Policías en acción

Cuando la noche parece terminada y muerta.

Policías en acción

Cuando la noche parece terminada y muerta.

Madrugada del sábado. Terminaba la guardia en diez minutos y uniformado llegué a la esquina donde para el autobús. Todo parecía desierto, la calle, el sol opaco que salía; encendí un cigarrillo dispuesto a esperar un rato para que ya no pase más nada y poder entregar el coche e irme a mi casa. Y se acercó una chica. Cabello oscuro y ondulado. Delgada. Ojos negros. Apagué las balizas . Usaba falda, vi que tenía lindas piernas y un escote muy pronunciado que le marcaba los senos apretados.

Querés una pastilla? -.

No gracias, mejor sí dame una

Desastre esta noche -.

Donde fuiste -. Pregunté

A bailar acá a la vuelta, en el boliche de ahí, pero nada, malo.

Pasé varias veces por ahí, tranquilo, vi poca gente.

Sí. Estas trabajando todavía?

No, ya terminé.

Te gustó la pastilla? Sentís algo?

No…excitación pero no creo que sea la pastilla, o si? -.

Los dos nos callamos y vimos que se acercaba un bus. Cruzamos nuestras miradas. Pero venía el color que ella esperaba. Estiró el brazo, aminoró la marcha y volví a buscar sus ojos: - Qué hacés lo tomás o lo dejás pasar?-. dije.

Por qué lo voy a dejar pasar?-

Para quedarte conmigo.

Para?

Porque me está haciendo efecto la pastilla - .

Y?

Y nada…dejálo y yo te llevo - . El bus ya estaba parado frente a ella y ella lista para subir.

A dónde…a dónde me llevás a esta hora, presa? -. Sonrió irónicamente.

A donde te pueda arrancar la ropa. Te quedás?

Me quedo.

Subíte -. Le abrí la puerta.

Pasó el autobús. Eran las seis de la mañana y conduje por calles vacías y solas hasta un hotel de paso. Nunca nos besamos. Sólo hablamos. Hasta que llegamos a una habitación.

Desvestite! -. Me dijo

A sí? Querés verme?

No estás caliente?

Mucho.

Qué te calienta.

Vos me calentás…tus piernas, tu escote, tu cuerpo. Todo.

Y la pastilla -. Se rió

Desnudáte conmigo.

Los dos empezamos a quitarnos la ropa, nada de lentitud, nada de sensualidad. Nuestros cuerpos desnudos y que nos suba la temperatura solo de vernos. De querer tocarnos. De tentarnos. Que nuestra misma piel nos tiente.

Qué me vas a hacer papito?

Te voy a comer

Me acerqué a ella y besé sus labios. Pasé su mi lengua y recorrí su boca. Mi pene empezaba a crecer, le empujé fuerte la cintura contra él para que me sienta. Mi respiración se aceleró. Mi excitación se hizo más caliente. Apreté sus pechos. Fuerte apreté sus pechos. Y con mi lengua bajé suave por su cuello. Sentí el gusto de su piel. Le tomé las manos y empecé a moverme, a apretar mi erección contra su pelvis. A lamer sus pezones suavemente. A seguir bajando con mi lengua hasta su vientre. La sentí húmeda. Suave le introduje un dedo, seguí con mis besos, hasta que mi lengua entro en ella. Gimió.

Te quiero cojer putita!

Si papito cojéme, cojéme ahora. Dale, metémela.

La sentí caliente. La sentí ardiente. Pero la hice esperar. Asomaba sólo la punta suavemente, que apoyaba en ella y la sacaba fuertemente.

Qué me hacés? Qué me estás haciendo?

Te voy a coger fuerte, te voy a violar hija de puta. Qué esperabas?

Qué no me pegues

Qué no qué?

No me pegues por favor….

Te voy a matar.

No

Sí.

Me di vuelta y la lleve arriba mío, bruscamente, la tomé del pelo. Separé sus piernas con mis piernas. Y entré en ella. Como un animal queriendo desgarrarla. La oí gritar, me excitó, me calentó y gemí yo también. Empecé pegándole en las nalgas.

Sí, pegáme hijo de puta.

Tomá putita, que te duela mucho.

Duele, ay. Pegáme que duele.

