Polarium VIII
Libertatia.
¡¿Cómo es posible que los hayas dejado solos allá?! – Gritaba furioso el coronel - ¡¿Qué planeabas?!
Matarlos – Respondió secamente la teniente.
El coronel abrió los ojos perplejo y con dolor en la mirada, les hizo señas a dos personas que esperaban en la puerta.
Los dos hombres entraron y tomaron cada lado de Cristina y se la llevaron.
Búsquenlos – Anunció a un teniente de nombre Tom – Asegúrense de que no encuentren el otro lugar.
No debería seguir órdenes de una persona muerta, coronel – Le dijo Tom antes de salir.
Del otro lado del mundo, estaban Sam, Paula y Abel. No tenían idea de donde estaban ni hacia donde se dirigían. Pero tomaron la decisión de tomar el camino contrario de donde habían estado antes.
¿Qué tal si todo era un plan malvado para deshacerse de nosotros? – Preguntaba Abel – Éramos los que más problemas causábamos en Polarium.
Sería una tontería, nos necesitaban para esto – Decía Paula.
¿Y si ya no nos necesitan más? – Preguntó Sam.
Idiotas – Bufó Paula - ¡Idiotas todos! – Gritó al viento provocando las risas de sus amigos – Lo que han hecho las pagarán – Agregó seria – Por Max – Finalizó mirando a sus amigos.
Luego de lo que parecieron eternas horas caminando, empezaron a escuchar ruidos a lo lejos. Los tres se prepararon para lo que pudiera ser, pero luego notaron que se trataba de un helicóptero.
Escóndanse – Dijo Abel.
No parece de Polarium – Dijo Paula tratando de enfocar su vista en el helicóptero – Este tiene insignia –
Agregó poniéndose detrás de una enorme roca junto a Sam.
Los tres chicos se miraron y sabían de alguna manera que pensaban lo mismo. Empezaron a caminar hacia donde el helicóptero se dirigía.
Ya empezaba a oscurecer y los chicos cansados se desplomaron en la tierra. Las piernas temblorosas, las gargantas secas y el estómago gruñendo.
Creo que estamos cerca coronel – Anunciaba Tom por radio.
El helicóptero de Polarium sobrevolaba el terreno donde estaban los chicos tumbados.
Creo que nos encontraron – Susurraba Paula con la cara pegada al suelo. Su mano estaba entrelazada con la de Sam.
Se están acercando coronel – Decía Tom.
Aléjate ya – Se escuchó decir del otro lado.
Un helicóptero aterrizaba sobre el terreno y dos chicos y una chica bajaban y tomaban a cada uno por los brazos, casi inconscientes y los llevaban dentro.
Paula no supo nada más.
Despertó mirando como enormes colinas subían. Su rostro confundido y somnoliento hizo que alguien a su lado riera. Paula miró a la persona a su lado con el mismo gesto en su rostro.
¿De qué te ríes? – Preguntó a la chica a su lado.
De ti – Le contestó con la sonrisa aun en los labios.
Paula volvió a mirar al frente, con cierto fastidio. Al frente de ella, estaban Sam y Abel dormidos aun.
¿Quiénes son ustedes? – Volvió a preguntar.
Pero la chica no le respondió. Se levantó del asiento y bajó. Era una rubia, pálida, muy pálida y alta. Mucho más alta que Paula. Vestía el mismo uniforme militar.
Una de las chicas ya despertó – Escuchó decir.
¿De dónde vienen? – Preguntó un chico.
Pero no hubo respuesta. La chica se acercó de nuevo a Paula.
¿Polarium? – Preguntó.
Paula asintió.
¿Desterrados? – Volvió a preguntar.
Nuestra teniente nos abandonó – Respondió Paula.
¿Ranieri? –
Paula asintió, esta vez confundida.
Suele hacerlo – Le dijo con una sonrisa.
Paula no entendía nada.
Ven conmigo – Le dijo – Tus amigos serán llevados a nuestras habitaciones hasta que despierten.
Paula bajó un poco temerosa, pero al salir, su respiración se entrecortó al ver donde estaba.
Libertatia – Dijo en un susurro, sorprendida.
¿Conoces de nosotros? – Preguntó con la misma sonrisa.
Mi papá me contaba historias sobre esto – Dijo, mirando aun sorprendida – No creí que fuese real.
Libertatia era una base Americana ubicada en Asia. Era el triple de grande de Polarium, pero ésta solo se levantaba unos pocos metros sobre el agua.
