Poder entre mis Piernas (01)
Buenos días, mi nombre es Estela y quiero contarles mi historia, de como pasé de ser una madre soltera y ama de casa conservadora, a la perra insaciable de una transexual con 12 pulgadas de poder entre sus piernas.
Poder entre mis Piernas 01
¡¡¡MMMMM!!! ¡¡¡MMMMM!!!
¿Te gusta mi amor?
¡¡¡MMMMM!!! ¡¡¡SIIII ES ES DELICIOSOOOOGGHHHH!!! ¡¡¡MMMMMGGGHHHH!!!
¡Qué bueno!
Estoy en la cama, haciendo el amor con un semental más bien, una semental. ¡Qué delicia! Sentir su inmenso falo entrar y salir de mi interior, mientras yo le chupó el suyo a mi otra amante me vuelve loca. ¡Son 12 pulgadas las que se traga mi delicada rajita! ¡Y es una verga tan gruesa como mi muñeca, me vuelve loca! ¡Mmmmm!, ojalá me diera más duro, tengo ganas de que me trate con más brusquedad hoy, pero no, así está bien. De todas maneras es absolutamente delicioso. ¿Envidia?
Sobre la cama, de costado, con la pierna izquierda en alto, Micaela hinca su indoblegable verga hasta el fondo de mi intimidad, mientras acaricia mis senos pasando su mano derecha bajo mi cuerpo. Yo me los acaricio también con mi mano izquierda y con la derecha le sujeto el pene a mí otra amante, Nicole. Si, dije Micaela y Nicole. Si se metieron a la sección de transexuales de esta página de relatos eróticos, es congruente que se encuentren con una escena como la que les describo, ¿cierto? Mis niños, si les gustan las mujeres vergudas quédense, si no mejor vayan a otro relato que esta serie tiene un montón.
¡A propósito!, mi nombre es Estela Estrada y creo que es bueno que me conozcan
Actualmente tengo ya muchos años, pero en aquellos días tenía 38, era ama de casa y junto a mi hermana tenía una abarrotería con la que nos sosteníamos. Medía 1.65 de estatura, era (y sigo siendo) de tez blanca y sonrojada con grandes ojos verdes, nariz algo pronunciada, pero recta y fina, y boca pequeña de labios delgados y delicados. Mi cuerpo era muy delgado pero esbelto, de senos de redonditos, firmes y de buen tamaño creo yo, tirándole entre medianos y pequeños. Cintura estrecha y bien marcada, caderas no muy anchas pero redonditas, como para sujetarse de ellas. Piernas torneadas y un par de bellas nalgas, redonditas y bien paradas como todo en mí.
Como verán tenía un cuerpo que invita a los más perversos y lujuriosos pecados, lo tuve desde los 14 y no he cambiado mucho desde entonces, por ello dicen que aun parezco niña. A pesar de eso, siempre he sido tímida y nunca me gustó nadar andar emparrandada y rodeada de hombres. Lo malo es que ha despertado toda clase de pasiones entre mis compañeros, amigos y hombres en general, lo cual no ha sido bueno para mí. No voy a aburrirlos con las desgracias de mi vida, solo les diré que soy madre soltera de 6 niños, que son mi vida, pero ando bien jodida. Gracias a Dios tengo una familia que jamás me dejó sola.
¡¡¡AAAAGGHHH, AAAGGGHHH, ASÍ, MAS, MAS!!! ¡¡¡OOOOUUUUUGGGMMMMMFFF!!!
¡Gozala mi vida, disfrutá perra, mi perra preciosa!
Mica acelera sus embates, me perfora más fuerte que antes y siento que me parte a la mitad, aunque siempre está cuidando de no ser brusca ni grosera. Eso es bueno para mí, me hace sentir como un objeto de su propiedad, una cosa suya que necesita ser cuidada y me fascina.
Pero no me malentiendan, Micaela está muy lejos de ser una pervertida sádica. Aunque sabe que un poquito de brusquedad no está mal para mí ni para ella, sobre todo viniendo de ella, pues de ella nada me dolería ni me lastimaría, mi sometimiento no es el centro de nuestra relación. Si, mis ex maridos fueron hombres rudos que solo se preocupan por sacar lo que quieren de mí y que luego me dejan por un lado como un objeto desechable. Y sí, también lo gocé, pero no me han dejado nada bueno el que me convirtieran únicamente en un estuche bonito en el que puedan guardar sus vergas.
