Podríamos...

7º Parte. Siento mucho el retraso, espero que os guste, y espero muchos comentarios :P

PODRÍAMOS...

CAPÍTULO 14:

Pitufo salió de la camioneta, mirando hacia el edificio de las habitaciones espero a que Andrea o Julie salieran de allí.

La primera en llegar fue Paulina, siempre puntual, había estado hablando con sus padres y como ya se o esperaba ellos no tuvieron ningún problema en dejarla ir ya que estarían cosa de un mes y medio fuera del país. Sin conocerse la pelirroja pensó que ese chico musculoso apoyado en la camioneta, no le iría nada mal para el equipo de rugby masculino. Paulina cada cierto tiempo bostezaba cansada, el día anterior había sido el último partido de liga, y la celebración por la victoria había durado hasta casi las 4 de la mañana en la residencia de chicas, por suerte el ala de las jugadoras del equipo se separaba de los otros equipos femeninos y chicas que no competían en ningún deporte.

A los pocos minutos apareció de la nada Andrea, que al ver tan dormida a la pelirroja decidió darle un susto.

-Buuu!!-dijo saltándole encima.

-Buenos días a ti también Andre.-respondió Paulina, manteniendo como podía el equilibrio que el cansancio le robaba.

Desde hacia unos días la pelirroja llamaba a la rubia Andre, y a la rubia le encantaba.

-Uy...Que ojeras.-rió Andrea, cogiendo de la mano a Paulina para acercarse a el chico que había visto antes la pelirroja.

Cuando estuvieron delante Pitufo sonrió y extendió sus brazos esperando el abrazo de su amiga Andy.

-Cada vez que te veo eres más pequeña...-dijo Rubén, a sabiendas que eso siempre sacaba de sus casillas a la rubia.

'¿Quién es?' se preguntó Paulina al ver aquello.

-Ja-ja. Que gracioso, lo que pasa es que tu altura es proporcional al tamaño de sus pies, Bigfoot.-dijo la rubia en su defensa.

Pitufo rió, esa era la Andy que Julie le presentó hace tres veranos.

-Encantado, soy Rubén.-Pitufo se presentó a Paulina, que miraba divertida la escena, aunque el sentimiento extraño que tuvo al ver a su Andre abrazando a “Bigfoot” no se había terminado de ir.

-Igualmente, soy Paulina.

-¿Falta alguien más? A parte de la siempre impuntual hermana mía.-preguntó Pitufo haciendo reír a Andre, y creando aún más confusión en Paulina.

'¿Julie tiene hermanos?' se volvió a preguntar internamente la pelirroja.

-Buenos días.-saludó Carolina, arrastrando al igual que Andrea una maleta de rueditas, lo contrario a Paulina, que llevaba una maleta de hombro cruzado.

-Buenos días.-dijeron los tres.

-Soy Rubén.-dijo dándole dos besos a la recién llegada.

-¿Falta Julie, no?-dijo la castaña extrañada al no recibir su normal beso en la frente de “buenos días” por parte de la morena.

-Sí.-respondieron mirando hacia el edificio.

Después de 10 minutos esperando mientras Andrea les explicaba quien era Pitufo, la rubia se desesperó.

-¿¡Pero dondé está?!-dijo ya cabreada.

-¿La llamamos?-preguntó preocupada Carolina.

Asintieron y el chico más alto que las otras tres chicas llamó a Julie.

#Si escuchas esto, es probablemente por dos motivos: 1. Estoy dormida. 2. Hay un ataque zombie y he perdido el móvil. Si es la segunda, coge un bate y mata a los que puedas y si es la primera, deja tu mensaje después del PIIII...

-No contesta, ¿se ha vuelto a cambiar el mensaje del buzón de voz?-preguntó riendo.

-Sí, lo grabó delante mía, que risa...-contestó Andrea.- Se acabó, vamos a buscarla.

Metieron las maletas en la furgoneta y fueron a ver donde estaba la morena.

