Placer en silencio
A veces es necesario amar en silencio.
Me deslice dentro de las sabanas con cuidado, sabiendo que te encontraría ahí, con la anticipación de saber lo que vendría, la excitación previa del placer que tendríamos. Mi mano fue directamente hacia uno de tus senos que tan bien conoce ya, la aureola lista y descubierta, la ligera playera arremangada para dejar libre a mis caricias, a mis labios, a mi lengua.
Besé y acaricié los pezones que reaccionaron al contacto húmedo, los besé con ansia pero en sigilo, esta noche hay oídos ajenos atentos a la actividad que se desarrolla. Mientras mi boca se deleita con tal manjar mi mano sigue su camino hacia el vientre, sobre el ombligo y llega al límite del pantalón, límite que traspasa sin mayor dificultad, roza la prenda intima que también es traspasada hasta llegar a tu vagina, esta se abre instintivamente, ya conoce bien al explorador y le da paso. Los labios se abren y dan paso a los dedos que investigan, que palpan el anhelado botón que al contacto comienza a reaccionar y las gotas de placer comienzan a fluir.
Necesitamos mas espacio para hacer mas profunda la caricia, dos manos salvadoras ayudan en la tarea de remover las prendas que ya estorban y las piernas, esas piernas que tanto agradan a la vista, a las manos, se abren para revelar, aunque sea solo al tacto, lo que guardan. La caricia se vuelve mas profunda y una mano propia viene a ayudar, a acelerar la excitación para preparar el camino. Otra mano juguetona busca el instrumento que ha de cumplir la tarea, lo busca, lo encuentra, lo palpa y comprueba que esta listo para cumplir, lo que aumenta el placer en ambos.
Las caricias continúan para incrementar el placer en ambos terrenos. Me invitas a lamer y besar tus palmas, se que te excita y con gusto acepto la invitación. El monte de venus y el botón que alberga están listos y la mano estimuladora quisiera retirarse, mas no por no querer detener las sensaciones, quisiera ceder su lugar a un órgano mas húmedo, un órgano que esta impaciente por entrar en su lugar, por hurgar toda la zona, desde los despeinados cabellos hasta las partes mas intimas que cobijan ese par de nalgas que vuelven loco al explorador. Pero esta noche no hay tiempo, el oído ajeno sigue ahí, atento ?, nadie sabe, es parte del ambiente de esta noche, así que el lugar que pertenecería al órgano que degustaría su placer debe contenerse. En su lugar hay un reacomodo de cuerpos, cuerpos ansiosos de sentir el éxtasis del placer, de compartir su amor, de entregarse y fundirse en uno solo y expresar esas palabras que tanto quieren decirse, pero de otra manera, con otra intimidad.
Las manos dejan sus puestos de batalla y ocupan lugares estratégicos para dar paso a lo que sigue, permitir que los cuerpos tengan el movimiento que requieren. Con cuidado levanto la pelvis, tu cadera se ladea y me da paso. Sin pensarlo acepto la invitación y me coloco entre tus piernas, entre los poderosos muslos. Mi pene esta listo, esta doloroso por la anticipación. Me coloco encima tuyo y beso tus pezones mientras encuentro el camino; una mano viene en ayuda y se comienza a abrir paso. No esta totalmente preparado, aun es estrecho para lo que debe recibir, esta noche no ha habido tiempo para ello, deberá hacerlo por si solo.
El primer contacto con los labios hace que recorran sensaciones por todo el cuerpo y aumente el placer y poco a poco pide permiso de entrar, poco a poco toca a la puerta que comienza a ceder. La excitación logra su objetivo y la lluvia de placer facilitar la tarea. Por fin está en la antesala y las sensaciones se incrementan, que placer se siente, alargo el momento por unos segundos sabiendo que el placer que sigue será aun mayor. Aprovecho la tregua para besarte los carnosos labios que tanto me gustan y deseo, beso nuevamente tus pezones que siguen atentos, listos, esperando.