Pero mientras les cuento esto, Mica continua dando buena cuenta de mi cuerpo. Su pene sigue atravesándome sin compasión, estirando al máximo las paredes de mi vagina, qué sensación tan increíble. Después de todo el tamaño si importa, je, je, je pero bueno, ya en serio, una buena verga siempre es mejor que una no tan buena. Claro, si el dueño no la sabe usar de nada sirve, pero ayuda que sea grande y gruesa.
Pellizca mis pezones, los jalonea y retuerce, Nicole la ayuda con mi otro seno. Ellas si saben como tocarme, como mandarme al éxtasis sin casi esfuerzo alguno, como ponerme caliente como una braza, como una estufa.
¡¡¡¡AAAAAHHHHH!!!!! finalmente siento sus calientes chorros inundar mi interior.
¡Yo lo quería en mi boca! protesto infantilmente.
Per perdón es es que es que no pude evitarlo te te juro que te lo repondré
¡Qué lástima!
¡Hey! Falto yo y yo sí te voy a inundar todo el paladar. me dijo Nicole, dejándome ir entre la garganta su delgado pene justo cuando expulsaba sus chorros de esperma.
Me quedo acostada relamiéndome y acariciándome la vagina, no temo quedar embarazada pues usé un efectivo espermicida aunque en el fondo no me molestaría en absoluto. Ellas se levantan de la cama y llevan su esbelto cuerpo hacia el baño, ya se les hace tarde para abrir, las 2 son dueñas de un prestigioso salón estético. Sus cabellos sedosos, esmeradamente cuidados, sus cuerpos delgados pero curvilíneos ¡todo en ellas me excita!
Salen del baño y se visten, se arreglan y minutos después están listas para el trabajo. Y yo las sigo viendo desde la cama, completamente desnuda, con mis partes al aire para que se deleiten mirándolas después de ese satisfactorio mañanero. Me besan suavemente y se van, yo ya tendré que levantarme para irme a mi casa, luego pensaré en algo para decir a mi familia.
Siempre fui una muchacha tímida, introvertida, no me gustaba estar rodeada de gente y disfrutaba de mi soledad. Mis padres siempre me brindaron todo y era bastante consentida, aunque creo que me lo merecía, pues siempre fui una buena hija mayor. Así las cosas, crecí un poco ajena al mundo real, siempre sobreprotegida por los 2, sin estar preparada para encararlo. Y tras mis fracasos maritales terminé por sentirme muy sola y miserable, como si alguna maldición pesara sobre mi cabeza. Y luego, años después, mi madre cayó enferma de cáncer, que se la llevó al tiempo. Gracias a Dios mi padre es un hombre de hierro, que no me permitió rendirme y me ayudó a salir adelante. Con su ayuda, puse junto a mi hermana (mamá soltera tan desdichada en el amor como yo) una abarrotería grande y muy surtida, nuestra única fuente de ingresos.
Sin embargo, esa vida solitaria que llevaba empezó a cambiar cuando empecé a salir con un señor, Daniel, del que pensaba era una buena persona, pero resultó ser un imbécil más, que andando conmigo se pasaba a una de mis vecinas a gusto. Aquello me hirió profundamente, y dada mi débil autoestima me afectó demasiado, a tal punto que mis propios hijos me dijeron que mejor me fuera a pasear a la capital por un fin de semana, con mi hermano menor y su esposa, y me despejara y relajara.
Decidí que tenían razón y que no valía la pena estar más así, por lo que acepté la propuesta. Pero ya en la ciudad mi hermano tuvo un problema y ninguno de los 2 me pudieron acompañar. Pero yo estaba dispuesta a pasármela bien, aunque fuera sola.
A eso de las 8:00 p.m. determiné hacer un cambio en mí, me arregle y salí de la casa, tomé un taxi y le pedí que me llevara a la zona viva. Allí, me di cuenta que no tenía ni la más remota idea de qué hacer. Primero, nunca salía sola, siempre acompañada de alguien más; segundo, no conocía la ciudad capital; tercero, menos conocía su vida nocturna. Así las cosas me sentí intimidada por todo y todos.
