Planeta Prohibido 3.2
Siguen las peripecias de Paula en el planeta que fue a parar junto con sus compañeras.
Planeta Prohibido 3.2
Había amanecido hacía ya rato cuando Paula despertó, viendo por las ventanillas del vehículo explorador que el sol se hallaba ya alto en el horizonte. No sabía precisar el tiempo que hacía que había salido, por que en aquel desolado planeta transcurría todo mucho mas deprisa que en su añorado planeta Tierra.
Dio un vistazo a las orugas que descansaban en un rincón de la nave, comprobando que habían cambiado, ya no eran blancas, si no que mostraban un color idéntico al de los paneles metálicos que las rodeaban. Se podría decir que se estaban mimetizando con el entorno. Jamás había notado esta peculiaridad en ellas, aunque recordaba como las adultas se mimetizaron en la nave abandonada, para atacarla por sorpresa.
Preocupada por el cambio experimentado por ellas, se acercó para verlas mas de cerca. No era ese el único cambio experimentado, ya que se podía apreciar que pequeños apéndices le habían crecido a todo lo largo de sus cuerpos, como si fueran pequeñas patitas y su piel había perdido la capa de pelusilla para pasar a mostrarse lisa sin ninguna muestra de pelo.
Habían perdido la apariencia de inofensivas oruguitas para pasar a ser adultas, iguales a las que la violaron en el pasado.
Pensó que no podía seguir con aquellos seres en el módulo explorador, por que si siendo inofensivas oruguitas ya eran un problema para su alimentación, que le habían perforado los pezones intentando alimentarse, ahora como adultas, además de eso la podrían violar y se volvían un peligro para su integridad.
Le daba pena tener que matarlas por que les debía la vida, pero no se podía arriesgar a dejarlas con ella, por que, por su instinto podrían atacarle e intentar lo mismo que hicieron las otras.
Decidió abrir la puerta de la nave y dejarlas salir para ver cual sería su reacción. Las dos orugas se acercaron a la abierta puerta como comprendiendo la razón por la que la había abierto, descendieron hasta la árida superficie cambiando rápidamente al color del entorno y desaparecieron en al subsuelo sin dejar ni rastro.
Paula se quedó unos instantes mirando el lugar por donde habían desaparecido. Solo mostraba un pequeño desnivel circular en la arena que la rodeaba. Se podría decir que la tierra se las había tragado. A continuación cerro la puerta y poniendo el vehículo en marcha decidió continuar con la búsqueda de la nave nodriza.
Todo en su entorno era monótono, solo dunas de arena y el sol abrasando el terreno, que si no fuera por la climatización del vehículo, lo haría inhabitable.
Al cabo de varias horas, los instrumentos de cuadro de mandos lanzaron un aviso de proximidad con algo vivo que se aproximaba por la derecha del vehículo, pero que no podía apreciar a simple vista.
Por la velocidad a la que se desplazaba, quedaba descartado que fuera algo conocido. Cambiaba de dirección con mucha velocidad y de pronto se paraba, como recuperaba la velocidad rápidamente.
Prestó especial atención a la ventanilla por la que se suponía vería aparecer aquel ser, viendo a lo lejos lo que parecía una nube que se desplazaba independiente de la dirección del viento. Enfocó la cámara hacia esa dirección para poder ver en la pantalla, de que se trataba eso que se acercaba.
A Paula se le heló la sangre en las venas cuando pudo ver las imágenes ampliadas de lo que parecía un ser que se acercaba volando. No era un ser, eran cientos que volaban como un enjambre, seguramente buscando alguna victima propiciatoria de la que alimentarse.
La definición de lo que Paula podía ver en la pantalla era como si fueran avispas por la forma de volar, pero su cuerpo era similar a escorpiones, con fuertes pinzas y una flexible cola curvada hacia abajo, que terminaba en un afilado aguijón.