Mientras las chicas se acercaban, Paula pudo leer el enorme letrero sobre mármol.
Libertatia. Fundado en 1999 por Jack Jasper.
El letrero lo colocaron ahora – Dijo la rubia – Ya casi no hay habitantes, no es necesario ocultarnos.
¿Jack Jasper fundó Libertatia? – Preguntó atónita. La rubia asintió – Debes responderme muchas preguntas.
La rubia le sonrió asintiendo.
Cuando entraron por la puerta principal, cientos de personas caminaban de un lado a otro, sonrientes, felices.
¿Cómo pueden estar tan felices? – Preguntó Paula.
Hemos controlado el árbol rojo ¿No te lo dijeron en Polarium? –
N-no – Dijo Paula - ¿Árbol rojo? – Preguntó confundida.
Te explicaré – Dijo la rubia, ofreciéndole entrar a una pequeña habitación.
En ella habían dos sillas de frente a una pared blanca, de donde sobresalía una enorme televisión.
Antes éramos una extensión de Polarium. El coronel Jack Jasper era el líder de todo lo que se trataba el proyecto Polarium. Él descubrió las piedras rojas, él se negó a realizar las excavaciones y al ver que no todos apoyaban sus ideas, se desprendió de esa base y fundó Libertatia. Aún no sabemos cómo murió, estamos casi seguros que fue asesinado por alguien de Polarium.
En la base me dijeron que Jack Jasper espiaba a los ingenieros encargados de la excavación – Dijo Paula evitando decir que Jack Jasper era su propio padre.
Te mintieron. La cuestión es que Los árboles de la zona mutaron 6 meses después de iniciada la excavación. De alguna forma, cobraron vida. Hace pocos días logramos controlarlos, con ADN Jasper –
Paula no podía estar más sorprendida.
Esa cosa mató a mi amigo – Dijo.
Lo lamento mucho. Pero mira el lado positivo. Tú y tus amigos están vivos –
Paula no quiso decir nada más, no podía decir que habían pasado de ella.
ADN Jasper ¿Cómo es posible?
Llevamos una semana sin desastres – Agregó la chica.
¿Hay alguna manera de destruirlos? – Preguntó Paula.
Me temo que no, han enraizado mucho, casi al centro de la tierra, sería muy peligroso intentar destruirlos – Le explicó mientras le mostraba en la televisión.
¿Es el único que existe? –
¿Por qué habría de haber más? –
En Polarium siguen habiendo desastres y cada vez peores –
Imposible –
¡Paula! – Gritó una chica cruzando la puerta y abalanzándose sobre Paula. La tomó de la nuca, la atrajo hacia ella y la besó.
Sam – Suspiró.
Oye, debes explicarme eso – Dijo la rubia intentando que Paula se despegara de Sam – Vamos con Atz.
Sam tenía aun los labios pegados a los de Paula.
¡Hey! – Exclamó la rubia – Esto es importante.
Sam se despegó de Paula y miró a la chica – P-perdón.
A pesar de estar completamente avergonzada, se aferró al brazo de Paula y salieron de la habitación, justo detrás de la rubia.
Paula no dejaba de sonreír por la actitud de Sam.
¿Qué hacías con ella, sola en una habitación tan pequeña? – Preguntaba en susurros.
¿Estás celosa? – Le preguntaba Paula sonriendo.
Un poco – Respondió dándole un tierno beso – Eres mía – Agregó.
¿Quién es Atz? – Preguntó Paula cuando hubo calmado sus hormonas.
Anabelle – Respondió la rubia en un suspiro – Nuestra científica, le gusta que la llamen Atz – Mientras subía ambos hombros en forma de “No tengo idea por qué le gusta que la llamen así”
¿Por qué hay tanta gente aquí? – Preguntó esta vez Sam.
Son refugiados, tuvimos que agrandar la estructura – Respondió sonriendo, como siempre lo hacía – Asia no es precisamente un continente de pocas personas.
Este sitio es tan diferente de Polarium – Susurró Sam - ¿Viste quien lo fundó? – Preguntó aún más bajo, al oído de Paula.
Y eso que no sabes la historia completa – Le respondió, dejando a Sam con la intriga.
Atz, traje soldados de Polarium – Anunció la rubia, al cruzar la puerta.
Una chica pelirroja, casi de la misma altura de la rubia, de mirada cansada, estaba sentada sobre un taburete alto. Tenías unas gafas protectoras, al notar la presencia de las chicas, escondió rápidamente lo que hacía.
H-hola – Tartamudeó.
