Planeta Prohibido 6

En la nave espacial se preparan para aterrizar y han empezado a despertar a parte de las mujeres de a bordo.

Planeta Prohibido  6

En el aséptico laboratorio de la nave espacial, el doctor miraba y remiraba los resultados de las pruebas realizadas a las muestras obtenidas de Paula y no daba crédito a lo que veía.

Todo indicaba que los genes de aquella mujer habían mutado a un extremo tal, que sus células se regeneraban a una velocidad increíble. La sangre tenía defensas contra cualquier patógeno que la pudiera infectar. Era como si todas las células de su organismo fueran células madre,  a un nivel mucho más evolucionado.

Una vez llegó el comandante de la nave, pasó inmediatamente a poner en su conocimiento  todo lo que había descubierto.

-          Comandante, por los análisis y pruebas efectuadas a esa mujer, he deducido que es prácticamente inmortal, su organismo ha mutado a un extremo que se podría decir que todas las células de su cuerpo se regeneran indefinidamente. El nivel de azúcar en sangre es asombroso, porque todo lo que sea más de 110 mg/dl en sangre es anormal y síntoma claro de padecer hiperglucemia, en  otras palabras, es síntoma de padecer  diabetes. Sin embargo no da el menor síntoma de padecer ninguna enfermedad, es más está mucho mejor que cualquiera de nosotros.

-          Doctor, ¿A qué cree que se pueda deber esa anormalidad en su organismo?  .

-          Pienso que puede ser debido a la alimentación recibida y a tener que producir esa  especie de jarabe en sus pechos, del que se alimentan las larvas mientras son pequeñas. Otra particularidad que he observado es, que sus pezones presentan una abertura por el centro que está protegida por una membrana formando una especie de válvula, que no permite la salida del contenido del pecho, por lo que simplemente chupando o apretando el pezón, no se consigue que segregue dicho jarabe.

-          Propongo que posemos la nave en la superficie del planeta y capturar alguna de estas criaturas adultas, para poder estudiar su comportamiento ante la mujer que hemos rescatado.

-          Muy bien doctor, dispondré todo para buscar un lugar adecuado y posar la nave sin riesgo de sufrir las inclemencias de la atmósfera. Dispóngase a despertar a la tripulación humana, mientras programo el aterrizaje.

Una vez mantenida esta conversación, el comandante se dirigió hacia el centro de mando, mientras el doctor marchó hacia el centro clínico, donde permanecía atada Paula.

Cuando entró, pudo apreciar que la mujer estaba medio dormida y permanecía atada tal y como la había dejado, sin muestras de haber forcejeado para escapar. Se acercó a ella para comprobar cómo sus pezones se hallaban restablecidos y solo una pequeña diferencia de color evidenciaba los lugares donde habían sido cortados. Manipuló los estribos para abrir más las piernas de la mujer y bajándose los pantalones, dejó al descubierto la polla, que estaba durísima, debido a la atracción que la mujer desnuda ejercía sobre él.

-          Paula, ya solo me queda comprobar tu grado de sensibilidad por el culo, por lo que tengo que hacer que tengas un orgasmo con solo meterte mi pene por detrás. Vas a gozar mucho.

-          Noooo… por favor por el culo no, no estoy acostumbrada y me va a doler.

-          Intentaré hacerlo con delicadeza para que puedas experimentar algo distinto a ser penetrada por esos seres, que lo han hecho hasta ahora.

Una vez explicado lo que le iba a hacer, se puso entre las piernas de la mujer y aproximando su pene al culo de ella intentó introducirlo, siéndole muy difícil lograrlo, así que introdujo un dedo de la mano derecha, para relajar el hueco anal y poco a poco pudo introducir dos dedos y así progresivamente hasta llegar a introducir tres dedos.

La mujer se retorcía negándose a aceptar el ser violada analmente, pero sin resultado positivo alguno, ya que aquel degenerado sabía muy bien lo que se hacía, muestra de que no era la primera vez que lo practicaba con alguna de sus pacientes. Notaba como poco a poco estaba siendo penetrada por los dedos del doctor y como hurgaba en el interior de su culo.

El médico frotó su miembro en la entrada de la vagina de ella para lubricarlo con los fluidos de ella y volviendo a aproximar la polla en el culo, la fue introduciendo ahora con mucha más facilidad, metiendo y sacando, para volver a introducir cada vez más cantidad de polla.

