Poema para gilda
El personaje de mi novela Relatos eróticos morbosos, Gilda, fue creado a partir de un contacto, una preciosa chica inglesa. Uno nunca sabe si las fotos enviadas corresponden a un perfil falso y lo que pretenden es sacarte dinero o es una mujer real. Yo preferí creer en su realidad.
POEMA PARA GILDA
Hilda, Hilda,
mujer maravillosa,
cuerpo de diosa,
carita de ángel,
boca sensual,
ojos de mar,
melena de amazona,
dulce sonrisa,
pícara jovencita,
diosa del amor.
Adoro tus pechos,
dunas deslizantes
para el sediento
caminante
ansioso, galante,
que anhela besar
el dulce pezón,
almibar y miel,
fuente del placer.
Adoro ese ombligo
refugio, abrigo,
en el largo camino
hacia tu pubis,
escondido, placentero,
entre muslos ardientes,
entre muslos cálidos,
entre muslos sedosos.
Adoro tus piernas,
camino aterciopelado,
autopista hacia el cielo.
Adoro tus nalgas,
montaña salvaje,
precipicio goloso,
dulce reposo.
Tus tímidas orejas,
tu nariz perfecta,
tu cuello de cines,
tus brazos amorosos,
tu boca sensual.
Hilda, Hilda,
mito de mis sueños,
sólida realidad
sin celuloide
en tu piel,
no como la otra Gilda,
la Gilda de celofán,
que se quita
guantes de cristal
con voz sensual
en escenario de cartón:
pura imaginación.
Tu eres mi Hilda,
la chica real,
que me permite señar
con acariciar tu piel,
con besar tu boca,
con abrazar tu cuerpo,
con amar tu alma.
Eres un bello sueño,
aún más bello
porque eres real.
Háblame al oído,
mientras pasa el tiempo,
y llega el momento
del dulce encuentro.