Para definirlo comprensivamente, eran como escorpiones volando invertidos y con alas como los escarabajos. Había cientos de ellos volando sincronizados en dirección a ella. Lo que les confería un aspecto mas terrorífico era su gran tamaño, que alcanzaba a ser como el de un gato adulto, salvando las diferencias de forma.
Paula aceleró la marcha para evitar el encuentro con semejantes seres. No sabía el efecto que podrían producir en el módulo, si era atacado por ellos. Los paneles exteriores estaban reforzados hasta el punto de que ni un proyectil de arma de fuego podía penetrar el revestimiento. Pero nunca había visto seres de esa clase e ignoraba de lo que podían ser capaces. La velocidad a la que volaban era muy superior a la máxima que podía desplazarse ella, por lo que rápidamente pudo apreciarlos a simple vista. Toda la parte anterior de ellos tenía la apariencia de los cangrejos de la Tierra, su abdomen era similar al de los escorpiones pero curvado hacia abajo. Lo que mas impresionaba de ellos, era el afilado aguijón que mostraban al final del abdomen, que junto con las poderosas pinzas, les daban un aspecto escalofriante.
A ella no le apetecía convertirse en el alimento de ellos y le daba escalofríos pensar en las consecuencias de que la pillaran en campo abierto, sin la protección del módulo explorador.
Ensimismada en sus pensamientos no se dio cuenta de que se lanzaban contra la nave, hasta que sintió el repiqueteo en la superficie exterior, como si una lluvia de granizo descargara de golpe sobre ella. En las partes acristaladas podía ver como se estrellaban a toda velocidad intentando atravesar los blindados paneles de vidrio sintetizado. No podía creer que aquellos seres se estuvieran suicidando, estrellándose contra los cristales de la nave. Los estaban cubriendo con su sangre para impedir que pudiera ver y dejarle cegada.
Lo que desconocían era que la nave poseía las cámaras exteriores que podían servir para que pudiera ver y continuar el viaje. Por suerte no eran lo suficiente inteligentes como para saber eso. Habían dejado toda la superficie exterior acristalada cubierta de restos y sangre, lo que impedía que pudiera ver lo que hacían. Solo podía sentir el repiqueteo al ir estrellándose contra la nave.
Paula siguió a toda la velocidad que podía desplazarse, guiándose únicamente por el radar y las cámaras exteriores. Poco a poco el ruido exterior fue decreciendo hasta dejar de sentirse. Parecía que habían desistido en el ataque. Mientras, seguía alejándose de la zona a todo lo que daba de si el vehículo.
La noche se echaba encima y quería alejarse lo más rápidamente posible de aquella zona tan peligrosa.
Una vez había anochecido y sin rastro de los peligrosos escorpiones voladores, decidió parar a descansar, era muy peligroso continuar en la oscuridad sin conocer la zona. Buscó una zona al resguardo de los vientos y detuvo el vehículo, disponiéndose a descansar. Se desnudó y se echo en la litera, quedando rápidamente dormida, extenuada por la tensión experimentada y segura por la protección que le inspiraba el estar resguardada dentro del módulo.
No había amanecido aún cuando Paula notó un pinchazo en el costado. Saltó rápidamente de la litera y se giró para ver que le había picado, ya que todo lo dejó cerrado la noche anterior.
Sobre la litera pudo ver uno de aquellos seres parecidos a cangrejos gigantes, pero este sobrepasaba en tamaño a los que habían atacado la nave el día anterior. Era imposible que hubiera podido entrar sin que las alarmas hubieran sonado, todo parecía un sueño si no fuera por el dolor que sentía en el costado. Corrió hacia donde estaba la pistola láser, empuñándola e intentando apuntar al ser que había invadido el interior del módulo. No tenía fuerzas para levantar los brazos, poco a poco se le estaban durmiendo las piernas y cayó al suelo con la pistola en la mano, pero sin fuerzas para poder hacer uso de ella. Podía ver que los cristales que creyó inexpugnables se habían fundido al contacto con la sangre de aquellos seres. Seguramente su sangre estaba compuesta por alguna especie de ácido que había disuelto el fuerte material de que estaban constituidos. Por una de estas aberturas es por donde había entrado aquel ser sin que los detectores de apertura de puertas lo hubieran alertado.
