Platicanos que paso en quebec (11)

Nos reunimos a su regreso de Quebec, conociendo a Madelaine que lo invito, estabamos seguras de que solo fue para aprovecharlo.

PLATÍCANOS QUE PASÓ EN QUEBEC (11)

Al regresar de Montreal, Gloria y yo, queríamos saber lo que nuestro Horacio había hecho en su visita a Quebec, con Madelaine y Pierre, que ya los conocíamos como eran y adivinábamos algo de lo que suponíamos y que finalmente hicieron con Horacio.

“¡PERO NOS INTERESA MUCHO NOS PLATIQUES DE QUEBEC, TENEMOS ANSIAS DE SABER QUE HICÍSTE  ALLÁ, ¡AUNQUE DESPUÉS TENDRÁN QUE PLATÍCARNOS DE LOS DETALLES DE ACÁ!” insistía Gloria en saber.

“Desde que nos separamos Madelaine no podía ocultar un deseo enorme por algo que esperaba de Horacio, que me imagino qué era y a ver si Horacio nos lo confirma.” Dijo Gloria, cuidando sus palabras para no adelantarse.

“Yo también creo adivinar lo que era, ella no sabía ocultarlo. Es por eso que ideó el que Horacio pasara unos días con ellos.” Les dije.

“Pues, sí. Aunque sea en forma narrativa, se los voy a contar.” Y empezó Horacio a platicarnos.

“Llegamos, recogimos un coche y lo primero que le pidió a Pierre es que la llevara a una farmacia. Fuimos, Pierre y yo deambulamos por las tiendas mientras ella compraba lo que buscaba. Al fin salió con una bolsa grande llena. Todos teníamos hambre así que propuso comprar unos beagels rellenos, unas cervezas y una botella de vino y vamos a la casa. Yo seguía sin entender su urgencia, probablemente Pierre ya sabía, pero yo me dejé llevar. Llegamos a su casa, muy bonita y amueblada de muy buen gusto, muy moderna. Pierre sirvió bebidas para los tres mientras Madelaine se ausentó por un rato largo, en el baño. Platicamos y él dijo que estaba muy agradecido con ustedes dos porque habían logrado romper una barrera entre ellos. Que Madelaine había cambiado muchísimo, ahora ya era una mujer normal, sexy y alegre.”

“Regresó Madelaine vestida con un quimono transparente, le quedaba muy bonito y nos acompañó a beber, ella nos sirvió una segunda ronda y estuvimos muy alegres, pero en esa ocasión ella se estaba comportando muy provocativa hacia mí. Se sentó entre los dos, las manos de los dos buscamos discretamente camino debajo de las sedas del kimono, la seda incita a acariciar y a ser acariciada.”

“Nos besamos repetidas veces gozando de sus hermosos pechos que recordarán que aunque no son grandes, están muy bien formados, paraditos, como copas. Tiene unas caderas fáciles de agarrar y detenerse de ellas para guiar los jaloneos, y su trasero, que descaradamente me ofrecía, bastante atractivo. Yo me dediqué a besarle las nalgas y acariciarle el ano, que ya se lo sentí lubricado, pensé que era secreción de ella o saliva nuestra.”

“Terminamos desnudándonos y acariciando su cuerpo. Se le montó a Pierre, ella con sus piernas abiertas y sus rodillas a sus lados, lo recostó en el sofá y a mí me pidió que le diera lo que le di a Gloria por detrás, montándome detrás de ellos. Yo ya estaba muy excitado y sí se me antojaba demasiado ella, era imposible resistirse a ese cuerpo, aunque no había pensado hacérselo por el ano, pero no me disgustó la idea, yo pensaba que yo se lo tenía guardado a Silvia para cuando regresáramos. Recuerdo que se lo metí muy fácilmente, estaba ya muy bien lubricado. Ya adentro, con ella entre los dos y con los dos dentro de ella me aloque y bombé fuertemente, provocando nos viniéramos los tres a la vez, yo ya conocía ese estado, pero no lo pude prever y me desboque dejándome que me ganara mi eyaculación. Creí que Madelaine se había quedado a medias, a lo mejor frustrada e incompleta, pero no, se enderezó y dijo que había quedado completa y feliz, había sentido un orgasmo muy rico, pero no podía retener nuestros sémenes y se le escurrían entre las piernas saliéndole de ambas partes.

