Placeres orientales
Nadie le hizo el amor como su exótica cuñada.
Me había quedado dormida, justo hoy que llegaba mi hermano de Oriente con su esposa y debía ir a buscarlos al Aeropuerto Internacional, me había quedado dormida ¡!! La verdad es que no podía ser tan desordenada pero anoche me había acostado tarde, había tenido una reunión y aunque prometí no demorarme, lo estaba pasando súper bien y no me di cuenta de la hora. Cuando me percate de este detalle, volví corriendo a mi casa con la esperanza de que los despertadores cumplieran su función y me despertaran a tiempo para llegar a recibir a mi hermano, pero todos me fallaron.
Cuando arribe al Aeropuerto, mi hermano estaba esperándome con las valijas, con una cierta cara de fastidio pero también de diversión porque me conocía y al ver mi cara de puchero, me disculpo enseguida.
En el preciso instante en que estábamos abrazándonos, apareció mi cuñada. Hacia ocho años que no veía a mi hermano y cinco que ellos se habían casado. La empresa en la que trabajaba lo había destinado primero a Canadá, después a Francia y por ultimo a Japón. Allí conoció a quien hoy era mi cuñada: Zhen, que después supe quería decir Bella en japonés.
La verdad es que el nombre era ideal porque mi cuñada era bellísima, ahora entendía por que mi hermano estaba tan embobado con ella. Su estatura era pequeña, sus manos muy delicadas, su piel blanquísima y un cabello negro azabache que le caía a lo largo de su espalda hasta la cintura, dándole un marco a su rostro increíble.
Como toda oriental tenia una sonrisa a flor de labios, era extremadamente educada y emanaba delicadeza por todos lados.
Hechas las presentaciones de rigor, nos encaminamos hacia el parking del Aeropuerto y después de acomodar las valijas en la camioneta, partimos hacia la casa de nuestros padres.
Mi hermano y Zhen se quedarían allá hasta que regresaran a su país porque mis padres tienen una casa inmensa y estaban felices con la idea de tener a su hijo a su lado, después de tanto tiempo lejos de casa.
Durante el viaje hacia la casa de mis padres nos pusimos al tanto de las novedades de ambos lados, me contaron que estaban agotados por el viaje y que tenían muchísimas ganas de acostarse a dormir un rato pero sabíamos que no iba a ser posible porque nuestros padres no iban a parar de hacerles preguntas.
Dicho y hecho, ninguno de los dos pudo descansar hasta pasada la media tarde, porque entre las preguntas y el almuerzo de bienvenida se hicieron mas de las cuatro de la tarde cuando pudieron subir al dormitorio y dormir unas horas.
En el tiempo que duró la reunión la verdad es que me dedique a charlar con Zhen y quede maravillada. Era inteligentísima, culta, graciosa y dominaba perfectamente el español, así que la comunicación fue más fluida de lo que pensaba antes de conocerla.
Cuando mi hermano y mi cuñada se retiraron a descansar me fui a mi casa. Una vez sola me quede pensando en la vida de ambos y la imagen de Zhen aparecía en mi mente todo el tiempo. La verdad es que entendía por que mi hermano estaba tan enamorado de ella, aun siendo mujer me sentía tremendamente atraída hacia ella, tenia un encanto especial que había dejado a toda la familia como hechizada.
Confieso que he tenido fantasías con mujeres pero nunca han ido más allá de eso. En este caso, la verdad es que mi cuñada me había excitado de una forma bastante extraña.
Esa noche mí novio vino a mi casa con la idea de ir a ver a mi hermano pero le sugerí que no lo hiciéramos para darles tiempo a descansar, que tendríamos casi un mes para estar todos juntos y que seguramente en la semana podríamos arreglar una cena para todos.
Mi novio siempre me insistía con la idea de tener sexo con otra mujer, incluirla en la pareja pero la verdad es que no me había decidido aun a concretarla pero, teniendo en cuenta esta apertura mental de mi pareja, me anime a contarle lo que me había pasado con Zhen.
