Placer irresistible

No hay nadie en casa, mi marido se ha ido ha trabajar y mi sexo pide placer

Placer Irresistible (Parte I)

No hay nadie en casa, mi marido se ha ido a trabajar y no volverá hasta la noche así que decido pasármelo bien yo sola.

Me siento en el sofá y pongo las piernas estiradas sobre la mesa. Mi sexo empieza a pedirme acción. Me meto dos dedos en la boca y empiezo a chuparlos mientras me acaricio los pechos con la otra mano.

Deslizo los dedos poco a poco hasta llegar a mi vulva húmeda y jugosa. Acaricio mi clítoris mientras se me escapan pequeños gemidos, cada vez está más hinchado y sabroso. Meto los dedos por la vagina, lentamente, hasta el final, mientras con la otra mano me sigo acariciando el clítoris, cada vez hace más calor, cierro los ojos y sale un gemido de placer incontrolable.

Empiezo a mover mis dedos dentro de la vagina, cada vez más rápido, cada vez más salvaje, un cosquilleo por la espalda, otro gemido, se acelera el pulso, mi mano se desliza frenéticamente por mi sexo, mis piernas pierden la fuerza, cada vez estoy más y más húmeda, me imagino a una verga enorme haciéndome el amor con pasión, una pasión feroz, otro gemido, más largo, más intenso, “Fóllame!” grito. Un orgasmo brutal, todo mi cuerpo paralizado de placer, mi vagina jugosa y excitada, mis pechos duros, mi piel erizada, mi mano sigue, y sigue, un gemido tras otro, cada vez tengo el pulso más acelerado hasta llegar al final… Estoy exhausta, me tumbo en el sofá y cierro los ojos. Tengo la respiración muy agitada, mi sexo aún segrega líquido, aparece una leve sonrisa de satisfacción.

Justo en ese momento llaman a la puerta, me visto rápido y voy corriendo hacia ella. Al abrir un hombre alto, moreno, ojos verdes y sonrisa brillante aparece delante de mí.