“Más tarde vino a nosotros, nos abrazó y nos chupo nuestros penes, que después de un tiempo logró que volvieran a estar paraditos, aunque un poco flácidos así que los lamió y succionó hasta lograr tenerlos a su gusto. Se acercó a Pierre y se montó en su pene una vez más, él sentado y ella abrazándolo de frente, con el pene dentro.”

“Se recostaron y quedó con su trasero paradito, con las piernas encogidas, pero invitándome, así que me hinqué detrás y se la metí de perrito esta segunda vez. Ella se retorcía como loca, feliz e incontrolable hasta terminarnos. Pasamos la noche juntos, despertamos algo tarde así que desayunamos a la carrera y llevamos a Pierre hasta una estación del tren urbano. Nosotros fuimos a una repostería que estaba llena de gente en un pasadizo subterráneo muy elegante, era la hora de ir a desayunar de muchos empleados, pero encontramos una mesa y ahí nos quedamos platicando, principalmente de ustedes. Quería detalles de cómo convivimos los tres, ustedes dos conmigo.”

“En la repostería probamos su pastelería, exquisita. Aprovechamos para manoseamos un poco y de ahí me llevó a una tienda de lencería. Aún como hombre admira uno esas ropas. Ahí buscó prendas para enviárselas de regalo, encontramos conjuntos bonitos, pantys y brasieres. Algunos los probó y yo le ayudé generalmente, me encantó poder disfrutar de su cuerpo. Compró bastantes cosas que les tengo que dar ahora que estemos en calma en el hotel.”

“Llegó la hora del lunch, comimos los dos y fuimos a esperar a Pierre. Nos alcanzó y fuimos a un bar a platicar. Recordamos lo de la noche anterior. Cada uno confesó haber tenido muchas ganas de haber practicado el sexo anal, que ya se les hizo, y además con mi ayuda para que fuera de doble penetración y con el único amigo al que le podían tener confianza, el más delicioso.”

“Estábamos algo calientes y se le ocurrió a Madelaine que ella nunca había entrado a una Sex-Shop, así que caminamos y llegamos a una, bastante bonita. No había ningún cliente, el dueño nos vio y preguntó qué era lo que nos interesaba.”

“No sabemos, a lo mejor solo queremos ver lo que hay, como para compararlo con lo que tiene una amiga que colecciona de estos artículos. Pero ¿podemos solo ver?”

“¡Claro! ¿vienen los tres? ¿son casados?”

“¡Sí, los tres somos una familia!” le dijo Madelaine

“Usted está muy bonita, envidio la suerte de ellos haberla encontrado y sexualmente, ¿la llevan bien?”

“¡Sí, rete bien, a veces los tres a la vez!”

“Deberían de ir a uno de esos swingeres clubs, se divertirían mucho.”

“¿Sabe usted de alguno bonito?”

“Claro, aquí están las direcciones de tres, el primero es el mejor, aunque caro, pero hoy tienen el día de las damas, ellas entran gratis y las invitan a actuar, ahí tienen hasta maquillistas, cuartos reservados y todo mundo puede hacer lo que quiera.”

“¿Cómo que las invitan a actuar?”

“Si tienen alguna preparación artística, ahí pueden actuar. Pero tratan de que la actuación sea más erótica, canto, stripteases, table dances, tubo, sexo en el escenario. Tienen una banda pequeña que toca agradable.”

“Gracias y veremos si vamos.”

“No habíamos caminado más de unos cuantos pasos y Madelaine se apuntó a asistir a la noche, a ese club.”

“El club quedaba en una zona comercial, bonita la casa y elegante. Del coche se encargaban ellos. Entramos y pagamos, Madelaine, que iba vestida coqueta y muy hermosa podía entrar gratis. Inmediatamente se acercó una señorita y la invitó a que actuara. Madelaine iba ya con esa idea y nos preguntó cómo debería de actuar, que hacer. Nos dijo que desde chica deseaba ser bailarina de un club como éste, y deseaba bailar en el tubo, pero ahora no sabía cómo. Ya la señorita la acompañó y nos dijeron que iba a tardar porque la tenían que preparar, que mientras nos sentáramos, era barra libre y nos dedicamos, además de platicar y comentar de los asistentes, a gozar el espectáculo de otras damitas que estaban actuando. Pudimos sentarnos en una mesa frente al escenario y disfrutar del espectáculo y de la música. Vimos chicas que ni sabían lo que se hacía en un striptease, o tubo, pero muy bien vestidas y maravillosamente maquilladas con cosméticos finos. Era permitido tomar fotos de las chicas, así que casi todas solo iban a posar para después excitar a sus amigos. Otras si estaban muy bonitas y actuaban bastante bien.”