No está acostumbrada a las visitas – Dijo la chica rubia.
Idiota – Bufó la pelirroja – No escuché la puerta, lo siento.
La chica se levantó y saludó a Sam y a Paula con un apretón de manos, mirando con curiosidad infinita a esta última, luego volvió a su asiento.
Tenemos problemas Atz – Anunció la rubia – Esta chica… - Empezó a decir.
Paula, mi nombre es Paula – Dijo apresuradamente.
Bien, Paula dice que puede existir otro árbol rojo en América –
No “puede” – Agregó Paula – Estoy segura.
Atz abrió los ojos sorprendida y aterrada – Es imposible – Fue lo único que pudo decir.
La única manera de que exista otro es que… - Empezó a decir la rubia.
Hayan hecho excavaciones allá – Completó Paula asintiendo – No es como si pudiéramos unirnos al enemigo, hay que acabar con eso de raíz – Agregó – Literalmente.
Muy bien – Dijo Atz carraspeando y arreglándose el cabello – Necesito hablar con Paula – Haciendo énfasis en su nombre – A solas.
El rostro de Sam fue de negación rotunda disimulada con un movimiento insistente de manos. Y el de la rubia igual. Atz le lanzó una mirada de “Lo necesito” a la rubia, mientras que Paula lanzó una mirada de “Tranquila” a Sam.
No era momento de celar a nadie.
Sam y la rubia salieron, en su contra, de la habitación. Una vez que se hubo cerrado la puerta, Atz se acercó a Paula y la miró fijamente a los ojos.
Paula – Dijo - ¿Paula qué? – Preguntó con la mirada fija.
Paula no respondió.
Jasper – Dijo Atz – Eres una Jasper. Esos rasgos son Jasper – Mientras con el dedo índice delineaba el rostro de Paula - ¿Lo sabe Kim?
¿Quién es Kim? – Preguntó confundida.
Esa chica es una maleducada, así fue cuando la conocí – Se quejaba mientras volvía a su sitio de trabajo – Nunca dice su nombre.
Paula entendió que la chica rubia se llamaba Kim.
Enloquecerá cuando se entere, así que será mejor no decirle por los momentos – Dijo mientras sacaba varios envases de vidrio, con un líquido azul grisáceo que burbujeaba – Salvaremos el mundo mi querida Paula – Agregó con una enorme sonrisa.
Paula se acercó, curiosa.
Esto es un ácido muy fuerte y, digamos que, exclusivo para ciertos tipos de materiales. Te mostraré – Dijo muy emocionada.
Colocó en una especie de bol varios objetos. Metales, madera, plástico y una manzana.
Sabiendo que es un ácido, supondrás que al verterlo esto se volverá nada ¿Cierto? – Paula asintió – Pues bien, observa – El líquido cubrió las cosas que habían allí, pero no les hizo nada. La sonrisa de Atz era de triunfo, pero Paula la miraba confusa.
¿No funciona? – Preguntó.
Claro que funciona ¿No lo ves? – Dijo como si pareciera lo más obvio.
Es un ácido que no destruye nada, interesante – Comentó Paula.
No destruye estas cosas ¿Sabes lo que sí destruye? – Preguntó ansiosa de que Paula lo notara.
La chica entendió luego de un momento y abrió los ojos, impresionada.
¿Cómo sabes que funcionará? – Preguntó - ¿Lo haz probado?
No – Dijo con firmeza Atz – Pero estoy segura y para mostrártelo… - Agregó y sin finalizar la oración, salió apresurada de la habitación.
¡Kim! – Se escuchaba gritar – Necesito un pedazo de corteza de nuestro amigo.
No tengo corteza de nuestro amigo, sería un suicidio – Le respondía con tono de fastidio. Parecía que ya habían tenido esa conversación.
Yo tengo un poco – Dijo Sam.
Atz regresó corriendo a donde estaba Paula.
Tu novia es impresionante – Dijo la chica con la misma sonrisa de triunfo.
Paula se sonrojó por un momento. Atz volvió a colocar varios objetos en el bol y agregó el pedazo de corteza. Luego, vertió el líquido. Esta vez el líquido se deslizó y al tocar la corteza, burbujeó un poco y lo hizo cenizas.
El árbol rojo no ataca a los Jasper – Dijo Atz mirando el bol, emocionada – No te atacará a ti – Agregó mirando a Paula.
Paula no dejaba de mirar el bol, impresionada. Estaban a pocos pasos de acabar con aquella pesadilla.
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@thundervzla
Tururu.