Poliamantes 1

Dos compañeros de trabajo hacen una mudanza.

Verán, a veces la vida da extraños giros en los cuales, todo aquello que creemos o cambia por nosotros mismos o nos lo cambian las circunstancias.

Mi vida la conocen los lectores por narraciones anteriores, soy separado, a raíz de un trío que salió demasiado bien... y que me dejó solo, yéndose mi esposa con la novia de mi mejor amigo.

Luego de aquello y una vez solo, me dedique durante una temporada a gustar las mieles del sexo, no porque no las hubiese probado ya, sino por pura avaricia.

Pasada esa época de la que ya les contare algún detalle mas, me centre en mi trabajo y como no hay una desgracia que venga sola, al poco de mi separación, me despidieron del trabajo, una simple reestructuración de la empresa, donde todo aquel que ganaba mas de mil euros, fue eliminado sin contemplaciones y a cara de perro; nada de despedidas elegantes, ¡zas!, acusación falsa y a la calle... pero pasando por los tribunales, donde a golpe de talonario, les bajó los humos a los "listos".. pero bueno, eso aquí no importa, pero es la raíz de mi actual estado.

A los pocos días de esto, algunos de los clientes de mi antigua empresa, me llamaron para ver de hacerme unos encargos; debo recordarles que soy ingeniero y no de los malos, por lo que la pena del despedido, se trocó con alegría por mi parte en flamante técnico "free lance".

Una cosa llevó a la otra y al poco tiempo me vi en la obligación de contratar una ayuda en forma de secretaria, además, con cierta visón de futuro, contraté a una chica que aparte de su buena (estupenda) presencia, se encontraba en el último curso de ingeniería; ella ganaba dinero y experiencia y a mi me permitía aumentar mi facturación.

La chica en cuestión Chari, es de media estatura, cuerpo proporcionado y pechos medianos, tirando a pequeños; una mujer corrientita, pero agradable en su conjunto. Manejaba los habituales programas de diseño y calculo con destreza y eficacia, se nota que los ha "mamado" desde el comienzo, no como yo pobre dinosaurio de la calculadora programable.

Al principio, nuestro local era una habitación en mi casa, desgraciadamente grande al vivir solo, pero poco a poco fuimos rellenando otra habitación cercana con los ploter, impresoras..etc, tan necesarias hoy dia.

Eso me llevó (unos meses después), a redistribuir el resto de la casa, de manera que sin perder intimidad, pudiera recibir a clientes sin merma de la imagen y la seriedad propias.

Con la inestimable ayuda de Chari, estuvimos unos dias de puente, con la mudanza; fue una buena paliza que nos dimos, terminando ya de colocarlo todo, ella toda sudorosa y cansada, me pidio permiso para darse una ducha, cosa que inmediatamente concedí, sin pararme a pensar en nada sucio ni excitante, bastante cansado estaba yo tambien.

Debo decir que antes de entrar al baño, cogió algunas prendas que aun quedaban en casa pertenecientes a mi exesposa, que aunque le quedaban (comprobé después) algo grandes, venian bien al caso.

Mientras la oía ducharse, fui preparando unas cervezas frías y algo para picar, pensando que nos vendría bien después de la paliza.

Cual no seria mi sorpresa, cuando oí un gran golpe seguido de un grito y lamentos, me precipité al baño y olvidando cualquier pudor, entre en tromba a la pieza, encontrándome con la sorpresa de verla desnuda y tirada en el suelo, estaba encogida y su cara reflejaba un gran sufrimiento, había resbalado y tenia las manos sobre su sexo pues cayó con las piernas abiertas sobre el borde de la bañera al salir de ella.

Como pude, la cubrí y llevé a mi cama, donde poco a poco, fue recuperándose del accidente.

Al verla en mejor estado, salí y volví a preparar el ágape.

Ella salio unos minutos después, sonriendo, aunque aun se veian rastros de dolor en su cara.

Le ofrecí una cerveza y ella aceptó gustosa, disculpándose por el barullo montado, cosa que por supuesto no tomé en cuenta, pero era de cortesía y fueron aceptadas sus disculpas.

Comenzamos a beber y comer el pequeño aperitivo y yo notaba que no se movia con comodidad, sino que cada vez que se movia o reia, una leve sombra de dolor se le adivinaba en la cara; le pregunté que si estaba cómoda, ella dijo que si, pero que le molestaba el golpe.

