella murió el pasado año, hemos tenido 5 hijos y un montón de nietos, mi ojito derecho es Constantin, se parece mucho a mí, por eso no me opuse a su divorcio, para que encontrara a su verdadero amor. ¡Me has devuelto tres cosas muy preciadas para mí: Paolo, el amor de mi nieto Costa, las gemas Orsini y tu sincero amor!     Entonces dejó de hablar mirándome a los ojos y dejando descansar su mano sobre mi pecho, su mirada lo decía todo.

Mirándole a los ojos comencé: Supongo que recuerdas que me crie con mi tío, que viajaba constantemente, era pintor e ilustrador y con él aprendí a dibujar y a pintar, mis padres habían muerto en un campo de refugiados en Francia, él se ganaba muy bien la vida, pero seguía soltero, me internó en aquel colegio y me visitaba cuando iba de paso cerca de allí, cuando rompimos nuestra relación te odie, porque no lo entendía, con los años supe el motivo, pero entonces mi tío me presentó a sus amigos, todos muy variados, unos eran joyeros, les hacía diseños exclusivos, otros eran pintores como él, me enseñaban diversos métodos de pintar cuadros, algunos hacían copias para ganarse la vida, luego marchantes de antigüedades y también algún que otro personaje variopinto, con todos ellos me unía la pasión de las cosas bellas y comencé a relacionarme con diverso tipo de gente, clientes de las joyerías y del mundo de las antigüedades. Mi tío se ganaba bien la vida, pero no tenía demasiado dinero y yo quería ayudarle, al principio fueron robos muy pequeños, pero poco a poco fueron cada vez más audaces, también mis engaños y mis falsificaciones, los periódicos me llamaron “El Gato”, nunca pudieron probar nada contra mí.

Había estudiado varios idiomas y un día me presentaron a unos hombres de New Orleans, me iban a pagar mucho dinero si robaba unas gemas en una finca, me mostraron unas fotos suyas con una caja rectangular, ya que se las habían arrebatado a ellos, por una vez no hice indagaciones sobre los contratantes. La finca donde estaban las gemas la estaban restaurando y no fue difícil entrar a trabajar como peón, un tiempo después pude entrar sin dificultad y robar la caja con las gemas en su interior, devolviéndolas a los que creía que eran sus dueños, ellos me entregaron un cheque confirmado por el banco y se llevaron el paquete. Al ir a ingresar el talón en la cuenta de mi tío me notificaron que era falsificado, vino la policía y me ficharon, pero al no tener antecedentes y dije, que lo habían dado por un cuadro pintado por mí, unos amigos así lo certificaron, me dejaron libre de todos los cargos.

Entonces apareció la foto del robo de la finca de los Orsini y un poco más me desmayo al ver tu cara en primera página averiguando que te había robado a ti.

Decidí que tenía que cambiar, me casé y tuve un hijo, pero ella murió en el parto criándolo en España, él chico se casó dejándome dos nietos cuando ellos fallecieron en un accidente de tráfico, por otro lado me llegaron noticias de San Petersburgo, que tenía un hijo allí de una actriz, con la que había tenido una breve relación, lo recuperé trayéndolo conmigo, además recluté a varios jóvenes fichados y los fui entrenando, nuestros robos fueron contra los que estafaban a la gente y a las aseguradoras, montando “La Société du Saint”, como recordaras la serie de El Santo, Simón Templar.

Una sonora carcajada escapó de su boca y en ése momento dijo: ¡Yo pensé que me habías robado por venganza al daño que te había causado, hace 50 años, cuando ambos teníamos solamente 15! ¡Y de alguna manera te has vuelto como un Robín Hood moderno! ¡Además siento celos de tus pupilos, tan jóvenes, tan entregados a ti y tan atractivos todos!

No sé si por hablar de los chicos o por toda la historia, pero su verga se estaba endureciendo de nuevo y la mía también al notar la dureza de la suya, me puse de rodillas entre sus piernas y levanté su trasero enterrando mi boca en su agujero, mi lengua repasaba su linda ranura, chupé su verga mojando con mi saliva los huevos e incorporando mi cuerpo fui clavando mi polla dentro de tan apetitoso culo, él se mordía los labios del dolor que yo le daba, pero continué penetrándole, me quedé quieto, mi verga estaba apretada en su culo, incliné mi cuerpo besando sus labios y mis movimientos fueron pausados para dilatarlo bien y al poco lo follaba con toda mi alma mientras los dos gemíamos de placer, quería que durara eternamente, pero él comenzó a soltar su semen en su pecho apretando su ano provocando que yo tan clavado en él, terminara soltando mi semen dentro suyo gimiendo.

Levanté mi cuerpo separando nuestros labios, lo miré, mi verga seguía clavada dentro de Mario y no reducía de tamaño, él suspiraba diciendo: ¡Eres el primero y serás el único, que entre dentro de mí! Entonces yo socarronamente dije: ¡Que hay de los apuestos adonis de gimnasio, que te sirven de guardaespaldas! Sonriendo dijo: ¡Alguno ha caído bajo mi verga, pero me tienen demasiado respeto o miedo para algo más! ¡Me siento lleno de ti, me agrada sentirte dentro! Mi cara le producía placer, ya que cada vez que hablaba apretaba su ano y mi verga continuaba dura dentro de él y la suya iba aumentando de tamaño.

