Placeres Perversos

Cuando me desperté, lo recordaba todo de la noche anterior, demasiadas vivencias

Placeres Perversos.

Cuando me desperté, lo recordaba todo de la noche anterior, demasiadas vivencias… meditaba mientras yacía en la cama, ahora vacía; cuanto he tardó en comprender, porque extraña razón, nunca sentí arraigada la arcaica fe de mis padres, y sin embargo he profesado su falsa moral, tal vez mi vocación a lo largo de mi vida han sido las ciencias. Increíblemente ahora me siento radiante, ¿Y qué es lo que he sentido hasta ahora? ¿Por qué nos auto engañamos constantemente? Estoy satisfecha o quizá herida, un sentimiento insólito e imprevisible me invade hasta desbordarme y lloró,  lloró con rabia e intento reconstruir ahora en mi auto confección, mi vida. Ahora siento que me falta algo, un algo incompleto, en este vacío; algo que me he perdido

De pequeña fui educada en un hogar profundamente religioso, soy la mayor de 3 hermanos, mi padre un ex sacerdote, que fue luego falangista de extrema derecha. Con sus hijos primaba la permisividad, y yo su hija consentida. Fue muy distinto con mi madre, heredera de un enorme capital, siempre ha sido una mujer de conceptos machistas, bastante tirana y exageradamente religiosa; mostró una profunda predilección por su hijo varón a quién le admite absolutamente todo, que por sus hijas a quienes educo con mano de hierro. Las relaciones con mi madre nunca fueron buenas quizá por eso me convertí en una mujer intransigente y autoritaria. Mi padre decía que ella y yo teníamos el mismo carácter y eso dificultaba la convivencia y como de niña me enfrentaba constantemente a ella, me envió desde muy joven a estudiar en un internado religioso especializado en Ciencias Exactas fue la manera que encontró ella para intentar someter sin éxito mi carácter rebelde y que no me desviara del camino de la fe, mi única relación con mi madre era mi hermana pequeña que buscaba en mi todo el afecto materno que se le negaba, estamos muy unidas. Pero en general era demasiado engreída, me consideraba muy superior, por mi rara inteligencia y por mi alto nivel de vida. Casada desde hace dos años, mi matrimonio era algo raro, dormíamos en habitaciones separadas, no había pasión, ni muestras de cariño pero tenía la certeza de amar a mi marido y aunque no nos proporcionábamos mucha satisfacción en la intimidad, tampoco estábamos interesados en los placeres mundanos, él tan sólo pensaba en alcanzar la suprema espiritualidad y yo tenía la mente más enfocada en ser una científica, a decir verdad lo único que nos dejaba un pálido reflejo de gozo era aumentar nuestro capital económico. Mi marido era teólogo de una conservadora congregación. Yo trabajaba como médico en un hospital privado e impartía clases en una exclusiva universidad religiosa.

Mi marido y yo vivíamos en un complejo de chalet propiedad la mayoría de ellos de la familia de Daniela una de mis mejores amigas. Hace poco más de 5 meses Daniela que se encargaba de administrar el negocio familiar contrato una empresa de servicios comunitarios para el mantenimiento de las áreas comunes y está le mando a un joven negro. Una tarde de tantas charlábamos en la puerta del porche y percibimos cambios interesantes en el jardín, fue entonces que me percaté de él.

_ Tenemos un nuevo jardinero, ¿no? ¿Has contratado a un negro, Daniela?

_ Bueno he contratado una empresa de servicios que también se encarga de mantener los jardines, ese chico "negro" es el asistente que ellos han mandado, te advierto que mi padre dice que es muy bueno.

_ ¿Pero le habéis investigado, no? No querrás verte en una movida de esas, de bandas juveniles y cosas por el estilo. Porque la mayoría de ellos son delincuentes, ladrones y cuatreros de la más baja calaña.

_ Bueno, dice mi padre que es del Caribe, y huyó de su país; aunque por el momento es ilegal aquí, conservaba por así decirlo, cierto estatus de exiliado político que le favorece para trabajar en según qué cosas, aunque según mi padre no le interesa la política_ Daniela era una mujer muy tímida pero conservadora y muy inteligente, su familia le tiene mucha confianza a la hora de negociar, así que por un módico sueldo logro que la empresa firmara un contrato muy beneficioso para la urbanización…. Sus actividades pasaron a ser muy variadas, tenía que recorrer la finca, limpiar la piscina, mantener los jardines, etc._ Pero fíjate, _ continuó_ el jardín está mucho más cuidado y bonito

_ Si tienes razón está mucho más acogedor, es muy interesante que con sus limitados conocimientos haya trasformado todo esto, lo que no ha hecho la empresa de jardinería que contrataste por un dineral, ¡te acuerdas!… Este infeliz parece que tiene talento natural para estas cosas _ dije con cierta burla, él estaba muy cerca y pudo escucharme perfectamente._ ¿Y de qué isla es este menesteroso?

_ Creo que es de alguna isla comunista que hay por ahí, no lo sé, mi padre es el que se ocupa de esas cosas.

_ O sea que otro miserable analfabeto, de esos que tu padre le gusta contratar en estas fecha por un boto de caridad cristiana.

_ Sí, me temo que sí, te recuerdo que la caridad cristina nos fortalece la fe, Lucia.

_ Ya, ya, en fin que se le va ha ser que todo sea por la misericordia divina y la caridad cristiana; le habrás tenido que explicar cómo funcionan los equipos que va usar no sea que a este le pase como con al anterior que destrozo casi todos los aparatos. _ dije observándolo _ Oye Daniela, también le pagas por sentarse a tocarse las narices y hacer como que lee.

_ No, a este no…, no, aun no le explicado el funcionamiento de los equipos, ya empiezas a preocuparme; pero ahora que lo dices, a menos que esté jugando con ese libro, me parece que sabe leer._ Y al fijarme en él vi que era negro sí, alto y fibroso su ropa estaba muy bien puesta, incluso moderna y limpia, el hombre ni siquiera levanto la mirada de su lectura, consciente de que hablábamos de él, nos dio la espalda, aquella actitud que nunca había visto de alguien de su condición me pareció una insolencia… para comprobar que no leía, y más que nada para doblegar su orgullo le llame… él se acercó imponente, se paró a cierta distancia y me sostuvo la mirada, sinceramente no esperaba esa actitud.