Bromee, sobre la zona, dado que si hubiese sido uno en vez de una, algo se habria quedado en la bañera, se rió, pero esta vez volvió en serio el dolor.

Le dije que si queria algun analgésico, ella declinó, pero se levanto y fue al baño. Me llamó alarmada, preguntándome que si tenia algo para los cardenales, pues acababa de verse uno grande; le conteste que si, que tenia una pomada bastante buena y que ahora reciente, era el mejor momento para ponerla.

Abrió la puerta y se la di, se encerró de nuevo, pero en un segundo, salió y con cara de vergüenza total, pues estaba roja como un pimiento morron, me pidio si se la podia poner yo, que por la zona no alcanzaba bien y no se veia.

Le expuse mis dudas, incluso me ofrecí a llevarla a urgencias, pero insistio, que ya estaba pasando bastante vergüenza para que alguien mas la viera en cueros.

Medite un poco y no vi nada anormal en hacerlo, asi que marchamos al dormitorio y ella se tumbó en la cama, abriendose de piernas y ofreciéndome la flor de su intimidad.

En ese momento, caí en la cuenta de lo que podia pasar, tenia una rajita cerrada, cerrada, solo se veian los dos grandes labios, nada mas, y cogiendo uno de ellos, una zona roja que ocupaba casi todo el muslo.

Fui a la cocina y puse un poco de hielo en un trapo y se lo aplique con cuidado, poco después le puse la pomada en la zona, procurando no meter nada en su bonita rajita.

Al notar el frío, se encogió y vi como se abría apenas la raja y dejaba adivinar mas que ver un botoncito y una cuevita bonita bonita.

Allí comencé a pensar en otras implicaciones bastantes diferentes al acto humanitario que estaba realizando, pero yo mismo me prohibí hacer o decir nada al respecto.

Fui masajeando la zona para que absorbiera bien la medicina y fui notando y viendo como la rajita se convertía en algo un poco mas ancho,.... ¡¡¡la estaba calentando!!!!.

Pero ella era una chica que me había ayudado y a causa de ello, tenido un problema, no seria de caballero el aprovechar la situación.

Terminé la cura, le puse una gasita para que no manchara la braguita, pero ella me dio un "salvaslip". Y me dijo que seria mas efectivo.

Salimos de la pieza y fuimos al comedor, donde se la veía cortada y molesta.... le dije que si quería algo mas, ella no dijo mucho, desde luego estaba cortadísima y molestísima, imagino que en su situación, yo estaría igual.

La acompañé a su casa sin mas historia, durante le camino observé que a cada bache o cada curva ella hacia una mueca de dolor, la verdad, la pobre debía estar pasándolo muy mal. Al bajarse del coche, salió andando como escayolada, pero salvo despedirse, no dijo nada..

Al día siguiente, aun festivo, a media mañana, la llamé interesándome por su situación, ella me dijo que había llamado a un medico, el cual le había puesto un calmante inyectado y que en esos momentos se encontraba bien, que si yo quería que viniese a terminar el trabajo, no se me ocurrió otra cosa que decirle que hiciera lo que quisiera, con el resultado de tenerla en casa al cabo de un rato.

Desde luego, le pegue una buena bronca, y le ordené, si, le ordené que se quedara quieta, sentada mientras yo remataba el trabajo.

Ella diligente, se limito a preparar algo de picar y bebida acorde a la hora que era,

Terminado el trabajo y después de un estupendo aperitivo, le propuse darnos un baño en la piscina.

Le di un bikini normalito del fondo de armario de mi ex después de cambiada, pude ver los efectos del golpe, tendría medio muslo a la funerala durante un montón de días, se lo hice saber y ella se encogió de hombros, luego recordé el proceso de los cardenales y me imaginé todo el muslo y el labio de color verdoso como en las pelis de zombis, y sin decir nada, yo solo empecé a sonreírme; ella que se dio cuenta, me preguntó que por que mis risa y tonto de mi, se lo conté.

Antes de terminar ya me había arrepentido, de su posible reacción negativa, pero ella, después de darle unas cuantas vueltas a la idea, comenzó también a reírse, incluso dio un paso mas

  • Menos mal que no estoy saliendo con un chico

  • Porque lo dices

  • Pues imagínate que llega la hora de bajarse al pilón y lo encuentra lleno de verdín

  • ja, ja

Las risas fueron atronadoras, la idea del cardenal verdoso y el verdin de las fuentes hicieron mella en ambos y metidos en el agua, nos reímos a conciencia.