Le conté lo bella que era y todo lo que me había atraído y eso hizo que mi novio se excitara terriblemente, ante la idea de que pod&iacu
te;amos llegar a concretar su fantasía de armar un trío, ahora que yo había encontrado a alguien que me gustara y que mejor que alguien de la familia, verdad ¿?
La realidad es que con esa imagen en su mente, mi novio tuvo una noche de pasión conmigo increíble, parecíamos dos salvajes en la cama, estábamos muy calientes y en medio de las caricias y el sexo mas duro, él no dejaba de contarme cada cosa que se podría hacer si mi cuñada estuviera incluida en la relación.
Quizás eso haya hecho que después la mirara de otra forma, porque cada vez que la veía no encontraba en ella a la esposa de mi hermano sino a la mujer que nos había calentado a mi novio y a mi en la cama esa noche.
Un tiempo después del encuentro con mi familia invite a mi hermano con mi cuñada a cenar a casa y también estaba mi novio así que fue una cena relajada, de parejas, bastante divertida. La verdad es que tomamos bastante y mi novio, con sus mas y sus menos, propuso jugar a un juego de mesa que se llama “Sextionary “. Este juego reparte cartas entre los equipos que se forman de a pares con ilustraciones de sexo. Cada integrante del equipo tiene que dibujar el contenido de la carta recibida y tratar de que su compañero de juego adivine lo que esta dibujando.
Por sorteo me toco jugar con mi hermano y a mi novio con mi cuñada. Jugamos dos partidas y gano un equipo cada una, el juego estuvo divertido y nos dio la posibilidad de charlar sobre ciertos temas que nos fueron excitando poco a poco.
Mediante esa charla descubrimos cosas de mi hermano y mi cuñada que nos dejaron a mi novio y a mis súper calientes… Como por ejemplo que habían tenido oportunidad de participar en un par de fiestas múltiples, que solían asistir a lugares swingers, que habían tenido relaciones de tríos y mi cuñada, algo entonada por la bebida, llego a confesar que algunos años antes, había tenido sexo con mujeres.
La verdad es que me quede caliente y sorprendida porque así como se la veía, tranquila, dulce y hasta casi sumisa, Zhen había probado casi todo. Esa revelación para mi novio fue casi magistral y cuando nos quedamos solos, lo único que hacia era repetir las palabras de mi cuñada y seguir alimentando la fantasía de tener sexo con otra mujer.
Volvimos a tener un encuentro sexual maravilloso y cada vez se acrecentaba más el deseo de incluir a una mujer entre los dos. Las cosas que mi novio me decía en la cama, mientras me acariciaba y me hacia suya, me encendían de una forma impresionante y me animaba a portarme cada vez mas lanzada en la cama, cosa que a él lo enloquecía sobremanera.
El tema seguía dando vueltas en mi mente pero la cosa era saber como encararla, como crear una situación en donde ella pudiera participar de un encuentro sexual con mi novio y también como lo manejaríamos después con mi hermano.
Si pensaba dos veces en que era la esposa de mi hermano, la idea me parecía un espanto pero si lo veía desde el lado de la vida sexual que ellos llevaban, las cosas me cerraban mucho más.
Mi novio me sugería una y mil excusas para llevar a Zhen a mi casa pero nada me convencía, sentía que la situación se daría naturalmente y sin que mi hermano estuviera en el medio. Me daba la sensación de que cuanto mas me relajara, más rápido se presentaría el momento adecuado para vivir esa experiencia.
Tal como suponía, el día llego y de la forma mas imprevista posible. Una mañana me había quedado en casa para arreglar algo el desastre que tenia por todos lados cuando sonó el timbre y al abrir la puerta, me encontré con Zhen. Estaba sola porque mi hermano había salido con mi padre a ver a algunos amigos y ella decidió salir a recorrer sola la ciudad. En eso estaba cuando se le ocurrió venir a visitarme.
