¡Poco a poco dominandome! (2)

Entré a su casa, me equivoqué en ese momento... Ya no había vuelta atrás.

Estaba muy nerviosa, vi aquella puerta y decidí cruzarla, no había luz, no veía a nadie, y sí hice la magnífica pregunta…

Y: ¡Hola! ¿Hay alguien?

¡Buuuf!, ni siquiera se como describirlo, nadie contestó, estaba en medio de un recibidor y fui abrir una puerta acristalada por la cual veía claramente un comedor.

Fue en ese mismo momento cuando alguien me cogió por detrás fuertemente, tapándome la boca con una de sus manos.

Quise darme la vuelta para mirarle, pero no podía, me sujetaba la cara con gran fuerza, note un beso en el cuello muy sensual que me izo erizar la piel, de repente me soltó, se puso delante mió y diciéndome un hola, me dio otro beso en la mejilla.

Sonreí cuando le vi, me pareció bastante atractivo, un hombre de unos 28 o 29 años, me sentí bastante imbecil, cuando ni siquiera le había preguntado la edad antes de ir a su casa, me cogió de la mano y abrió esa puerta que no me dio tiempo a mí.

Pasamos al comedor, un gran comedor y bastante bonito.

M: Siéntate guapa, voy a por algo para beber

Y: ¡Gracias!

Fui al sofá y ni siquiera me quite la chaqueta, estaba entre incomoda, nerviosa y excitada. No tardó nada y se acerco con dos cervezas bien fresquitas, la verdad es que me apetecía bastante así que la abrí y nada mas darle el primer sorbo, me dijo en un tono bastante enfadado:

M: ¡Levántate!

Y: (Lo miré sorprendida y extrañada pero lo hice)

M: ¿Haber perrita que haces con la chaqueta puesta todavía?

Y: ¡Quítamela tú!

A pesar de mis nervios, suelo ser bastante vacilona, sinceramente que me dijera perrita me descolocaba, pero mierda, no debía vacilarle, no quería a una mujer con picardía, él quería una sumisa que le hiciera caso sin rechistar.

Se levantó, se acercó y sin ningún tipo de reparo mientras metía las manos por debajo de mi falda y palpando bien mi culo, me dijo:

M: ¡Hazlo!

Y: (Desabroche la chaqueta y me la quité) ¿Mejor?

M: ¡Bufff! Menudas tetas tiene la niña…

Y: ¿Te gustan?

M: Joder que si me gustan aunque necesito mojártelas un poco para que se te marquen bien en la camiseta.

Cogió una botella de agua que tenía encima de la mesa y en cuanto le vi delante de mí desenroscando el tapón se me fueron las palabras.

Y: ¡NO!  ¿Qué coño vas hacer? ¡Ni se te ocurra!

M: Haber putita te callas, ni se te ocurra volverme a contestar, y sí voy a empaparte toda con el agua, tanto como ya seguro que tienes el coño.

Y: ¡Joder! Me pones… dije avergonzada

Vació la botella encima mío empezó a pegarse la camisa a mi cuerpo y a transparentarse mis tetas, me las cogió fuertemente y empezó a manoseármelas, mientras yo me dejaba hacer, empezó a subirme la respiración cuando de repente me soltó y se sentó en el sofá.

M: Haber putita…quiero ver como te desnudas delante de mí…quiero ver esas tetas grandes que tienes.

Sin perder ni un segundo, me quité la camisa mojada y me baje la falda hasta los tobillos.

Y: ¿Los zapatos?

M: ¡Ni se te ocurra! Gírate despacio y inclínate hacia delante, quiero ver bien donde la voy a meter.

Y: ¿Así? ¿Te gusta?

Tenía unas ganas increíbles de que me follara, llevaba un rato en aquella posición sin moverme, él mientras se estaba tocando la polla por encima del pantalón…

Y: Marcos… ¿Te gusta? ¿Por qué no te la sacas y me la metes? Dije en un tono muy morboso.

M: ¡No me digas lo que tengo que hacer! Cállate, y ven hasta a mi gateando, vamos a ver que tal la chupas.

Le obedecí una vez más, no se si por miedo o porque me ponía cachonda seguir sus ordenes, el caso es que empecé a gatear hasta él, le desabroche el pantalón y se la saque, para mi sorpresa era bastante grande, mas bien gordita, me gustó.

Fue cuando quise empezar a chuparla que me agarró del pelo bastante fuerte inclinándome hacia atrás.

M: ¡Te gusta ehh! Menuda zorra ni rechista, ya la quiere dentro de su boca…

Al cogerme así no podía acercarme a su polla nada más que lo que él me dejara, empecé a lamérsela y enseguida me soltó, se la chupaba con ganas de abajo hacia arriba, después empecé a meterla un poquito en mi boca y la saboreaba con placer.

M: No lo haces mal… pero métetela entera haber si puedes…

Se rió irónicamente, empecé a meterla más y más en mi boca, empujando todo lo que podía, me faltaba muy poquito para meterla entera, me la saqué de golpe porque no aguantaba y volví a empezar, cuando casi estaba a punto de entrar entera noté sus manos en mi cabeza haciendo presión contra su polla, no una presión leve, sino con bastante fuerza y cada vez más, yo no podía aguantar más, pero podía conmigo, al final izó que me la tragara entera.

