Poderes mágicos III: La cam (sexo virtual)

A la mañana siguiente el alumno se queda sólo y decide practicar sus poderes con las nuevas tecnologías y de paso alegrarle el día a alguien al otro lado de la red.

Me desperté a la mañana siguiente con mal cuerpo, la falta de sueño y el esfuerzo físico del día anterior me iban a pasar factura. Me restregué los ojos y con esfuerzo me levanté de la cama. Hacía un frío propio de diciembre, pero poco propio para el interior de una casa, tiritando me moví hacia el baño que estaba ocupado.

Lo que me faltaba, si mi hermana había entrado me tocaría esperar un buen rato, de modo que me aguanté las ganas que tenía y me fui a la cocina. No había nadie, de modo que me tocó preparar el café a mí. Hice una buena cantidad y me serví una tapa humeante para ver si conseguía entrar en calor.

Me encontraba en aquel momento en modo zombie, podía pasar un camión por delante de mí y no me daría ni cuenta, sin embargo los exámenes seguían estando muy cerca y me tocaba estudiar sí o sí y cada hora contaba.

Después de lo que me pareció una eternidad en la cocina apareció mi hermana con la bata y una toalla puesta en la cabeza.

-Buenos días

Alcé la mano en señal de respuesta y le acerqué la jarra de cristal con el café. Se acercó con una taza para que le sirviera y me besó en la mejilla cuando lo hice.

-Muchas gracias, chache.

La verdad es que ella era muy cariñosa, no sólo conmigo si no con todo el mundo. Era un par de años menor que yo y siempre habíamos tenido una buena relación, casi nunca peleábamos y nos ayudábamos mutuamente tanto en los estudios como con nuestros problemas sentimentales. Al igual que yo tenía el pelo castaño y liso, pero había heredado los ojos verdes de mi padre.

Tenía buen cuerpo, a pesar de ser bajita y no tener mucho pecho, pero tenías unas caderas muy sensuales y la piel misteriosamente bronceada todo el año, a diferencia de mí que era bastante pálido.

Como he dicho teníamos mucha confianza y normalmente nos abrazábamos efusivamente para saludarnos o despedirnos, pero cuando me vio que no dije nada entendió a la perfección que estaba muy cansado y no se molestó en absoluto, me dedicó una sonrisa y se sentó a desayunar.

-Me voy a estudiar- Balbuceé mientras me marchaba.

-Más te vale-  me dijo mientras ponía la televisión y se untaba una tostada.

Pasé por el baño lo primero, que estaba lleno de vaho por todas partes y salí bastante aliviado, creía que me iba a reventar la vejiga. Arreglé un poco mi habitación e hice la cama. Por suerte no se había manchado demasiado la sábana, de modo que cuando tocara hacer la colada no se notaría, el problema es que en la camiseta sí se notaba, así que tendría que darle un agua pronto.

Ahora que lo pensaba, mi hermana acababa de verme con la camiseta, ojala no se haya dado cuenta, pensé. Puse en marcha mi ordenador mientras me desvestí para meterme en la ducha. Una vez en el baño cerré el pestillo y me miré al espejo, no notaba nada diferente en mí, pero sabía que no era el mismo de antes, como cuando una persona gana confianza en sí misma y se le nota un aspecto diferente aunque no haya cambiado.

Decidí que ya que estaba desnudo frente al espejo miraría un rato mi otro cuerpo, de modo que en un abrir y cerrar de ojos volví a ser la deslumbrante chica de mis sueños. No había tenido muchas ocasiones de mirar detenidamente como lucía y la verdad es que era algo espectacular, podía pasarme horas mirando ese cuerpo desnudo.

Pero como no podía perder tiempo me repuse y me metí en la ducha, no sabía con cuál de las dos formas hacerlo, de modo que me duché con ambas, por si acaso. Me aseguré de enjabonarme a conciencia, en especial con mi forma femenina, ya que me encantaba el efecto del jabón sobre los pechos de una mujer, no llegué a masturbarme, pero con tanto toqueteo en ambas formas salí bastante cachondo de la ducha y más empalmado de lo normal.

Me había tomado más tiempo de lo habitual, de modo que esperaba que nadie se hubiera dado cuenta Salí de la ducha y me metí en mi habitación, en cuanto hube revisado las redes sociales me puse de inmediato con mis apuntes, con los que me costaba muchísimo concentrarme de por sí, pero más ahora con el calentón que llevaba encima.

Cuando creía que lo estaba consiguiendo escuché la voz de mi madre tras la puerta. (Siempre hacía eso desde la ocasión que entró sin avisar a mi habitación y me encontró masturbándome).

-Hijo, ¿Estás estudiando?- Dijo sin abrir la puerta siquiera.

