Pobre Dr. Basualdo (1)

Nicole la puta mujer de Basualdo alimenta mi imaginación adolescente mientras se deja coger por un capataz muy bien dotado.

POBRE DR. BASUALDO (1)

Llegó al pueblo de la mano del Dr. Basualdo.

Las chismosas aseguraban que él la habría conocido en algún quilombo de Buenos Aires y que como buen viejo viudo y reblandecido quedó deslumbrado por sus atributos físicos.

Los más benévolos veían un problema para Basualdo que su nueva esposa fuera tan bonita y más joven que él aunque Nicoles le anda cerca s los 40 años cuando la conocí.

Nosotros los pendejos nos babeábamos con sólo verla pasear por las calles del pueblo.

-¡Qué monumento!- decían algunos.

-¡Qué mina infernal!- pensábamos otros.

Lo real es que los pendejitos por mucho tiempo hicimos temblar los colchones y manchar las sábanas pensando en Nicole.

Los domingos iba con el viejo a almorzar al restaurant "Petite Bodegón", el único lugar decente para comer en todo el pueblo.

Apenas entraban se hacia un silencio pesado, rotundo, y siempre pasaba la misma historia las mujeres se escandalizaban y los hombres se miraban entre ellos, con una sonrisa cómplice mezcla de "que pedazo de yegua" o "pobre viejo lo lleva al cajón seguro".

No era para menos o calzaba unos shorts que mostraban ese par de piernas maravillosas que todos podíamos ver y destacaba ese fenomenal culo que imaginábamos, o llevaba un sweter muy ajustado para esas tetazas que portaba.

De todas maneras todos los saludaban hipócritamente, luego las discusiones de las esposas con sus maridos, "claro.. preferirías tener una loca como esa en vez de una madre como yo..", " basta de babearte delante de mí, si se nota que estas alzado, pedazo de estúpido".

Las mujeres dudaban de la fidelidad de Nicole, le asignaban revolcones con diferentes hombres del pueblo y el mejor posicionado era un capataz de una estancia vecina famoso por el tamaño de su pija.

En cambio yo, a mis catorce años, no paraba de mirarla, quería registrar hasta sus más pequeños rasgos o sus más sutiles movimientos, por ejemplo los de sus manos, los de sus ojos, los de sus párpados, me fascinaba su pelo rubio cortado al estilo de la Bardot, me enloquecía el rojo intenso de su boca carnosa que a veces se abría ligeramente para dejar ver la puntita de su lengua.

En fin no quería perderme ningún detalle para poder reproducirlos a la hora de hacerme mi obligatoria y maravillosa paja con Nicole.

A la noche cuando todo estaba a oscuras mi imaginación volaba. Me aferraba a mi pija dura como una roca y empezaba a soñar con la vieja en bolas, ofreciéndome las tetas con cara de puta o pidiéndome que me la cogiera o le rompiera el culo.

Mi mano ya no podía contener el tamaño de mi incipiente pija al soñar con Nicole y las acabadas era apoteósicas.

No había duda estaba enamorado de esa mujer. A tal punto lo estaba que había descubierto que a ella, en verano, le encantaba tomar sol cerca de las barrancas junto al río que pasaba por el pueblo.

Era un lugar muy apartado y solitario por lo que Nicole podría tomar sol tranquila sin que nadie la molestara. Eso creía ella, porque yo me escondía en la parte más alta del barranco y podía verla sin que se diera cuenta.

Llegaba, dejaba un toallón en el suelo, se iba quitando lentamente, con mucha sensualidad, la ropa hasta que quedaba con la bikini. Se untaba con crema y, luego de recostarse dejaba que el sol la acariciara. Primero le ofrecía su cara, esa cara que transmitía sensualidad, al rato se daba vuelta, soltaba las tiritas de la bikini y le regalaba al astro rey ese culazo hermoso que tenía.

Una mañana de esas cuando estaba en el barranco apareció el capataz.

Ella pegó un brinco y se le prendió del cuello.

Yo me acerque lo más que pude para poder presenciar la escena que me imaginaba se iba a producir en cualquier momento.

El Zoilo era un hombre rudo, alto y muy robusto, con un cuerpo moldeado por las duras tareas del campo. La mitad de las mujeres del pueblo le debían favores, y él le debía el apellido a muchos hijos naturales.

Nicole lo abrazó por cuello con su manos y lo besó con pasión mientras le decía :

-Papito por fin llegaste, estaba desesperada esperándote.

Soltó su mano derecha del cuello y fue bajando por el cuerpo del hombre acariciando su pecho, su vientre hasta llegar al cañón duro y erguido que el Zoilo ya hacía notar dentro de sus bombachas de trabajo.

-¿A ver que tenés para mi hoy, papito? Umm… que dura la tenés, como a mi me gusta.

-Que puta que sos, como te gusta la pija.

  • Sí, muy puta y quiero comerme tu pija, enterita, hasta los huevos.

Las lenguas se enredaban en un beso interminable.

El hombre se empezó a sacar la ropa ayudado por Nicole que de un solo tirón le bajó las bombachas al Zoilo y dejo que saltara como un resorte esa fenomenal pija que le apuntaba como si fuera un rifle.

-¡¡Qué pija divina, dejame chupartela!!

Nicole arrodillada se metía el miembro en la boca y el hombre balanceaba rítmicamente sus caderas para que la pija entrara y saliera .

-Te cojo en la boca mi amor, después sigo con el resto.-

Desde mi posición podía observar todo aunque tenía miedo que me vieran.

Luego pensé,"Estos están en otra cosa, no se van a fijar en mí", así que me acerque un poquito más y quedé cubierto por unas matas.