La saque de inmediato y empecé a toser, tenía los labios y la barbilla llenos de saliva.

M: ¡Bufff! Me encanta que no seas capaz de tragarte mi polla así puedo apretar hasta que te ahogues y te pongas colorada.

Y: ¡Pero serás cabrón! Me vas a matar no aguantaba mas…

M: ¡Levántate del suelo perra!

Me cogió del brazo me puso contra la mesa y diciéndome que no me moviera, fue a por una cuerda. Con los brazos en la espalda ató mis muñecas fuertemente, con todo el culo dispuesto para él, empezó a acariciarlo y de repente me soltó un azote en el culo. Pegue un grito.

M: ¡Esto por zorra y por llamarme cabrón!

Y: Joder para me pica, lo siento…

M: No lo sientas, a mi me gusta, y a ti también acabará por gustarte.

No le bastó con un azote, siguió y siguió, cada vez más fuerte, notaba el picor y el calor en mis nalgas, estaban doloridas. Yo no paraba de gritar en cada una de las palmadas que me daba, pero parecía importarle poco. Sin embargo notaba mi coño muy mojado y seguía con esas ganas horribles de que me la metiera y me follara.

M: ¡Ven sigueme!

Y: ¿Dónde vamos?

M: Camina…

Yo detrás de él y con un gran dolor en las nalgas lo seguía observando cada detalle del piso, era bastante grande, parecía tener dinero por como lo tenía amueblado. Pasamos por un pasillo y me llevó hasta una habitación. Bastante amplia pero muy diferente a lo convencional, las paredes eran rojas, el techo negro y colgaba una lámpara de araña, las cortinas que escondían un gran ventanal eran las típicas de los teatros, era bastante extraña pero muy sofisticada. Para mi sorpresa cuando encendió la luz, era roja, hacía que aquella habitación fuese más morbosa.

Me tiró encima de la cama boca abajo y siguió apretándome el culo y pegándole con fuerza. Yo ya no aguantaba más aquel dolor. Apretando mi cara contra el colchón empezó a tocarme el coño suavemente con bastante delicadeza, lo que a mi me gustaba mucho. Empecé a gemir…

M: ¡Veo que te gusta eh! Me sorprende que te dejes hacer tanto sin rechistar, lo que aunque para ti sea mucho, esto no ha hecho nada más que empezar.

Y: ¡Mmmmm! ¡Jooooder! Follameeeee

M: ¿Cómo? No te he oído bien…

Y: ¡¡Que me folleesssss, metemela yaaa!!

M: Sigo sin escucharte un por favor…

Me daba vergüenza pedirle de esa manera que me follara… pero en el rato que llevábamos juntos había comprendido que de no decírselo, no lo haría.

Y: ¡Follameee Marcos follame por favor!

M: ¡Así me gusta puta! Antes de follarte, te voy a soltar las manos…te ataré una al cabezal, y con la otra quiero que te toques para mi. ¡Tócate bien el coñito ese de puta que tienes, hazlo pero ni se te ocurra llegar al final ehhh!

No podía más estaba demasiado cachonda y caliente, se sentó enfrente mío y con las piernas abiertas empecé a tocarlo suavemente, acelerando cada vez más, avergonzada no me quitaba la mirada de encima. Gemía y gemía y si seguía así iba a explotar.

Estuvo un rato así, hasta que se levanto, me ató la otra mano al cabezal.

M: Zorra te estoy escuchando ya demasiado…y me gusta…pero voy a tener que callarte

Yo: ¿Que vas hacer?

M: ¡Taparte la boca con un pañuelo! Abre la boca…

Me pasó el pañuelo entre las comisuras de la boca y lo ató en la nuca, me apretaba, me hacía daño, no podía decírselo, no podía hablar.

Vi como salía de la habitación trayendo un vibrador bastante grande, yo le miraba y intentaba decirle que no con la cabeza. Me lo metió en el coño. Grité en la medida de lo que pude, quería sacarlo para no correrme.

M: Bueno puta… Ya ves, querías tener algo dentro del coño y ya lo tienes, me voy un rato al comedor, no se lo que voy a tardar, si te dejo así es para  que aprendas que no debes decirme lo que tengo que hacer. Esto es solo un aviso. ¡Tu misma! Ahhh, pobre de ti con correrte sin mi permiso…ya ves que no me importa tenerte aquí castigada.

Me dio un beso en la mejilla y otro en los labios, se fue, estaba completamente mojada, chorreando, no me podía creer lo que me estaba pasando, atada sin poder moverme y con un vibrador dándome placer. La boca se me secaba de no poder cerrarla, los pezones los tenía muy duros y no sabía lo que podía llegar a aguantar aquel primer castigo.

Cuando decidí ir a su casa, solo pensé en que me quitaría la ropa me la metería un rato y me volvería a mi casa…

Pero no parecía dispuesto a hacerme sufrir un rato más.

¡Continuará!