Ese día estaba más linda que nunca, no tenía una sola gota de maquillaje, tenía un jean y una sudadera gris de gimnasia con algunas inscripciones en negro, su cabello suelto cubriéndole la espalda por completo y unos lentes de sol que le quedaban estupendos.
Estaba tan simple que atraía justamente por eso, por su sencillez que resaltaba sus rasgos mucho más que cuando se producía para salir. La invite a pasar y nos sentamos en la cocina a tomar una taza de café.
Sinceramente, me moría de nervios pero mas que nada porque sabia que intenciones albergaba mi espíritu, sabia que tenia que encararla de alguna manera para hacerle la propuesta de formar un trío con mi novio y no tenia idea de cómo hacerlo.
Todo sucedió de la forma más inesperada para mí y con resultados que nada tenían que ver con mis planes secretos. Zhen había quedado enamorada de la colección de velas que tenía en el living de mi casa así que se dirigió hacia allí para que le contara mas sobre ellas, de que fragancias tenía, cuales eran florales y cuales no. Hacia allí fuimos y mientras tomaba con sus delicadas manos cada una de ellas, comenzó a contarme cierta historia intima que había vivido antes de conocer a mi hermano, historia que tenia algunos condimentos eróticos, como por ejemplo el uso de velas y fragancias aromáticas.
Mientras Zhen narraba esa historia, comencé a sentir que cierta excitación invadía mi cuerpo, su suave voz me arrullaba, su extraña entonación me relajaba muchísimo y verla moverse despacio por el living de mi casa me producía una extraña sensación de tibieza a lo largo de todo mi cuerpo.
Lentamente fue acercándose al sillón donde yo estaba y se sentó bien pegada a mi lado. En sus manos traía una pequeña botella que yo tenia al lado de unas velas de flores y después de abrirla y colocarla bajo mi nariz, me pregunto de qué fragancia se trataba.
El aroma a jazmines que invadió el living y las pequeñas manos de mi cuñada moviendo el frasquito bajo mi nariz había conseguido que cerrara los ojos y me dejara llevar por la situación. Cuando los abrí para responderle, vi que me miraba en forma provocativa, con una semi sonrisa dibujada en su rostro, con los labios húmedos. Sinceramente pensé que eran ideas mías pero cuando una de sus manos abandono la botellita para acomodar mi cabello despeinado detrás de mis orejas, entendí que no era una alucinación sino que el acercamiento entre ambas era más real de lo que pensaba.
¿Alguna vez estuviste con otra mujer?
Yo, yo…. Eh…. No, la verdad Zhen es que no, nunca.
¿Y en algún momento se te cruzo la idea por la cabeza?
Si, en varias ocasiones.
¿Tenías fantasías con eso?
Si, muchísimas. Leo y yo siempre hablamos de ese tema, de formar un día un trío y experimentar, pero hasta ahora no se dio jamás.
Las manos de Zhen seguían acariciando mi cabello y suavemente mi cuello. Me di cuenta de que mi respiración estaba entrecortándose y que ella me miraba fijo a los ojos, se estaba dando cuenta de mi excitación, esto no tenia vuelta atrás y Leo no estaba ¡!!!!
Sentía que estaba bajo el influjo de mi cuñada, no podía moverme, quería quedarme allí esperando que siguiera con sus caricias y en tanto pensaba todas estas cosas, sentí un leve roce de sus labios en los míos. Fue algo tan delicado, tan sutil que me estremeció.
Deje que siguiera haciendo eso. Me besaba suavemente, sin decir una sola palabra. Sus labios apenas rozaban los míos pero me encendían, me enardecían. Tenía un aliento suave, delicado, como toda ella en si misma. Su boca abandonó la mía y beso mis ojos, mi frente, mis mejillas, mi cuello y se detuvo en el nacimiento de mis pechos.