Carolina llamó a la puerta de la habitación, sin recibir respuesta alguna.

-Entremos.-sentenció la rubia.

Entraron y vieron el motivo por el que aún no había llegado.

-La mato...-susurró Andrea.

CAPÍTULO 15:

-Está dormida...-dijo Paulina riendo, al ver la pose en la que dormía su capitana.

Abrazada a un peluche, y con pijama de Tintin, descansaba la morena.

-Vamos.-le dijo la rubia a Pitufo.

Los dos con sonrisas malvadas se acercaron a la pobre Julie y...

-¡¡DESPIERTA!!-gritaron los dos, mientras la rubia se subía a la cama y empezaba a saltar.

Julie del sobresalto cayó de la cama, y con su peluche todavía en las manos corrió detrás de Carolina que reía por lo que acababa de ver.

Paulina carcajeaba al igual que los otros tres, pero la traumatizada Julie miraba con los ojos tipo así (O_O) a sus “amigos”.

-El karma os lo devolverá...-susurró Julie.- Y espero que vuestro castigo sea golpes por un año en el dedito pequeño del pie... con el armario...

Eso fue lo que colmó el vaso, los cuatro cayeron al suelo riéndose de lo que acababa de decir Julie. Ella ofendida pero sin estar enfadada y con una sonrisa medio escondida, se metió a la ducha para a los 20 minutos salir preparada con una camiseta del pato Donald y uno vaqueros rasgados acompañados de unas converse negras.

-¿Vamos?-preguntó viendo como Paulina enseñaba a Andrea a jugar a la PS3 y Pitufo y Carolina, sonreían desafiantes, centrados en la carrera. -Eso es un no.

La morena cogió otro mando que estaba tirado por la habitación y se metió en medio de la partida, llevándose los gritos de desaprobación de la castaña y Rubén, que estaban en la recta final.

-Os voy a ganar...-dijo Julie sonriendo de medio lado, comenzando la una nueva carrera.

CAPÍTULO 16:

Por fin habían cogido camino hacia la ciudad. Carolina silbaba regodeádose por su victoria sobre Pitufo y Julie, porque la verdad es que la rubia y pelirroja, se podía decir que habían parado de intentar aprender y la otra de enseñar viendo sus penosos resultados, pero, sin embargo habían pasado las cinco o seis carreras de sus amigos abrazadas.

La parte que más le había gustado a Julie aunque había perdido, fue cuando su musa, después de conseguir desempatar el marcador de victorias en la última carrera, empezó a hacer el baile de la victoria de una forma para los demás graciosa pero para ella, sensual.

-Tengo hambre.-dijo la morena.

-¿Cuándo no tienes hambre?-preguntó riendo la castaña.

-No he desayunado...(¬¬)-dijo Julie.

-Falta poco, cuando lleguemos pedimos pizzas.

-Bien!! Eso es ser solidario...(¬¬)-dijo Julie mirando a Carolina, causando la risa de los demás.

Pitufo percibió desde el primer momento el amor que había en el ambiente cuando las parejas se juntaban, contento al ver a la que para él es su como su hermana estaba feliz, ahora completamente.

-Llegamos.-dijeron Julie y Pitufo a la vez, viendo el edificio un poco viejo y desgastado.

Bajaron del coche, y entre todos subieron las pesadas maletas, sobretodo la de Andrea que como ya suponía la morena, había metido por lo menos un cuarta parte de su armario.

-Adelante.-dejaron pasar Rubén y Julie a las chicas.

Dentro les esperaba a diferencia de la fachada, una bonita recepción, en la que detrás de una mesa alta se podía ver la despejada cabeza de un señor mayor que saludo a las chicas y chico con una simpática sonrisa.

Entraron en el espacioso ascensor, que por lo detallista que era la pelirroja se dio cuenta que se dirigía a la última plata, el séptimo.