-Sí, mamá.

-Vale, aprovecha, me voy a comprar, tardaré un rato. – Ya me gustaría a mí que me cundiera más el tiempo- Tu hermana se ha ido a la tienda, cuando acabe de comprar la relevo y la envío a casa para que ambos comáis juntos.

Eso significaba que me tocaría hacer la comida a mí. Ya que mi hermana era tan vaga que era capaz de quedarse sin comer con total de no ponerse a cocinar. De modo que solté un respiro.

-Por cierto, ¿Quieres que te compre algo, ya que estoy?

En un principio no quería nada, pero de pronto pensé en mi otro cuerpo. ¿Sería muy descarado pedir algo para ella sin que sonara extraño? Decidí arriesgarme, pero sin descubrir mis cartas, yendo poco a poco.

-Yo no necesito nada, pero creo que vendría bien que compraras suavizante de pelo. He notado que queda poco.

-¿Otra vez? Tu hermana lo consume a un ritmo que no es normal. Está bien, besos, hijo.

-Adiós mamá.

Cuando se hubo marchado intenté concentrarme de nuevo en mis estudios, cosa que parecía imposible. Mi madre me había cortado el rollo, pero parecía que lo recuperaba muy rápidamente. Cada vez que mis ojos pasaban por una línea de letras mi mente no hacía más que imaginas cosas, mi pene estaba dispuesto y pidiendo guerra.

Hice un vano esfuerzo por ignorar todo eso, pero me rendí finalmente. No parecía afectarme ya el cansancio con el que me había levantado, o al menos mis impulsos sexuales eran más fuertes.

Como tantas otras veces minimicé todo aquello que me servía para estudiar y abrí una página nueva del explorador en modo incógnito. Exploré mis sitios habituales en busca de vídeos para hacerme una buena paja. Actrices espectaculares, mucho morbo, fetiches y otros placeres a mi alcance para decidirme.

Normalmente ojeaba durante un rato, ponía a cargar tres o cuatro y comenzaba a darle al tema, pero hoy no me llenaban las chicas que veía, comparadas conmigo me parecían de otra categoría inferior. Pasé unas cuantas pestañas de la página sin cargar ninguno de los vídeos hasta que me fijé en la publicidad de los márgenes. En un recuadro parpadeante anunciaba un sitio de contacto de webcams aleatorias.

Recuerdo que tiempo atrás decidí probarlo, ya que era gratuito, pero no me llamó demasiado la atención, ya que la mayoría de los usuarios (por no decir el 99%) eran hombres, y además, la mitad directamente tenían la cámara exclusivamente enfocando sus penes.

Se me ocurrió la perversa idea de dejarles disfrutar un poco y sacar a mi otro yo, así que me transformé antes de nada. Nada más hacerlo noté que mi ropa me quedaba grande y extraña. Como nunca me había transformado vestido no me había percatado. Otra cosa más, a parte del suavizante que tendría que obtener, y esta iba a ser más difícil de mantener escondida en mi habitación, y no digamos lavarla, plancharla y demás.

Pero era un problema que decidí desplazar a más adelante, así que busqué en la habitación de mi hermana ropa que me pudiera servir. Como es lógico, nunca había buscado nada en el armario de mi hermana, así que me llevé un par de sorpresas, por ejemplo que tenía una sección de la ropa interior dedicada a lencería picante, en la que me entretuve un buen rato o que disponía de uniformes de colegiala con un propósito muy claro, ya que en nuestra época de estudiantes no usamos jamás uniforme.

Me decidí por un conjunto con minifalda bastante provocador, me lo fui a probar y comprobé que la talla era bastante similar, menos en la parte superior, que me quedaba algo apretada, ningún sujetador me valía porque me hacían daño, así que me abroché la blusa como pude intentando no reventar los botones con mis pechos y me dirigí a mi habitación de nuevo, no sin antes echar un vistazo al espejo para ver lo increíblemente sexy que lucía con aquel conjunto, sólo verme hacía que me humedeciera en mi interior.

Encendí la Cam y me metí en la página en cuestión. Enfoqué en un principio a mi cara únicamente, dejando en la parte inferior mis hombros y le di para empezar. Mi primer compañero fue un chico joven que parecía estar mirando la televisión o algo parecido, no se movió lo más mínimo a pesar de que le saludé, de modo que avancé hasta la siguiente webcam.

Esta vez me tocó un par de chicos que vestían ropa ancha y llevaban gorra. Al verme les cambió el rostro y chocaron las palmas como felicitándose. Uno de ellos se acercó al teclado y empezó a escribir.

-Hola chochito, estás cañón.