Abrí mis ojos y la vi observándome, callada, como esperando mi consentimiento para seguir. Cuando mis ojos se cruzaron con los suyos, una leve sonrisa se dibujo en su rostro y al devolvérsela, se acerco a mi boca y esta vez si me dio un beso completo.
La tersura de su boca me encanto, me abrió un mundo de sensaciones único, sentía que caía en un abismo y volvía a subir. Su lengua me penetro suavemente una y otra vez la boca, buscaba la mía con calma, con delicadeza pero con muchísima sensualidad.
No sé si su forma de proceder tenía que ver con su origen o con su innata femineidad, lo cierto es que sus manos parecían mariposas acariciando mi cara mientras me besaba y completaba así un momento de erotismo impresionante.
Fue desnudándome lentamente, despojándome de mis ropas con toda la calma del mundo, cada vez que se inclinaba sobre mí para desabrochar algún botón o qui
tarme alguna prenda, su cabello sedoso acariciaba y erizaba mi piel.
Después de un buen rato, Zhen me había dejado completamente desnuda, recostada en el amplio sillón del living de mi casa y me contemplaba en silencio. Todo el tiempo que permanecimos juntas fue en silencio, solo se dejaban oír los gemidos de placer, los suspiros de dos mujeres teniendo un encuentro sexual altamente erótico.
Acomodó dos almohadones detrás de mi cabeza, me pidió que cerrara los ojos y me abandonara a las sensaciones. Agradecí que no estuviera Leo porque tenía la intuición que de estar él allí, las cosas hubieran sido diferentes. No sé si mejor o peor, solo se que diferentes y si debía estar con una mujer por primera vez, deseaba que fuera de esa forma, a solas, descubriendo todo sin la urgencia masculina del cumplimiento de cualquier fantasía largamente esperada.
Cuando había quedado cómoda en esa posición y mis ojos permanecían cerrados, sentí las manos de Zhen volar por sobre mi cuerpo en forma casi etérea. Mi cuñada mezclaba caricias con leves masajes, estaba erotizando toda mi piel, encendiendo mi carne, dejando estelas de fuego por donde pasaba. Era todo tan suave, tan mágico que parecía irreal.
Mi abdomen pasó a ser el templo de su máxima atención. Lo acaricio una y otra vez, dejo resbalar sus manos por él y descender hacia mis muslos. Subía y bajaba por ellos, los recorrió en toda su extensión, por donde sus manos pasaban dejaban una huella cálida que me excitaba y sentía que mi sexo estaba comenzando a humedecerse de una forma increíble.
Zhen se sentó cerca de mis pies y cambio sus masajes para atenderlos a ellos. Los acariciaba, los relajaba y grande fue mi sorpresa cuando sentí que comenzaba a besarlos. Los acaricio con su boca muchísimas veces. Sus labios encerraron cada uno de mis dedos dentro de su boca, los lamía con gusto y los chupaba de manera muy sensual. Cada beso, cada lamida, cada chupada era otro masaje mas que me daba. Era la primera vez que me hacían eso y me estaba encantando. La delicadeza de mi cuñada para excitarme era muy placentera, el calor de su piel era magnifico y ver la devoción con la que se entregaba a aquella tarea me parecía deliciosa.
Por un instante me dejo sola y cuando volvió traía en sus manos una pequeña botellita que había sacado de su cartera. Me pidió nuevamente que cerrara los ojos y segundos después de hacerlo, comencé a sentir un aroma a flores muy tenue, un aroma que inundaba el ambiente. Inmediatamente después de sentir ese aroma, vinieron las manos de Zhen nuevamente sobre mis pies pero untando un aceite del que provenía esa fragancia. Repitió las caricias con el aceite y la untuosidad de mi piel acariciada con el aceite, mas el aroma a flores y las manos de Zhen me llevaban a lugares que no sabia que existían.
