Podríamos

4ºParte

PODRÍAMOS

CAPÍTULO 7:

No sabían cuanto habían pasado ahí de pie las dos, hablando sobre libros, música, profesores... riéndose por las tonterías que decía Julie de vez en cuando...

Dentro de sus mundos, el tiempo se había parado.

El crujir inesperado de la barriga de Julie provocó sus risas.

-¿Tienes hambre?-preguntó sonriendo con gracia y ternura Carolina.

-Un poquito...-respondió con los dedos.

-Vamos a la cafetería y...

Miraron su reloj respectivamente, y se dieron cuenta de que la hora libre había acabado.

-Tengo clase...-dijo Carolina triste.

-Yo también...Química...-dijo con aún más pesar Julie.-¿Y si nos vemos después de clases?

-Vale.-respondió con entusiasmo la castaña.

-¿A qué hora sales?

-Terminó a las cinco todas las clases de hoy, pero después tengo baile.-contestó acordándose de sus clases de danza.

-¿Bailas?-preguntó Julie con cara de tonta, imaginándose a Carolina bailando.

-Sí, pero ¿tú a qué hora acabas las clases?

-A las seis y media... y después tengo entrenamiento de rugby...

-Pf...-bufó Carolina.-¿Y cómo lo hacemos?

-¿Cuándo terminas baile?-preguntó Julie intentando encontrar solución a la angustia que le producía no poder ver a la dueña de sus pensamientos.

-A las siete.

-¿Te gustaría venir a mi entrenamiento?-preguntó Julie entrecerrando los ojos.

-¡Claro!-respondió contenta Carolina.

-¿Si?-preguntó otra vez Julie.

-Sí, me encantaría.

Aún sorprendida Julie quedó con la castaña que pasaría a buscarla a las salas de baile a las siete menos cuarto, a esa hora Carolina ya habría terminado su clase.

Se despidieron, raro. Un gracioso beso en la comisura de los labios, dejó a Julie embobada y a Carolina feliz por el tacto de, casi, los labios de Julie.

CAPÍTULO 8:

Mojadas y muriéndose de la risa llegaron las dos chicas a la cafetería, donde todo los presentes se quedaron mirándolas como a dos locas.

-Creo que sí, el agua moja, y mucho.-dijo Paulina riéndose.

-Sí, tu teoría es cierta.-le continuó la broma la rubia.

Paulina se adelantó a Andrea, y cogió dos bandejas para el desayuno.

-¿Qué prefieres?.-preguntó señalando los crêpes, waffles y diversa comida que había en una especie de buffet libre.

-Mmm...-pensó Andrea, mientras veía como Paulina hacia malabares para echar en su plato los tres waffles que se iba comer-Esto.-dijo apuntando hacia lo que quería.- y esto...-continuó riéndose por las cosas que hacia Paulina para coger las cosas, y llevar las dos bandejas, negándose a que la rubia llevara la suya.

La pelirroja como medianamente pudo fue poniendo la comida de ambas en las bandejas, hasta que por fin se sentaron una enfrente de la otra.

-¿Qué te toca ahora?-preguntó la rubia, suplicando que le dijera historia para así seguir riendo y charlando.

-Biología.-respondió Paulina, se metió un trozo de su delicioso waffle con chocolate a la boca.

-¿Biología? Pero, ¿no vas a letras?-frunció el ceño la rubia, robándole un pedazo de waffle, sacándole una sonrisa a la pelirroja, tanto por el atraco a su plato, como por la forma en la que se le ponía la nariz a Andrea al fruncir el ceño.

-No, soy de ciencias.

-¿Y cómo es que tienes griego?

-Ah, es una larga historia...-dijo sin darle importancia al tema, cogiendo un trozo de fruta del plato de la rubia mientras miraba hacia otro lado.

-Cuéntamelo...-dijo poniendo morros Andrea, dándole tres vueltas al corazón de Paulina.-Eres una ladrona...-dijo riéndose por la manera de robar de la pelirroja.