_ Aquí se paga al servicio para que trabajen._ le dije con el rostro contraído y el seño fruncido, Daniela jamás lo diría tan directo, para esas cosas estaba su padre.

_ ¿Qué le hace pensar a usted que no lo estoy haciendo? _ continuó sin esperar mi respuesta _ acabo de arreglar y engrasar el corta céspedes que según me ha comentado el presidente hace un año que estaba roto, ahora estoy leyendo las instrucciones que ofrece el manual para mantenerlo apunto._ Le pedí el folleto para cerciorarme de que era el libro de instrucciones y para mi decepción lo era, pero estaba en inglés le había pillado o no_ Este manual está en ingles. ¿Sabe usted leer en inglés?

_ Si, si quiere se lo leo y se lo traduzco, señora. _ Daniela tan intrigada como yo, cogió el folleto y le dijo que leyera dos párrafos, y para nuestro asombro los leyó en un perfecto inglés y luego hizo la traducción.

_ Si, es curiosamente interesante pero este chico si sabe leer en inglés_ comento Daniela visiblemente asombrada

_ Vaya eso sí que es una hallazgo la mayoría de los de tu raza y condición no saben leer, ni escribir ni siquiera en su idioma materno… _Dije finalmente, siendo a propósito tremendamente desagradables.

_ Raza y condición_ Gruño_ mi nombre señora, es Omar y también sé leer y escribir en castellano. Puedo seguir con mi trabajo por favor… _ Daniela hizo un gesto afirmativo con la cabeza, y yo me quede sin tener por primera vez una respuesta, él se fue agregando un saludo general_ Señoras, buenas tardes.

Daniela viajaba con frecuencia, sentía una gran pasión por la fotografía especialmente por la moda, por las pasarelas y todo el glamur de ese mundo; cada vez que viajaba yo me hacía cargo de algunas de sus obligación, sobre todo con la contabilidad y las finanzas, soy buena con las matemáticas, y como nunca demoraba más de 3 o 4 días, no me era difícil ocuparme.

La relación entre el asistente y yo se hicieron cada día más tirante, él siempre me evitaba, cuando le llamaba la atención por algún incidente terminábamos discutiendo aunque reconozco que la mayoría de las veces él tenía la razón; necesitaba su trabajo así que mantenía las distancias conmigo lo más que podía, al principio yo no me daba cuenta… no le prestaba importancia, pero el hecho de sentirme ignorada comenzó a fastidiarme, y empecé a sentir la fuerte necesidad de humillarlo, así comprendería de una vez por todas que en esta red de poderes piramidal yo estaba en la punta, acostumbrada a que todo el servicio se plegara ante mí, me importunaba que este se creyera a mi nivel e incluso se permitiera contestarme, y que comencé a asecharlo. No le pasaba por alto ninguna falta, por leve que fuera y cuando encontraba el más mínimo y escaso error en su trabajo lo recriminaba en voz alta, en ocasiones delante de otros empleados… él ignoraba mis palabras con toda frialdad, aquello me tensaba, me ponía enferma, sobre todo porque me hacía ver como una histérica a veces sin proponérselo. Siempre por alguna razón había una confrontación, yo quería hacer prevalecer mi autoridad fuera de toda duda, quería que supiera hasta donde podía llegar mi poder aunque fuera irracional, nadie del servicio hacía ninguna clase de oposición a mis deseos, pero él se oponía con su silencio, con su mirada oscura, con su extremada eficiencia, no se podía negar que el tío es inteligente, nunca bajaba la guardia y siempre estuvo a la defensiva, pero jamás, jamás se humilló ante mí, de hecho ambos nos demostrábamos un absoluto despreció, yo le discriminaba, e intentaba sojuzgarlo pero él se revelaba mirándome como si yo no existiera , como si le repeliera el mero hecho de posar su vista sobre mí, incluso en ocasiones le vi hacer gestos de hastió… aquello me ponía verde, nadie se había atrevido hacer semejante cosa en mi presencia, ni siquiera mi madre… había que bajarle los humos a este imbécil, un miserable no podía retarme como este lo estaba haciendo, Daniela tuvo que ausentarse por unos días y le dije que me ocuparía personalmente del condominio, se extraño; nunca no me había ocupado de esas cosas, y más sabiendo que yo no soportaba al asistente, me dijo que de haber cualquier problema con él ella se ocuparía.

_ Por favor no la líes Lucia, que te conozco. _ Terminó diciendo Daniela, y yo prometí que todo estaría bajo control, la muy cretina le había tomado cierto afecto e incluso me dijo que había llegado a respetarlo por su eficacia. Pero yo tenía el firme propósito de bajarle los humos. Una de las obligaciones de Omar era sacar todos los días los desperdicios y era muy importante que reciclara, Daniela era una enferma del reciclaje; ese día le obligue a hacer limpieza a varios garajes, obviamente retrase su rutina de trabajo, y le obligue a reciclar los residuos plásticos del laboratorio de mi cátedra, y fue cuando el camión de recogida paso y por supuesto él no estaba para abrir como era su obligación todas las tardes… cuando supe que ya el camión se había marchado le llamé para mostrarle su incompetencia.

_ Usted debería estar aquí para que se llevaran los desperdicios. Lo sabe, verdad. No me explico por qué razón lo ha desobedecido, qué pasa, que se considera superior a los demás empleados y por lo que veo no responde bien a los dictamines de sus patrones_ dije dándole relevancia a la reprensión y quitándole importancia a su persona, lo trate como si fuera un paracito, él no contesto, es que ni siquiera me miró, lo cual me enojo mucho más ya venía enojada de la clínica por un error de otro inútil, con mi marido que se iría a unas conferencia rompiendo todos mis planes de fin de semana, estaba enfadada con todos ese día… así que era el candidato perfecto para descargar mi furia

_ Usted me ordeno, que limpiara los garajes, señora. Garajes que justo ayer limpie a fondo por orden suya, ha pasado la hora del camión de recogida porque estaba ocupado en el reciclaje de los residuos que usted ha traído, los desperdicios de esta comunidad ya estaban recogidos y en su sitio_ y cuando intentó seguir con su explicación yo lo silencie.

