Please Dont Say...(Por Favor No Lo Digas)

Solo Basta Una Mirada Para Poner En Riesgo El Poco Autocontrol Que Tienes Sobre Ti...

Please Don’t Say…(Por Favor No Lo Digas)

Pasaba de la medianoche y el cielo parecía estar a punto de caerse por los fuertes relámpagos y truenos. Definitivamente esta debía ser una de tantas tormentas de las que habría en invierno, más violenta que lo usual y sobre todo para la fecha en la que encontraban y las bajas temperaturas, que no ayudaban en lo absoluto.

Alejandro observaba desde la ventana de su habitación como el agua corría sin cesar, escurriéndose gota a gota  a través del vidrio que se iluminaba con los impresionantes relámpagos. Era tarde, pero a pesar de las altas horas no podía conciliar el sueño y no paraba de dar vueltas en la cama desesperado por la espera…pero… ¿Cuáles eran las probabilidades de que fuera? Había crecido y su valentía tal vez también lo había hecho y era más que obvio era que ya no le temiera a las tormentas, y de cualquier forma si considerábamos el deteriorado estado de su relación… bueno, era algo casi imposible que el se dirigiera esa noche a su habitación.

Justo cuando su corazón y su cuerpo empezaban a caer en los brazos de Morfeo, la puerta se abrió para dejar a la vista una delicada figura; Sin duda era el…lo que tanto anhelaba… estaba descalzo y de puntillas con un pijama color azul cielo que hacían juego con sus hermosos ojos color esmeralda, su cabello castaño estaba desordenado  y sus deseables labios se encontraban entreabiertos dejando ver su aliento en cada respiración gracias a la temperatura, sin embargo se quedó parado ahí en el umbral abrazándose a sí mismo mientras esperaba según él, algún gesto de aceptación o rechazo. Alejandro le miró por unos segundos sin saber que hacer… o tal vez sólo quería admirarlo un poco más, durante ese tiempo se estuvo debatiendo  consigo mismo acerca de la mala idea que sería el aceptarlo en su cama esa noche, pero mientras argumentaba mentalmente, su cuerpo ya había decidido y le abría las mantas para recibirlo junto a sí. Ren sin perder tiempo se dirigió hacia él y se acomodo en su abrazo. Alejandro lo apretó delicadamente contra sí queriendo que el tiempo se detuviera en ese instante maravilloso, sin duda un momento que por más que no quisiera admitir le era demasiado agradable, se alegro al notar como su cuerpo se amoldaba al suyo y su rostro se enterraba en el hueco entre su cuello y su hombro percibiendo el aroma mas exquisito que pudiese sentir.

Por su parte Ren inspiró fuerte fascinado con el familiar aroma de su perfume y la calidez de su dorada piel, pudo percibir  la fuerza de aquellos brazos que lo envolvían de forma protectora como cuando era un niño, haciéndolo sentir que el tiempo no había pasado y que todo seguía igual que entonces, igual que cuando él todavía le quería.

-Estás helado-susurro Alejandro acercando sus labios sobre su oído derecho.

­-lo siento, es solo que estuve sentado en mi cama por varios minutos pensando en venir o no-

-No deberías estar aquí lo sabes cierto?...-

-si por supuesto que lo se pero,…es solo que tu también sabes que le temó a las tormentas a si que no me eches, déjame quedarme aquí sólo por esta noche por favor.

Alejandro  le respondió acariciando delicadamente su espalda, por supuesto que no quería que se fuese de su lado. Ren se relajó entregándose a la sensación de esa caricia. Entrelazó sus piernas con las de él y le pasó un brazo por la cintura correspondiéndole el abrazo. Él cerró los ojos y hundió la nariz en su rebelde, pero suave cabellera. Continuó acariciándole la espalda hasta sentirlo cálido y relajado, entonces se hizo unos centímetros hacia atrás para poder admirarlo. Su rostro  tenía una expresión serena como la mayoría de las veces, mientras que sus largas y rizadas pestañas envolvían sus ojos. Tenía los labios entreabiertos y su pecho se elevaba al compas de su profunda respiración. Llevó su mano hasta su frente y le hizo a un lado los mechones de cabello para acariciarle el rostro. Deslizó su caricia desde sus pómulos y le rozó tímidamente el generoso labio inferior.

Estaba volviéndose loco de las ganas por besarlo.

Su mano siguió su recorrido bajando por su hombro y continuando a lo largo de las costillas hasta llegar a su cintura con cuidado de no asustarlo o incomodarlo; al llegar a su cintura noto que el pijama se le había levantado dejando una franja de piel desnuda, posó su mano ahí para sentir el calor de su suave piel por unos segundos o por lo menos esa era su intención, pero de pronto se encontró llevando su mano más allá y acariciándole el plano vientre causando que se removiera algo inquieto, a lo que él pensó que se estaba despertando y retiró su mano rápidamente, pero Ren en vez de abrir los ojos se apretó más contra su cuerpo causando que caderas se apegaran incómodamente contra su pelvis, haciéndolo retorcerse de deseo por la sensación que le daba.

Ahora recordaba por qué había decidido alejarse de él lo más posible. Por qué con el simple hecho de que  Ren le hablaba con dulzura y fuera amable con él causaba extrañas sensaciones que no sabía exactamente que era. Simplemente no podía tenerlo cerca sin que su corazón se alocara y empezara a anhelar cosas que jamás podría tener, no podía  lastimarlo de tal formar, él jamás se permitiría hacerle sufrir.

Está noche debió haberlo rechazado, no debió de esperarlo aunque su corazón lo anhelara, desde un principio se repitió que lo haría una y otra vez cuando vio que la tormenta era anunciada en el noticiero. Se suponía que se mantendría firme, pero había bastado con una de sus tiernas miradas y el deseo de acariciarlo para que toda su convicción se derrumbara ante simples gestos insignificantes, sin embargo, ahora era demasiado tarde para arrepentirse de eso; ya relajado cerró los ojos aún sin resignarse a su escaso dominio, por su falta de firmeza ahora tendría que sufrir la tortura de tenerlo toda la noche tentando su autocontrol, tentando el poco dominio que quedaba en el , sin duda esa sería una noche larga. Una llena de reproches por los inadecuados sentimientos que guardaba en lo profundo de sí por su cobardía al permitir dejarse llevar por deseos que tal vez  jamás se harían realidad considerando que aquella persona que causaba todo eso en él era su hermanastro dos años menor… sin duda, no solo la noche seria larga….

CONTINUARA * * * *