Decidí sacar mi verga del culo y quedándome en la misma posición, introduje mis dedos dentro de su culo sacando parte de mi semen mojando ambas vergas y con mis dos manos fui masturbándolas una junto a la otra, su pelvis subía, sus ojos no se apartaban de los míos y soltó: ¡Jam, te quiero, me gustaría pasar todo el tiempo contigo! Mis manos continuaban masturbando nuestras pollas que se frotaban y exploté soltando mi semen entre mis manos mojando también la suya, que al notar el líquido viscoso también fue soltando el suyo, mis manos se llenaron de semen de ambos y llevándomela a la boca fui saboreándolos, Mario tiró de mi brazo y nos besamos los dos, él buscando restos de nuestro semen dentro de mi boca. Finalmente me tumbé a su lado.

Pasó el brazo bajo mis hombros acercándome a él y me besó de nuevo revelando: ¡Contigo, me encuentro muy bien, tranquilo y sosegado, me siento yo mismo! Yo cambié de tema diciendo: ¡Sabes que compre la finca, que tus padres alquilaban en verano y nosotros nos divertíamos, aunque hice alguna reforma, estaba muy descuidada y casi ruinosa! ¡Allí paso algunos meses cuando quiero relajarme o pensar en algo importante! Mario preguntó: ¿La finca de Cap d´Antibes, cerca de la Costa Azul y los Alpes? Yo asentí añadiendo: ¡Allí, fui tuyo por vez primera y lo pasaba realmente bien, me gustaba la tranquilidad del lugar, tengo un pequeño yate anclado allí! Salí de la cama diciendo: ¡Tengo que ver a los chicos, se preguntaran, donde me he metido! Casi sin percatarme Mario estaba a mí lado suplicando: ¡Quédate conmigo a pasar la noche, por favor! Su mirada suplicante hizo que me quedara con él, antes llamé a recepción, avisando por si preguntaban por mí, que los vería al día siguiente, colgué, entonces abrazándome y besándome soltó: ¡Gracias!

Apenas dormimos nuestras manos no cejaban de acariciar el cuerpo del otro y a las 6 de la mañana, Mario llamó pidiendo desayuno para dos, nos duchamos juntos- como dos colegiales- nos besábamos, frotando nuestros cuerpos riendo, como siempre yo terminaba mi ducha con agua fría, él se quejó pero aguantó debajo igual que yo soltando varios tacos al contacto del agua casi helada. Nos secamos y nos pusimos los albornoces, volviendo al salón comedor, uno de los guardaespaldas había entrado con el carro del desayuno, Mario lo puso sobre la mesa, tomamos zumo de naranja recién exprimida, tostadas con mantequilla y miel por encima y café con leche, mordisqueamos pequeños croissants.

Entonces sonó mi móvil, respondí de inmediato, era Lyon, que me iba a pasar una llamada del otro lado del Atlántico, puse el manos libres, para que Mario oyera:

-¡Don Jaime, llamo de la Compañía, le agradecemos su colaboración, hemos averiguado que los dos ya habían hecho cosas parecidas con anterioridad y por favor preséntele nuestras sinceras disculpas a Don Mario Orsini! Yo le interrumpí diciendo: ¡Puede decírselo personalmente, ya que estamos desayunando juntos! El hombre al otro lado del teléfono repitió las disculpas, ya que ellos eran ignorantes de todo, Mario aceptó las disculpas y el hombre añadió: ¿El paquete está de vuelta? Yo añadí: ¡Sí, el paquete va en un vuelo particular, facturado a la Compañía y debería llegar dentro de una hora más o menos! Respondió con prisa: ¡Muchas gracias!

Mario soltó: ¡Me parece más interesante tu vida que la mía, me gustaría estar siempre a tu lado! Lo miré con asombro respondiendo: ¡Tú eres el cabeza de una poderosa familia y yo no paro, saltando de un sitio a otro, no puedes dejar a la familia! Él se puso muy serio diciendo: ¡Por ti, lo haría! ¡Parte de la madrugada le he dado vueltas  y creo que voy a ceder el poder a mi primogénito Alessandro, ya es hora de que me tome tiempo para mí! ¿Podrías hacerme un hueco en tu corazón y a tu lado? Yo lo miré serio: ¡No creo que te dejen jubilar, pero siempre has estado en mi corazón, también tendrás un sitio a mi lado, siempre que tú quieras!

Me fui a vestir, al volver al salón por la puerta entraba Constantin, sonriente: ¡Buenos días abuelo! Y se quedó parado al verme allí y añadió: ¡Buenos días Don Jaime! Yo respondí de igual forma y antes de salir, Mario llevándose el dedo a los labios soltó: ¿No te olvidas de algo? Me acerqué a él y nos besamos la boca delante de su nieto Costa, mientras cruzaba la puerta añadí: ¡Nos vemos pronto! Y el joven Costa estaba alucinando. Y yo fui bajando las escaleras silbando muy contento y feliz.