Pero a lo lejos vi una estética que aun se hallaba abierta y que parecía buena, entré y me senté en un sofá de la pequeña sala de recepción. Era un lugar bastante acogedor y muy bonito, me gustó y tranquilizó. Ni un minuto pasó cuando una voz dulce y suave me sacó de mis pensamientos, era una mujer bellísima, de piel blanca y pelo castaño muy claro, hasta debajo de las orejas, 1.75 de estatura, ojos miel, labios sensuales y poseedora de un cuerpo escultural. Sus senos eran grandes, su trasero erguido y redondito y, para rematar, un par de piernas como esculpidas por un artista.
¿Que te voy a hacer nenita? me dijo.
Un corte y no sé qué más le dije reponiéndome a la impresión este dije señalando a una revista sin pensar si quiera, era un corte de cabello con tinte bermellón.
Pasá a la silla por favor. me dijo y así lo hice.
Mientras hacia su trabajo charlamos de varias cosas, la verdad me sentía muy a gusto, era la típica peluquera (pero de lujo, aclaro) amigable y platicadora. Le conté lo del cerote de Daniel y de cómo me dolió. Ella me dijo que no me dejara entristecer por tan poca cosa, que de seguro el nunca me quiso, y solo me deseaba por mi gran belleza, me halagada.
A ese tipo de hombres nada más se les para la paloma y son capaces de tirarse a su abuela. me dijo.
Yo la observé tan fuerte, tan segura de si, que le dije "¿Sabes?, me gustaría ser como tú". Ella me sonrió con dulzura y me acarició la cabeza.
¿Cómo te llamás? le pregunté.
Micaela. ¿Y tú?
Yo me llamo Estela.
Mucho gusto en conocerte bueno dulzura, ya estás lista y dejame decirte que estás hermosa. Ahora linda, es hora de cerrar, pero me gustaría volverte a ver por aquí.
Te ganaste una muy buena clienta Micaela.
Gracias Estelita, gracias
Salí del salón y de lejos la vi cerrando el local. Me sentía bien, como hacía bastante no me sentía, no me dolía en ese momento lo de Daniel y Lupita, y estaba feliz y deseosa de pasármela bien. Me puse a caminar, entre los reflectores de los clubes de aquel lugar, de los restaurantes y cafés bohemios, tan distinto a mi pueblo natal. Mi cabello rojizo me hacía ver hermosa, mi cuerpo parecía mejor de lo que normalmente era y yo me sentía con fuego en el alma. Era extraño, tan solo porque había platicado con otra mujer.
Entré a un café bohemio y pedí un café, me senté dispuesta a escuchar la música del grupo de trova que tocaba en el escenario, cuando de repente sentí una caricia en mi hombro. Volteo y era Micaela, que llevaba un hermoso vestido floreado con pronunciado pijazo y un excelente escote.
¡Dulzura, hola!
¡Hola Micaela! No sabía que estarías aquí.
Yo tampoco, qué coincidencia ¿y con quién venís?
Sola
Mejor sola que mal acompañada.
¡Exactamente! ¿Y tú?
Vengo con unos amigos. me señaló una mesa en donde estaba una muchacha morena clara y un hombre moreno claro también, con bigote.
Bueno, te dejo entonces
No, no, no es necesario.
Pero venís con ellos.
Si pero no se molestarán vamos a otro sitio, aquí no se puede platicar. yo acepté encantada.
Salimos a caminando y platicando de todo un poco, ella era una mujer muy interesante, además de atractiva. Me sentía rara, pues ella me atraía mucho. No se cómo, pero terminamos en una calle oscura, las dos sola, mirándonos a los ojos y frente a frente. Yo me perdía entre sus luceros color ámbar.
Vamos a mi casa. me dijo.
Vamos le respondí tímidamente.
CONTINUARÁ
Estela, la Perra (Garganta de Cuero).
Pueden mandarme sus comentarios y sugerencias a mi correo electrónico. Gracias, besos y abrazos.