Podríamos...

8º Parte. Espero que os siga gustando la historia. :)

PODRÍAMOS

CAPÍTULO 19 :

Pasada la hora de comer, las tres parejas se pusieron en marcha hacia el orfanato. Julie llevaba a Carolina en la moto, la castaña no dejó pasar la oportunidad de agarrarse bien a la morena, y pedirle que antes de que el verano acabara le enseñara a conducirla, a lo que con una sonrisa Julie aceptó.

Dentro del coche, unos metros por detrás de la moto, Rubén intentaba no ruborizarse al mirar a sus dos amigas, que también bajaban la mirada avergonzadas cada vez que sus miradas se cruzaban. Mientras comían en ningún momento la incomoda situación de la habitación que había podido ver Pitufo salió a la luz, aunque los primeros minutos ninguno de los tres pudo dirigirse la palabra, y mucho menos mirarse a la cara.

-¿Y cuánto lleváis saliendo?-preguntó Nerea, la novia de Pitufo, sentada delante en el asiento de copiloto.

-¿Em?-preguntó Paulina contrariada y confundida por la pregunta.

-Aún no me lo ha pedido.-respondió sonriente la rubia, mirando al decir eso a la pelirroja, que si llega a estar bebiendo algo seguramente lo hubiera dejado volar.

-¿Em?-repitió incluso más confundida, pero a la vez feliz.

Las risas de Nerea y Andrea resonaron en el coche, sin embargo Pitufo miraba comprensivo a Paulina, que seguía sin entender muy bien el momento.

-Este lugar es muy importante para mi, es parte de mi historia.-le explicó Julie a Carolina.

-¿Estás segura de que quieres que vengamos contigo?-preguntó Carolina.

-Por supuesto, er...-no sabía si decirlo o no, pero había que arriesgarse para ganar ¿no?- eres muy especial para mi.

Las palabras de la morena, hicieron que la castaña sonriera notablemente. Los ruidos de los coches pasando por la carretera, el caminar de la gente, y todo lo demás dejo de entenderse, volviéndose unicamente una música de fondo. Era el momento, pensé al ver como poco a poco se iban acercando para besarse, en cambio todo volvió a ser ruidoso cuando Pitufo, dentro del coche tocaba el claxón.

'¿Justo ahora Pitufo?' se preguntó Julie fastidiada.

-¿Entramos?-preguntó el chico ya fuera del coche, cogido de la mano de Nerea que las obserbaba pidiéndoles perdón con la mirada porque ella si se había fijado en lo que estuvo a punto de pasar.

-Claro-respondió Julie, agarrando aire.

Carolina desorientada por lo que casi había hecho se separó de Julie dejándola confusa, y caminó junto a Andrea, que veía como Paulina seguía sumergida en sus pensamientos.

-Ey...-dijo la morena como saludo hacia la pelirroja.

Paulina no respondió, seguía encontrando en el suelo un buen sitio para reflexionar.

-Pau, ¿estás ahí...?-preguntó Julie, dándole un pequeño codazo.

-¿Em?-soltó la pelirroja, dándose cuenta de que llevaban caminando unos metros.

-¿Te pasa algo?-cuestionó Julie preocupada por el comportamiento de su compañera y amiga.

-Es difícil de expresar con palabras...

-A veces no sabes la forma correcta de contar lo que te pasa.-le ayudó Julie.-Yo suelo empezar a decir adjetivos, y con eso intento sacar algo con sentido.

Paulina rió.

-Es que es indescriptible...-dijo sin poder hacer más la pelirroja.

-Pf...¿me lo pones difícil, eh?-Julie bajo la mirada también y buscando algo indescriptible en su mente.- Ah... ya sé que es... te entiendo.

-¿De verdad?-frunció el ceño Paulina.

-Síp.-contestó mirando a Carolina.

-Me entiendes.-afirmó siguiendo con la mirada el lugar hacia donde se dirigía la vista de la morena.

Julie suspiro, viendo como hablaban su mejor amiga y musa.

Pitufo abrió la puerta de la recepción del orfanato, mostró un pase, y dijo que venía con unas amigas.