_ Qué está insinuando estúpido infeliz, no me interesa su explicación, es su obligación, estar al tanto de ese camión y has incumplido una orden directa. Qué pasa, que te burlas de mí. Mañana pase usted por el despacho, para…. _ no me dejó terminar

_ No, no se moleste señora, yo renuncio_ Aquello me sentó como una patada en el estomago como podía desafiarme así y estallé en una furia incontrolada que había contenido desde hacía días

_ Pero que dices negro imbécil, quién te has creído que eres salvaje asqueroso, ustedes son basura, me dan asco, sois todos iguales borrachos, drogadictos, delincuentes, sino fuera por nosotros que les hemos civilizado un poco estarían saltando por los árboles en taparrabos, follando como asquerosos conejos _ El estaba pálido de furia, sus ojos eran incandescentes e incrédulo, pero tan sólo se limito a decir.

_ Me ha estado usted picando todos estos días, señora… seguro, estoy seguro, que nos veremos _ Dijo con una voz tan gutural que me asustó… Justo en ese instante llego mi marido, él se giro y se alejó, dejándome allí, más frustrada aun… mi marido salía de viaje dentro de dos hora tomaría un avión, así que tenía que atenderlo en ese momento, ya me ocuparía yo de este idiota por mañana.

Esa tarde me quede en casa revisando los informes médicos de mis alumnos, había llevado a Mauricio al aeropuerto el avión salió sin retrasos pese a la tormenta que se desató, se anuncio lluvia y fuertes vientos para toda la noche y la madrugada, así que en casita se estaba muy bien. Estaba leyendo cuando sentí un extraño ruido, no le di demasiada importancia lo achaque al zumbido del viento, que seguramente había tirado algo… por fin me decidí por una ducha, me fui al baño. Gire la llave del agua mirando el roció que salpicaba el cubículo de crista… no tenía deseos de llenar la bañera así que una ducha rápida era lo ideal dado que afuera diluviaba y habían bajado mucho las temperaturas. Entre y el agua envolvió mi piel, deslizándose por mi pelo y mi cuerpo

Omar se paró fuera de la ducha, apoyándose contra la pared, se movió con cuidado, despacio fuera del baño. No quería alertarme de su presencia… estaba furioso, irascible, casi trastornado había traído unos artículos interesantes unas esposas de nylon fuertes y sujeciones para el tobillo y algún otro. Por fin cesaron los sonidos del agua la puerta de la ducha se abrió y se cerró, se escuchó entonces los sonidos de un secador de pelo minutos más tardes el secador se apagó… yo me miraba al espejo envuelta en la toalla me despojé de está buscando mi bata  Omar se irguió estrechando los ojos mientras miraba la puerta. Lucia caminó a través de ella relajada y lentamente. Su pelo largo caía sobre su espalda, acariciando sus caderas, estaba deliciosamente desnuda… se paró abruptamente en medio del sitio, lo miro a los ojos totalmente sorprendida y acto seguido tapo su cuerpo con sus manos,  busco instintivamente la bata de seda color salmón que siempre dejaba a la entrada y se cubrió.

_ ¿PERO QUÉ HACE USTED EN MI CASA? _grite; mis ojos brillaron con furioso calor, mis mejillas ruborizándose de pavor y cólera _ Vallase de mi casa ahora mismo_

_ No estás en condiciones de darme órdenes, bruja… porque eso es lo que tú eres una asquerosa y reprimida zorra que no se la follan bien por eso estas tan amargada grandísima puta.

_ ¡Espero que la cárcel le preocupe algo! Quiero que salga ahora mismo de mi casa e intentaré olvidar este incidente tan desagradable. _ dije sin poder evitar la duda que reflejaba mi voz. Sin poder evitar mi voz espesa por la furia, mi cara se enrojeció al sentirme tan vulnerable en su presencia, nadie ni siquiera mi marido me había visto completamente desnuda como estuve hace escasos minutos delante de este ser bajo y odioso, ni siquiera la bata lograba sacarme de mi pavor. El no me había tocado aun, todavía no. Me acechó, mirándome con cuidado, me miro con un odio árido en sus ojos, y yo lo miraba con cautela,

_ Qué te hace pensar que a estas alturas me preocupa tu lengua viperina. _ Yo intentaba ganar tiempo buscar la forma de escapar y aunque soy una mujer alta, él es un hombre más alto y más fuerte. Seguía midiendo mis posibilidad, trate de salir corriendo pero él me atrapó mientras me movía para huir de la habitación.

Me empujó contra la pared con violencia. Un segundo después comenzamos a forcejar, sentí que mi bata se aflojaba mientras luchaba con él, me restregaba, me manoseaba con sus grandes manos quitándome la bata… forcejeamos durante unos minutos, aunque gritaba con desesperación nadie podía escucharme, la tormenta, la insonorización de mi habitación y la distancia entre los chalet, todo; todo atentaba contra mí. Yo me defendía como pude con uñas y dientes, mis prácticas de defensa personal me ayudaban, cosa que él seguramente no se esperaba. Me enfrente a él como una leona, en un ataque de furia le tiré un puñetazo que le dio de lleno en la cara, él se enfureció más, mientras sus brazos se movían encima de mí.

_ Te exijo que me sueltes escoria, mal nacido_ Omar más enfadado me cogió con fuerza por el pelo, me inmovilizo sobre una mesa, cogió un cinturón de cuero doble y comenzó a azotarme con ímpetu, los azotes continuaron cerca de diez interminables minutos. Me pegaba sobre la carne desnuda. Una caliente y ciega rabia me calcinaba el estómago mientras gruñía, yo me agitaba bajo el poderoso brazo, me sentía las nalgas ardiendo, fueron varios azotes. Pero mi rabia no disminuía, seguía insultándolo, denigrándolo, no solté una sola lágrima, no me iba a doblegar y le puse más resistencia aun.

_ Ahora vas a sentir como este mal nacido de pasa su lengua por el cuello y por donde no es el cuello, esta noche te voy pasar de todo…_ Decía mientras me agarraba el cuello y me pasaba su insultante lengua

_ Suéltame bastardo, _ Grite cuando me levantó y me volcó sobre la cama_ aun revolcada en el lecho seguía riñendo por separarme de sus musculosos brazos… mis dedos se curvaron como garras mientras la furia me sobrecogía arañándolo con crueldad, pero todos mis esfuerzos fueron en vano. Gane poco más que una oscura risa al tiempo que Omar se sentaba a horcajadas sobre mí, y en pocos segundos y para mi horror, extendió mis brazos y puso en mis muñecas grilletes de nylon

_ Pero que haces pervertido, asqueroso, te exijo que me dejes_ tire de los grilletes, mirando mis muñecas con incredulidad mientras veía como las delgadas cadenas se negaban a romperse. Instantáneamente, Omar se fue pero no para soltarme, chillé con más incredulidad aun, intentando patearlo, tirando mis pies de un lado a otro sin control, totalmente aterrorizada cuando él comenzó a poner grilletes sobre mis tobillos. Ahora estaba delante de él, abierta de brazos y piernas, desnuda sobre la cama mientras Omar me miraba indignado, con cara de asco, pero con una mirada divertida.