Arqueé una ceja, no soportaba a la clase de chicos que actuaban así, de modo que no les di ni una oportunidad y pasé a la siguiente cámara donde encontré a un chico gordito en la penumbra con un pequeño pene al aire. Nada más verme comenzó a agitarlo frenéticamente. Supongo que con la idea de que yo iba a quitar rápidamente la conversación y sólo dispondría de unos instantes para pajearse viéndome. Así que le saludé para calmarle.

-Hola, ¿Qué tal estás?

El chico se calmó un poco, debía estar flipando en colores porque alguien se detuviera a charlar con él. Con la otra mano alcanzó a escribir lo más deprisa que pudo.

-Hola guapa, yo estoy bien, y tú?

-Pues bastante aburrida, nadie me hace caso.

Sonreí, era tan fácil que casi cualquier cosa que dijera no haría más que ponerle cachondo, cosa que noté al instante pues se le empinó del todo la polla, no es que hubiera crecido demasiado, pero sí tenía pinta de estar como una piedra.

-Yo sí te hago caso.

-Menos mal, además se ve que te gusta lo que ves.

-Sí, eres muy guapa.

-Oh gracias, eso no es algo que me suelan decir los chicos. Tú pareces especial.

-¿En serio?

-Claro que sí, me encantaría ver cómo te masturbas, ¿Me lo enseñas?

El chico encendió la luz y se acercó a la cámara, para ponerme su pequeña pollita en la pantalla, se notaba que estaba a punto de correrse. Se veía una gota de líquido saliendo de su capullo.

-Me enseñas algo?

-¿Prometes que pensarás en mi?

-Siiii

Con mirada picarona pasé mi lengua por los labios de forma sensual mientras ponía una mirada cachonda, baje el enfoque poco a poco hasta mostrarle la zona de mi escote, el chico estaba a más no poder, parecía que fuera a darle un infarto. Desabroché los primeros botones dejando que mirara el canalillo. Me estaba tomando mi tiempo, de modo que pasé mis manos por mis tetas y resalté mis pezones para que se notara que no llevaba sujetador.

Sin previo aviso un chorro enorme de semen salió disparado hacia la pantalla y aunque no llegó a darle pudo verse como el chico no podía más y vertía un lento flujo, como la lava fluyendo del volcán. Se veía que respiraba con dificultad y que no sabía qué hacer a continuación, así que tras unos segundos de vacilación la imagen desapareció dando a indicar que había cortado la conexión dejándome bastante insatisfecha, pero no sorprendida.

La siguiente imagen que pude observar en mi pantalla fue la de un chico al que no se le veía la cara, iba totalmente vestido y no parecía estar haciendo nada en especial. De cuerpo era bastante normalillo, por la forma de vestir me recordaba en cierto modo a mí mismo, cuando estaba en mi cuerpo normal.

-Hola -saludé.

-Hola, no es habitual encontrar a chicas por aquí.

-Lo sé, disfruta, porque puede que sea la única que veas.

-De momento ya estoy disfrutando de lo que veo.

La cámara seguía enfocando mi canalillo abierto, de modo que se veía claramente cuales eran mis intenciones.

-¿Te vas a conformar con lo que ves?

-Si hubiera más se agradecería.

-Pues puedes considerar que hoy es tu día de suerte, siéntate y disfruta.

Me levanté y enfoqué bien para que se me viera de cuerpo entero, lentamente comencé a bailar sensualmente. Dicho así suena muy bien, pero era más fácil decirlo que hacerlo, lo había visto cientos de veces en vídeos y películas, pero hacerlo uno mismo era harina de otro costal. Me sentí realmente torpe mientras meneaba mis caderas de forma bastante rígida y descarada, pero estaba tan cachonda que no me importaba.

El chico me miraba, o parecía que me miraba, ya que no conseguía verle la cara y se puso en una posición más cómoda para disfrutar del espectáculo. Me puse de espaldas y terminé de desabrocharme la blusa que dejé a un lado, meneé la espalda hacia los lados y me giré con los brazos cubriéndome los pechos. El chico estaba con los pantalones desabrochados acariciando su miembro por encima de la tela de los calzoncillos.

Le dediqué un par de guiños y movimientos y terminé por destaparme las tetas dejándoselas frente al monitor en todo su esplendor. Las apreté con las manos dejándolas bizcas y continué con mi baile. El chico parecía estar ya completamente empalmado a juzgar por el enorme bulto que asomaba en sus calzones.

Me di la vuelta de nuevo y me subí la minifalda dejando mi trasero al aire, me agaché para que pudiera verlo mejor dejando únicamente un seductor tanga rojo entre mi húmedo coñito y su visión. Tal y como estaba separé las piernas y comencé a masturbarme por encima de la ropa interior, desde hace un rato me lo estaba pidiendo el cuerpo.