Después de un rato en el agua, le propuse que se quedara a comer, tenia buen "cacho" de carne (un chuleton de mas de un kilo vamos) en la nevera y era la hora buena para prepararla.

Aceptó de inmediato.

Encendimos las brasas y comenzamos a preparar una ensalada, el vino…en fin, el escenario

Estuvimos hablando mientras la carne se hacia poco a poco; he de comentar que adoro la forma de preparar la carne de los argentinos, de los cuales soy un pobre copion, gracias a un vecino que me enseñó los rudimentos de un buen asado… aun recuerdo un cordero crucificado,,, pero bueno, me pierdo.

Buena carne, buen vino, buena temperatura, buen y distendido ambiente.

Pues en medio de las bromas estábamos cuando de pronto….¡¡¡brummm!.. la parrilla de la barbacoa se derrumbó sobre las brasas, la carne saltó y en un acto reflejo, cogí al vuelo la pieza, cosa que la salvó de las cenizas o el suelo, pero que esparció su rica grasa en todas direcciones. Me quemé, claro.

Coloque la rejilla y la carne de nuevo en su sitio.

Al darme la vuelta con la mano casi "en su punto", dada la temperatura de la pieza, me encontré con que Cari, estaba toda salpicada de grasilla, de arriba abajo, al girar el brazo, casi toda fue a pararle encima, no se porque no gritó, debió ser la sorpresa.

  • Te has quemado? –me preguntó-

  • Y tu? – le respondí-

  • No…. –se miró de arriba abajo-.. solo me he manchado..aunque esta muy caliente

  • Te limpio un poco?

  • Bueno…no, deja

No le di tiempo a terminar; cogí un trapo y me puse a limpiarle el hombro derecho, donde tenia un buen churretón… el brazo… el costado… la pierna…. estaba quieta, dejando hacer.

Al terminar solo me quedaban dos zonas, su pecho y la braguita.

Me quedé frente a ella sin saber que paso dar, cuando la mire a la cara y observe que estaba toda acalorada.

Le ofrecí el trapo, ella no dijo nada; debido a eso, me lancé y comencé a limpiarle el pecho; a través del trapo y el biquini, se notaba un tacto estupendo, un pecho turgente, no muy grande, incluso el pezón empezó a pelearse con la tela, se puso inmenso.

Al observarlo, me quedé quieto, ella seguía inmóvil, sin embargo me dio la impresión que me había pasado.

Me miró y reaccionó..

  • Mejor me lo quito y lo lavamos

  • Si, será lo mejor – sus colores la adornaban-

  • Lo que pasa es que no tengo sustituto

  • Podrías prestarme una camiseta o algo parecido?

Al final le deje una camiseta mía, de mangas cortas y un bañador.

Mientras ella se cambió en el baño, yo fui al botiquín por una crema para la mano, estaba empezando a dolerme.

En eso estaba cuando salió, solícita me terminó de curar, me encantó el cuadro, los dos de pié, ella con la ropa recolgona y enorme; parecía un muñeco en una carpa, pero el resultado era demoledor; los pezones se le adivinaban por su rigidez y se transparentaban.

Yo en bañador, mi mano arriba, entre las suyas, su cara mirando con atención la cura.

Tomé conciencia de la situación, a mi cabeza volvió la idea del "verdín".

  • Vaya pareja de gafes que estamos hechos.

  • Pero la carne se ha salvado

  • Si, siempre nos quedará la carne.

Reímos, no era Casablanca, pero su comentario fue oportuno y cómico, y entonces surgió, sin pensarlo, sin venir a cuento, le di un beso en los labios, un nada, un roce apenas un contacto.

Se quedó como petrificada, solo un segundo, pero reaccionó rápidamente.

  • Se nos quema la carne –dijo-

  • Se nos esta quemando –contesté-

  • Ya, pero no decía yo es carne.

Solté una carcajada, ella me siguió y comenzamos la ardua tarea de consumir el chuleton y lo demás. Fue una comida tranquila y divertida.