Pero esto no era nada comparado con las caricias que le prodigo a mis muslos. Los unto completamente con aceite, los acaricio más que antes, sus dedos presionaban en los lugares más sensibles y después resbalaban por todos lados. Mi espalda no podía dejar de arquearse ante el camino que abrían sus manos en mi, no podía dejar de moverme sensualmente, como indicándole donde necesitaba que me diera la próxima caricia.
Tenia ganas de abrir la boca y pedírselo con palabras, pero me daba la sensación de que arruinaría el momento, de que se perdería algo de toda esa magia que estaba envolviendo mi casa y mi cuerpo.
Definitivamente mi cuñada era una perfecta geisha, una apasionada geisha capaz de dar todo el placer del mundo a la persona que le tocara gozar de su experiencia, sus caricias, su manera exótica de excitar a alguien.
Nada se comparo con el preciso instante en el que abrió delicadamente mis muslos y se encargo de mi sexo. Sus dedos hábiles parecían conocerlo de memoria porque se dirigían exactamente a los rincones en donde solía estallar de placer, en donde tocarme era el equivalente de una serie de orgasmos incontenibles.
Mis gemidos comenzaron a escucharse cada vez más fuerte, mis suspiros solo le daban la certeza de los lugares en donde debía detenerse más y continuar con las caricias.
Sentí que me abandonaba nuevamente después de dejar mi sexo en llamas y me pregunte a donde
habría ido. No se alejo mucho del sillón, solo camino unos pasos hasta una mesa que había cerca y estaba llena de velas. No entendí bien de que se trataba al principio y cuando comprendí que haría, me alarme un poco pero después volví a relajarme y a confiar en ella.
Encendió una de las velas más grandes que tenia y apago las luces del living. Fue acercándose lentamente a mí y dejo caer sobre mis muslos unas gotas de cera. Contrariamente a lo que creía, no me había quemadora sensación de placer que sintió mi cuerpo al caer la cera sobre mi piel fue maravillosa. Detrás de la cera, vino la lengua de Zhen, recorriendo el mismo camino que recorría ella con sus manos y la vela encendida.
Mis manos no podían aferrarse mas a los costados del sillón, me dolían los nudillos de tanta fuerza contenida, no quería interrumpir nada de lo que ella hiciera, no quería moverme, no quería hacer nada que modificara ni un solo segundo de todo lo que estaba pasando.
Se acerco más todavía y dejo caer pequeños hilos de cera caliente sobre mi abdomen y la esparció con sus delicados dedos por sobre mi piel encendida de deseo. Mas tarde continuo con la misma tarea pero esta vez fue sobre mis pechos. Primero los beso en forma muy suave, después lamió los pezones y los lubrico con su fresca saliva. Cuando sintió que estaban duros y preparados, dejo caer más cera sobre ellos.
El contacto caliente sobre mi tierna piel me hizo lanzar un gemido de placer, sentía que deliraba de gozo al saber lo que Zhen estaba haciendo. Con su magnifica lengua quito poco a poco la cera que segundos antes había dejado caer y se limito a mordisquear nuevamente la punta de mis pechos para hacer circular nuevamente la sangre y dejarlos nuevamente erectos.
Seguía cargando el ambiente de sensualidad y por momentos tenia la sensación de que mi cuerpo no iba a resistir tanta fiebre, tanta excitación, tanta calentura.
Después de dejarme suspirar tanto delirio, dejo la vela a un costado, se quito su ropa y exhibiendo ante mí su blanco y sedoso cuerpo, se coloco entre mis piernas y comenzó a besar mi sexo con pasión, con un descontrol extrañamente calmo.
Los movimientos de su boca entre mis piernas, la invasión de su dulce lengua dentro de mi sexo tenían un ritmo descontrolado pero las oleadas de placer que me embargaban eran serenas, calmas, deliciosas.