Estaba bastante mojada, notaba la tela húmeda en el punto donde estaba la entrada a mi interior, el tacto del tanga rozando mi clítoris y mis labios era asombroso, los movimientos me salían solos, cada vez más naturales, con la mano libre comencé a masajear mis pechos que colgaban hacia delante y que se balanceaban al ritmo que me masturbaba.

Cuando me di la vuelta el chico ya se había sacado la polla afuera, era larga pero fina, tenía buen aspecto, por lo visto mientras había estado ocupada tocándome me había estado escribiendo elogios sobre mi cuerpo, me detuve ante el último que me había dicho.

-No te quites la falda, déjatela puesta que me da mucho morbo.

La verdad es que a mí también me gustaba mucho ese estilo y como estaba muy cachonda le hice caso, me quité el tanga sin quitarme la falda, mi coño desprendía calor, podía sentirlo al contacto con el aire fresco de mi habitación.

-mmm, como me gusta, métete los dedos en la boca y piensa que es mi polla.

Lo hice al instante, en realidad no estaba pensando que fuera su polla, me encantaba la sensación de pasar mi lengua por mis dedos, pero le deleité con una buena vista de una zorrita obediente.

-Ahora muéstrame ese chocho tan bonito que tienes.

Coloqué la cam cerca de mi cama para que pudiera verse con claridad y me tumbé con las piernas abiertas dejando que contemplara a placer mi entrepierna desnuda. Me separé los labios con los dedos para que se viera bien y comencé a masturbarme al ritmo que lo hacía él.

Mis dedos frotaban con fuerza mi clítoris como lo había hecho anoche, pero ahora era más eficiente, no lo hacía como cuando masturbaba a otras mujeres, ahora sabía exactamente lo que tenía que hacer, donde tocar, cuando cambiar de zona, en qué sentido ir… cosas que desconocía antes y que me hacían retorcerme de placer.

-Ahora ponte a cuatro patas como antes y métete los dedos

Obediente y sumisa hice lo que me dijo, me puse a cuatro patas con la falda levantada hasta las costillas y comencé a penetrarme, esta vez con dos dedos no me pareció suficiente y añadí un tercero, mi útero vibraba con cada pasada, intenté buscarme el punto G, pero la verdad es que daba un poco igual, casi cualquier cosa que hacía me sacudía las caderas, me erizaba el vello dela nuca y recorría mi interior como una descarga.

Aparté el pelo de la cara y lo posé sobre mi espalda mirando hacia la cámara con cara de placer, el chico había dejado de hablar, se masturbaba con ambas manos con bastante rapidez, no le debía quedar mucho y a mí tampoco, dejé rienda suelta a mi orgasmo al poner la mano que me masajeaba los pechos en mi clítoris a la vez que me penetraba.

Tenía la cabeza apoyada en la almohada y la lengua fuera mientras terminaba de correrme, no contenía el volumen, ya que no había nadie en casa, mis flujos salían con tanta facilidad como los gemidos, mis manos parecían chapotear con cada pasada que hacía por mi coño, tremendamente sensible en los instantes finales.

Por último me dejé caer en la cama exhalando el aliento mientras mis pechos subían y bajaban con cada bocanada. Miré a la pantalla y vi que el chico estaba a punto de correrse, con una de sus manos alcanzó el teclado y logró escribir.

-Me corroooo, pon la boca para que pueda hacerlo dentro.

Le dediqué una sonrisa y agarré la cámara para colocarla de tal modo que se pudiera apreciar mi boca y mis tetas desde arriba, saqué la lengua tal como había visto hacer a las actrices porno en las películas y esperé su corrida que no tardó en llegar, salió mucha cantidad, bastante diluida que fue a parar a su vientre y a sus manos. Echó la cabeza para atrás intentando recobrar el aliento tal y como había hecho yo instantes atrás.

-¿Te ha gustado? A mi desde luego me ha encantado tu polla.

-Sí, ha sido genial!

-Puede que lo repitamos otro día.

-Claro, ¿Me podrías dar tu correo?

Le guiñé el ojo y cerré la página, dejando mi escritorio a la vista, apagué la cámara y me dirigí al baño, la verdad es que me iba a tocar ducharme de nuevo, pero había merecido la pena.

Me dirigí primero a la habitación de mi hermana para guardar todo rápidamente, no fuera a ser que volviera antes de tiempo alguien y me di una ducha rápida. Cuando salí seguía solo, de modo que me transformé, me vestí y continué mis estudios donde los había dejado, mirando un punto al azar de mis apuntes mientras mi mente divagaba por otros lugares y por otros planes que se me iban ocurriendo.