Al final, con un buen brandy y un café, nos sentamos en la terraza; la primavera avanzaba rápidamente y todo lo que nos rodeaba era amable y hermoso, no se oía otra cosa que una bandada de gorriones, alborotando y pendencieros y unos mirlos que tenían un nido cerca, ya era amigos míos, de tanto en tanto les ponía unas lombrices en la mesa y venían a cogerlas.

Ella estaba exultante con la ropa estrafalaria aquella, fue la que rompió el silencio:

  • La carne estaba estupenda.

  • Si, estos argentinos son unos genios asadores… y yo apenas soy un aprendiz, deberíamos hacer esto mas veces, así cogeria practica.

  • No seas modesto, no se como les saldrá a ellos, pero a ti te sale genial. Hasta la mano te ha quedado rica

Reímos

  • . Y a mi hasta las tetas se me han asado.

  • Mira –tercié- esa pieza no la he probado yo.

  • Ja, ja –reímos otra vez-

  • Pero yo si, cuando entré a cambiarme.

  • Eres una tramposa, la mejor pieza te la quedas tu solita.

Ella hasta ese momento, estaba tendida en la tumbona, con las piernas ligeramente abiertas, en un estado de relajación, al oírme decir eso, cerró las piernas y doblo una rodilla; observe que se refregaba un muslo contra la entrepierna.

A mi ya se me estaba empezando a poner duro el asunto.

Observé que salía un hilo de humo de la barbacoa, me levanté a mirar y desde mi posición, veía perderse dentro del gran pantaloncito las piernas de Chari, creo que ella se dio cuenta, porque abrió y relajó las piernas de nuevo. Con la sombra no se veía mucho, aquí funcionaba la imaginación. Observé el moretón.

  • Desde luego, buena mancha de verdín se te va a quedar, ahora se ve bien –disimulé-

  • Pues habrá que vaciar el pilón y mandar a alguien que lo limpie –bromeó-

  • Vaya dos tareas desagradables tienes pendiente, limpiar el pilón y terminarte las "carnitas" –me refería a sus pechos-

Siguió la broma

  • Bueno, la "carnita" como tu dices, puedo congelarla hasta que encuentre a alguien que quiera comerla, el pilón ya veremos a quien contrato.

  • Oye, que ya sebes que un buen ingeniero tiene todo en cuenta, no debería escapársele nada y por aquí ahora el único que hay soy yo.

  • Bueno, no es urgente, así que contratare a un arquitecto.

  • ¡¡¡Venga ya!!! Un arquitecto diseña, un ingeniero, diseña, manipula y repara…no compares tu

  • La verdad es que si, ahora necesito una reparación mas que otra cosa.

Con segundas la cosa se calentaba por momentos.

Me acerque a ella, le di dos palmadas cariñosas en la cara, ella me cogió la mano y me dio un beso.

  • No te creas que por que me hagas la pelota voy a hacerte un descuento –reí-

Ella se rió y me dio otro beso, esta vez en la palma.

  • La verdad es que aun no te he pagado la reparación del otro día.

  • ¡Venga ya!.

  • Si, te portaste muy bien conmigo.

  • A cualquier cosa le llamas tu reparación

  • De verdad, lo hiciste muy bien

  • Vale, menos lobos, pero tuve mi compensación

  • Cual –me pilló-

  • Pues…pues

  • ¿Qué?

  • Veras…-joder- no quiero ser grosero..

  • ya... no te preocupes.

  • ...es que tuve cierto morbo con la vista

Se puso aun mas colorada

  • bueno, entiéndeme, no quería decir eso, es que….

  • ..vale dejémoslo –ella estaba totalmente alterada-

  • Esta bien, quieres mas café? –ridículo, pero no se me ocurrió otra cosa-

  • Solo por favor

Fui a la cocina y mientras preparaba la infusión, le daba vueltas a la conversación, no sabia por donde salir, pero el cuerpo me pedía guerra, ella allí con esa estrafalaria ropa que a mi me parecía tentadora y yo con algo que ya empezaba a ser dolor entre las piernas que se sumó a la molestia de la mano.

Preparé los cafés, los puse de cualquier manera en la bandeja y lo llevé a la terraza; al ver el apaño, ella no puso muy buena cara.

  • Vaya ganas que has puesto en la bandeja…eh?

Con el dolor que tenia en la mano, no estaba para sutilezas, así que procurando disimular el enfado, tomé la bandeja y volví a entrar.