Su lengua era invasiva, como no lo había sido ninguna hasta ahora sobre mi carne. Cada gota de flujo que salía de mi era exactamente repartida en partes iguales por mi entrepierna, no dejaba cm. sin mojar, sin humedecer. Investigo los labios externos de mi vagina para luego abrirla y dar pequeños toques con su lengua en mi clítoris completamente hinchado.
Cada vez que la punta de su lengua lo tocaba mi cuerpo saltaba sobre el sillón, mis manos amagaban tocarme y ella me impedía hacerlo, dejándolas caer a los costados de mi cuerpo. Las retenía allí mientras su boca seguía encargándose de mi vagina depilada e hinchada de gusto.
Desde mi posición podía sentir mi aroma, el calor que salía de mi interior se había traducido en un exquisito aroma almizcle que me excitaba a mi y a ella en idénticas proporciones porque a medida que manaba flujo, Zhen aceleraba sus movimientos dentro de mi.
Hasta ese momento ningún pene me había penetrado como la lengua de mi cuñada, ninguna mano masculina había tocado centros tan neurálgicos de mi placer, ningún hombre había encontrado los pequeños secretos que escondía mi concha excitada.
Cuando no me lamía, me acariciaba con la palma de su mano abierta, acariciando mi clítoris con ella y permitiendo que un dedo suyo siguiera de largo hasta dentro de mi agujero, rodeándolo, excitando su contorno para luego entrar en el, para acariciarme por dentro, para mojarlo y saborearlo en su propia boca.
Mi cuerpo era un torbellino de sensaciones, quería hacer algo, moverme, darle a ella algo de todo lo que me estaba dando pero parecía no ser el momento indicado, confié en que ella misma me diría cuando y como, solo con señales, con movimientos silenciosos, como había hecho hasta ahora.
Mi cuñada se estaba dedicando en cuerpo y alma a la delicada tarea de hacerme gozar y lo estaba consiguiendo con creces.
Mágicamente sus pechos reemplazaron a sus manos y vi, maravillada, como colocaba uno de ellos en el borde de mi vagina, como untaba su pecho con mi flujo, como lo tomaba con sus manos y apuntando con su pezón a mi clítoris, lo acariciaba con él.
Esa imagen para mi fue demasiado, me deje llevar y estalle en un orgasmo impresionante mientras su pezón seguía subiendo y bajando a lo largo de mi clítoris y seguía mojándose con mi excitación. Así, con sus pechos empapados de mi calentura, se acerco a mi boca y me los ofreció para poder saborearlos. Se coloco encima de mi y me los regalo, me los dio como una preciosa ofrenda para que pudiera conocer mi sabor bañando su cuerpo.
La verdad es que los deguste como si fueran una maravillosa copa de vino. Deje que mi instinto puro se liberara y tomando lo que me ofrecía, deje vagar a mi lengua y a mis labios por sobre tu carne empapada de mí, de mi esencia de mujer, de esa calentura que ella misma había originado.
Escuchar los delicados gemidos que nacían de la garganta de Zhen me alentaban a seguir, a continuar con esa tarea maravillosa de saborear a esa exquisita mujer que me daba lo mejor de si para poder vivir un momento de lujuria único.
Sin que pudiera reaccionar, Zhen retiro sus pechos de mi boca y me tomo con la suya. Esta vez su beso fue mas ardiente que el primero, quizás porque su excitación había crecido y estaba perdiendo un poco el control de la situación, se estaba dejando llevar por su deseo y eso se manifestaba en su boca besando apasionadamente la mía…
Tome su nuca con mis manos y la acerque mas aun a mi, permití que su boca se soldara a la mía y que ambas lenguas comenzaran a danzar juntas, en el aire, dentro del paladar de la otra, permitiendo que se unieran y acariciaran mutuamente.
Ese beso estaba derritiéndome, la suavidad de la boca de Zhen era impresionante y la movilidad de su lengua mas todavía.
