Poema para Venadita (Alicia, en castellano)

Así se llama en lengua Pemón, la mujer que me inspiró este texto, sin más comentarios.

Descubrí que tu belleza

tiene una justa razón

y es que llevas la nobleza

de nuestra sangre Pemón.

Tus ojos de mirar tierno,

tu cuerpo hermoso y menudo,

tu sonreír sempiterno

me han puesto en el cuello un nudo.

Y sentí que me apretaba

hasta quitarme el aliento

y me morí de contento

al sentir que me besabas

con esos labios carnosos

que me llenan de deseo

cuando acercarse los veo

y me rozan deliciosos.

Sé que te llamas Alicia

y desde que yo te vi,

empecé a desear de ti

algo más que esa caricia.

Desde que tú apareciste

he deseado tenerte

todo el cuerpo recorrerte

y con mis labios medirte.

Besarte desde los pies

hasta el último cabello

dejar en tu cuerpo un sello

que dure hasta tu vejez.

Sentir que te entregas toda

a mi pasión desmedida,

verte en mis brazos rendida

hasta la última hora.

Arrancarte mil gemidos,

prodigarte mil placeres,

que sientas que casi mueres

en el lecho compartido.

Quiero que gimas mi nombre

cuando te lleve a la gloria

y quedarme en tu memoria

aunque ya seas de otro hombre,

porque sé que es imposible

que tú junto a mí te quedes,

pero si a mis ansias cedes

verás que el cielo es tangible

y es que te haré conocer

lo sublime de un encuentro

y me llevarás por dentro

como el más grande placer

Y si ya anciano me ven

sonriéndole a mis secretos,

será porque aún te recuerdo,

La Flor de Kavanayén.