La conversación entre ellos en ningún momento del viaje había desaparecido, todo el tiempo habían charlado y reído de cualquier tema que se les pasara por la cabeza, incluso le sonsacaron a Pitufo que ahora mismo estaba comenzando un relación con una chica.

-Llegamos.-repitieron.

Abrieron la puerta y dejaron pasar a las chicas.

-Es preciosa vuestra casa.

-Corrección, nuestra casa.-dijo Rubén.-Estáis en vuestra casa.

-Eso, lo mismo digo.-dijo Julie.- Os enseñaré vuestras habitaciones.

-¿Habéis comprado otro sillón?-preguntó curiosa Andrea.

Pitufo y Julie se miraron y rieron, acordándose de su conversación.

-Síp.-contestó la morena.-Bueno solo hay dos habitaciones así que...

Pau, ¿te importaría compartir habitación con Andy?-dijo sonriendo con maldad.-Ronca un poco pero es pasable.

Gracias al comentario se llevó un golpe por parte de la rubia que se había ruborizado al pensar en dormir junto a la pelirroja.

-Tomaré tu silencio como un “Sí, me encantaría Julie”.-rió la morena, sabiendo que su mejor amiga y la pelirroja, a cada comentario que hacia se ponían más rojas.-Tomatitos, está es vuestra habitación.

Les señaló la habitación de Pitufo, y volvió a el salón por su musa.

-Ey, ¿quieres ver tu habitación?-le preguntó a la castaña que miraba con curiosidad y gracia las fotos de las diferentes aventuras desde los 6 años de los “hermanos”.

-Me solía fugar de el orfanato durante días para pasar tiempo con Pitufo y su familia.

-NUESTRA FAMILIA!-gritó Pitufo, dejando de lado un momento la conversación con su novia que estaba teniendo en la cocina por teléfono.

-Mi familia.

Carolina puso cara de interrogante durante un momento, cruzándadosele una pregunta por la mente.

-Sé que te estas preguntando...-dijo guiñándole un ojo a la castaña.

-Mentira...-dijo Carolina, que ahora había cambiado de pensamiento, por uno un poco más...

Sus miradas se clavaron, leyéndose la una a la otra.

-Te estás preguntando por qué no me adoptaron...-dijo Julie.

La castaña bajó la mirada, dándole la razón, a medias.

-No me acogieron porque doña Vanesa, la madre de Pitufo...

-NUESTRA MADRE!-gritó interrumpiendo otra vez Rubén.

-Nuestra madre no podía hacerse cargo permanentemente de mí, ya que trabajaba y le costaba cuidar de Pitufa, y de Pitufo, pero aún sabiendo eso llego a pedir mi custodia, se la denegaron.

-¿Pitufa?-preguntó Carolina.

-Sí, nuestra hermana pequeña, se llama Olimpia.-Julie cogió suavemente de la cintura a la castaña y con pequeños pasos desde detrás la guió a la foto donde salían los tres sonriendo.- Cuando me fugaba normalmente sabían donde estaba, pero volvía al orfanato porque le podía crear un problema a doña Vanesa. Me quedaba unos días allí y devuelta a la fuga. Hasta que a los 16 pude pedir una especie de legalidad como mayor de edad, y entré en el internado.

Carolina escuchaba la historia atenta a los labios de Julie, fijándose en lo blanco de sus dientes y lo rosados de sus labios carnosos.

-¿Entonces eres mayor de edad?

-Bueno, si me pillan bebiendo se me caerá el pelo.-reconoció la morena.

Carolina rió y echándose un poco hacia atrás, pidió que lo brazos de Julie la terminaran por rodear.

CAPÍTULO 17 :

Al mismo tiempo que Julie le contaba un poco de su vida a Carolina, Andrea y Paulina se dividían como podían el armario. Al final la pelirroja desistió de pedir aunque fuese un centímetro de aquel mueble, pero se rió mucho, y también recibió muchos golpes por parte de la rubia cuando veía como se desesperaba por meter todas sus cosas allí dentro.