Ella seguía completamente consciente y no había perdido la sensibilidad, pero se había quedado con todos sus músculos como dormidos, sin poder moverse.
Podía ver como se acercaba a ella aquel escorpión gigante, que recelosamente y titubeando daba pasitos despacio, como estudiándola. Seguro que jamás había tenido cerca un ser humano y la estaba estudiando detenidamente.
El ser la pellizcaba por todo el cuerpo con sus pinzas como estudiando su piel y su metabolismo. Así llegó a sujetar los pezones de ella, que le llamaron la atención por el color distinto al resto del cuerpo.
Paula se estremeció cuando sintió sus pezones aprisionados por las pinzas del monstruoso ser, sabía que era cuestión de tiempo, que iba a ser devorada y lo que era peor, que la iba a devorar viva. Los pezones se le endurecieron al ser pinzados con fuerza, haciendo que le dolieran terriblemente. Estiró de sus pezones acercándolos a las mandíbulas que lucia en la parte anterior de la cabeza.
Lo extraño en Paula es que en lugar de aterrorizarse, se estaba excitando, imaginando como sus tetas iban a ser comidas y cuando sintió su pezón aprisionado por la boca de aquel ser, que empezaba a comer, notó como arrancaba parte del pezón derecho de un bocado, sin poder evitarlo se corrió con un orgasmo que hizo que temblara todo su cuerpo.
El cangrejo gigante sorprendido quedó quieto, mientras que por el pecho de Paula se deslizaba un hilo de sangre, que recorriendo su costado llegó hasta el suelo manchándolo. Volvió el monstruo a aprisionar los pezones de ella con las pinzas apretando, quizás temiendo que aquello que brotaba del pecho de ella fuera nocivo para él.
Paula sentía como si sus pezones fueran a ser arrancados de un momento a otro, a su pezón derecho le faltaba un trozo y le dolía terriblemente. Cuando el bicho aquel le mordió el otro pezón arrancando otro trocito, lo mismo que anteriormente había hecho, ya no pudo aguantar el dolor y lanzó un ronco gemido al mismo tiempo que volvió a estremecerse violentamente.
Esta vez el monstruo no se alteró, sabía que cada vez que mordía en aquellas partes de su victima, esta se convulsionaba y le salía aquel liquido espeso de las heridas.
A Paula le faltaban parte de los pezones, cuando el escorpión decidió seguir con la exploración de su cuerpo. Así es como se fijó que por la parte inferior de ella entre sus extremidades inferiores brotaba un líquido muy diferente del que le salía de las dos protuberancias que había probado anteriormente. Decidió investigar y mojó una pinza en aquél liquido de color distinto al anterior. Se aproximó la pinza a la boca para investigar, notando el distinto olor y que era mas agradable que el oscuro que salía de las tetas de ella. Aproximó la boca directamente al coño de ella y fue bebiendo todos los flujos derramados por ella durante su orgasmo.
Los roces del monstruo en el clítoris de Paula mientras se bebía sus flujos, hacían que ella sintiera mas placer, poniéndola muy caliente.
El monstruo seguramente con su corta inteligencia dedujo que el motivo de que brotaran aquellos líquidos tan ricos, estaba en la forma en que había manipulado las partes oscuras que ella mostraba en la parte superior de su cuerpo, por lo que optó por volver a repetir lo anterior en las tetas de ella.
Cuando Paula vio acercarse las pinzas y la boca del bicho a sus pechos, pensó que era para terminar de comerse lo que quedaba de sus pezones. Ella tenía la punta de sus pezones terriblemente roídos y le dolían mucho, por lo que cuando se los volvió a pinzar pensó que esta vez no lo contaba. Ella ya imaginaba lo que le esperaba a continuación, pues sabía que en la Tierra existían arácnidos que inmovilizaban a sus victimas picándolas, para luego devorarlas tranquilamente, pero jamás pensó que en aquel planeta perdido en medio del Universo, iba a ser devorada viva por un insecto.