_ ¡Hijo de perra!_ Grite con la respiración entrecortada, aterrorizada ahora y consciente de mi situación. No podía contener la ira que crecía dentro de mí. _ Te mataré por esto._ Le gritaba mientras él observaba mi rasurado coño.

_ Ya, pero antes vas a aprender a conocer el valor del respeto hacia los demás_ Yo seguí gruñéndole y maldiciéndolo, luchando contra las ataduras desesperadamente, intentando ignorar el hecho de que Omar se estaba desnudando. Vi su corpulento pecho, su cuerpo llenos de músculos y cuando se deshizo de sus pantalones vi la dura y gruesa longitud de su polla, se paró frente a mí para que lo mirara bien, tenía el pene medio dormido aun y se le veía hinchado, enorme.

_ Ves todo esto te lo voy a meter por todos y cada uno de los agujeros de tu cuerpo… vas a gozarla y a hacerme gozar… Zorra_ sólo pude mirarlo mientras la mostraba sacándola fuera de sus blancos y curiosamente pulcros slip, yo tenía labios entre abiertos y estaba más asombrada por la longitud de su polla que por el miedo a sus amenazas.

Finalmente se quito el slip y perdí el aliento, jamás había visto un pene tan enorme, ni en mis clases de urología cuando estudiaba en la facultad… de pronto sentí tanto miedo que palidecí. Sentía que con mi mirada aquel enorme aparato se iba hinchando

Se sentó para quitarse el calzado… y aquella polla parecía que tenía vida propia. Pero que me estaba pasando no podía dejar de mirarlo y aquella enorme tranca casi le tocaba la parte superior del abdomen…  por fin pude decirle

_ No, no puedes hacerme esto, déjame por favor, eso es lo que quieres violarme, acabar con tu vida y con la mía… eres un hombre inteligente no puedo creer que quieras terminar con tus huesos en prisión _ dije con voz ronca, quería aferrarme a cualquier posibilidad si con ello lo podría detener de su idea _ Tienes que ser razonable Omar, por favor… me estas violando y esto puede acabar con la vida de los dos...

_ ¿Violación? No, de eso nada, te voy a follar y lo vas a gozar como la gran puta que eres_ él estaba de pie a un lado de la cama, mirándome estáticamente, sus ojos recorrieron mi cuerpo, sentí un encogimiento atroz, me estaba mirando con lujuria, su polla seguía irguiéndose aun más. Su mano se levantó. Yo pensé que me iba a manosear, que me agarraría y me destrozaría, en cambio, su mano se enrollo alrededor de su pene, acariciándolo. Yo temblaba de desasosiego, me imagine lo peor. Pero mi mente no estaba preparada para lo que me esperaba.

_ Hoy vas a ser mi mujer, vas a gozar con un hombre que te da asco y pena…, no es así como te refieres a mí y a los de mi "condición"_ me dijo, con voz serena, decidida_ Estoy harto de que me humilles. Esta noche vas a conocer cómo se goza con los machos inmundos y despreciables.

_ Dios, eres un psicópata_ Le dije rechinando los dientes, pero el bastardo sonrió perversamente_ si sólo quieres follar como los perros por qué no buscas una prostituta.

_ Si, está noche tú serás mi puta y NO, no quiero sólo follarte. Quiero que sepas que esta noche este negro inmundo va a controlar tu cuerpo, va a sacar esa lujuria escondida que tienes, porque esta noche voy a follarte hasta que me canse de ese coño obsoleto que tienes, voy a romperte ese culito tentador y follar tu boca caliente. Hoy voy a joderte hasta que me dejes la polla ardiendo. _ Se me abrieron los ojos, un temblor terrorífico se adueño de mi cuerpo, durante uno minutos él se mostró tranquilo, sus ojos brillaban de lujuria. La mano de Omar cesó de acariciar su polla, se puso encima de mí y comenzó a pasarme su enorme pene caliente por todo el cuerpo. Yo temblaba, no parecía cruel, pero estaba tan resuelto, tan centrado en ese obsceno objetivo "follar". Su mano se movió perezosamente por mi estómago, mis ojos aterrorizados siguieron cada movimiento, cuando los dedos de él se deslizaron entre mis muslos y uno circuló por dentro de mi sexo estimulando mis labios exteriores, mi clítoris,  e incluso mi ano, me estremecí involuntariamente y mis jugos vaginales empezaron a aflorar. Esto era imposible. No podía ser, no podía estarme excitando y mucho menos estar lubricada… pero si. El dedo se introdujo entonces sobre mi espesa, y ahora resbaladiza crema que los humedecía. Yo palpité, reprimiendo un gemido de placer cuando la gruesa longitud de aquel dedo me penetró y antes de que yo supiera lo que iba hacer, su mano se movió, dándome con la palma de la mano un golpe seco sobre la carne desnuda de mi coño. Vibré de excitación para mi pesar, no de sufrimiento.

_ Eres un hijo de puta_ le grite, sacudiéndome contra las cuerdas, aquel latigazo hizo que mi clítoris se hinchara sobresaliendo, no me reconocía, jamás había dicho un taco, este maldito negro lograba sacar lo peor de mi_ Eres un bastardo, si salgo de aquí te vas arrepentir de a ver nacido_ él ni se molesto en contestarme, tan sólo se movió, colocándose entre mis muslos extendidos. Yo respiraba con dificultad, sin poder evitar mirar pasmada desde mi confinamiento lo hinchado de mi clítoris.

