Podríamos...

Siento el retraso. 2ºParte

Podríamos...

CAPÍTULO 2:

La mirada de Andrea no dejaba de escanear a la morena '¿Le gusta?', se pregunto a sí misma al ver las formas que tenía Julie de mirar a Carolina.

-Si que tienes una cabeza dura.-le dijo la joven enfermera a la avergonzada Carolina.

La risa de Robert se escuchaba desde fuera de la enfermería, y la tierna mirada de Julie hacia la sonrojada castaña se podía ver a kilómetros de distancia.

-¿Cómo ha sido?-preguntó Carolina con el ceño fruncido, no sé muy bien si por la graciosa situación, o por la sonrisa tonta de su ami-novia.

-¿Em?-preguntó Julie desviando la mirada de Carolina que se encontraba sentada, cabizbaja en el asiento de enfrente, pensando en el raro sentimiento que le creció al ver a la rubia con Julie.

-Te has quedado más tonta de lo que ya estabas antes del golpe.-le dijo Andrea con claro enfado.

Julie reaccionó, y no le gustó ver la cara de la que ella consideraba su mejor amiga, solo que con derechos de casi novia.

-¿Estás enfadada?-le preguntó susurrando, para que Robert, entretenido con la enfermara y Carolina, perdida en sus pensamientos, no la oyeran.

-¿Por qué debería de estarlo?-preguntó la rubia, intentando disimular su rabia.

-¿Seguro?-volvió a cuestionar Julie, verdaderamente preocupada por la actitud de Andrea.

La chica asintió, le dio un pequeño beso en los labios y decidió salir de allí, dirigiéndose a su pequeño escondite.

'¡¿La ha besado?!' gritó en su mente Carolina, 'no puede ser...'.

-Carol...!-despertó Robert a la castaña.

-Dime...-dijo Carolina aún consternada.

-¿Estás bien?-le preguntó preocupada Julie.

-Sí, creo que estás mejor. Lo siento de verdad. Vamos.-dijo cogiendo a Robert por la camisa, sancándolo de la enfermería con ella.

-Esper... Mierda.-dijo Julie al ver como se iban sin poder hacer nada.- Por favor, señorita, ¿podría irme ya?

-Tienes que esperar a que venga la profesora de Química, se ha dado cuenta de que estabas aquí, y me ha pedido que no te deje ir, que tiene que hablar contigo.

-Genial...-dijo Julie con desánimo.

CAPÍTULO 3:

-¡Para, para!-detuvo Robert a la acelerada Carolina.

-¡¿Qué?!-gritó ella sobresaltada.

-Eso digo yo, ¿qué te pasa?-le preguntó su amigo.

-No lo sé... ella... y la otra chica...-empezó a decir.

-A ver, tranquilízate, ¿qué pasa con Julie?

-Ella... no sé...-dijo aún confundida por tantas emociones.

-No puede ser... ¡¿Te gusta?!-chilló Robert asombrado.

-¿Cómo...?-miró Carolina a su amigo, sorprendida por su rápida deducción.

-Joder... Se veía complicidad en vuestras miradas... Creo que tu también le gustas.-dijo seguro y con una sonrisa de “soy super inteligente” Robert.

-¡¿Qué dices?!-gritó Carolina. - Tiene novia... es imposible...

-¿La rubia?-preguntó Robert relamiéndose los labios por el recuerdo de la hermosa chica.-Estaba muy buena.

Carolina, levantó la mano y le dio un gran golpe al chico.

-¡Sin agresividad!

-Burro, que eres un burro, con razón no tienes novia, si eres un bruto que solo piensa con lo que te cuelga.

-No estábamos hablando de mi vida amorosa, eh. No me cambies el tema. No creo que sean novias...-dijo dudando el chico de ojos grises.

-He visto como se besaban...-dijo como para ella misma Carolina.

-¿Y me lo he perdido?-gimoteó Robert con las manos en la cabeza.

-Eres subnormal.-dijo realmente enfadada la chica.

-Lo soy, y lo admito.-respondió.-Veamos, tu le gustas, eso se nota, prueba a ver que pasa.

-¿Cómo que pruebe? Te has pasado exprimiendo tus pobres tres neuronas...

-En serio, me suena haberla visto en otro sitio.

-Claro que la habrás visto, esto tampoco es tan grande.

-¿Tu ya la habías visto...?-dijo el chico, pegándole golpecitos.

-Sí...-admitió Carolina.- En los campos, entrenando, juega a rugby. La vi cuando fui a acompañar una vez a Sandra a su partido de voley.

-¿Cuándo fue eso?-preguntó interesado Robert.

-Al principio del semestre, solo la vi una vez, pero estaba rodeada de chicas y chicos, supongo que amigos ya que se reían.

-Mmm...-dijo Robert al ver el tono con él que lo había contado su amiga.

CAPÍTULO 4:

'Le gusta...' se repetía una y otra vez Andrea escondida en aquel pequeño bosque del internado.

-Dígame profesora, que me quería comentar.-dijo Julie.

-Quería hablar contigo sobre tus faltas a mi clase.-dijo en tono amistoso la jovencísima profesora que a penas llevaba un semestre en el centro.

-Usted dirá.-dijo un poco cansada Julie de aquellas famosas charlas, sin perder el respeto.

-¿Por qué tengo entendido que es a mi clase a la única que faltas con tanta frecuencia?

'Siempre me acabas echando, para que entrar', pensó Julie.

-No comprendo tu poco interés en asistir a mi clase. -continuó la profesora.- Eres inteligente, buena compañera... No lo entiendo.-dijo la profesora de forma frustrada.