-Pasad.-dijo sonriendo de forma coqueta la joven recepcionista.

-Siempre te tiene que sonreír así...-susurro Nerea haciendo reír a su novio.

-Siempre serás mi celosa número uno... la primera...-dijo Pitufo dándole un beso en la frente a la chica que ponía cara agria.

-Y última.-sentenció.

Andrea y Carolina seguían hablando detrás de la pareja.

-Casi os besáis...-cantó la rubia, picando a la castaña.

-Puedes parar por favor...-suplicaba Carolina, roja y nerviosa.

-Cuando te bese me lo tienes que contar, conociéndola como la conozco, tardara por lo menos unos tres días en reaccionar y decírmelo.-dijo Andrea, saludando a la que ella llamaba la “guarra” que normalmente cuando iba con Julie la escaneaba y comía con la mirada.

CAPÍTULO 20 :

Paulina seguía a Julie, que sin que los demás se dieran cuenta había girado y entrado por otra puerta.

-Seguro que cuando lleguemos Pitufo nos echara la bronca, pero merece la pena ya verás. Ah! Por cierto, espero que estés preparada para entrenar un ratito a rugby...-dijo sonriendo de manera maliciosa Julie.

-¿Por aquí está permitido entrar?-preguntó la pelirroja.

-Sinceramente...-dijo pensando la morena.- No. Solía fugarme por este sitio, no pasa mucha gente, solo las mujeres de la limpieza por la mañana.

-Como acabe en la cárcel, te vienes conmigo.-dijo Paulina, haciendo reír a Julie.

-Tranqui... es solo, un atajo.- aclaró sonriendo la morena.

Caminando por el pasillo, torcieron a la izquierda, y a unos pocos pasos se podían ver un puerta grande de cristal. Salieron por la puerta, y los niños que jugaban en aquel bonito patio, se giraron a ver quien había salido.

-JULIE!!!- gritaron todos, corriendo a por la morena, que al escucharlos se había preparado para ser placada.

-Corre, prepárate.-le aconsejo la capitana.

La pelirroja por si acaso también cogió posición, y menos mal que lo hizo, sino lo más probable es que hubiera acabado aplastada.

Todos los niños empezaron a tirarse encima de las dos chicas.

-Y tú, ¿quién eres?-le preguntó el primer enanito que le había caído encima a Paulina, haciéndola reír.

-Paulina, un placer.-dijo riendo, mientras veía hacer una montaña de enanitos encima suya.

-AYUDA!!!-empezó a gritar Julie, haciendo que lo niños se siguieran tirando encima de ella.- BUAH!!!- volvió a gritar, cogiendo al más pequeño, pero rápido enanito que se había tirado encima suya.- BUAJ!!!-gruño Julie, subiendo al niño en brazos, mientras le hacía una especia de montaña rusa en sus brazos, causando la risa de los más mayores, además de la de el pequeño que gritaba de felicidad.

El pequeño tocó tierra, y se abrazó a las piernas de Julie. Ella se agachó y sonriéndole habló con él.

-Saul, ¿cómo te has portado?-le preguntó, él sonrió con cara de niño bueno.

-Muy bien.

-¿Seguro...?-preguntó de nuevo haciéndole cosquillas.

-Sí!!-gritaba riendo Saul.

-Pensábamos que no ibas a venir.-dijo uno de los mayores, de unos trece, catorze años.

-¡¿Cómo que no iba a venir?! Prometí que cuando volviera del internado, os enseñaría jugar un poco más de rugby ¿verdad?

-Sí!-corearon los mayores, casi todos adolescentes, que les encantaba jugar con Julie, porque les solía enseñar cosas nuevas.

Julie se pusó de pie y miró a la pelirroja que seguía en el suelo, con uno de los niños encima suya abrazándola.

-Os presento, ella es la medio melé de el equipo de Royal Rugby.-dijo señalando a Paulina.

-Ohh...- se escuchó decir a un chico rubio, de ojos marrones al fondo.

-Ese “Oh...” ¿Simon?-preguntó la morena.

-Sí.-respondió el chico tímidamente, acercándose a Julie.