_ Déjame, No vuelvas a pegarme, no vuelvas ponerme tus sucias manos encima_ grite, luchando por olvidar este vergonzoso placer que jamás había sentido y que se precipitaba en mi interior. Omar siguió castigando mi clítoris, para deslizarse entre la humedad de los ahora gruesos y pesados labios vaginales

_ Por favor sé razonable_ Jadié cuando su dedo me penetró, mi coño ahora apretado sobre aquel dedo, temblando por las profundas, y casi gentiles caricias que ese dedo me proporcionaba_ Déjame ya, ya lo has hecho ¿no? Me has humillando… además ya tienes claro que tu pene no me cabe… noo, no, no me presiones más ahí por favor… _ suspiraba apretando los músculos de mi coño alrededor de su dedo

_ Es verdad, estás muy apretadita, estas como si fueras virgen aun, sino tuvieras marido estaría pensando que lo eres ¿cuántas veces al año follas con tu marido, una o dos, no?

_ A ti que te importa, degenerado. Sólo los seres primitivos como tú se la pasan follando como ratas_ Grite por la sorpresa, cuando la mano de él volvió a golpearme la curva superior de mi coño. Yo guerreaba contras las cuerdas, aterrada ahora por las espantosas vibraciones de placer que irradiaban de mi clítoris debido al calor del golpe._ ¡Maldito seas mil veces! _Mi cuerpo se arqueó cuando dos gruesos dedos se deslizaron dentro de mi vagina otra vez. Era una estimulación lenta, los dedos separaba mis músculos, haciéndome temblar la carne. Yo seguía batallando contra la necesidad de gemir, quería sentir asco y aversión por todo esto, pero no podía… cerré los ojos de la vergüenza, comencé a ser consciente de los espesos jugos que recubrían mis labios vaginales, él volvió a deslizar los dedos hasta lo más profundo de mi empapado y caliente canal, yo lo miraba con los ojos entrecerrados, más estimulada que asustada mientras seguía aquella maldita mano que se metía entre mis muslos.

_ NO… _ grite mientras él alzaba su mano. Me erguí. Omar movió su cabeza, sus labios se lanzaron sobre un duro, erizado y puntiagudo pezón un segundo antes de que él me propinara otro punzante golpe en mi sexo. Chillé, dejando escapar por fin un gemido de confuso deseo mientras mi cuerpo se doblaba y se pegaba más a él. La lengua de Omar rasco mi pezón mientras lo chupaba, y el siguiente golpe fue sobre la carne que protegía mi hinchado clítoris. Mi grito fue fuerte, mi cuerpo arqueándose, encorvándose, luchado más contra el placer que contra el dolor. Estaba en llamas como nunca antes había estado, mi cerebro perdido en una confusa ciénaga de sensaciones. Quería rogar por más o suplicarle que por favor parara. Otro golpe llegó a mí, era como si su palma estuviera ubicada para golpearme desde mi clítoris a mi vagina, él tomando mi pezón entre sus dientes, mordiéndolo, incitándome. Era un dolor punzante, caliente y feroz, tenía mi clítoris palpitando, llevándome cerca del clímax

_ Vaya con la virtuosa princesita… se excita como la peor putas…_ Un estrangulado gruñido de rabia salió de mi garganta.

_ Vete al infierno_ dije furiosamente _ esto no es normal, eres un pervertido, un asqueroso depravado…_ Un grito estrangulado abandonó mi garganta cuando un golpe más duro aterrizo sobre mí, golpeando con fuerza y fuego, haciéndome arder el clítoris, y esa extraña sensación fue como un orgasmo alcanzando su punto máximo contra mi voluntad. Un estremecimiento atravesó mi cuerpo mientras Omar aporreo mi clítoris con precisión suficiente para disparar mi liberación. Entonces los labios de Omar cubrieron los míos con un gemido, su lengua entrando en mi boca con avaricia, con hambre.  Yo luché por acercarme más él, mi cuerpo protestando por mi clausura mientras salía al encuentro de su beso con la misma voracidad, mi lengua enredada en la suya, mis gemidos eran un áspero sonido mientras yo sentía mi coño latir, mi vagina muriéndose por más. Pero fue la burla de Omar lo que me trajo a la realidad, lo que me volvió de nuevo mordaz y anhelé no ser tan débil y frustrar ese obsceno y pecaminoso placer que me carcomía pero mi cuerpo se negaba de plano.

_ Eres un maldito, hijo de puta_ Y volvió a jugar con mi clítoris y clavar con fuerza… con precisión tal mi vagina, tuvo que tocar un punto ahí dentro, alguna fibra que provoca sensaciones maravillosos, porque si no, no me lo explico por qué casi me desmayo de placer

_ Basta, basta por favor_ le supliqué arqueándome, mi cabeza refregándose contra la almohada  mientras sentía las manos alzarse y golpearme otra vez. _ Por favor te lo ruego, Omar no me pegues más

_ Qué quiere la dama de hielo_ dijo burlonamente

_ Tu sabes lo que quiero, no me martirices más…_ dije respirando con dificultad_ por favor no me ultrajes más, ya me has castigando bastante…. Fóllame, mátame pero no me castigues más así por favor

_ No, aun me faltan algunas cosas, ahora quiero me la mames, Chúpamela y dejo de torturar ese apretadito coño que tienes… te advierto que si me muerdes te voy sacar uno a uno todos tus preciosos dientes_ dijo, con voz gruesa, sus ojos reflejaban una enorme furia, supe que hablaba en serio, y si tenía que hacer algo tan asqueroso, tan obsceno, que fuera rápido; jamás se lo había hecho a nadie, ni a mi marido, eso era pecado pero lo peor no era eso sino que estaba excitada y deseosa… Omar se movió a mi lado, colocando una almohada bajo mi cabeza e inclinándose de manera que con una mano pudiera tocar mi caliente coñito. Yo veía su polla, hinchada y con abundantes venas, apuntando a mis labios. La enorme y acampanada cabeza, palpitaba de deseo_ abre la boca y trágatela toda, zorra, dame lo quiero.

Yo misma me asombré cuando abrí la boca casi con impaciencia y gemí mientras la gruesa cabeza empujaba mis labios asaltándolos, estirándolos dolorosamente. Era enorme, tan duro, tan grueso y largo que quise gritar de miedo. Yo necesitaba ese obsceno alivió, me auto convencí, estaba en un punto que no me importaba si era un atenuante menor mientras esa insoportable necesidad de placer disminuyera. Era la forma de que no castigara más mi ardiente sexo. Él deslizo su gruesa polla dentro de mi boca y yo cerré mis labios sobre ella, el gemido de Omar hizo eco en el mío cuando se las arreglo para meter los dedos en mi vagina y jugar diabólicamente con mi clítoris.