-Tú me has quitado de mi waffle.-dijo defendiéndose, haciendo reír a la rubia que cogía otro pedazo del plato de Paulina.

-No te desvíes del tema...-seguía riendo, comiendo más waffle.

-Mis padres son apasionados a viajar, y desde que tenía un año viajamos cambiando continuamente de sitio. Al año, nos fuimos a Inglaterra, cuando cumplí los cinco, mi regalo fue una nueva vida en Alemania, no duramos mucho tiempo allí, sólo un año. Luego fue Estados Unidos, y nos quedamos tres años, después Italia. Estuvimos otros tres años, más o menos. Finalmente vivimos en Francia hasta que decidieron volver a España, agobiada por tanto viaje, les pedí un poco de estabilidad, además de que pronto cumpliré los dieciocho. Y como, domino el inglés, francés, alemán e italiano... Cuando comencé aquí, podía prescindir de el francés e inglés que son obligatorias en bachillerato, y me dieron a elegir dos asignaturas de letras...

La cara de Andrea después de oír todo aquello era un poema.

-Dios...-susurro.

Se recupero un poco al ver como Paulina se movía incomoda en su silla, siempre le pasaba igual cuando contaba aquello.

-¿Y cuál es la otra asignatura que escogiste?-preguntó la rubia con curiosidad.

-Filosofía. Me gustan ambas.

-Son mis preferidas.-comentó sonriente Andrea.

-Lo he notado...-susurro la pelirroja para ella misma, recordando la concentración que desprendía Andrea en esas clases.

-¿Si?-preguntó Andrea confusa por el comentario.

-¿Eh? Bue...bueno...s...s...se...nota...tu...conce...concentración...en esas...cla...clases...-respondió Paulina nerviosa otra vez.

Andrea rio con ternura por el tartamudeo de su ¿nueva amiga?.

-Es hora de ir a clases...Es una pena que solo compartamos filosofía y griego. Me hubiera gustado seguir hablando contigo.-dijo Andrea con pesar.

Paulina asombrada y feliz por lo que acababa de escuchar, saco valor y …:

-Podríamos vernos después de clase si quieres, termino a las 6 y media, aunque...-dijo acordándose de su entrenamiento.

-Aunque...-dijo ansiosa Andrea.

-Aunque tengo entrenamiento de rugby...

-¡¿Rugby?!-gritó la rubia.

-Sí, desde que comenzó el semestre. ¿Por?

-No me lo esperaba, bueno mirándote bien...-dijo Andrea mirando de abajo a arriba el esculpido cuerpo de la pelirroja, cubierto por unos vaqueros y una sudadera de Pokemon.

Paulina se sonrojó ante la mirada de la rubia, que fue subiendo hasta centrarse en esos carnosos labios rosados.

Las dos bajaron las miradas sonrojadas.

-Entonces...-dijo Andrea.-¿Pasas por mi para verte entrenar?

La mandíbula de la pelirroja se pudo haber desencajado.

-Cl...claro.-respondió feliz y nerviosa.

-A esa hora estaré terminando literatura.

-De acuerdo. Pasaré por ti.

-Bien.

-Bien-repitió la pelirroja, sin saber muy bien como despedirse de la chica de sus sueños.

Andrea al ver que Paulina no tomaba la iniciativa, se puso un poco de puntillas y le besó la mejilla, se giró y comenzó a correr como si hubiera cometido un crimen.

CAPÍTULO 9:

La profesora de química había rebajado sus llamadas de atención hacia Julie, teniendo en cuenta que su alumna se encontraba en otro mundo, pasando sus dedos cada cierto tiempo por la comisura de sus labios, recordando el beso de Carolina.

Las horas se le pasaron rápido, terminando su dibujo. Nadie sabía lo que dibujaba, pero para ella eso un gran tesoro que cuidaría siempre.