Le tiré del pelo y esta vez me acosté arriba sin salir de ella. Le mordí los pezones suavemente pero le apreté los senos, otra vez y con más fuerza, mientras no dejaba de moverme. Gritaba

No grites, calláte.

Sí…ayyyy.

Primero le pegué en el cachete con la mano abierta. Después intenté callarla pero no hacía caso. Gritaba más alto todavía. Gritaba de dolor y gritaba de placer. Apoyé mi mano sobre sus labios e intenté asfixiarla. Abrió sus ojos grandes, y la clavé con fuerza, la empujé con fuerza. Pero gozaba con más fuerza también. Con más ganas.

Te gusta putita, disfrutás?

Sí, no pares…no pares.

Y seguí, seguí más animal todavía. Arrancándole el pelo, golpeándola en el cuerpo, mordiéndola. Le mordí el cuello. Le mordí los senos. Le mordí los dedos. Y empujé, empujé hasta que sentí como llegaba al orgasmo. Como gemía y se retorcía de placer. Como gritaba: - Ayyy…hijo de puta…ayyyy-.

Y atrás llegué yo, me corrí sobre sus nalgas - Tenés sangre ahí te duele?

  • No, me gusta

  • Está bueno.

  • Terminaste?

Levanté el teléfono y pedí cerezas al conserje. Esperamos transpirados a que golpearan la puerta. Encendí otro cigarrillo.

Y ahora?

Ahora te voy a meter gancho.

Están golpeando.

Voy

Tapé sus ojos con un pañuelo y esposé sus manos al respaldo de la cama. Su piel sudaba. Me senté sobre ella. Mojé sus labios con una cereza. La pasé por sus dientes. Intentó morderla pero se la quité. Mordí sobre su ombligo y un jugo cayó por su cuerpo. Terminó de comerla ella. Otra cereza. Que pasé lentamente por sus senos. Y otra, que pasé despacio en su vagina.

Me estás calentando la concha de tu hermana.

Esperá.

Busqué el machete que uso para trabajar. Es un resorte duro con una bola metálica en la punta. El frío invadió su cuerpo. La sentí húmeda otra vez. Y lentamente se lo introduje, entre que comíamos más cerezas.

En el culo.

Levanté sus piernas. Apreté sus nalgas con mis manos. Le mordí un pezón. Ella gritaba. Todo era excitación y placer. Y dolor. Primero la besé para humedecerla un poco. Después apoyé el machete. Intenté desgarrarla. Lo metí con fuerza.

Duele hijo de puta, ay!

Entre en ella en carne y hueso mientras con mi mano movía el machete para que la perforara. La penetré de dos maneras al mismo tiempo. Gritó. Gemí. No tardé en llegar y eché mi semen en su cara. Me lamió desesperada, exhausta.

Chupáme pendeja, chupáme todo.

Dame…dame. No pares.

La agarré del pelo y tiré fuerte. La golpeé nuevamente. Y la volví a golpear. Ella lo pedía, elle me lo gritaba. Sentí que me mordió y eso me llenó de placer, me llevó al éxtasis. Creo que perdí la razón. Y la golpeé con más fuerza.

Pará…pará…me estás lastimando!

Calláte puta si querías esto.

No…no. Sí, pero no. Pará!

Dentro de ella llegaba hasta el fondo, me movía bruscamente. Le gritaba, le pegaba. Volví a ver sangre en su rostro. Gozaba tanto que parecía agonizar.

Pará -. Hablaba cortado.

Rogá.

Pará por favor.

Y me puse más loco, y gocé más cuando me rogaba. Y llegué varias veces ensuciando todas las partes de su cuerpo débil con mi semen. Hasta que quedé exhausto. Hasta que me rendí al silencio.

  • Te gustó?

  • - Silencio.

  • Tan muerta estás?

  • - Más silencio. La vi y sí. Su cuerpo estaba muerto. Sus ojos cerrados. Su rostro desfigurado. Era un baño de sangre. Me asusté y me atrapó la desesperación. Intenté rehabilitarla pero no podía animarla. Estaba muerta. Muerta al lado mío. Lloré. La cargué en el coche y la tiré en la ruta.

Sumario 1123CA/SU

Declaración Agente Salvatierra

Policia de la Provincia de Buenos Aires

Sección XVI

Juzgado Penal 3