_ Sí, así que rico, que boquita tan pequeña y caliente tienes… _ gemía él. Envolviendo sus dedos alrededor de la base mientras penetraba mi boca, parando sólo cuando mis ojos se ensanchaban para no ahogarme.  Mi coño se había convertido en una criatura voraz reclamaba a gritos ese maldito dedo que ahora me penetraba para mi propia satisfacción, me estaba dando tanto placer que me adapte a chupársela demasiado bien para ser la primera vez.

_ Así, así, que bien la mamas _ siseó roncamente_ trágatela toda, así, así… que ricoooo. Él se movía sobre mi boca, gimiendo fuertemente cuando mi lengua acarició su eje desde abajo,  devorando su cabezota al introducírmela profundamente en la boca. Succioné su carne como una mujer hambrienta y, francamente, lo estaba. Mi objetivo era que el eyaculara pronto, para librarme de las desesperadas sensaciones que me producía su maldito dedo…  que se clavaba feroz en mi coño, induciéndome sensaciones que estaban fuera de mi alcance, frotándome, ridiculizándome. Un dedo se introducía en mi vagina, y otro jugaba y presionaba mi delicado botoncito provocándome desesperados quejidos que resonaban alrededor de su polla… respiraba poquito a poco, para relajar lentamente los músculos de mi garganta, sintiendo como Omar, con lentos empujes, conseguía meterme en la boca algunos centímetros más

_ Así… que ricoooo. Si, traga más, perra, trágatelo todo… _ él gemía con una mueca de sublime placer. Mientras que yo tomaba la rígida carne en mi garganta, tragando, acariciando la palpitante cabeza cuando la sacaba, mi lengua se movía contra el surcado eje, chupaba esa puntica de la enorme cabeza que ahora se me antojaba rica. El se retiraba para que yo le chupara la gruesa longitud, mi lengua lo acariciaba, mis dientes raspaban su miembro mientras me lo sacaba de la boca y chupaba ruidosamente nada más que la congestionada cabeza,  mimándola, pensar en esa descarga de sensaciones hizo que mi boca se moviera ávidamente sobre la erección de Omar, gimiendo ante el azote de su dedo en mi atormentado coño mientras chupaba el rígido pene. Omar casi temblaba, su cuerpo se sacudía estremecido por la excitación, empujándose dentro de mi boca. Yo intentaba gritar de placer alrededor de su pene, mientras unas lágrimas llenaban mis ojos y sentía como la presión de mi vientre comenzaba a perder intensidad.

_ Trágatela bien, si, así, así_ entonces me penetraba otra vez, su polla se sacudía en mis labios, fallándome la boca más duro ahora, sus movimientos se endurecieron y la mano que sostenía su polla, me sujeto del pelo sintiendo como una brusca llamarada recorría mi cuero cabelludo, él gemía mientras la carne se le tensaba, se apretaba más.

_ Si. Voy a correrme directamente en tu boquita de lo bien que lo mamas, puta…_ un duro estremecimiento contrajo mi abdomen y mi matriz se convulsiono en una repentina explosión, cuando tres dedos se enterraron firmes en la profundidad de mi vagina,  un asfixiado grito salió de mis labios. El empujó con fuerza contra el fondo de mi garganta y sentí la primera explosión de semen, y esta fue seguida por más chorros cremosos y espesos que bajaron por mi garganta. Yo estaba extática, gemía por el agarre que Omar tenía sobre mi pelo, placer y dolor recorriendo como un rayo mi cuero cabelludo, sin embargo, rechacé el dolor, temblando de anticipación mientras sentía su pene, todavía duro, salir de mi boca. Mi lengua siguió lamiéndolo firmemente, excitándolo, saboreando las gotas de semen que se formaban sobre la cabeza de su aun tiesa polla.

Un segundo más tarde, cuando se retiró de mis labios con su polla erecta y dura por la excitación se volvió a colocar entre mis muslos y un golpe aterrizó en mi clítoris haciéndome arquear la espalda y presionar la cabeza contra el colchó, dejándome casi sin respiración. Yo gritaba, golpeándome contra la cama con las violentas sensaciones de placer que atravesaron mi cuerpo. Estaba desesperada, aturdida. Nunca nadie me había golpeado en toda mi vida y menos en mi coño.

Pero lo peor fue cuando la boca de Omar comenzó a chupar mi sexo, con demoníaco placer, lamiendo los jugos que resbalaban de mi vagina, succionando mi dilatado clítoris y usando sus dientes para tirar de él, provocándome desesperados gritos de necesidad, yo retorcía mis caderas contra la exigente lengua, separaba cuanto podía mis muslos, la respiración de Omar era áspera, ruda, su labios se abarcaba aún más a la carne de mi coño.

Yo intentaba acercarme más a su boca para que siguiera frotando mi coño con su lengua, entonces me olvidé de todo excepto de cada toque, cada suspiro, la sensación de aquella lengua que me follaba,  él era un codicioso. Pero no más que yo, yo lo necesitaba, lo ansiaba, estaba ávida, deseosa e incluso golosa. Mi coño cabalgaba la pujante lengua y él me lamía desde el clítoris para deslizarse profundamente en mi vagina,  empujando fuertemente en una serie de violentas olas de placer. Me acaricio varias veces con la lengua dentro y fuera la apretada entrada de mi ano.  Su lengua dio varios golpecitos en mi clítoris y luego lo chupó firmemente, una vez, dos para luego parar y poder lamerme lentamente mi esfínter, mis muslos estaban rígidos por la presión que ejercía yo en ello, mi respiración era áspera y descontrolada. Sus dientes seguían ahí raspándome los labios vaginales mientras me volvía penetrar con dos dedos mi coño. Yo sudaba, me sacudía, mi vagina pulsaba con frenética velocidad para que esos dedos siguieran machacándome, entonces me los sacó y su mano volvió a golpear duro y fuerte los labios de mi coño. La siguiente palmada me destruyo. Mis ojos volaron abiertos mientras un orgasmo violento, mi primer orgasmo verdadero, decadente y explosivo, destrozaba mis sentidos. Un fiero gemido reverberó en mi vientre mientras luchaba por rechazar los temblores casi violentos que atravesaban mi cuerpo.

_ fállame por favor, termina con esto de una vez. Él sonrió, y sus ojos se ensancharon mientras sacudía la cabeza._ Métemela de una vez _ grite, incrédula al escucharme._ Maldito seas, Omar, no puedes dejarme así.