  • Espera, voy a ponerla elegante –no se como sonó-

  • Noo... –acerté a escucharla-

Llegue a la cocina y me puse a reparar aquello. He de decir que mi cocina es alargada, caben cómodamente dos personas espalda con espalda, y precisamente detrás mía estaba la vajilla de "los domingos", así que me giré y ¡¡¡plaff!!! Ella estaba detrás de mi, no la había oído, nos quedamos pegados… nos miramos y sin mas, la abracé y la besé, ella se dejó hacer.

Al empezar a bajar mis manos hacia su culo, apretándola contra mi, entonces reaccionó, devolviéndome el beso.

Nuestras lenguas se retorcieron como si tuvieran vida propia, los labios peleaban y con las manos recorríamos el cuerpo de ambos.

Después de la boca, le tocó el turno a su cuello, que recorrí con mi lengua y mis labios, le saqué la camiseta de un tirón, quedo desnuda ante mi, ella empezó a gemir; fui bajando hasta sus pecho y los chupé con ganas, luego bajé ambas manos y le bajé el pantaloncito, no se donde quedó en ese momento, pero fui bajando la boca de sus pechos a su cintura, sin dejar de besar y de chuparla.

Seguí bajando hasta su montecito, y comencé con besos cortos por todo su pubis, pasaba la lengua por toda el borde de su almeja y me entretenía en el clítoris.

Ella, apoyada contra el mueble, no dejaba de suspirar, me cogió la cabeza con ambas manos y me empujaba contra ella.

Mientras, con una mano le acariciaba las piernas subiendo hasta el culo y una vez allí, le tocaba la rajilla.

Con la otra mano, le separe un poco los muslos y le fui introduciendo un dedo por delante, ella estaba con los ojos cerrados, concentrada totalmente en el placer parecía sentir.

En aquel momento se puso a temblar y de su concha salió un pequeño chorrito de fluido; se había corrido, de sus labios no salio mas que un leve quejido, me puse en pie contra ella, seguía con los ojos cerrados, temblándole todo el cuerpo.

Le dije que si subíamos a la cama, no dijo nada, lo tome como un si.

La cogí en brazos y subí al dormitorio, dejándola sobre la cama. Le quité la única prenda que llevaba, el pantaloncito, quedo desnuda y desmadejada sobre la cama.

Aproveche para desnudarme, rápidamente, cuando me quite el calzoncillo, mi pene salto desbocado.

Ella sin abrir los ojos, se acomodó, abriendo las piernas y doblando las rodillas, postura que aproveché para lanzarme a la entrada de su concha y me puse a darle lametazos por el borde de sus labios. Cuando noto lo que estaba haciendo, se incorporó dándome un beso, con lo que, saboreó sus propios jugos,.

La tumbé con las piernas rectas y algo separadas, y continuando con la chupada de su cuevita, al mismo tiempo, le tocaba el agujerito del culo, y así fui metiendo un dedo, y otro dedo mas, en ese momento tenia mi lengua en su clítoris, un dedo en su culo y otro mas en su vagina, le llego un orgasmo como una explosión, esta vez si gritó, no se si la escucharon en todo el barrio; se retorció y retorció y de su cuevita, manó un chorro grueso, pensé que se estaba orinado, la observé retorcerse y mis dolores se hicieron mas agudos.

Cuando cesó aquel despliegue de placer, me sonrió de una forma desganada y cansada, se incorporó y me dijo algo así como –ahora tu-, comenzó acariciar mi pene el cual ya estaba para estallar; luego con la lengua lo recorrió de arriba a bajo acariciando de paso mis bolas.

No pude mas, me acosté sobre la cama con las piernas abiertas y ella se subió encima para metérselo poco a poco en la concha, comencé a chuparle los pechos mientras ella entraba y sacaba mi sexo de si misma, tuvo otro sonoro orgasmo; me puso los testículos perdidos de flujo.

Nos dimos la vuelta, ella quedó debajo, pero no quieta, seguía moviéndose, y follándose a si misma, conmigo encima, era un volcán; comencé un mete y saca de locura no tardando ni un minuto en llenarla de semen, ella no se dio por enterada y mientras mi cosilla se desinflaba, aun le dio tiempo a gozar de otro orgasmo.

Quedamos los dos tumbados sin decir nada, solo la respiración se escuchaba.

