Podríamos...Querernos
12ºParte
CAPÍTULO 32
Las tres chicas habían olvidado ya el motivo de su enfado, y ahora paseaban tranquilamente por todas y cada una de las tiendas del centro comercial.
-¿Creéis que le gustará?-preguntó preocupada Andrea.
-Estás preciosa.-dijeron las dos chicas, envidiando de forma sana el precioso cuerpo de su amiga. En mi opinión ninguna opacaba a la otra, eran bellezas únicas.
-¿Yo?-preguntó Nerea saliendo del vestidor con un vestido gris oscuro, perfecto para cualquier ocasión gracias a su color, elegancia y estilo.
-Preciosa.-dijeron las dos chicas, sacando sus cabezas del vestidor para mirarla.
-Me toca a mí.-la castaña salió del vestidor dejando a el chico que pasaba cerca con la boca abierta y mojando el suelo con sus babas.
-Joder... La vas a matar de un infarto...-dijo Andrea haciendo reír a las otras dos.
-No solo a ella, a todo el que te vea, sino mira a aquel...-dijo mirando de reojo al pobre chico que ruborizado recogía su dignidad.
Las risas de las tres miss mundo sonaron como sirenas embrujándolo, ese pobre chico si moría en ese instante, moriría feliz, ¿quién no querría ver a esas bellezas?
-Decidido, me llevo este.-decidió la castaña, siendo vitoreada por la rubia y morena (Nerea).
Compraron los vestidos y siguieron de tienda en tienda.
-Carol, ¿qué dijeron tus padres cuando les dijiste que te venías con nosotras?-preguntó Andrea con curiosidad.
-La verdad es que mis padres trabajan mucho, y por lo que me contaron antes de decirles que no iría, era que ellos tampoco estarían ya que estaban no sé donde, con no sé quien, muy ocupados, entonces cuando les dije que no iría incluso se alegraron porque así no estaría triste y sola.-dijo lo último riéndose.
-Menos mal, sino probablemente Julie se hubiera quedada chafada.-reconoció la rubia riéndose.
-¿Cómo os conocisteis?-preguntó curiosa Nuria.
-Un golpe de suerte...-comentó Andrea aumentando sus risas.
-Ja-Ja que gracia...-dijo Carolina con sarcasmo.- Fue accidental, sin querer nos chocamos a la salida del vestuario...-siguió contando la castaña.
Las risas de Andrea se pararon casi en seco, intentando disimular el recuerdo de la última vez que estuvo con Julie, sonrojándose por el recuerdo.
Nuria asintió, escuchando con atención la historia.
CAPÍTULO 33:
-¿Listas?-preguntó Pitufo desde fuera de aquel vestidor de mujeres.
-Si...-dijeron ambas dudosas, mirándose mientras fruncían el ceño al sentirse tan raras.
Salieron del vestidor, y se podría decir que el ruido de la quijada de Pitufo fue mayor que las carcajadas de las dos chicas al ver a su compañero de travesuras.
-Estáis preciosas...-reconoció cerrando la boca.
Las chicas sonrieron, y suspiraron, pensando ambas lo mismo... “lo que hay que hacer...”
La noche ya estaba cayendo. Los tres amigos caminaban sonrientes, con aire elegante hacia sus respectivos coches, los tres alquilados de alta gama, para recoger a sus chicas, pero antes la pequeña broma.
Se suponía que las tres divas, después de su intensiva compra, debían ir a casa para cambiarse, y allí estarían sus respectivas parejas haciendo lo mismo. Sin embargo la sorpresa llego cuando entraron a la casa y vieron que no había nadie esperándolas.
-¿Dónde se han metido?-preguntó enfadada Andrea.-A parte de que nos dejan solas, no vienen...
-Voy a llamar a Rubén, se la va a cargar...-dijo en el mismo tono Nuria.
Carolina solo se preocupaba de cuantas lagartas habrían intentado acercarse a Julie en ese pequeño lapsus de tiempo que no habían estado juntas.
-Yo voy a llamar a Julie. Andy llama a Pau.-dijo nerviosa la castaña.
+¿Paulina?-preguntó visiblemente enfadada Andrea.
+Dime.-contesto con su constante tranquilidad.
+Me podrías decir dónde estás...y con quién...-susurro.
+Estoy con Julie y Rubén. Id yendo vosotras, si queréis os mandamos un taxi.
+¿Cómo? Pensaba que iríamos todos juntos...-dijo ya desilusionada, observando las caras largas que empezaban a poner sus amigas también.
+Lo siento, pero ahora mismo no podemos ir, y se nos hará un poco tarde, así que como teníais tantas ganas de ir pues no sé, pensamos que sería mejor que fuerais yendo vosotras mientras que nosotros llegamos.
+Ah...Nos vemos allí.-dijo triste Andrea, colgando el teléfono.
-Creo que se lo ha tomado muy mal...-dijo Julie, mirando triste la cara sonriente de Rubén y la de preocupación y angustia de Paulina.
-¿Y si se enfadan mucho...?-preguntó asustada Paulina, pensando que su sueño pronto acabaría.
-Tranquilas... lo tenemos todo planeado, ya veréis las caras que van a poner...-dijo seguro Pitufo.-Señor, ya sabe, aunque le pregunten usted traigalas aquí.
-De acuerdo.-dijo amable el taxista.
CAPÍTULO 34:
El trío de chicas esperaban con caras largas en el portal del viejo edificio, calmando sus ánimos con la refrescante brisa de verano que corría por aquella calle.
-¿Qué será eso “tan importante”?-dijo irritada Nuria, reflejando lo importante con los dedos.
-Ni lo sé, ni me importa...-susurro enfadada Andrea.
La castaña solo miraba el suelo, preguntándose el por qué de ese sentimiento de rabia, y tristeza tan profundo.
El conductor del taxi sonrió al ver a las tres jóvenes que las dos hermosas chicas y el galante chico le habían descrito.
-Señoritas.-dijo para llamar su atención el hombre con bastantes canas que las observaba mientras pensaba en la sorpresa que les esperaba.
-Vamos.-suspiró Andrea.-Gracias.-sonrió al señor que les había abierto la puerta.
El camino fue de total silencio, las tres miraban en frente, pensando en diferentes cosas, sin percatarse de que no se dirigían al centro de la ciudad, donde se dispersaban las distintas discotecas.
-Llegamos...-dijo sacando del trance a las tres chicas.
Las chicas salieron del taxi, y antes de poder hacer pagarle al amable taxista, el hombre arrancó el coche.
Se miraron extrañadas al verse en medio de la nada.
-¿Dónde estamos?-preguntó Carolina.
-Hay velas...-susurró Andrea, siguiendo las velas coladas del su color favorito.
-Ey, espera...-le pidió la castaña, viendo como Nuria también comenzaba a andar hacia donde le indicaban sus velas, de color verde.-¿Azules?-se preguntó al girar para ver mejor donde estaba, descubriendo su camino de velas.