Mientras en el avión particular brindaban con champán, la voz del piloto avisó, que se pusieran los cinturones, que estaban a punto de aterrizar en el Aeropuerto Louis Armstrong, de New Orleans, pasaron sin problemas la aduana, tanto ellos, como el equipaje y la gran caja bien embalada, alquilaron una furgoneta y se dirigieron a su doble casa, ya que estaban unidas entre ellas, formando una gran finca, pasaron tan rápido el portón, que o se percataron del letrero junto a la entrada que rezaba: ¡En Venta!

Descargaron sus maletas y después la caja de gran tamaño, que los hizo sudar bastante, abrieron la puerta y  entraron dentro arrastrando la caja, al encender las luces se quedaron boquiabiertos, solamente se veían las paredes desnudas, no habían muebles, ni los cuadros y la luz la daba una mísera bombilla, también faltaba las lámparas, fueron recorriendo las dos casas y todas las estancias estaban desnudas, bajaron al sótano y comprobaron que la enorme caja fuerte estaba cerrada, se miraron sonriendo. Cada uno de ellos puso su mano en una pantalla a cada lado y acercaron el ojo a una cámara, la puerta se fue abriendo y el mayor de los dos soltó: ¡Por Dios, nos han robado todo! El interior de la gran cámara estaba totalmente desnuda.

Renegando de todo subieron y en ese instante sonó el móvil de uno de ellos y soltó: ¡Es nuestro abogado! Y respondió: ¡Nos han robado toda la casa! Siguió escuchando y finalmente colgó, susurrando a su compañero: ¡Las minutas atrasadas que le debíamos han sido abonadas por la Compañía, desde ahora deja de ser nuestro abogado, el muy cabrón, con lo que le hemos hecho ganar!  Otro zumbido en el móvil, les notificaba que la totalidad de sus cuentas habían sido transferidas a una cuenta privada en las Islas Caimán. Temieron lo peor y tiraron la caja contra el suelo, buscaron algo para destaparla, encontraron un destornillador y sudando fueron separando las maderas del embalaje, luego el plástico acolchado y cuando dieron la vuelta al paquete su sorpresa fue mayúscula, en lugar del cuadro se encontraron con un enorme bloque compacto de yeso blanco y en una esquina estampado un sello en forma de gato, ambos estallaron: ¡Cabrones nos han estafado y han dado el cambiazo!

Estaban a punto de llamar por teléfono, cuando entraron 6 hombre fornidos diciendo: ¡Señores, como la casa está en venta y no pueden quedarse aquí, los llevaremos a la central de la Compañía, en Miami allí podrán quedarse el tiempo que guste! Dos de ellos tomaron las maletas metiéndolas en dos coches…

No se les volvió a ver, según los rumores tuvieron un accidente en los pantanos de Florida, en los everglades de la zona.

Horas antes en una videoconferencia, frente a la cámara se quemó el cheque conformado por el Banco, quedando claro que no se iba a cobrar, agradecieron el gesto cortando la transmisión.


Antes de marchar LM firmó los dos cuadros con su nombre, así se lo pidió Costa, después de felicitarlo por su gran talento y todos sin excepción volvimos a Barcelona, Paolo siempre sonriente, estaba alicaído, mi abuelo Jaime muy pensativo, mi hermano mayor Pau junto a Rubén, no entendían nada de lo ocurrido. Por fin llegamos a la finca, mi abuelo nos reunió a todos en la gran sala de trabajo, mientras descorchaba champán, sonó su móvil, lo cogió y una voz iba diciendo:

¡Enhorabuena a todos, Don Jaime ya me ha llegado el informe de lo ocurrido en París, felicidades de nuevo! ¡Pronto se unirá a su grupo un joven chino, tienen que aprender su idioma, para la próxima misión, que consiste en infiltrarse en un Banco de esa nacionalidad, que blanquea muchos millones de dinero al exterior y  como siempre mucha discreción! El abuelo dijo: ¡Señor, podría pedirle un favor, que incorporara a mi equipo a dos jóvenes policías de la secreta, pueden encajar muy bien con el grupo! El hombre añadió: ¡Delo por hecho, pueden descansar unas semanas, después de nuevo al ataque, ya le enviaré más datos! Jaime respondió: ¡Gracias señor! Y la emisión se cortó.

Jaime se acercó a Pau y Rubén diciéndoles: ¡Bienvenidos a La Sociedad de El Santo! Mi hermano preguntó: ¿Abuelo, realmente que hacéis? A lo que el aludido dijo: ¡Intervenimos en acciones, que pocos se atreven a intervenir, somos independientes, pero a veces colaboramos con otros! Tomaron las copas y brindaron, por el trabajo bien hecho.

Tomando a Paolo por el hombro le comunicó: ¡Tú y yo iremos unos días cerca de la Costa Azul a descansar y reponer fuerzas! Mientras soltaba eso le guiñó el ojo y Paolo sonrió de nuevo. Se acercó a Carmen y tomando su mano se la besó diciendo: ¡Has sido una magnifica condesa, lo has hecho muy bien! Y el abuelo levantando un poco la voz dijo: ¡Vamos al sótano algunos ya lo habéis visto! Y fuimos todos al piso inferior.