-Vera profesora, usted y yo, no compaginamos, siempre que entró a su clase duro menos de 15 minutos dentro.

-Pero eso es por tu comportamiento...-intentó explicar la profesora, 'mentira, me pones nerviosa...' se reconoció en el pensamiento.

-Por eso eso es por lo que prefiero no discutir con usted y no ir a sus clases, a parte creo que no tiene objeción alguna con mis notas en los trabajos que le entrego al terminar su hora, y en los exámenes.-dijo Julie sin grosería, pero sí, con seguridad.

-Sí, tienes razón. Espero que tu comportamiento en mis clases mejore y así que mis insistencias cesen y pueda verla todos los días en el laboratorio.-respondió la profesora insatisfecha con la conversación.

Julie salió de la enfermaría con cara de... ¿cómo describirla?... se notaba angustia, frustración, y pesar... pero ¿por qué?... Sus sentimientos encontrados. '¿Por qué me he quedado así al verla?' se preguntó, recordando su cara al conocer a Carolina. '¿Debo de romper la “relación” con Andy?', se seguía cuestionando mientras la buscaba.

Sabía donde estaba, el primer día que hablaron como posibles amigas, fue allí. Entró al pequeño bosque, y se adentro entre los grandes árboles con años de crecimiento.

-¿Andy?-preguntó Julie mirando hacia arriba del gran árbol del que colgaban unas piernas y se podía ver en su tallo a ras del suelo, dos nombres grabados.

No tuvo respuesta.

-Sé que estás ahí, te veo los “pieseses”...-dijo Julie recordando su vieja broma de los “pieseses”.

La pequeña risa de la chica rubia, que lloraba en silencio en lo alto del árbol resonó como música de ninfas en aquel precioso bosque.

-Así mejor.-dijo Julie, ya al lado de su ami-novia, secándole las lágrimas.-¿Por qué lloras?

Andrea negó con la cabeza, restándole importancia a su llanto.

-Odio, el momento en el que lloras...-dijo triste la morena-Además de que después pareces un tomate... Te pones rojita y te hinchas...-comentó imitando con su boca hinchada a un tomate, sacándole una carcajada a Andy.

-Mejor, mucho mejor...-reconoció Julie.

El paso de los minutos se notaron cuando el sol desapareció por completamente, y los “pieseses” que se balanceaban de una lado para otro dejaron de ser visibles.

-¿Te gusta la chica que te ha pegado?-preguntó finalmente Andrea con hilo de voz.

La pregunta tomó desprevenida a Julie, que por poco se cae de la rama que la aguantaba.

-Yo...-comenzó- verás... jamás te he mentido... y...-le costaba continuar sabiendo que lo que tenía que tenía que confesarse a sí misma y a Andrea, le haría daño a su ami-ya no tan novia.- bueno... ella... sinceramente... creo que... sí...

-Lo sabía.-dijo la rubia.

Julie levantó la mirada y la miró.

-¿Cómo que lo sabías?-preguntó frunciendo el ceño.

-Se te nota...-dijo Andrea con tono amistoso, como cuando un amigo te molesta por el o la chico o chica, que te gusta.

Julie achinó aún más los ojos.

-¿Andy...?-preguntó extrañada.

-Vamos a ver Julie, yo te quiero, más que como amiga, pero se que lo nuestro no puede ser, primero; soy demasiado para ti...-dijo haciendo reír a Julie por su ego tan ego- Y segundo; tu no me quieres. Y no te pienso obligar a amarme. El amor nace desde lo más profundo del corazón, no florece cuando queramos, como queramos y para quien queramos.-sentenció la rubia.

Julie sonrió en la oscuridad y buscando entre ella, cogió la mano de su mejor amiga.

-Tienes razón, eres demasiado para mí.-dijo la morena.

CAPÍTULO 4:

-¡Lo conseguí!-gritó,Robert, usurpando en la habitación de Carolina.

-Carol, una vez más que este psicópata en nuestra habitación así, y lo mato.-dijo en tono serio Sandra, compañera de cuarto de Carolina.

-Tranquila, yo te ayudo.-continuó Carolina.

-Ah! Pues me voy sin contarte lo que he encontrado sobre Julie...-dijo haciéndose el interesante el chico de p

elo negro.

-¿Julie?-preguntó Sandra.-¿Juega a rugby? Porque si juega, la conozco.

-¿La conoces?-preguntaron los casi hermanos, por su gran amistad.

-Sí. ¿Es ella?

Asintieron ambos.

-¿Y para qué queréis saber de ella?-preguntó otra vez la chica de mechas azules sin terminar de comprender la situación.

-Aquí, la amiga, que se ha enamorado...-dijo Robert pinchando a Carolina.

-¡¿En serio?!-exclamó Sandra- Normal...-dijo después.

-¿Cómo que “normal”?-volvieron a preguntar los dos a la vez.

-Dais miedo cuando habláis a la vez...

-¿Quieres explicar, por qué es “normal”?-chilló Robert muy metido en el tema.

-Ah, pues porque, a ver... Julie es... una chica, que atrae...-dijo Sandra intentando explicar, sin contar que Julie había sido más de una vez el centro de atención del equipo de voley.- Sin conocerte, te ayuda. Es super divertida... es muy simpática... sin contar que está...

La ganas de matar a Sandra aparecieron en Carolina, que escuchaba atentamente todo lo que decía su compañera.

-¿Te has enamorado?-le preguntó sin rodeos Sandra a la castaña.

-Me gusta...-contestó ruborizándose.