Damos el siguiente paso y en segundos que parecen eternidades logramos fundirnos en uno solo, nuestras almas ya están juntas, nuestros cuerpos ya no están juntos, están unidos. Me miras con amor, con deseo, con precaución y yo me pierdo ahí, te amo, no puedo pensar otra cosa. Finalmente la carrera empieza, con sigilo, el desenfreno de otras ocasiones tendrá que esperar. Las frases entrecortadas son ahogadas con la almohada, con la sabana, con tu cuello. Escucho tu respirar y yo resoplo en tu oído. Gritamos en silencio, me arañas la espalda y siento tus piernas abrirse aun mas, la penetración es total y te siento toda.
Mi cuerpo roza por dentro al tuyo con calma, con amor, con placer, con un vaivén cadencioso. El tiempo parece eterno mientras el placer crece poco a poco, las sensaciones se van acumulando con sigilo mientras seguimos atentos a los ruidos ajenos. Pero no aguanto mas, te necesito completamente, y el ritmo aumenta, quiero sentirte toda y se que tu también, lo siento, así que conteniendo los gritos el ritmo sigue en crecendo disfrutando las sensaciones, amándote mas y mas hasta el momento en que no es posible contenerme mas y siento como se acumula todo el placer, todo mi amor, todo en un instante que no tiene retorno y te lo digo. Tu cara refleja el placer que sientes y me excita mas, me indicas el lugar donde debe culminar, pero no hay tiempo, así que me retiro y deposito mi orgasmo en tu vientre que me encanta y disfruto en silencio, gozo.
Finalmente viene la calma, el reposo, el disfrute de las sensaciones recientes. Pero se que no ha terminado, en esta batalla no puede haber vencedor. Poco a poco mi boca busca tu placer, comienza el recorrido hacia el punto que conoce muy bien y lo recorre con ansia, con gusto, sabe el placer que dará y recibirá. Tus piernas ayudan a encontrar el camino, tu cuerpo ya sabe lo que va a pasar y lo demuestra, está listo y ansioso por sentir esas sensaciones y me da cabida, me urge a seguir. Encuentro el punto exacto y lo reconozco, mi lengua sabe ya donde tocar, donde lamer, donde besar, donde chupar. Lo hace sin vacilar y explora con placer el camino y recibe su recompensa. Comienza a sentir el sabor del néctar que tanto le agrada, por lo que bebe con avidez.
Tus caderas reaccionan y comienza el movimiento sensual, tu cuerpo pide mas, así que acerco mi mano a tu cueva y la exploro, uno, dos, tres elementos vienen en auxilio y encuentran el camino húmedo y listo, por lo que su entrada es fácil. Una vez dentro saben que hacer, donde tocar, donde acariciar y lo hacen. Rítmicamente y como si de una orquesta se tratara, todos trabajan en unísono, lamiendo, acariciando, penetrando, frotando. La vagina se expande, se que estas a la mitad del camino, lo he sentido muchas veces, y me lo confirmas con una voz llena de placer y expectativa. Tus manos me indican que no me mueva de la zona que beso, del excitado clítoris que quiere todo, así que obedezco y continuo mi labor, solo que redoblo mis esfuerzos, se que funcionara.
Mi recompensa no tarda y te alejas de mi, me corres, se que no es por que ya no quieras seguir, se que llegaste, que estas disfrutando tu orgasmo, conteniendo el grito, el llanto, la excitación. Alcanzo a dar los toques finales y te dejo gozarlo, sentirlo en su plenitud, mientras aprovecho para lamer de mis propios labios, de mi impregnado bigote, tus jugos que saboreo con gusto.
Tu ritmo comienza a bajar y te relajas, lo has disfrutado y yo también. Una vez recuperado los alientos, nos componemos y tapamos las zonas de embate. Nos quedamos juntos, nos miramos en señal de complicidad, ojala no haya habido testigos y si no fue así, no importa, solo importa nuestro amor, me lo dicen tus ojos. Nos abrazamos y poco a poco el reparador sueno hace presa de nosotros.
Te amo pequeña.