Polarium X.

En el corazón del enemigo I.

Durante el viaje Paula se llevó unos cuantos golpes intentando colocarse el traje que le había dado Atz.

– Sam se volvería loca si te viera con eso – Dijo Kim, quien miraba a Paula.

– Está un poco ajustado – Dijo Paula quejándose.

– Deja que se acomode a tu cuerpo, es una tela inteligente – Dijo esta vez Atz, guiñándole el ojo.

La pelirroja había sacado de su morral un enorme frasco de gelatina.

– Kim, ven aquí – Llamó la chica.

Desabrochó la parte del cuello del traje de Kim y empezó a untarle la gelatina.

– Tus muñecas ahora – Ordenó.

Atz se untó también en el cuello y las muñecas y guardó el frasco.

– ¿No le pondrás a Paula? – Preguntó Kim confundida.

Paula la miró – ¿Para qué es? – Preguntó.

– Paula no lo necesita – Dijo Atz – Es una Jasper.

La mirada de Kim fue de sorpresa total.

– Debí imaginarlo – Dijo la rubia con resignación – Quiero acabar con esto ya.

Atz les dio a ambas una de esas armas de paintball. Paula la miraba confundida.

– Rocía el ácido, Paula – Aclaró antes de que dijera algo – Este es el plan – Dijo aclarándose la garganta – El inicio del árbol, ya que está al revés, está a unos 20 metros por debajo del suelo, el ácido destruye 5 metros lineales. Y como bien sabemos, el árbol no tiene solo 3 raíces – Mientras señalaba con su dedo índice a cada una – Tendremos que rociar entre 2 y 3 raíces cada una. Desde adentro.

– ¿A qué te refieres con “desde adentro”? – Preguntó Paula.

– Sería demasiado estúpido empezar a rociar el ácido desde la entrada del hoyo ¿Cierto? – Kim y Paula asintieron – Iríamos directo a la boca del lobo y enojado. Lo más lógico es que entremos y bajemos los 20 metros y una vez allá, rociar como psicópatas y correr hacia la salida. Rociando cada 5 metros, por supuesto.

– Son demasiadas raíces – Dijo Kim asomada a la ventanilla.

– Ya me encargué de eso – Dijo atz señalando hacia afuera.

A lo lejos venían otros 4 helicópteros.

– ¿Está ahí…? - Preguntó Paula, pero fue interrumpida.

– Sam está en mi laboratorio intentando robar esto – Respondió Atz señalando el frasco de gelatina – Se dará cuenta en algún momento – Agregó guardando de nuevo el frasco – Pero para entonces ya estaremos en Libertatia otra vez.

Aterrizaron unos cuantos metros alejados del enorme hoyo de donde salían cientos de raíces.

– Es hora – Dijo Paula con una sonrisa nerviosa, que le fue de vuelta por ambas chicas.

Salieron en filas, encontrándose con los otros.

– ¡El plan del reloj! – gritó Atz.

Paula miró confundida a Kim.

– Tranquila, tú estarás con nosotras – Le susurró – Y ese plan solo consiste en que cada uno se sitúa alrededor del hoyo como si fuera un reloj y nosotros los números.

Las raíces empezaron a deslizarse alrededor de cada uno pero no hizo nada más.

– Entraremos caminando rápido, sin correr – Aclaró Atz.

Las chicas se colgaron las armas a la espalda y comenzaron a bajar por las raíces.

– Apesta – Se quejó Paula.

– No tomé en cuenta ese detalle – Dijo Atz – Creí que era mi laboratorio, por suerte no lo es – Dijo a modo de broma, haciendo reír a las chicas.

Siguieron bajando por un par de minutos más.

– Veo el suelo – Dijo Kim con alivio pues sus brazos empezaban a acalambrarse.

Las chicas se soltaron y cayeron con fuerza sobre la tierra. Ya el calor empezaba a sentirse.

Paula resopló halándose la tela sobre el cuello para que entrara un poco de aire.

– Dale cinco minutos para que se refresque – Dijo Atz.

La oscuridad inundaba el túnel por el que debían cruzar. Kim y Paula miraron a Atz.

– Cubierto – Dijo enojada – Las armas tienen linternas, lo pensé muy bien – Mientras iba al frente.

– No hemos dicho nada – Dijo Paula riendo.

– Pero estuvieron a punto.