Su última clase pasó lenta, al menos para ella, que miraba el reloj cada dos minutos, para frustrarse más.

Escuchó las palabras mágicas del profesor y salió corriendo a las salas de baile. Llegó diez minutos antes de lo previsto, y pudo ver como la que ella creía que era su musa, se movía de un lado a otro, en sutiles pasos, en pequeños gestos de la hermosa danza que era acompañada por el piano que sonaba.

Apoyada en el marco de la puerta, y con la cara que se estaba convirtiendo en la habitual, miraba a Carolina, quien se dio cuenta que estaba siendo observada.

La música acabo, y junto a ella el bello baile. Carolina paró, se despidió del pianista y caminó en dirección a Julie.

-Hola.-dijo Carolina.

-Hola...-dijo en suspiro Julie.

Callaron, sus miradas hablaban y sus respiraciones se sincronizaron, demostrando la paz que sentían en aquel momento.

La vibración del móvil de Julie quebró la situación.

-Voy a cambiarme, ahora vuelvo.-dijo Carolina despidiéndose con un beso en la mejilla.

Julie vio el caminar de Carolina hasta que se perdió en los vestuarios.

Sacó su teléfono y leyó con atención las instrucciones que le había mandado su entrenador, dejándola a cargo del entrenamiento por problemas familiares.

CAPÍTULO 10:

El camino hacia el campo para las dos parejas era acompañado de risas y miradas cómplices.

Julie y Paulina tuvieron que dejar a sus damas en las gradas, pero sin percatarse en ningún momento de la presencia de la otra pareja.

La capitana, Julie, llegó al vestuario, escuchando las quejas de sus compañeras por lo mojado que estaba el campo.

-Os he avisado por mensaje que llovería, sino no os arreglarais tanto para entrenar...-dijo riéndose sin malicia.

Paulina entró y saludo a las chicas que ya se estaban cambiando.

-Como a ti te encanta mancharte...-le dijo una de las chicas a

Julie.

-No os quejéis tanto, hoy el entrenador no puede venir, me ha pedido que dirija el entrenamiento así q...

Las protestas de las chicas por lo ruda que era Julie con sus entrenamientos se hicieron presentes.

Paulina reía, conocía la intensidad de Julie a la hora de entrenar, pero era la mejor por algo. Julie siempre demostró capacidad para cualquier tipo de deporte, y le gustaba tanto que hasta que no lo controlaba completamente no se rendía.

-Va... Tampoco es para tanto... ¿Soy tan mala?-preguntó inocentemente.

-¡Sí!-gritaron todas.

Fuera la lluvia empezó de nuevo, el cielo no había mostrado piedad con el sol, que era raro que en esa época del año no asomara con gran intensidad.

El equipo salió al campo, y las protestas al cielo aumentaron.

Carolina y Andrea miraban el campo, y cuando sintieron las gotas caer decidieron cubrirse en la parte con techo de las gradas.

Casualidad o destino acabaron sentadas una al lado de la otra. Carolina, reconoció rápidamente a la rubia del día anterior, la del besó con Julie. Y como no, Andrea, reconoció al motivo de su “ruptura” con Julie.

-Hola.-saludó Andrea primero, sin ningún rencor.

-Hola. ¿Eres Andrea, no?-preguntó con una sonrisa, un tanto falsa Carolina.

-Sí, la amiga de Julie.

-¿Amiga?-preguntó en voz alta, arrepintiéndose en seguida la castaña.

-Sí. ¿Paso algo?-preguntó Andrea extrañada, '¿sabe que Julie y yo salíamos?'

-No, no.-pensó si preguntar o no.- Es que ayer sin querer vi como os besabais...

-Ah...-dijo Andrea-No, es una muestra de cariño que tenemos...

La mentira de Andrea había empeorado la cosa, ahora Carolina se preguntaba si Julie se iba besando con todas sus amigas, creándole celos irremediables.