_ No, aun tienes que suplicarme_

_ Vete al infierno._ Pero él se alejo no sé muy bien a dónde, luego volvió diciéndome.

_ Qué lenguaje tan obsceno_ dijo casi divertido_ ¿alguna vez has jugado con tu culito, te has masturbado? Seguro que no_ Temblé de ganas, sacudiendo mi cabeza con miedo mientras él se acercaba a mí. Qué Dios me ayude, mi coño era puro fuego, mi cuerpo tan sensible que un leve toque me produciría un orgasmo. Y pensar que sus grueso dedos me volverían a torturar, me hacía temblar, y no sólo de miedo, sino de excitación.

_ ¿Nunca te has masturbado, princesa? _ dijo inclinándose a mí, mirándome fijo mientras metía barias almohadas bajo mis caderas _ Nunca lo has hecho mientras masajeas tu rico coñito, y ahí cuando estas luchando por un orgasmo, tu dedo alguna vez entró en ese pequeño, caliente y apretado agujerito.

_ Eres un depravado, eso es una aberración, no me vuelvas a tocar… No por ahí… ya estoy bastante ultrajada. Así que deja mi ano, que me vas a destrozar el esfínter con tu enorme pene… no, nooo, no me toqueeess… hijo de puta_ pero me acariciaba con malicia, con deliciosa perversidad el clítoris, yo gemía sin poderlo evitar.

_ Claro que si, tú me vas a rogar que te la meta, que te parta el culo… pero no te desesperes que no la voy a meter aun, yo sé que estas desesperada para que te folle pero como te dije antes me lo tienes que pedir. Mírate, si nada más te doy una brochita con la cabeza de la polla y tiemblas de deseos para que te clave, mira como lo estas gozando puta

_ ¡No lo haré! Ay, ahhh _ pero la excitación estaba electrificando mi cuerpo, haciendo latir cada parte de mi vagina con anticipación. Y fue entonces cuando gemí más humillada aun. Cuando comenzó a pasarme la punta de su pene por mis labios vaginales, acariciándomelo, deslizando su enorme y caliente cabeza a todo lo largo de mi rajita, sólo metió la enorme cabeza  y una ola de placer se extendió por mi cuerpo pavorosamente con el duro y espantoso temblor de un orgasmo que me hizo gritar, subiendo por mi cuerpo, y haciendo que mi sexo chorreara más fluido suave y pegajoso.

_ ¿Te dolió, alteza? ¿Te está haciendo desear más? verdad

_ NO_ escupí, temblando de excitación. Su pulgar me acarició el hinchado clítoris. Yo lo miraba intentando aquietar la difícil y áspera respiración que me sacudía. _ Eres repugnante_ mi voz estaba estrangulada mientras una excitación enloquecedora se disparaba por mi cuerpo.

La cabeza me dio vueltas cuando él separó mis nalgas desde abajo y grite cuando dos dedos se hundía totalmente en mi apretado ano que estaba punzante,  y me envió una llamarada de calor por los músculos que me hacía chillar

_ Vaya que culito más apretado tienes_ Él retorció su dedo dentro de mí, extendiendo mi propia lubricación, estirando mis músculos mientras yo gimoteaba de angustia_ No quiere estirarse, princesa. Tienes el culito virgen. Me llenaba con sus dedos y mis entrañas se contraían alrededor de los gruesos dedos y fue cuando acerco su boca a mi sexo y metió su lengua en mi vagina yo clamaba mientras su lengua me electrizaba  y el ardiente dolor hacía que mi coño latiera más caliente. En sólo una noche me había convertido en una depravada, debería estar aterrorizada luchando contra él, muerta de miedo, violada. En cambio mis quejidos suplicaban por más. Repitió la lubricación varias veces ahora con su saliva y mis jugos, mientras yo luchaba por respirar más allá del dolor. Yo quería gritar, pedir más. Deseaba insultarle, decirle palabras obscenas pero temía que al abril la boca solo le demostrara que aquello me gustaba y mucho. Mordí mis labios, pero no pude evitar gritar cuando su dedo finalmente se retiró… y su gruesa polla comenzó a penetrarme el dolor era insoportable.

_ Me estas torturando_ grite, resistiéndome a mis ataduras. Estaba asustada, la oscura lujuria que me recorría era demasiado intensa, demasiado espantosa. _ Para, para por favorrrr, no… no sigasss.

_ Te duele putita ya verás cómo lo vas a pedir cuando comiences a gozarla.

_ NOOOO_ yo no supe si mi grito fue una protesta o la necesidad cuando sentí la gruesa cabeza acomodarse contra mi diminuto orificio. Sentí como partía mi apretado esfínter.  Como me lo perforaba con su enorme cabilla a medida que la longitud y el grosor aumentaba, un persistente y creciente fuego comenzó a dispararse atreves de mi ano. Yo sacudí la cabeza sobre la almohada, vociferaba todo tipo de insultos. Estaba tensa, gritando, pero él no me lo sacaba, seguía metiendo su dura polla con fuerza.

_ Sácamelo, por favor me estas matando… me duele mucho_ gritaba a lágrimas viva pero no se detuvo, los dedos de una mano se dirigieron hacia mi palpitante coño, comenzó a acariciar y mimar mi clítoris hasta que comencé a bombear, empujando contra su mano, gritando mientras mis movimientos empujaba más profundamente la gruesa polla en mi trasero, podía sentir como se estiraba mi intestino cediendo paso al grueso pene que me invadía. Me agarraba a mis cadenas con fuerza, retorciéndome bajo el férvido dolor y el maldito placer que comenzaba aflorar potencialmente ardiente. Largos minutos después él me clavó severamente para que los últimos centímetros de polla atravesaban mi apretado anillo anal, dejando su grueso y duro pene alojado dentro de mí por unos instantes. Yo me retorcía luchando por acostumbrarme a esa nueva sensación, y él aprovechó ese intervalo para sacármelo de un solo golpe, sentí el vació y dolor, sentí como mi ano se abría y cerraba deseoso.