-Por enésima vez...-dijo Paulina muriendo de risa.-¿Quieres que te ayude?

-NO.-gritó Andrea roja por la fuerza que estaba haciendo para poder cerrar la puerta del pequeño armario que había desocupado Pitufo para que guardasen sus cosas y pudieran estar cómodas los dos meses que estarían allí.

-Vale, vale...-Paulina se revolcaba en la cama riéndose.

Cuando ya le dolía demasiado la barriga, y las lágrimas corrían por sus ojos, se levantó como pudo y fue hacia la rubia.

La apartó con delicadeza, y abriendo el armario dejó caer una montaña de ropa, para echarse a reír otra vez.

-¿¡Pero que has hecho?!-gritó Andrea.-Pensaba que me ibas a ayudar...!-dijo ya desesperada pero rendida ante aquella montaña de ropa.

Paulina no podía parar, se sentó en el suelo y empezó a doblar la ropa de la rubia a carcajada limpia, cuando terminó se levantó aún riéndose y la guardó bien guardada dentro del armario. La montaña ya estaba en su sitio dentro del armario, y a la hora de cerrarlo, se giró hacia la rubia y poniendo cara de “así es como se hace” cerró el armario, perfectamente.

-Te mato...-dijo tirándose encima de la pelirroja, que volvía a estar sentada en el suelo llorando de la risa.

La rubia se subió sobre la pelirroja, cogió sus manos y las sostuvo por encima de su cabeza.

-Para de reírte!-suplicó la rubia, sonriendo por su estupidez, y por ver la forma en las que las pecas de la pelirroja se contrastaban con su rostro rojo por la risa.

-Vale, vale...-dijo la pelirroja conteniéndose.-Lo siento, pero ha sido graciosísimo...

-Ya... si ya lo veo...-dijo la rubia haciendo pucheros.

-Oh... Por favor no hagas eso...-dijo la pelirroja, pidiendo ayuda a alguien allí arriba para aguantar y no besarla.

Los ojos de ambas miraban los labios de la otra.

-¿Cuándo lo harás...?-preguntó al aire, más para sí misma la rubia.

El viento llevó la pregunta de Andrea a los oídos de Paulina, y con un suspiro levantó el cuello y junto sus labios.

Sus ojos se cerraron, el tiempo se volvió a parar como cada vez que se miraban a los ojos, pero ahora eran sus labios los que se tocaban. El beso duro lo necesario para que al separarse las dos quisieran volver a juntarse.

Tanto una como otra seguían disfrutando del momento con los ojos cerrados, Paulina no se lo podía creer, lo había hecho, y como ella había creído que pasaría no se llevó una negativa por parte de Andre. Sin poder asumirlo totalmente y pensando que seguramente se había quedado pensando en algún momento y había imaginado todo aquello, abrió los ojos, encontrándose con los labios medio abiertos y los ojos cerrados de la rubia, decidió volver a besarla.

CAPÍTULO 18 :

Carolina, Pitufo y Julie se habían sentado en la mesa de la cocina a hablar un rato, esperando las pizzas que la novia de Rubén se había ofrecido a traer a cambio de poder quedarse a comer y conocer a la hermana de su novio. 'Me cae bien' pensó Julie cuando su hermano le dijo eso.

-¿Y Pau y Andy?-preguntó Julie.

-La última vez que pasé por su habitación se estaban peleando por el armario.

-Andy y su ropa...-dijo riendo Julie.

El timbre sonó, Pitufo se levantó y disculpándose fue a abrir la puerta.

-¿Cómo será?-preguntó Carolina, la cual se sentía ya como una gran amiga de Pitufo.

-Ni idea, pero solo por traer las pizzas me cae bien.-dijo Julie sonriendo de lado.

-Un punto a mi favor ¿no?-dijo una chica de mediana altura, de unos ojos muy expresivos de color entre verde y amarillo, con el pelo negro.