Lo extraño en ella es que le excitaba el dolor en los pezones, esperaba que de un momento a otro aquel ser terminara de comerse sus tetas, para continuar comiéndosela toda. Lo peor es que estaba viva y aunque no podía moverse, había notado con total nitidez, como las mandíbulas del monstruo aquel se le habían comido parte de los pezones y como ahora volvía para terminar de devorarla. Cuando sintió sus pezones aprisionados de nuevo, el dolor fue mucho mas intenso, ya que ahora estaban malheridos. El monstruo volvió a llevarse un trocito del pezón izquierdo, para acercar de nuevo al pezón derecho su boca y repetir la operación. A Paula, cada vez que le arrancaban una parte de sus pezones arqueaba su cuerpo y sus piernas temblaban. Los ojos se le ponían en blanco debido al dolor y se corría con grandes estremecimientos. El arácnido esto es lo que deseaba para poder beber aquel líquido tan rico que desprendía ella por le coño cada vez que se corría.
De los hermosos pezones de Paula solo quedaba una pequeña parte sobresaliendo sangrantes de sus aureolas. La mayor parte le habían sido amputados, comidos por las mandíbulas de aquel ser, que solo buscaba estimular la secreción de los flujos vaginales de ella, haciéndola llegar al orgasmo. Cuando a ella no le quedaran pezones para obtener eso, no sabemos que haría para conseguir su objetivo.
Ella era consciente de que su final estaba próximo pero no podía evitar estar excitada. Desconocía el motivo por el que al sentir como se comía sus pezones, no podía evitar correrse. Se había dado cuenta de que solo le quedaban dos diminutas partes sangrantes de los anteriormente hermosos pezones, estaba orgullosa de ellos. La siguiente vez que el monstruo se apoderara de sus pezones, le iban a ser amputados del todo.
No podía evitar que el monstruo siguiera chupando su vagina comiendo los flujos anteriormente derramados esperando que cuando se agotaran, subiera de nuevo a comerse lo que quedaba de sus sangrantes pezones.
El monstruo de pronto se dio cuenta que entre las piernas, un poco mas arriba de donde salía ese líquido que le gustaba tanto, emergía una pequeña protuberancia que se había hecho mas grande con la excitación de ella. Decidió investigar a ver si era como las anteriores protuberancias que había comido anteriormente. Lo sujetó con una pinza y estiró para acercarlo a sus mandíbulas, Solo con esta operación, notó que ella se estremecía, pero cuando mordió para empezar a comer, ella se estremeció mucho mas fuerte, a pesar de estar paralizada los dedos de los pies se encogieron, las manos se le crisparon y la pistola que sujetaba se disparó sin control alguno.
El rayo láser pasó rozando la pierna de ella produciendo una quemadura y provocando que se le crisparan mas las manos debido al dolor, el gatillo de la pistola siguió apretado haciendo que el láser barriera la nave por dentro, alcanzando a la langosta gigante y a todo lo que estaba a su alcance.
La muerte del monstruo fue instantánea, pero el tablero de mandos de la nave también fue alcanzado, provocando que saltaran todas las alarmas, llenando la nave de pitidos y de humo.
Paula seguía completamente desnuda, en el suelo de la nave con el cangrejo gigante muerto sobre sus piernas, los pezones y clítoris de ella sangraban dejando unos pequeños charcos de sangre en el suelo y una fina quemadura recorría su pierna derecha. El cuadro de mandos del módulo se veía destrozado y humeante. Todo era una algarabía de pitidos y chispazos. Ella era consciente de todo pero no podía mover ni un dedo. Estaba inválida y solo había podido moverse a causa de las contracciones nerviosas debidas a los terribles dolores sufridos. No sabía si su estado sería permanente o si podría recuperar la movilidad de nuevo.
Continuará.
Besiiiiitos