Ya había introducido más de la mitad observando como la chica agitaba la cabeza de un lado a otro como queriendo negar lo evidente, que era que la estaba violando el doctor por el culo.

El doctor alargó las manos y se sujetó a los pezones de ella como si fuera el manillar de una moto y dando un último empujón la introdujo toda, haciendo que ella diera un gemido difícil de interpretar si de dolor o de placer.

Ella tenía la sensación de que le estaban intentando ordeñar las tetas, mientras la sensación de dolor se iba transformando en placer.  El intenso bombeo en su ano unido a la manipulación de sus grandes pezones le hacía sentir algo desconocido para ella hasta ahora. Notaba como que se le aproximaba un intenso orgasmo, pero para ella esa sensación hacía mucho que la tenía olvidada.

El médico notaba los estremecimientos de ella cada vez que le apretaba los pezones y como le empezaban a temblar las piernas, síntoma de que ella estaba próxima a correrse, se movió más rápido, sintiendo como a él también se le aproximaba un intenso orgasmo. Después de tanto tiempo invernado le parecía algo extraordinario y apretando con más fuerza los pezones se corrió dentro de ella, notando como también ella se estaba corriendo con intensos temblores y gemidos de placer.

Ella quedó agotada con el culo ligeramente dolorido y los pezones como si se le hubieran ordeñado los dos pechos. Se los miraba sorprendida de que no se los hubiera arrancado.

Una vez terminado procedió a subirse los pantalones y a limpiar los restos de semen que rebosaban del culo de ella. La desató y sin preocuparse de proporcionarle ninguna vestimenta, la acompañó hasta su habitación, dejándola en compañía de sus queridas oruguitas, que no perdieron tiempo para aproximarse a ella y empezar a alimentarse de los sensibilizados pezones, introduciendo su aguijón en ellos libando el rico néctar que los pechos de la mujer producían.

Mientras la nave, iba describiendo órbitas cada vez más cercanas al planeta, estudiando su superficie, buscando el lugar más adecuado para posarse a resguardo de las nubes de gases tóxicos y cercano a algún oasis con agua. Los sensores de a bordo tenían localizados varios lugares adecuados, pero el que parecía más adecuado era uno, situado en un valle entre altos acantilados, protegido de los vientos y con un lago con agua en la superficie.

El doctor estaba reprogramando las capsulas de hibernación de los tripulantes humanos para sacarlos de su letargo y pudieran ayudar en las labores que se avecinaban.

Una de las primeras mujeres que salieron de las capsulas, era la sargento Julia. Una mujer de raza afroamericana de piel muy negra y de casi dos metros de estatura, de complexión atlética y con unos pechos exageradamente grandes, pezones como posavasos y muy oscuros.

El doctor la estaba esperando con el uniforme de ella colgado del brazo, pero con la boca abierta y sin poder reaccionar ante una mujer de tal belleza. Le aproximó el uniforme y le notificó que se pasara por el dispensario para unas pruebas rutinarias.

Todo el personal necesario para llevar a buen término la labor de aterrizaje se estaba despertando, encontrando a humanoides esperándoles  con sus correspondientes uniformes.

En la Nave viajaban unas 250 personas, más de la mitad eran mujeres en edad de reproducción, que habían sido seleccionadas  entre muchas candidatas, ya que el fin de la nave era la colonización de aquellos planetas que fueran aptos para la vida, como parecía ser el caso  de algunas zonas del planeta descubierto, ya que contenía oxigeno y cantidad de agua en su subsuelo. La radiación de sus soles era aceptable y se podía analizar la composición del suelo para el cultivo.

Llevaba ya el doctor un rato en el botiquín, cuando se presentó Julia, ya luciendo el uniforme oficial de sargento. Para la revisión que le había indicado el doctor que debía hacerle.

-          Hola, espero que no sea nada importante lo que haya notado en mi, para tener que hacerme unas pruebas. Me encuentro perfectamente y en cuanto haga un poco de ejercicio, recuperaré rápidamente mi estado en forma.

-          Julia, vaya quitándose el uniforme para poderla revisar bien, no es nada importante y solo deseo comprobar que usted es apta para una misión a la que voy a recomendar que le sea  encomendada, siempre que las pruebas que le haga sean optimas y accedas a realizarla, puesto que es una misión voluntaria y nadie le obligará si no desea realizarla.