Allí dijo: ¡Kyril, puedes hacer los honores! Y Kat, acercó un dedo en el lateral de una estantería y esta se deslizó a un lado dejando ver una enorme puerta acorazada de 2,5 x 2,5 metros, Jaime tecleó en una pantalla y la pesada puerta se fue abriendo, encendiéndose al instante las luces en su interior, la cámara era incluso más grande que la totalidad del sótano, los que nunca lo habíamos visto quedamos alucinados. A un lado bien ordenados una gran cantidad de lingotes de oro de 1 kilo cada uno, a su lado lingotes de platino y a continuación de plata, todos del mismo peso, así a ojo debían haber más de trescientos lingotes, continuaban unas estanterías, que llegaban al techo, con billetes de diferentes países, con su letrero correspondiente y enfajados correctamente, colecciones de monedas muy antiguas, en el otro lado urnas de cristal llenas de diamantes, cada una etiquetada por tamaño y pureza, le seguían de igual forma Esmeraldas y finalmente rubíes, en otra estantería algunos jarrones, porcelanas y esculturas, tanto de mármol, bronce o de oro y al fondo tras una estancia acristalada, algo fuera de lo común.

Un trono enorme de oro con incrustaciones de diamantes, esmeraldas, rubíes y perlas, sentado en el un hombre vestido de militar, con sus condecoraciones y un gran sable sujetando un gran cetro, una gran capa sobre sus hombros y una soberbia corona coronada por un penacho de plumas, todo de una gran magnificencia, plagado de todos los tamaños de piedras preciosas, de pie a su lado una hermosa mujer con un vestido largo y mangas estilo medieval con diminutos brillantes en toda la prenda, un sobretodo sin mangas terminando en una gran cola, que descansa sobre el suelo rojizo, la prenda de color azul cobalto bordeada por armiño blanco y reseguido por flores y animales hechos con todo tipo de gemas, sobre su negra cabellera recogida, una escultural corona de oro, esmeraldas, perlas y rubíes.

Nos acercamos como si de un imán se tratase, en un lateral se encontraba un marcador de temperatura, la sala estaba climatizada y una placa rezaba: Coronación El Sha Reza Pahleví y su esposa La Emperatriz Farah Diva. Figuras de Cera del Museo de Madame Tussauds (London) Vestuario, complementos y joyas copias exactas creadas por Don Jaime Climent.

Parecía la cueva de Ali Babá con tantos tesoros a nuestro alrededor, el abuelo tomó una pieza de un estuche y se lo puso en el vestido de Carmen, la madre de Bruno diciéndole: ¡Creo que lo mereces! Era un broche de perlas grises en forma de libélula y sus alas gemas de colores variados, era una preciosidad y ella casi le saltan lágrimas de emoción, fuimos saliendo y cerraron esa inmensa fortuna y subimos de nuevo, casi nadie había reparado en otra urna acristalada con tres maniquís vestidos totalmente de negro, con pasamontañas, guantes y zapatillas, cada uno de diferentes épocas, el primero de ropa normal ajustada, el segundo de lycra y el último de látex, y sobre una caja de madera abierta y forrada de rojo un sello con un gato.

Jaime dijo: ¡Tenemos dos semanas de descanso, yo estaré ausente, tenéis ingresados el dinero, usad la tarjeta con moderación, además dentro de poco se nos unirá un joven chino, para enseñarnos su idioma, tratarlo bien! Añadió: ¡Si necesitáis algo me dais un toque! ¡Venga y disfrutad un poco!

Dos días después, Paolo sacó del fondo de uno de los garajes un hermoso coche metalizado de un color azul cobalto, con los rayos del sol brillaba con intensidad, como si estuviera jaspeado de diminutos brillantes por toda la pintura, Pau y yo subimos detrás y delante el abuelo con Paolo que conducía, todos aparecieron para desearnos buen viaje y admiraban el fantástico vehículo, Jaime preguntó: ¿Os gusta el coche? ¡Es un Rolls Royce Phantom Drophead coupé! Yo respondí, que era un coche fabuloso, Paolo accionó un panel y el techo metálico se fue apartando, quedando el coche totalmente descapotable, nos pusimos los cinturones y después de saludar a todos partimos, Pau estaba silencioso, tomé su mano llevándola a mi boca y se la besé con cariño, me miró a los ojos y sonrió ligeramente.

Al mediodía paramos para comer y continuamos el camino, mi hermano apretaba mi mano, apenas la soltaba, la separación de Rubén, lo había dejado algo tocado, pero intentaba animarse teniéndome consigo y a media tarde llegamos a destino, la finca del abuelo en Cap d´Antibes, la casa por fuera era una gran masía- una casa rural- en muy buen estado, pero muy grande además con garaje y piscina exterior en la parte trasera, un edificio anexo con establos de caballos, junto a otra construcción algo separada con vacas, ovejas, gallinas, conejos, cerdos y unos asnos, al lado la vivienda de los cuidadores, un matrimonio de mediana edad con dos hijos y se dedicaban a cuidar de la finca, los animales y los campos, también las faenas del campo y los huertos. Allí se respiraba de forma muy distinta de la ciudad y la calma era electrizante.