Pasados unos minutos nos levantamos y nos dimos una rápida ducha, no hicimos nada.

Después de vestirse, me besó, solo un roce y se marchó, dejándome desolado, me dio la impresión de que aquello había terminado con el equipo de trabajo.

Estaba equivocado.

A la puesta de sol, sonó el teléfono, era ella

  • Hola jefe –comenzaba bien-

  • Como estas Cari… oye… quería decirte que… -me cortó-

  • No tienes que decirme nada, ha sido maravilloso

  • .

  • Si, es la primera vez que he encadenado varias corridas y si me dejas quiero volver a sentirlo otra vez.

Mi ánimo cambió de repente.

  • Cuando tu quieras, pero

  • No hay peros

  • Oye Cari, esto es sexo o es algo mas?

  • Déjate de tecnicismos y a ver cuando lo repetimos

Ella estaba tomando el mando a pasos forzados, cosa que no me gustó.

  • Te puedo preguntar una cosa?

  • Adelante

  • Lo has hecho con muchos tíos?

La oí reír

  • Siete contigo

  • Y conmigo ha sido la mejor?

  • ¡¡¡siempre igual!!! Los hombres siempre lo mismo... -la corté-

  • NO, tu has dicho que nunca… -ahora fue ella-

  • Cierto, ha sido maravilloso y por mi podemos hacerlo cada vez que quieras.

  • Por que no seguimos esta noche y así mañana no tendrás que madrugar para llegar a la oficina? -¡órdago!-

  • No te molestaría tener una inquilina? –contra órdago-

  • No, si es como tu no –había que cambiar de tema-, así me ayudaras a arreglar el desastre de la cama.

-Que ha pasado? –le quité la iniciativa-

  • Que la has transformado en un lago de corridas, tendremos que sacar el colchón al balcón para que seque.

  • ¡ah! me habías asustado…-la corte de nuevo-

  • Vente para acá cuando gustes, te estaré esperando

  • Desnudo o vestido

  • Desnudo y con el rabo preparado

  • Como de preparado?

  • Te pillare en la puerta y te partiré en dos allí mismo

  • Ja, ja –rió-, me tendrás allí en media hora.

Colgó.. así de simple, pasó y creo que ninguno de los dos había preparado nada.

En media hora estaba sonando el timbre... se me ocurrió que debería darle una llave.

Al entrar me abrazó y me besó apasionadamente, yo la rodee con mis brazos y correspondí al estupendo ataque, con el pié cerré la puerta. La subí de nuevo a la cama.

  • Esta vez comienzo yo –dijo bajándome los pantalones-

Me tumbé en la cama, ella se revolvió y saco mi arme, ya casi en su punto; comenzó a darle besitos, de la punta al fondo y regreso, por abajo, por arriba, por los lados.

Yo no sabia que hacer, así que me estire satisfecho y puse mis manos enlazadas tras mi cogote, me sentía en la gloria.

Ella continuaba con sus caricias, pero ahora ya lamía mi polla, que estaba dura como un poste, lamía arriba y abajo

No me di cuenta, pero se había ido quitando la ropa sigilosamente. Aproveché para tocarle las tetas, me dio pena no tener cuatro brazos.

Cuando la tuvo bien ensalivada, se la metió en la boca, noté como la punta chocaba con algo, debía ser la campanilla, tuvo una arcada, se la sacó..

  • ¡Joder! Me ahogo

  • Pues ve mas despacio

  • No así debe hacerse y así lo haré.

  • Pues lo haces de maravilla..

  • Pues es la primera que me como..

  • Que?

  • Si…las otras veces solo chupaba como un polo

Aproveché y me puse encima suya.. la besé de nuevo, nuestras lenguas se perdían en nuestras bocas, me pegué a ella todo lo que pude, mis manos recorrían todo su cuerpo, apretando sus carnes y sus nalgas.

Se separó de mi y volvió a su mamada, yo aproveché su postura y con mi mano derecha, le metí un par de dedos en su concha, con el pulgar le sobaba el clítoris y con los otros como podía le masajeaba el culo.

Con la izquierda, le apretaba las tetas, y como podía le pellizcaba los pezones, que nuevamente se le habían puesto duros como piedras, las aureolas ni se le notaban de la excitación.

De nuevo vi su raja chorreando, se había corrido otra vez, debía venir supervaliente.