Mientras el doctor hablaba iba preparando los útiles para realizar la exploración a Julia y esta se había quitado el uniforme, quedando en sujetador y bragas.

-          Julia, a continuación le haré unas  pruebas,  y le iré informaré  en lo que consiste la misión.

El doctor se acercó a Julia y le miró la tensión y pulsaciones, al mismo tiempo que le acercó un aparato al pecho, haciéndole un electrocardiograma. Ya no era necesario mucho para hacerlo, puesto que sensor apoyado en el pecho detectaba automáticamente el buen funcionamiento del corazón.

-          Julia, por el resultado de las pruebas de sus constantes vitales, eres apta para la misión, pero has de desnudarte completamente para ver si  reúnes las condiciones físicas adecuadas.

Julia se deshizo del sujetador y las braguitas, quedando completamente desnuda, tendida en la camilla, mostrando sus enormes pezones sin ningún impedimento al médico, que inmediatamente mostró el efecto que le causaba la visión de la mujer, por el bulto que se le formó en los pantalones y que quedaba disimulado por la bata.

El doctor estuvo estimulando un rato los pezones de la sargento, hasta que estos adquirieron dureza y aumentaron de tamaño, quedando como dos cerezas maduras en mitad de las enormes aureolas negras de la mujer. A continuación pasó a la entrepierna de la mujer y abriendo la vagina pudo constatar su gran tamaño, fuera de lo normal y lo muy mojada que estaba.

-          Julia, después de revisarte, puedo constatar que estás capacitada para poder ser inmortal. No te extrañen mis palabras y déjame explicar.

-          Hemos rescatado a una mujer de la superficie del planeta que estamos orbitando, que aparenta una edad de tan solo unos treinta años, cuando en realidad tiene muchos más de quinientos. Todo es debido a estar contaminada con células de unos seres que habitan el subsuelo del planeta y creo que si aceptas, podrías exponerte y quedar al igual que dicha mujer inmune a las enfermedades y con una previsión de vida inimaginable. Tu organismo es muy fuerte y con esa mutación podrías colaborar en encontrar la forma de que se pueda vivir muchísimos años y hacer posible los desplazamientos por el espacio, sin necesidad de la hibernación.

-          Doctor. ¿cree que no me atacarán dichas criaturas en cuanto esté a su alcance?   Puede ser muy peligroso y quizás ponga en peligro mi vida inútilmente.

-          Julia, a la mujer que hemos rescatado no solo no la atacaron, si no que uno de esos seres se sacrificó para defenderla de los dos androides que la descubrieron. Así que imagino que para esas criaturas debe ser algo muy valioso el poseer a una mujer.  Puedes entrar en contacto previamente con dos de esas criaturas que tenemos a bordo y una vez las hayas visto, decides que hacer, Las que tenemos a bordo son aún muy jóvenes, pero podrás comprobar que son inofensivos.

-          Doctor, pero no sabemos cómo son ni cómo pueden reaccionar los adultos.

-          No te preocupes, que antes de exponerte, les haremos unas pruebas para saber si reaccionan con agresividad ante nuestra presencia, por ahora, falta posar la nave en el planeta y capturar a alguna de esas criaturas viva.

-          De acuerdo doctor,  una vez vea a las criaturas de a bordo y compruebo su falta de agresividad ante mí presencia, ya decidiré que opción tomar.

-          Julia, no tengas la menos duda de que la reacción solo puede ser la misma que has provocado en esta que tengo entre las piernas, al tocarte los pechos y acariciarte el chocho, me ha puesto muy caliente y mira como se me ha puesto esta oruga, va a romperme los pantalones, ¿sabes de alguna solución para calmarme esta calentura?.

-          Doctor, ¿Cómo se piensa que estoy yo? Después del magreo a que ha sometido mis tetas y con el roce de sus dedos en los labios de mi vagina, estoy que me chorrean los flujos vaginales por las piernas abajo. Hace mucho que no siento una boca en mis pezones ni una lengua chuparme el clítoris. Puede hacer lo que le plazca. Estoy deseando que me llene de leche esa oruga.

El doctor hizo levantar a Julia de la camilla y llevó de la mano hasta un diván de tres plazas que había en la antesala. La dejó sentada y puso el seguro en la puerta para que no les molestaran.

Cómo esto se está haciendo muy largo, mejor dejamos para el próximo capítulo el encuentro del médico con la exuberante suboficial de a bordo.

Hasta pronto.

Besiiiitos

Marirosa.