El interior era muy confortable, todo rústico pero cálido a la vez, un hogar y una chimenea central a forma de isleta con un banco alrededor, cómodos sofás y un gran comedor con vista a la cocina, también un aseo, en el piso de arriba 6 habitaciones con camas grandes rústicas y tres cuartos de baño, en la buhardilla, unos grandes sofás, una nevera, un gran televisor y un equipo de música, también un pequeño fregadero con armarios, los tragaluces del techo dejaban ver el límpido cielo, sin apenas nubes, aquí parecía haberse detenido el tiempo y Pau estaba de mejor humor, habíamos hablado durante el trayecto. Dejamos las bolsas y guardamos la ropa, antes nos pusimos algo más informal.

Bajamos a la planta baja y fuimos a la parte trasera, en la piscina rodeada por algunas tumbonas se encontraba un hombre con bañador y gafas de sol, un sombrero de paja y fumaba lentamente, en la mesa de al lado una bebida y un libro, nosotros algo intrigados nos acercamos y al llegar junto a él, nos quedamos sin habla, el hombre dijo: ¿Supongo que sois Pau y Marc, sino me equivoco? Nosotros respondimos: ¡Si, Don Mario! Mientras se había acercado Paolo, que se puso blanco, pero el hombre dijo: ¡Nada de formalidades, llamarme Mario! ¡Buenas tardes Paolo! El joven aludido balbuceó: ¡Buenas tardes Don M.. Mario! Apareció Jaime, nuestro abuelo sonriente y se acerca a la tumbona inclina su cuerpo y besa los labios de Mario, se incorpora diciéndole: ¿Has tenido buen viaje? Mario contestó: ¡Llegué ayer y esto es muy tranquilo, me encanta las reformas que hiciste en la casona! Nosotros si en ése momento nos pinchan, no sale ni una gota de sangre, alucinábamos en colores. Sonó un claxon y Jaime dijo a Paolo: ¡Puedes ir y mostrarle donde aparcar, por favor! El aludido se fue a la parte delantera de la casa.

Un rato después apareció Paolo, sonriente junto a Constantin, éste se acercó a Mario, besando su mejilla diciendo: ¡Buenas tardes abuelo! El hombre mayor respondió: ¡Costa, llámame Mario, por favor! ¡Daros un baño, el agua está deliciosa! Subimos a cambiarnos y poco después estábamos todos dentro de la piscina, cenamos temprano como en toda Francia, vimos un poco la televisión mientras charlábamos y fuimos a las habitaciones, Mario y el abuelo Jaime entraron juntos en una, en la de al lado Costa con Paolo y finalmente mi hermano Pau conmigo.

Algo más tarde solamente se oían los ruidos, en las tres habitaciones, el crujir de los muelles del somier de cada habitación, en cada una ocurría lo mismo la dedicación al sexo mutuo, un rato de relax y volvían a crujir los muelles, horas más tarde el silencio, aparte de algún murmullo.

Siguiendo la rutina diaria bajé de madrugada, encontrándome con Jaime y Paolo, salimos a correr por la finca, antes de comenzar miré la ventana de nuestra habitación y Pau desnudo se frotaba los ojos mirándonos, echamos a correr suavemente mientras charlábamos, un rato después se unió Pau, que venía jadeando, se relajó siguiendo nuestro ritmo, lo miré guiñándole un ojo y él estiró su brazo frotándome el cabello sonriendo, al pasar por uno de los campos recién segados, allí se encontraban los dos jóvenes hijos de los guardeses, eran gemelos y estaban cargando balas de paja de la siega en un tractor, nos saludaron con la mano, respondimos a ese gesto efusivo, una hora después volvimos para desayunar.

La Sra. Adele, la madre de los gemelos había traído leche recién ordeñada y una cesta con huevos, además una gran cesta con frutas variadas, Mario y Costa bajaron algo soñolientos, se unieron al desayuno, algo más tarde Jaime cogió el descapotable dirigiéndose a la ciudad, Mario, Costa y Paolo se tumbaron en las hamacas de la piscina, por nuestro lado Pau y yo fuimos recorriendo las instalaciones, visitamos los establos, habían dos yeguas y un caballo muy hermosos con muy buena planta, en otro lado unos asnos, nos dirigíamos a la salida cuando de arriba de los pesebres cayeron trozos de paja sobre nuestros cuerpos, Pau saltó diciendo: ¡Hey! Entonces asomaron la cabeza los gemelos disculpándose, en sus manos llevaban unas horquillas para dar de comer a los animales, los dos se habían quitado la camisa, que descansaban sobre la barandilla de madera.