Detallando el túnel se dieron cuenta que solo ellas tres estaban allí. Lo que quería decir que, o habían más túneles donde estaban los demás o que ese era el único y estaban solas en eso. Pero Atz tenía la respuesta.

– Hay 12 túneles, igual a un reloj. Por eso me aseguré de traer suficientes soldados. Nosotras tres no hubiésemos podido eliminar todo.

Aquel túnel apestaba a tierra mojada y tierra quemada, al mismo tiempo. Cada vez que iban más y más adentro el olor se hacía más fuerte.

– ¿Cómo sabemos cuántos metros hemos recorrido? – Preguntó Paula.

– El traje emite un sonido cada 5 metros, pero hay que activarlo – Respondió – No ahora – Dijo – Es de baterías y es mejor activarlo cuando vayamos de regreso.

– ¿Qué es eso? – Preguntó Kim deteniéndose de repente. Paula y Atz giraron a mirarla.

Las tres hicieron silencio. Las raíces comenzaron a agitarse y parecían querer aplastarlas en su intento por moverse.

Las tres chicas corrieron más hacia adentro, sin detenerse. Paula lanzaba miradas nerviosas hacia atrás mientras corría y notaba que la salida iba cerrándose, eso no podía ser nada bueno.

Una inmensa luz empezó a aumentar su intensidad a medida que las chicas se acercaban. Era verdosa, cristalina y cegaba.

– Creo que estamos en su inicio – Dijo Atz mirando perpleja – Aquí debemos empezar – Agregó apuntando hacia la luz.

– ¡Espera! – Alertó Paula – La salida se ha cerrado ¿Cómo saldremos?

Atz miró hacia atrás sobre su hombro y pensó durante un momento.

– Se abrirá cuando el ácido caiga – Dijo por fin – Creo que podría empezar a retorcerse.

Los trajes de las chicas emitieron un sonido, mientras las franjas verdes alumbraron durante un par de segundos.

– Al mismo tiempo – Dijo Atz.

Una vez hubieron apretado el gatillo, el ácido inundo el espacio de luz. Éste empezó a agitarse bruscamente, cambiando del color verde a uno más intenso, pasando por amarillo, naranja y finalmente rojo. La espesa luz se mecía como un corazón e inmediatamente notaron como las raíces se iban comiendo y volviéndose cenizas.

– ¡Hay que seguir! – Gritó Atz.

Las chicas empezaron a correr nuevamente como si la vida se les fuese en ello. Pues así era. Y tal como había predicho Atz, las raíces que bloqueaban la salida empezaron un movimiento frenético, dejando libre el paso del túnel.

Una luz verde volvió a inundar el túnel, pero esta vez era el del traje de las chicas, que anunciaba que ya habían pasado los primeros 5 metros.

Cada una roció una zona específica. Paula el lado izquierdo, Kim el derecho y Atz arriba y al centro.

Kim gritaba eufórica y saltaba mientras corría. Paula reía por la actitud de ella y Atz vociferaba victoriosa. El plan había funcionado.

Cuando llegaron al final del túnel, había que escalar. Atrás venían las raíces vueltas cenizas.

– ¡Agárrense de las que van hacia arriba! – Gritó Paula aferrándose a una enorme raíz que subía como una serpiente herida.

Subieron siendo lanzadas por los aires y cayendo sobre la dura tierra. Y más allá de sentir dolor, las chicas reían y elevaban sus brazos mientras yacían sobre el suelo con mirada hacia el cielo despejado.

Paula se levantó eufórica a la vez que daba saltos y golpeaba al aire en señal de victoria.

– No ha muerto nadie – Escuchó decir a Atz detrás de ella.

Paula se acercó a ella y le dio un fuerte abrazo.

– Tú eres la heroína en esto – Le dijo a la vez que la despeinaba amistosamente, logrando sonrojarla.

Atrás dejaban un inmenso desastre. El suelo alrededor del hoyo bajó estrepitosamente, cubriendo los túneles por completo y dejando solo cenizas y polvo.

Cuando llegaron a Libertatia una multitud emocionada los esperaba en la entrada. Entre aplausos, vítores y gritos eufóricos, Paula notó la mirada enojada de Sam. Allí estaba ella, cruzada de brazos, en medio de la felicidad que los recibía. Paula tragó fuerte y caminó hacia ella.

La chica tuvo más miedo de enfrentar a Sam, que el que tuvo ante el inmenso árbol asesino.

_______________________________________

@thundervzla