Abandone como pude esa gloria y deje que ella me guiara hasta colocarnos ambas en un delicado y sensual 69. Realmente el espectáculo del cuerpo de Zhen frente a mis ojos, la magnificencia de su sexo frente a mí y a merced de mi boca, me supero. Con mis manos sostuve sus nalgas y deje que mi lengua vagara por encima de los labios cerrados de su sexo.
El sabor del flujo de Zhen era tan dulce como ella, tan excitante como la más excitante de sus caricias. Todo en ella era armonioso, hasta su sabor.
Me entretuve mucho tiempo lamiéndola de esa manera y en forma sincronizada cada caricia que le regalaba, ella la repetía en mi cuerpo. Delicadamente abrí los labios de su vagina y me dedique a besar su interior, los labios menores de su perfecta y depilada concha, a buscar con mi lengua su clítoris y moverme en círculos sobre él.
Lo succione varias veces con mis labios y lo excite mucho más todavía con pequeños mordiscos. Cada movimiento dentro de Zhen hacia que su cuerpo se moviera hacia delante y hacia atrás sobre el mío. Cuando yo aceleraba el ritmo de mis caricias, ella hacia lo mismo. Estábamos las dos gozando en los mismos tiempo, estábamos sincronizadas, las dos teníamos el mismo nivel de excitación.
Mi cara se enterraba en su sexo y gozaba al sentir mis mejillas completamente mojadas con su flujo, me encantaba sentir que salía más y más de su interior al sentir que mi lengua entraba profundamente en ella.
El panorama de su perfecta y blanca cola frente a mis ojos fue una tentación infinita que no pude resistir. Con mi lengua excite su agujero trasero y comencé a meter delicadamente un dedo en él.
Zhen salto, me miro de costado y con una semi sonrisa me dio el consentimiento para seguir. Reconozco que me tome coraje y seguí excitándola despacio pero seguro. Primero decidí que mi lengua se encargara un poco mas de ese lugar y la moje, arrastre el flujo desde su vagina hasta su cola, acariciaba con mi dedo índice la entrada en círculos y poco a poco alterné con mi lengua para ir abriéndolo más y más.
Cuando había conseguido que se abriera en forma considerable, mi dedo mayor se deslizo en el y comenzó a penetrarla una y otra vez, me movía como si mi dedo fuera un pene que la tomaba sin control por atrás y los gemidos de Zhen se multiplicaban por toda la casa.
Era una dulzura escucharla y saber que la fuente de ese placer eran mis dedos, al fin podía
retribuirle algo de todo lo que me había dado.
Mi lengua se dedicó a su clítoris y mi dedo seguía en su cola mientras ella, como podía, seguía lamiéndome más y mas.
Así, torturándonos deliciosamente, logramos un orgasmo juntas que nos llevo a movernos en perfecto estado de locura, de delirio, de desborde pasional.
Nuestros cuerpos habían adquirido una cadencia al momento del éxtasis que nunca había visto en mi vida, parecíamos soldadas la una a la otra y así acabamos agotadas, ambas abrazadas una a las piernas de la otra, respirando nuestra excitación sin querer movernos de ese lugar.
Cuando nos recuperamos de ese momento nos quedamos un rato abrazadas en el sillón hasta que se hizo la hora de que Zhen se marchara. Ninguna de las dos pronuncio palabra pero estaba implícito que nadie sabría lo que había sucedido esa tarde en mi casa.
Ni siquiera Leo, que de conocer mí historia, se habría muerto de envidia.
Volvimos a estar juntas dos o tres veces mas y a experimentar un placer mayor aun del vivido aquella tarde. Después de que se marcho con mi hermano a su tierra, nunca mas volví a estar con una mujer, quizás por tener la intima convicción de que nadie adoraría mi cuerpo como aquella geisha maravillosa que un día, y a su manera, me amó.