Subí por la escalera de madera y Pau me siguió, arriba los dos gemelos echaban comida desde arriba por unos agujeros, al terminar se acercaron a nosotros presentándose, uno era Jean, el otro Louis, de unos 20 años eran idénticos, tanto de cara como de cuerpo, pero Louis tenía un pequeño lunar cerca de la tetilla derecha, ellos sabían nuestros nombres por el abuelo, Jean acercó su mano a Pau y le sacó del pelo una brizna de paja, les pregunté si iban mucho al pueblo, Louis dijo, que los domingos por la tarde, después del trabajo bajaban un rato e iban a una discoteca o a ligar, el resto de la semana se quedaban allí, con picardía pregunté: ¿Y si tenéis ganas de desahogaros? Los dos al mismo tiempo estirando un brazo hacía la parte delantera del otro gemelo agitando el puño cerrado, señal inequívoca de que se masturbaban mutuamente. Pau dijo: ¡Nosotros también! girándome besó mi boca con ardor, mientras mi mano se deslizaba dentro de su camisa abierta acariciándole la tetilla, al separarnos ellos nos miraban algo perplejos.

Me puse detrás de Louis, había descubierto otro lunar muy atrayente en su cuello sobre la yugular, mi mano descanso sobre su hombro e inclinando mi boca pasé la lengua sobre ése lunar atrayente, mi mano fue deslizándose a lo largo de su brazo y mi lengua acariciaba su cuello repetidamente, mi brazo derecho cruzando debajo del suyo acariciaba su ancho y fornido pecho, el joven giró su cara para decir algo y mi boca lo acalló besándole con suavidad, Louis inclinó la cabeza un poco y su lengua comenzó a explorar también mi boca, sus latidos iban acelerados, mientras continuaba acariciando su pecho mi mano izquierda pasó bajo la suya metiéndola entre su cuerpo y el vaquero, me sorprendió, que no llevara slip, mis dedos se enroscaban acariciantes sobre el sedoso vello púbico, ahora gemía moviendo su cuerpo de forma sensual, su trasero debía notar mi endurecida verga y comenzó a frotarse con ella, su mano izquierda la echó hacía atrás sobre mi abultada verga y la fue acariciando, sus besos cada vez eran más sinceros, primero con los ojos cerrados, ahora muy abiertos.

Pau y Jean nos miraban, mi hermano se puso delante, tan cerca que su verga dentro del pantalón se frotaba con mi mano dentro del de Louis y el gemelo junto a él  pegó su cuerpo al lateral de Louis, frotando su pantalón contra su gemelo, Pau tomó la barbilla de éste y acercando sus labios lo besó, mi mano derecha se apartó del pecho de Louis y colocándola en la nuca de Jean acerqué mi boca a la suya, mientras saboreaba su tímida boca mi mano entró entre su pantalón, su verga palpitaba dentro de la prenda, cuando la sujeté dio un leve respingo, pero continuó besando mi boca cada vez con más intensidad.

Pau abrió el vaquero de Louis dejándolo resbalar mientras se agachaba delante de él y su boca fue besando y lamiendo la verga de éste, sus manos cruzaron las piernas del joven y fue bajando mis pantalones, mi verga salió disparada, yo fui abriendo la misma prenda de Jean que también quedaron sobre el suelo, acerqué la boca de Louis a la de su gemelo besándonos los tres, poco después ambos se besaban buscándose y sus manos acariciaban el cuerpo de su gemelo, por mi parte me agaché engulléndome la verga de Jean, que soltaba gotitas de placer.

De reojo vislumbre unas mantas colgadas de un gancho y levantándome tomé dos extendiéndolas sobre las balas de paja,  tomando la mano de mi hermano Pau, que estaba muy entusiasmado mamando, lo conduje sobre una de las mantas, se tendió boca arriba y yo me puse a la inversa de su cuerpo, ambos nos dedicamos a chupar la verga del otro con entusiasmo, las lenguas se deslizaban babeantes sobre los huevos acariciándolos, noté que uno de los gemelos se sentaba sobre la manta mirándonos de igual modo vislumbré que el otro se agachaba delante de él, entre sus piernas y con cierta timidez sujetó la verga de su hermano, deslizando su lengua a lo largo del grueso tronco endurecido, después sus labios abarcaban la totalidad del glande chupándolo y poco a poco su cabeza fue bajando metiendo cada vez un poco más esa verga dentro de su boca, su gemelo suspiro de gozo mientras nos miraba y le hacían la mamada, ahora la cabeza del joven agachado subía y bajaba con más frecuencia, el hermano sentado deslizó su espalda sobre la manta, entonces su gemelo se colocó de rodillas sobre él con el cuerpo invertido ofreciéndole su verga al tumbado, mientras él succionaba la suya.

Ahora los dos gemelos se chupaban mutuamente las vergas con delirio y gemían, al igual que nosotros, nuestros dedos mojados con saliva entraban en el culo del otro dilatándolo, mi hermano mayor me cogió con cuidado dándome la vuelta dejando mi espalda sobre la manta y su verga se clavó de un solo golpe en mi culo, mis piernas separadas a cada lado de sus caderas, sus embestidas muy lentas me hacían gemir, inclinó su cara sobre la mía fundiéndonos en un beso apasionado, cuando nuestros labios se separaron me sonrió y  extendiendo su mano acarició la cabeza del joven gemelo que estaba de rodillas sobre el otro, tiró del fuerte brazo y el chaval se levantó, Pau hizo que sus piernas se pusieran a cada lado mío y frente a él comenzó a mamarle la polla, yo acariciaba el brazo del gemelo tumbado y tirando de él se arrodilló junto a mi cara, mi boca golosa engulló su verga, mientras mi mano acariciaba sus huevos y su trasero, vi el lunar de la tetilla supe que era Louis.