Mi mano derecha ya estaba comandando al caño duro que surgía entre mis piernas aunque yo ya pintaba para bien dotado el animal del Zoilo me ganaba por lejos.

Ella se había acostado sobre el toallón abierta de piernas y el despacito la fue ensartando con esa pija monstruosa.

-¿Te gusta la verga , putita?

  • Si me encanta, ponémela toda que estoy desesperada por una pija.

-Tomá yegua, …comete esta pija putita que es para vos.

-Dale decime yegua, puta, reputa,.. ayy mi amopr… decime lo que quieras que me gusta pero meteme hasta el fondo esa pija divina que tenés.

-¿Alguna vez te comiste una verga como la mía?- hablaba el Zoilo en gemidos.

-Nunca, pero alguna vez ye cogiste a una perra como yo? – le retrucó Nicole.

  • No mi vida, nunca tuve una perra comos vos. Ayy mi vida como gozo de tu concha-

Seguían revolcándose sobre el toallón con el Zoilo a toda máquina y la Nicole dándole manija.

  • Cogeme que estoy hambrienta de pija- pedía la putita.

-No te atienden bien parece, necesitas de un macho como yo.

-El cornudo de mi marido no me sirve para nada, necesito de un macho como vos.. ese cornudo inútil ….ni para chuparla me sirve. AHHH que pija hermosa,.. como me haces gozar.

-¿Me vas a dar la colita como me lo prometiste?

-Si mi vida toda, rompémela con esa verga. Umm… que pedazo de pija tenés mi amor… dámela toda…movete guacho….

Se abrazaron mientras seguían en un violento movimiento de mete y saca y ella gemía como una loca y el rebuznaba como un burro.

-Dame pija, quiero pìja… quiero la pija que el cornudo de mi marido no me da. Cómo me gustaría que estuviera aquí para que viera a su mujer bien cogida por un macho-

El Zoilo la hizo poner en cuatro piernas y empezó a romperle el culo.

-Despacito mi amor que me duele un poco..así, así…que lindo, quiero esa pija en el orto..dale más..ayyyy..que divino, .

El capataz empujaba su pija hasta que logró ponerla toda.

-Puta, reputa.. yegua…cuantas pijas te habrás comido hasta que conociste a ese viejo de mierda.

  • Muchas pijas, y no sabes cuantas más me voy a comer.. pero ninguna como la tuya,--- pareces un burro …hijo de puta…al guampudo de mi marido los cuernos le van a llegar a las nubes..ayyy sí… segui cogiendome …guacho de mierda que necesito toda la pija que el cornudo de mi marido no me da.

-Le venís metiendo los cuernos desde hace mucho, parece.- dijo el capataz dando señales de estar cerca de la acabada final

  • Desde el primer día…ayyy mi amor, seguí así que acabo

-Me voy mi vida, te dejo la lechita en el orto ..ahhhh…ahhh. como me haces gozar puta, ..sos una puta hermosa.

-Sí dale …dame la lechita … ayyyy…. mi amor acabo yo también ..movete hijo de puta… metemela más adentro que la quiero gozar toda…dale..ayyyy….ayyyy que divino acabar con esa pija

Los dos se unieron en un grito, parecían dos lobos aullando. El capataz cayó exhausto sobre la espalda de Nicole que giró, no sin esfuerzo, y lo abrazó. Su rostro mostraba el momento del relax luego de un goce extremo, nunca la había visto tan linda y sensual como en ese momento.

Yo debí contenerme para no gritar también al momento de acabar con mi paja, la más intensa y gozada de mis catorce años.

Poco rato después el hombre se irguió

  • No se cómo voy a hacer para trabajar hoy. Me exprimiste como a un limón.

Nicole se rió.

-Es que coger con mujeres como yo no cualquiera pueden, se necesitan machos fuerte como vos, no cornudos como mi marido.

Zoilo le dio un beso apasionado y se marchó a trabajar.

De pronto ella de dio vuelta y mirando hacia la barranca dijo:

-¿Te gustó mi amor lo que viste? ¿Te gustó la cogida que me mandaron?.

Quedé petrificado, nunca en mi vida sentí esa sensación de vergüenza, pensé "me descubrió la guacha, y ahora qué hago"

De inmediato se escuchó otra voz que partía desde detrás de unos arbustos.

-Sí mi vida me encantó- y apareció el Dr. Basualdo, el viejo cornudo, estaba desnudo de la cintura para abajo y meneaba su pija.

-Veni papito, acostate en la toalla donde se garcharon a tu mujercita-

El viejo quedó recostado sobre la toalla y ella a su lado. Nicole comenzó a pajear la pija del viejo mientras le decía.

-Te gusta verme coger con machos como el capataz, verdad? Le hablaba con voz de puta.

-Me gusta mucho. Decía el viejo

-¿Viste como me hizo el orto con esa pija de burro que tiene, me encanta coger. ¿Me vas a dejar seguir cogiendo verdad mi cornudito?

-Si mi vida.- respondia el viejo casi al borde del orgasmo.

  • Porque a mí me gusta coger y a vos ser cornudo. Yo te voy a seguir haciendo bien cornudo, voy a dejar que veas como me cogen. Le decía en tono imperativo.

-Si mi vida…lo que vos quieras ..segui…segui que acabo.ayyy….ayyy . exclamaba el viejo en la acabada

Lentamente me fui parando tratando que no me vieran y apenas pude salí rajando de allí. Había presenciado una escena que jamás me podría haber imaginado pero que me decía a mi corta edad que el placer tiene más variantes de las que yo creía.