-Síp.-contestó Julie.- Y si me dices que has traído helado, ya te digo que te cases con ella Pitufo.

Los cuatro rieron y se presentaron.

-Falta que conozcas a dos personas, voy a por ellas.-dijo Pitufo.

Caminó contento por la buena sintonía que parecían tener las chicas fuera, tocó la puerta de la habitación sin recibir respuesta y decidió asomar la cabeza.

-Chic...Lo siento.-cerró la puerta, y rojo como un pimiento volvió al salón.

-Mierda.-dijeron las dos por haber sido pilladas por Rubén.

-Menos mal que no ha llegado 15 minutos después porque sino...-dijo riéndose la rubia, mirando a la pelirroja que seguía encima suya, con la vista calvada aún en la puerta, como esperando a que se volviera a abrir.

Despacio la pelirroja se fue levanto, poniéndose otra vez la camiseta, tapando todo aquello que le había encantado conocer a Andrea.

-Amor...-dijo la rubia besando la nariz, como antes le había hecho ella para negarse a hacer algo más que besarse, alegando que su primera vez tenía que ser especial.

Paulina se estaba arrepintiendo por dentro de haber besado el cuello de Andrea, 'si no la hubiera besado ahí...' se repetía.

-Ey...amor...-la volvía a llamar Andrea.

-Lo siento Andre...-susurro la pelirroja sintiéndose culpable, pensando que lo único que creería Andrea era que se quería acostarse con ella y ya está.

-Amor, ha sido culpa mía...-reconoció la rubia, acariciando la mejilla y cuello de Paulina.

-No pero si yo hubiera parado de besarte no habríamos caído en la cama, y no...

-A ver... Amor...-dijo Andrea.-Tranquila, mírame.-ordenó, por no ser observada como hacia menos de dos minutos.

Paulina levantó la vista, parecía un perrito herido, abandonado en medio de la carretera, con miedo.

-Quiero que me escuches, ¿vale?-pidió la rubia.

La pelirroja asintió, triste, pensando que ahora era la parte en la que le decía que lo de hacia un momento había sido un error.

-Me has besado, me has dicho que me quieres, y yo. He alucinado, he saltado encima tuya y te he comido a besos-una media sonrisa se escapa de los labios de la pelirroja al recordarlo.- y cuando has caído sin querer en la cama, haciéndote dañ...

-No me h...-intentó aclarar Paulina para que Andrea no se sintiera mal.

-No me interrumpas, por favor. Y sabes que te has hecho daño, tanta belleza pesa...-dijo Andrea refiriéndose a ella misma, logrando una negación y una sonrisa de la pelirroja.- Nos hemos reído, y YO, repitó, YO, te he levantado la camiseta, descubriendo el beneficio de tanto ejercicio...-comentó riéndose y sonrojando a la pelirroja.- y TÚ, repito, TÚ, me has dicho una de las cosas más bonitas que me han dicho en la vida: “Quiero que nuestra primera vez sea especial, tan especial como tú, igual de preciosa y hermosa que tú, y que la recuerdes para siempre, como yo te recuerdo siempre a ti”-citó de memoria las palabras que le había dicho Paulina, sorprendiéndola.- y para dejarme aún más enamorada... me has dado un beso en la punta de la nariz.-terminó de decir la rubia, mientras descendía una lágrima.

-Por favor no llores...-besó la lágrima Paulina, impidiendo que cayeran más.

-Y gracias a que yo te bese, y después de tus bellas palabras, intentara levantarte otra vez la camiseta, sabiendo que después de que me besaras el cuello ya no pararías, hice que siguieras...-finalizó Andrea, ahora sí, llorando al darse cuenta.

-Ey, por favor, te lo suplico... no llores...

Los besos llenaban el rostro de la rubia, hasta que consiguió parar.

-Sonríe... por favor...-dijo Paulina, haciendo pucheros como lo había hecho antes Andrea.

La felicidad de la pelirroja volvió al escuchar la risa de la rubia.

-Mejor así.