Playa grande
Un joven está tan excitado con su vecina de chalet que salta por su ventana una noche y follan hasta el amanecer.
Esto que les voy a contar es una historia verídica.
Sucedió una vez cuando estábamos de vacaciones en las playas de mi país, siempre para las vacaciones de verano nos dirigíamos a una playa muy hermosa llamada Playa Grande, teníamos una casa de descanso en la cual siempre nos instalábamos para nuestras vacaciones.
Todos los años era lo mismo pero algo me decía en mi interior que este año seria diferente, a un costado de nuestra casa de playa estaba otra casa que nunca estaba habitada pero ese año era todo lo contrario, había mucha gente en esa casa, pero lo que más me llamo la atención fue una chica que allí se encontraba.
Eran las 10 de la noche después de la cena y las charlas de familia decidí salir a recorrer la playa, estaba claro, la luna estaba en todo su resplandor de pronto vi que alguien se acercaba a mí, grande fue mi sorpresa cuando observe que era la chica de la casa de playa a un costado de la mía, nos saludamos y en un atrevimiento repentino le pregunté el nombre, Paola era su nombre tan bello como ella misma, tenía 20 años y uno de los mejores cuerpos que he visto en toda mi vida, tenía unas tetillas pequeñas pero duras como una roca, en ese momento solo usaba un bañador diminuto que dejaba ver unas curvas tremendas y unas nalgas que excitaban hasta al más casto, charlamos hasta el amanecer conociéndonos más. Esa mañana no pude estar tranquilo en mi casa salía al jardín para tratar de verla en su casa pero no lograba encontrarla, no podía soportarlo tenía que verla así que decidí que esta noche pasara lo que pasara entraría en su dormitorio.
Esa misma noche preparé todo para mi intrusión en su habitación, eran las 12 de la noche y no podía aguantar más esa desesperación de verla, me salté la cerca del jardín llegué hasta la ventana de su habitación y con mucho cuidado abrí la ventana, cuál fue mi sorpresa cuando entré. Allí estaba ella acostada boca abajo en su cama completamente desnuda, tenía un cuerpo de diosa, unas nalgas tremendas que en un instante hizo que mi pene creciera de tal forma que se me salía del bañador que llevaba puesto, no podía creer lo que estaba viendo unas nalgas bien formadas y entre sus piernas se denotaba una conchita rosada, podía verla porque como les dije anteriormente era época de luna llena la cual iluminaba todo, yo estaba perplejo de verla así cuando de pronto se despertó y con una mirada de asombre me preguntó como había hecho para entrar, yo tenía que jugármela y le confesé que había entrado por la ventana y que la deseaba con todas mis fuerza, caminé hacia su cama ella no hizo ni el más mínimo intento de moverse de su lugar, me senté en la cama y me dirigí a su boca, era una boca carnosa, jugosa, exquisita, le dije que quería tocarle sus tetas a lo cual accedió solo con un movimiento de cabeza, hasta hora yo estaba a 1000 y mi tolete estaba que reventaba mi bañador, le besé sus tetas, le di unos chupones tremendos a los cuales ella se retorcía de excitación, no nos hablamos en ningún momento, solo deseábamos tenernos el uno al otro, yo no paraba de succionar sus tetas, de pronto sentí como me agarró mi palo y empezó a masajearlo por encima de mi bañador, en un instante tenía la erección más grande que jamás haya tenido, yo la besaba y regresaba a sus tetas que estaban a reventar sus pezones estaban lo más erecto que podían estar, ella no paraba de pajearme, con mi lengua me deslicé hacia su ombligo no me detuve allí por mucho tiempo yo lo que quería era ese botón rosado que tenía en medio de las piernas, con una mano separé los pliegues de sus labios vaginales y le di tremendo lengüetazo en su clítoris, ella saltó de placer al mismo tiempo que me agarraba la cabeza para que no dejara de mamarle su chocha, le hice la mamada más grande que le hayan hecho, de repente sentí como su cuerpo empezaba a temblar estaba teniendo el orgasmo más grande que jamás haya visto en una mujer, su vulva no dejaba de sacar chorros de jugos vaginales, de pronto ella me tiró en la cama se sentó en mi pecho dándome la espalda y con esa boquita tan hermosa empezó a chuparme la cabeza de mi palo, despacio sentía como con sus dientes me pegaba pequeñas mordidas en la cabezota, le pasaba la lengua magistralmente y yo en un momento de locura le levanté sus nalgas y le entré a mamadas a su anito que estaba exquisito, ella me la mamaba de maravilla, me la chupaba como hambrienta, yo ya no aguantaba más sentía que mi leche ya se me salía, la tomé de las caderas y la puse en cuatro sobre la cama y le acerqué a su cuevita mi toletón que en ese momento estaba tan grande que ella de verle el tamaño que tenía, me dijo que no le entraría, lo coloqué en su entrada y suavemente lo deslicé a su gruta mojada ella ayudó en la acción haciendo su trasero para atrás, en cuestión de segundo la tenía clavada hasta el fondo y ella gemía y gritaba de placer y emoción entre el mete y saca de mi intruso en su concha le daba unas nalgadas las cuales la excitaban aun más, ella se la sacó de su vulva y me acostó en la cama de nuevo y se sentó sobre mi pero ahora dándome la cara agarró mi pinga y se la metió en su vagina y empezó a cabalgar eso me excitó demasiado y sin pensarlo dos veces se la saqué de su concha y la encaminé a su ano el cual estaba lubricado de la mamada que le había dado, ella sin pensarlo dos veces se lo colocó y se sentó en mi tolete y se dejo caer hasta tocar fondo, ella lo estaba gozando, yo también lo gozaba al máximo, ella me pidió que me viniera en su hoyito a lo cual yo respondí con una de las mejores venidas de toda mi vida al mismo momento que ella se derramaba también.
Se la sacó de su culo y me propinó una mamada de dioses, nos acostamos rendidos en su cama y nos quedamos dormidos hasta el amanecer.
Desde ese día repetimos nuestras cogidas todos los días pero esa es otra historia.
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