Dentro del campo la morena dirigía con menos agresividad que anteriores veces al equipo.

Paulina de vez en cuando perdía un balón por mirar hacia las gradas, al igual que Julie, que dejaba de mandar para mirar a su musa.

A eso de las nueve, Julie y Paulina salían de los vestuarios, sus sudaderas con el emblema del internado, y números en el equipo les quedaban grandes, por diferentes motivos. A Julie porque le gustaba llevar la ropa dos o tres tallas más grandes que la suya, y Paulina, porque el día que se la dieron sólo quedaban de esa medida. Cuando se fijaron que iban hacia el mismo sitio, se acercaron y empezaron a hablar.

-A mi no me pareces mala.-dijo riéndose Paulina.

-Oh! Bueno saberlo, creo que te gusta tanto como a mí, por lo que no te parecen tan duros.-dijo Julie sonriendo de lado.

-Supongo...-dijo Paulina- Si no hubiera sido por ti, yo no me hubiera atrevido a entrar en el equipo.-comentó recordando el día que se conocieron y Julie le ofreció entrar,- Gracias.

-¿Gracias?, ¿por conseguir a una de las mejores medio melé de la liga?-preguntó Julie.- Gracias a ti.

Paulina no dijo nada más, si ella era una de las mejores, Julie sería la mejor de las delanteras de toda la liga.

Subieron a las gradas y sonrieron al ver a sus acompañantes esperándolas.

-¿Andy?-dijo Julie al verla sentada al lado de Carolina.-¡Andy!-gritó otra vez, dándose un golpe en la frente al haber olvidado su desayuno.-Lo siento, lo siento...

Se arrodillo enfrente de su mejor amiga, causando unas miradas asesinas que atravesaban su nuca.

Andrea después de su día con Paulina había olvidado lo de Julie, pero con su malvada mente decidió crear reacciones.

-Mala persona...-dijo mirando a Julie.

-Perdón, perdón...-repetía una y otra vez Julie, verdaderamente se sentía mal por lo de su amiga, ¿cómo se le había podido olvidar?

-...

-Perdón...-susurro Julie.

Andrea al ver que su amiga desde el principio estaba arrepentida, y que tanto Paulina como Carolina estaban incomodas, paró.

-Vale...-dijo con una sonrisa mirando a Paulina.

Una ráfaga de viento, sorprendentemente frío hizo titiritar a Carolina y Andrea que iban con blusas de manga corta y shorts.

-¿Tienes frío?-preguntó Julie, ya de pie junto a Carolina.

La morena y pelirroja, compartiendo el mismo pensamiento, se quitaron sus sudaderas y se las hicieron poner a regañadientes a la rubia y castaña.

-Tengo hambre...-dijo Julie.

El silencio después de la escena de antes se había impuesto en el ambiente, por lo que Julie se levantó, cogió la mano de Carolina y la atrajo hacia ella, pidiéndole a Paulina con la mirada que hiciera lo mismo.

-¿Vamos?-preguntó la pelirroja extendiendo su mano, al no tener la osadía de la morena.

Andrea cogió su mano, y Julie sonrió complacida, pero preocupada ante el comportamiento de Carolina.

-¿Te pasa algo?-le preguntó.

-¿A mí? Nada.-dijo seca la castaña, viendo como Paulina por petición de Andrea metía las manos en el bolsillo de en medio de la sudadera, pidiéndole que le calentara las manos.

-No tengo permiso para hacer esto, pero quiero hacerlo.-dijo Julie abrazando por la espalda a Carolina, hablándole pegada a la oreja.

Los minutos pasaron despacio, Andrea y Paulina se miraban con las manos juntas dentro de aquel bolsillo, y Julie cerraba los ojos mientras olía el sedoso pelo de Carolina, que suspiraba también con los ojos cerrados.

Probablemente, el amor que se sentía en ese instante en ese lugar era incluso empalagoso, pero era lo que el cuerpo y sobretodo el corazón les pedía.