La morena extendió el puño, y como típico saludo entre los chicos mayores del orfanato y ella, chocaron los puños.

-¿Has entrenado? Ella ha venido para enseñarte aún más, eh.-le dijo Julie sonriendo, contenta por la cara del chico al ver a una verdadera jugadora de rugby que tuviera la misma posición que él.- ¿Queréis jugar el primer partido?-preguntó sonriendo.

-Sí!!

Paulina miraba atónita todo, como Julie, organizaba a los equipos y con mucha emoción les explicaba a los más pequeños, y nuevos niños, que se ve que ella no conocía, como se jugaba al rugby.

-Bien, la última vez dejamos definidos los equipos. Para que podamos jugar todos, tendremos que hacer un mini-campeonato.

Los niños se separaron obedientes, hasta los grandes, que debían de tener unos quince, dieciséis años le hicieron caso.

-Los Enanitos conmigo y Pau, el resto ya sabéis a piedra papel o tijera.-dijo riéndose, al ver como los capitanes de los equipos, junto con el pequeño Saul, hacían un circulo y se disputaban los dos primeros equipos que jugarían el primer partido.

A la vez que todo eso pasaba, Paulina se había sentado a mirar, demasiado sorprendida, en una silla cerca de una puerta.

-¡Que susto!-gritó al ver a los otros cuatro, sentados junto a ella.

-Estabas embobada.-dijo Andrea.- Es genial, le hacen mucho caso, es un ejemplo para ellos.

-Síp, mi hermanita es la mejor, además me gusta ver como se tiran encima suya cuando pita alguna falta y no están de acuerdo.-dijo riéndose Pitufo.

Los niños ya habían decidido cuales serían los primeros dos equipos, y Julie, claramente sería el árbitro. Después les tocaría al equipo de los Enanitos, como los había llamado ella, contra el de los Scorpio, los medianos. Todas las chicas del orfanato miraban y como animadoras que eran vitoreaban a sus respectivos equipos.

-Les ha ensañado bien...-susurró Paulina, sorprendida de que los más mayores jugaran perfectamente contra otro grupo de casi edad.

Pasados unos minutos, Pitufo decidió presentar a Carolina a las animadoras.

-Nerea, me ayudas a presentar a Carol, Andy ya se está impacientando...-dijo riendo Rubén, mirando a la rubia que desde que llegó no paraba de saludar chicas, y alagar los bonitos peinados de todas.

Se levantaron, y dándole la vuelta al amplio patio, fueron hacia el grupo de niñas pequeñas y mayores que jugaban o animaban.

-Hola, ¿no animáis?-preguntó Andrea, saludando a el grupo de chicas mayores que miraban el partido.

-Laura se ha peleado con Adrián y ahora no le quiere animar.-informó una chica de nombre Samanta.

-¿Y eso Laura?-preguntó Nerea interesada, ayer mismo había ido y nada de aquel cotilleo había llegado a sus oídos.

-Chicas, os presento a Carolina.-la presentó la rubia.

Las once chicas la saludaron, haciéndole millones de preguntas, sobre donde se había comprado la ropa...

Julie desde el campo miraba con una sonrisa todo aquello, sabía lo que era que voluntarios como Nerea, Pitufo, Andrea, ahora Carolina y Paulina, vinieran a hablar con las chicas y chicos. Se relacionaban con más gente, a partir de un horario de tarde y mañana, cumpliendo con sus deberes podían salir por ahí, pero la mayoría o se quedaba dentro del centro, o salía con malas compañías como le pasó alguna vez a Julie. Las clases se daban dentro del mismo orfanato ya que eran más o menos unos cien niños de diferentes edades, y para ellos era difícil ver como los padres de sus amigos pasaban a recogerles a la salida del colegio. A los mayores se les daba a elegir, la mayoría por la edad preferían ir a institutos públicos, y relacionarse más con los de su edad, pero eso no pasaba hasta los 13 años, mientras tanto impartían clase dentro excepto casos puntuales como lo fue en su momento Julie, dada su capacidad. Eso la ayudó muchas veces a fugarse, y meterse en líos que aunque cuando conoció a Pitufo y su madre, disminuyeron, aún seguían ahí.