Comencé a sentir que me corría, la avisé, movió la cabeza, siguió con la cosa metida hasta la garganta, me estaba matando con los labios y la lengua y creo que con la laringe también, no pude mas, exploté en su boca, vi como le llegaba otra arcada y note en mi punta los movimientos que hacia para tragar. Me dejó seco.

Se levantó con unas gotas de semen chorreándole por la comisura de los labios, no pude contenerme y la besé no me importó lo que tenia aun en la boca y mira por donde probé por primera vez mi jugo, ni me enteré a que sabia.

Le di la vuelta y la ensarté de un golpe, chilló de nuevo y comencé a empujar aun con la herramienta blandita. No debió importarle porque en un minuto ya estaba chorreando de nuevo... decididamente, tendría que tirar el colchón mañana.

Me dejé caer sobre ella, quedamos boca abajo, respirando ruidosamente.

Me di la vuelta y quede boca arriba, ella siguió un rato asi.

  • Joder como venias chica

  • ¡Ardiendo! Esta tarde en casa, acordándome de la que tuvimos, me masturbé.

  • Vaya. Cuantas corridas has tenido hoy?

  • Ocho o diez, no sabría decírtelo.

  • Pues mira yo he batido mi record, en una tarde ya es mucho.

Nos levantamos y comenzamos a intentar reparar el desastre del colchón, lo subimos a la azotea, a todo esto completamente desnudos, menos mal que no se veía nada desde fuera.

Al bajar nos fuimos al baño, allí nos enjabonamos mutuamente y comenzamos de nuevo la batalla, ella me sobaba los bajos y a ella los bajos y los altos.

En un envite, le metí un dedo en el culo, ella se dejó hacer, se quedó quieta; lo tomé como una invitación y comencé un suave masaje en su ano, le masajeaba y le metia un dedo, seguía con el masaje y dos dedos, otro masaje otro dedo.

Ella me masturbaba suavemente con una mano, y apoyada en la bañera, me dejaba hacer, de tanto en tanto notaba un estremecimiento y un suspiro.

  • Lo has hecho mucho por aquí?

  • No, soy virgen anal.

  • Joder, pues ire con cuidado.

Cuando ya tenia cuatro dedos dentro, quedaba un agujero respetable. Le puse gel y sujetándola por las caderas me puse en posición, ella acompaño mi brega hasta su agujero; no tuve que empujar mucho, estaba muy dilatada, así que poco a poco empujando y sacando, me encontré con todo mi aparato dentro.

Al principio fui suavemente, poco a poco comencé a ir mas rápido, yo tampoco tenia mucha experiencia, solo cuatro o cinco veces con mi Ex, pero esta vez estaba saliendo solo el asunto.

Según aceleraba mis movimientos, noté que comenzaba a tambalearse, se le doblaban las piernas, estaba solo apoyada en las manos y en mi, pero los brazos estaban cada vez mas flojos… hasta que apoyó la cara directamente en la bañera.

Eso me puso a cien y aceleré mas mis embestidas, ella gemía y gemía, yo empujaba y empujaba. Dio un gran grito y otra vez un chorro de flujo salió de su vagina.

Yo no duré mucho, ver aquel derroche de líquido podía más, me corrí en su culo, no fue mucho tenia el deposito vacío, pero me quede flojo, flojo, de rodillas en la bañera, con ella ensartada y la cabeza en el borde de la bañera.

Hice como que la sacaba y se negó, quería sentirla como se desinflaba teniéndola dentro, no tardó mucho en quedarse diminuta y salirse sola de su agujero.

Siempre me maravilla ver como queda el coñito de una mujer después de una buena penetración, pero aquello superaba cualquier cosa vista por mi, le cabían los cuatro dedos agrupados y chorreaba semen y restos de caquitas, mi cosa también estaba teñida por su heces.

Me dejé caer hacia atrás y me senté en la bañera, ella se giró y quedamos frente a frente.

Me miró el asunto y puso cara de asco,

  • ¡Joder! como te he puesto.

  • Es normal, no te habías preparado.

-Y como se hace.

Levantándome y abriendo la ducha le dije que luego se lo explicaría, estaba muerto, quería acostarme y descansar, temía que ella quisiera mas guerra, pero no, nos después de la ducha, nos acostamos y dormimos abrazados