Louis separó sus rodillas para que yo no tuviera que levantar tanto la cabeza, mojé los dedos con mi saliva mientras le chupaba la verga y acercándolos a su culo los dejé sobre su virginal agujero como con vida propia frotaban el lindo hoyito mientras su pelvis se movía metiendo su verga en mi boca, sus gemidos se acrecentaron cuando mi dedo entró con suavidad dentro de su ano, cuando se acostumbró lo retiré y volví a meterlo dentro, cada vez más adentro, al principio tan apretado, ahora se iba abriendo a mis dedos, ahora entraban dos de mis dedos y él joven Louis gemía de tal forma, que no tardaría en terminar, quiso sacar su verga de mi boca, pero sujetándola le obligué a seguir y su gruesa polla explotó en mi boca llenándola con su semen que fui tragando de forma golosa, mis dedos seguían dentro del culo dilatándolo y los fui retirando lentamente, mi boca dejó su verga limpia.

Mi hermano Pau, continuaba follándome con suma lentitud mientras saboreaba la verga de Jean sus manos acariciaban las nalgas de éste y rozaba constantemente el ano del joven con sus dedos, para mi sorpresa Louis se puso sobre mí y su boca comenzó a lamer mi hinchada verga, casi poco después se la tragaba casi entera, su culo frente a mi cara me invitaba a lamerle el recién ano abierto y mi lengua entraba gustosa, el placer que yo notaba por su mamada hizo que estallara, pero le aparté la cara, pero con rapidez engulló mi verga mientras mi semen iba saliendo en fluida estampida llenando su cálida boca. Al explotar, mi hermano no soportó que yo apretara el ano y gimiendo soltó su semen dentro de mi culo, su boca aceleró el ritmo igual que sus dedos y el joven Jean terminó escupiendo su semen dentro de la boca de Pau, que continuó chupándola sin tener tiempo de retirar su verga de tan ansiosa boca.

Nos tumbamos juntos unos a otros acariciándonos, Louis me preguntó: ¿Y no te duele cuando  te mete tan potente polla? Su pregunta tan inocente me hizo sonreír y dije: ¡Sinceramente ahora, no! ¡Pero las primeras veces duele más, pero después te causa tanto placer, que ese pequeño momento se olvida! Pau, mi hermano viendo la expresión de la cara de Jean dijo: ¡Se puede tener sexo con hombres, pero también con mujeres, una cosa no quita la otra, pero las relaciones con las chicas son algo más complicadas, algunas a veces se vuelven más egoístas, entre chicos es una forma de desahogo! Una vez repuestos nos vestimos y al separarnos Louis soltó: ¡Cuando terminamos las faenas casi al atardecer nos bañamos en la gran alberca, pasado el prado a eso de las 6 de la tarde!

El abuelo volvió junto a un gran camión, y cambiaron las camas antiguas por otras menos ruidosas, más confortables, que fueron colocadas al momento retirando las antiguas. Cuando Jaime se reunió con Mario, en la terraza tomando una copa de vino, éste le dijo: ¡He oído una conversación entre Paolo y Costa, que me ha dejado pensativo!

Mi nieto Costa le ha pedido a Paolo, que se fuera con él, que lo quería tanto, que no podría estar separado de su lado, Paolo después de reflexionar un instante respondió: ¿Claro que me gustaría estar siempre a tu lado, pero allí tienes tu vida, tus amigos, la comodidad de tu hogar y tu poderosa familia! ¿Qué haría yo allí aparte de quererte? ¡No crees que me sentiría como uno de tus cuadros y fuera de lugar! Paolo añadió: ¡Con Don Jaime, tengo un trabajo muy variado e interesante, con los chicos nos complementamos muy bien y siempre estamos estudiando algún idioma más, gracias a ello hablo seis idiomas, hago deporte, practicamos tiro, escalada, saltos en ala delta y paracaídas, aprendí a llevar una moto, coches y hasta camiones de gran tonelaje, de vez en cuando nos desahogamos, pero no tengo un amor como el que siento por ti!

Entonces Jaime dijo: ¡Vamos, que están tan jodidos como nosotros! Y ambos sonrieron.

La comida del mediodía fue silenciosa, Paolo y Costa ni se miraban, mi hermano y yo cuchicheábamos respecto a los gemelos y Jaime con Mario intentaban reconducir una conversación, después de lavar los platos, Paolo se fue a su habitación, Costa a la piscina a tomar el sol su tumbona algo separada de las nuestras y las de los mayores, nos refrescamos con el agua de la piscina, Jaime se acercó a Costa y estuvieron hablando un rato, también se acercó Mario uniéndose a la conversación, poco después los tres se fueron a sus habitaciones, nosotros continuamos en la piscina y sobre las 5 de la tarde nos pusimos pantalones cortos  de deporte y nos escabullimos en dirección del prado y la alberca…

En su habitación Paolo estaba boca abajo, había sollozado de frustración y ahora dormitaba agotado por esos sentimientos, Costa entró de forma sigilosa tumbándose en la cama a su lado. Apoyándose sobre su codo izquierdo acercó su cuerpo al joven durmiente mientras su mano derecha daba la vuelta al cuerpo de Paolo, acercó su boca al oído de éste diciendo: ¡Perdóname cariño, soy muy egoísta, tengo tantas ganas de estar contigo, que no pensé en nada más, me contentaré en verte aunque solo sea un día al año! ¡Seguro que encontraremos una solución para los dos!