“Al fin nuestra novia apareció en escena con un vestido muy bonito, no el que traia, su cara completamente diferente, pero bien maquillada, se veía preciosa, super sexy. En el escenario estaba acompañada de tres jóvenes en shorts muy pegados mostrando sus abultamientos.”

“El jefe de ceremonias la presentó y le hizo una pequeña entrevista, entre las preguntas estaba que confesara si estaba casada, dijo que sí y le preguntaron si su marido estaba presente, ella dijo que esos dos éramos sus maridos y le pidieron explicara cómo le hacía cuando los dos querían sexo en ese momento. “Muy fácil, lo hago con los dos ¡y ya!” Todos rieron y ya la condujeron al lugar de bailar, con muchas luces.”

“Recuerdo que la música comenzó, ella se movió como una verdadera profesional. Inició el desnudo más provocativo que he visto, poco a poco se fue quitando las prendas de ropa y quedó en unos pantys con una flor debajo. La flor le quedaba entre su piel y la tela de su calzoncito. Toda la gente le aplaudía y le pedían se quitará las dos prendas que le sobraban, el calzoncito y un brasier delgadito y transparente. Algunos se acercaban y le depositaban billetes en los calzones. Fue al tubo e hizo un par de movimientos calentándonos más a los espectadores, se quitó el brasier repentinamente y en una de esas se le acercó uno de los jóvenes casi desnudo, la abrazó y bailando, la cargó dándole unas vueltas, la bajó y en ese momento le arrancó los calzoncitos, dejándola solo con una flor pegada a su pubis, una flor que prácticamente le cubría solo la entrada a sus labios, a su vagina, y no se le caía, estaba adherida de alguna forma a su piel depilada.”

“Bailó unos minutos, el joven la levantaba deteniéndola de una pierna, le daba vuelta, la bajaba y la dejaba que ella solita diera vuelta. La volvía a levantar, también deteniéndola del muslo y noté que su mano subía cada vez más y le apretaba la flor en cada vuelta. Ella bajó su mano y le sobaba su bulto entre las piernas. Éste se notó que le creció bastante y en eso la bajó, le dio la vuelta y él desapareció. Madelaine continuó hasta que otra chica la substituyó. La cubrieron con una batita y salió al vestidor. Cuando salió de los camerinos y apareció en la sala todo mundo le aplaudió y felicitó porque una mujer tan hermosa había actuado tan bien y le pedían que repitiera. Se sentó en nuestra mesa y constantemente se acercaban personas a verla y a dejarle propina, se la metían en el brasier y uno hizo que se pusiera de pie y le metió un billete por debajo de la faldita entre las dos nalgas. A nosotros ni nos consideraban, parece que a estos lugares van gente sin compromisos entre sí, se pueden hacer lo que quieran, inclusive nos la invitaron a una fiestecita de puros señores.”

“¿Tu dirás, te animas?” le preguntó Pierre, creo que en serio.

“¡Primero me los acabo a ustedes dos!” contestó.

“Se le notaba muy excitada, hasta temblaba, creí que era de la emoción de haber actuado y que haya gustado. Decía que le urgía que le hiciéramos algo en su conchita. Nos dijo que a la hora que le ofrecieron la flor con la que apareció cubriéndole su conchita, una de las chicas que actuaban profesionalmente en el club le aconsejó que pidiera le pusieran algo de pomada en la parte que se le introducía en la vagina con la que se sostenía la flor, que iba a sentirse muy cómoda y caliente para actuar. Efectivamente, actuó muy bien, super movida y alegre, sin pena. Pero ha de haber tenido alguna droga que la animó a ese grado. Nosotros la gozamos y ella también. Una velada inolvidable.”

“¡Estoy recibiendo más dinero que si trabajo!” dijo cuando juntó lo que le habían dejado entre el brasier y los pantis.