_ ¡Te odio, maldito hijo de perra!_ mi voz era ronca, enfurecida ahora por las creciente sensaciones que se precipitaban en mi cuerpo. Volvió a metérmelo de nuevo con fuerza y sin contemplaciones, mi grito fue potente, el ardiente calor que comencé a sentir con su vaivén fue superior a mis fuerzas, el lento y persistente aumento del dolor y la agonía de placer que sentía abrumo mis sentidos, era una invasión lenta y a la vez constante, por momentos me la dejaba clavada unos instantes permitiendo que mis músculos se apretaran alrededor de su polla pero volvía a aquel vaivén desesperante; ese que cada vez se hacía más rápido dentro de mi ano y las suaves caricias de sus dedos a mi clítoris fatigado, hicieron que jadeara desesperada, gritara envuelta entre el dolor y el placer, Yo debería odiar esto. Debería estar gritando horrorizada, pidiéndole que se detuviera, en cambio mi cuerpo pulsaba de necesidad y deseo pidiéndole más, él seguía deslizándose dentro de mi culo con un ritmo frenético, su enorme polla dentro del estrecho canal ya adaptado a él y con ello me enviaba sensaciones de ardiente lava a través de mis terminaciones nerviosas… Omar me seguí llenado por entero y yo me estremecía en su agarre. La oscura carne masculina brilló sudorosa mientras aumentaba las duras embestidas, el separaba las curvas de mi culo llenándome con cada pulgada de su oscura y acerada erección.

_ Más duro. Dame más duro, por favor_ yo estaba al borde las lágrimas ahora, rogando por mi liberación. Me retorcía contra las ataduras que me sujetaban, mis caderas retorciéndose contra la dura penetración del grueso pene que me perforaba el culo con golpes creciente. Mi clítoris estaba hinchado, asomando desesperado por las caricias de sus dedos y entonces me insertó en la vagina un pene vibrador al máximo,  aquello me estremeció ya no podía más… de hecho quería y pedía más, mucho más, multitud de orgasmos se precipitaron dentro de mí en ese momento. Había perdido la cuenta de cuantos orgasmos he tenido esta noche, y cuanto había gozado cada uno de ellos, la realidad es que he tenido muchos para mi propia satisfacción o decepción conmigo misma por no reconocer mi sexualidad.

Y fue cuando me lo saco de golpe dejándome absolutamente necesitada, saco también me de mi vagina el grueso consolador y me liberó de mis ataduras me alzó con sus fuertes brazos encajándome sobre su cintura podía sentir su pene aun erecto. Fue una excitación violenta, primitiva y carnal la que recorrió mi cuerpo, estaba desesperadamente excitada, con ganas de más y deseosa de sentirlo a él dentro de mí… pero él me dejó sentada en la cama y se alejo, aquello me conmovió, era increíble pero lo deseaba, lo codiciaba, y comencé a llorar de frustración. Del dolor desconocido y desgraciado de la degradación, y cuando pensaba que se había marchado para mi sorpresa volvió tan excitado y palpitante como al principio, me mordí los labios mirándole con el rostro empapado en lágrimas, me arrodille ante sus piernas y le suplique

_ Fóllame, por favor; lo necesito… te quiero dentro de mi _ imploraba, le rogaba entonces se sentó en la cama, mirándome, me levante y me puse frente a él, le acaricie la cara y me senté encima… para mi estupor yo misma dirigí su duro mástil a mi vagina, levantándome y separando bien mis piernas me clavé la gruesa y dura columna de su polla y me sentí llena de él,

absolutamente feliz de sentirlo en las profundidades de mi coño. Mi grito resonó en toda la habitación, nada podía a verme sorprendido más.

_ Qué apretado tienes el coño _ gruño mientras yo me arqueaba como podía, con el placer golpeando cada arteria de mi cuerpo, mis caderas empujaban, él también ayudaba introduciendo su polla dentro de mí con duras y profundas acometidas.

_ ¡ayyyyy! _ grite, mientras un placer inaudito, violento, sensacional me atravesaba. Su polla, fogosamente caliente, gruesa y dura se alojaba cómodamente dentro de mí_ Métemela toda, por favor. Sigue fallándome, no te atrevas a parar._ Casi le ordené, pero él seguía guiándome con sus embestidas, obligándome a cabalgarlo, yo le veía una cara de placer inaudita ante lo extremadamente apretado de mi contraído coño mis espesos jugos vaginales se adherían a su gruesa polla, y el sentimiento de gozo que en ese momento sentía era inaudito.

_ Estas tan jodidamente apretada… tan comprimida alrededor de mi polla…_ jadeó, con su erección golpeando enérgicamente en mí sobrecargado coño. Yo sentía que me iba a correr otra vez. Dios mío, eso me mataría. No podría sobrevivir a otra explosión tan violenta, tan poderosamente destructiva. Pero era imposible parar nada en mi interior. Su polla me enviaba rayos de excesivo placer yo iba al galope en sus caderas buscado más y más sensaciones.

_ Máss, más, ¡dame más!_ grite salvajemente mientras su polla me golpeaba con fuerza y profundamente._ Dame más durooo… _ me despegue un poco y mis ojos volaron al punto donde nuestros cuerpos se unía,  mirar cómo salía y entraba su delicioso pene me ponía más excitada y cachonda, esto era algo que jamás, ni en mi más locas fantasía había imaginado. Sus grandes manos sujetaban mi culo y lo abría metiéndome dos dedos en mi ano aquello me daban sensaciones tan ricas que convulsionaba, su erección se hundía dentro y fuera, veía su polla dura y mojada brillando con sus jugos cuando se retiraba; mi vagina golpeaba jugosamente contra su polla cuando yo empujaba hacia delante; luego me cambio de posición poniéndose encima de mí, se sentía tan rico, dominante, yo sentía que aquella polla me pertenecía en ese momento. Esto era demasiado. Demasiado placer, demasiada pasión. Me follaba duro y profundamente, sentía como me laceraba, como me encendía, lance hacia atrás la cabeza, arqueé mi cuello y mi cuerpo se tensó hasta sentir que casi me podía romper, diversas sensaciones se apoderaban de mí, conmociones desconocidas hasta este instante, emociones que nunca más olvidaré . Y luego lo hizo. No podía gritar, no podía hacer nada más que permitir que toda mi vida de necesidades reprimidas, de emociones cortadas saliera a borbotones de mi sexo. Mis ojos se abrieron, mi cara palideció y entonces duros y violentos estremecimientos comenzaron a recorrer mi cuerpo mientras yo explotaba repentinamente gritando su nombre "Omar" exhalando como un grito agudo entre mis labios, uno o varios orgasmos violentos  derramándome junto a los duros fluidos del clímax que salían de mi coño, mezclándose con los poderosos chorros de Omar.