Paolo abrió sus ojos y sollozando de nuevo dijo: ¡Sabes que lo dejaría todo por ti, pero tienes a tu hijo, y todo lo demás, no creo que encajara dentro de tu mundo, te quiero demasiado y eso me duele! Y juntando sus labios disfrutaron de un cálido beso, mientras sus cuerpos se frotaban haciendo crecer sus vergas, se quitaron el bañador y Costa se puso entre las piernas de Paolo levantándolas y enterrando su boca en el ano de su querido amigo, en la habitación solo se oían los gemidos de Paolo y el ruido de la boca de Costa chupando el culo del primero como si fuera a absorberlo.

Una vez bien dilatado Costa se incorporó sujetando su verga clavándola dentro de su joven amigo, ambos gimieron al mismo tiempo y las embestidas fueron brutales mientras su cuerpo sobre Paolo se comían la boca a besos, el cuello y las orejas, volviendo a la boca, pasado un buen rato Paolo se sentó sobre la verga de Costa saltando sobre ella, inclinó su boca saboreando de nuevo la boca de su amado y éste teniendo libertad de movimientos continuó perforándole el culo con ansiedad, la dura verga de Paolo palpitaba entre los dos cuerpos. Costa puso sus manos en las nalgas de Paolo sacando su verga del culo de éste y haciendo que su amigo acercara la verga a su boca, pero Paolo se dio la vuelta ofreciéndole su verga al mismo tiempo que su boca engullía la de Costa en un perfecto 69 mientras sus manos acariciaban los huevos de su amado y provocándole a que explotara dentro de su boca, eso fue lo que pasó Costa terminó soltando se corrida dentro de la boca de Paolo y éste dentro de Costa, continuaron mamándose las pollas sacando hasta la última gota de semen, Paolo se estiró junto a su amigo y se besaron degustando el semen mezclado de ambos. Sus respiraciones agitadas fueron disminuyendo y un rato después entraron en la gran bañera antigua, dejaron sin correr la cortina y se fueron enjabonando uno al otro mientras hablaban y reían, ignorantes que dos pares de ojos los observaban desde la habitación. Costa apoyó un pie sobre el borde de la bañera dando la espalda a Paolo, éste tomando más jabón masajeó su gran y gruesa verga y poco después la fue metiendo en el culo de Costa, que se quejaba quedamente, el pedazo de polla entraba lentamente mientras la boca de Paolo besaba la nuca de su amigo buscando su boca después, cuando la totalidad de la verga estuvo bien encajada, unos leves susurros en el cuarto de los jóvenes Mario decía: ¿Paolo, no será hijo tuyo también? ¡Su polla es tan grande como la tuya!

Mientras miraban a los dos jóvenes teniendo sexo en la ducha, los gemidos de éstos los excitaron y comenzaron a besarse sentados en la parte baja de la cama en un lado, teniendo buena visión de lo que pasaba en la bañera, las manos de Paolo sujetaban las caderas de Costa  su verga entraba y salía con mucha intensidad, mientras que la de Costa bamboleaba con cada embestida, Paolo arreció su enculada soltando trallazos de semen dentro del culo de Costa mientras éste se masturbaba frenéticamente soltando su esperma dentro de la bañera, se besaron mientras terminaban de lavarse de nuevo, se secaron y a punto de salir  oyeron un gemido, se enrollaron las toallas pasando a su habitación, los dos se quedaron de piedra.

Sobre su cama en la parte baja Mario-abuelo de Costa- era penetrado con contundencia por la poderosa verga de Jaime, Mario gemía de placer con cada empujón de la verga, Mario se percató de la presencia de los dos jóvenes y tendiendo su mano dijo: ¡Costa, mi niño acércate más! Costa subió a la cama acercándose a su abuelo, éste suavemente deslizó la toalla, quedando sobre la cama, sujetó la flácida verga de su nieto y comenzó a chuparla, el contacto de esos labios provocaron una nueva erección, Paolo se puso de pie sobre la cama delante de Jaime tirando también su toalla y ofreciendo su polla a Jaime, que aceptó con su boca de buen grado, la pieza se endureció, Costa deslizó su cuerpo hacía abajo y su boca tomó la dura verga de Mario, su abuelo, que comenzó a chupar con fuerza, la escena era genial, uno follando y tres mamando, los gemidos guturales con las bocas ocupadas eran sonoros y poco a poco comenzaron a explotar uno tras otro soltaron su semen dentro de la boca receptiva y también el culo goloso de Jaime recibió su ración de semen.

Se limpiaron con las toallas, Paolo besó a Jaime, Mario y Costa también se besaron, mientras el Mario le decía: ¡Todo se arreglará, paciencia, mi niño!

Continuará.