“¿Te trataron bien allá adentro, en los camerinos?” le preguntó Pierre.

“Es otro mundo, me maquillaron, pero todos los asistentes, hombres, mujeres y los homos tuvieron que ver conmigo. Todos admirados de que me veía muy bonita y sexy. Me ofrecieron la flor, creo que le llaman ‘Flor de Samba’ porque dicen que la usan en Brasil para estar bien calientes durante las sambas. Me dejaron metérmela y fue cuando me recomendaron le untara pomada. Yo no la sentía incómoda, pero creo también servía para que no la fuera a perder y sigo sintiéndola que me provoca desear mucho sexo.”

“¿Pero saben que pasó? ¡Pues que el chico que me levantaba se vino repentinamente, no pudo contenerse en el escenario cuando me tenía arriba, por eso me bajó y desapareció repentinamente! Mi mano discreta se encargó de eso, él tuvo la culpa, cada vez que me levantaba para darme vueltas, él me manoseaba y me jaloneaba la flor, masturbándome. ¡Yo me desquité metiéndole la mano en su calzoncito!”

“Después los bailarines y artistas del lugar fueron por ella y la invitaron a bailar unidos. Madelaine seguía semivestida ya con su ropa de calle con la que la habíamos llevado, pero con su flor aún dentro, debajo de sus pantis. La desvistieron totalmente e invitaron a sus maridos a que le sacaran la flor. Pierre se adelantó, lo dejaron que se le acercara e intentar sacar la flor. No le fue posible, o no hizo un verdadero intento. Ella hizo movimientos como apresándola y todo mundo se rio y gozó y esperó a su otro esposo para que lo intentara. Madelaine tampoco conmigo liberó la flor, pero hicimos la mueca que entre los dos se la sacábamos, Madelaine la expulsó finalmente y divirtió a todos los presentes.”

“Después de vestirse y recibir las felicitaciones tanto de sus colegas temporales, como del gerente o dueño del establecimiento, dio algunos autógrafos y recibió algunas fotos que le habían tomado y huimos a la casa.”

“Al llegar nos sentimos que dejábamos de ser sus agentes y teníamos a nuestra preciosidad solo para nosotros.”

“Esperamos un tiempo largo a que se duchara, al final nos llamó para que la enjabonáramos y laváramos muy bien su conchita. Pierre, que estaba ya sin poderse controlar, se metió a la ducha y la lavó perfectamente, yo me encargué de su exterior. Los dos estábamos empapados, así que nos desvestimos y en este estado secamos a nuestra muñeca. Se acurrucaba entre los dos restregándonos todo su cuerpo, contoneándose y ronroneaba al sentir nuestras manos que la recorrían. Me encantó poderle apretar su trasero y los senos, casi quería mordérselos. Le pusimos de su crema en todo el cuerpo y algo de loción, que nos pidió le untáramos en el cuello, en el pubis y en su cola.”

“Repentinamente Pierre la llevó a la cocina, la recostó sobre la mesa del desayunador.”

“¿Realmente fue Pierre el que la llevó a la cocina y la recostó sobre la mesa, o, como la conocemos, ella llevó la iniciativa y los jaló a los dos?” Preguntó Gloria.

“La barra del desayunador es más alta que una mesa normal, quedando ella en una posición ideal, primero boca arriba, para que  nos la comiéramos. La volteamos boca abajo y creo, la hicimos disfrutar de mucho sexo anal. La bajamos cargada, quedó boca abajo y Pierre, como loco, se le abalanzó a metérselo por el ano que ya tenía super lubricado. No quería venirse, se rodaron quedando boca arriba y descubrí su cosita que estaba libre, invitándome, así que se la metí con mucho gusto. Creo que ella disfrutó tremendamente, deseaba que su marido se la metiera por detrás por primera vez, tal vez para que en el futuro se siguiera animando.”

“Me sorprendió presenciar a una mujer que en su vida es calmada, algo fría, algo tirana, ejecutiva, transformada en una tan caliente y desenfrenada. Siento mucho agrado, porque me prueba de que todos nos desinhibimos y que fuimos entre todos nosotros los que provocamos ese cambio.”

“Eso fue todo, gocé buscando trajes de baño y lencería para ustedes, imaginando cómo se verán con ellos.”