Placer en el hospital 10 dos encargadas

Un relato lésbico para terminar las andanzas de los miembros de este hospital tan especial y caliente...

CAPÍTULO 10º

DOS ENCARGADAS

Es Viernes por la tarde, y está a punto de terminar la jornada laboral para la mayoría de empleados del “Santa Cruz”, entre ellos Marta, la voluptuosa jefa de la plantilla de enfermeras y Nuria, la encargada del servicio de urgencias.

Ambas mujeres se encuentran en los vestuarios femeninos cambiándose de ropa cuando...

-¡No me extraña que el de Neurocirugía te dedique esos piropos tan subidos de tono! –Dice de repente Nuria clavando sus ojos en las grandes mamellas de la jefa de enfermeras-. ¿Qué talla gastas, la ciento y pico?

-La ciento treinta –replica Marta con un notable deje de orgullo en su voz-. ¿Qué, te gustan?

Nuria se pone roja como un tomate y niega con un enérgico cabeceo.

-¡No, por Dios! –Dice dando a su voz un cierto tono escandalizado-. Sólo era un comentario.

-Ya -ríe Marta guiñando un ojo a la guapa encargada del servicio de urgencias.

Luego, la tetuda jefa de enfermeras entra al trapo preguntando lo siguiente...

-¿Cómo la tiene de gorda don Alberto?

-¿¡Q-quééé!?

-Vamos, monina, no te hagas la estrecha y la inocente. Todo el mundo sabe que te tiras al Director -replica Marta divertida mientras se acerca a su compañera y comienza a acariciar sus bonitos cabellos al tiempo que le susurra al oído con su voz más sugerente y sensual-. Y por el modo en que me miras las tetas, diría que te mueres de ganas por enrollarte conmigo también... Mmm... De acariciar mis grandes mamellas y de besar mis pezones duros como piedras... Yo lo estoy deseando...

Mientras habla, la voluptuosa Marta ha comenzado a acariciarse la entrepierna por encima de las sucintas braguitas de encaje blancas, donde ya se puede apreciar una manchita de humedad.

-Y-yo... -Comienza a responder Nuria sin dejar de mirar las tetazas de su compañera y empezando a sentir algo dentro de sí, algo que no puede explicar ya que nunca le han atraído las personas de su mismo sexo.

Finalmente es Marta la que toma la iniciativa cogiendo la mano de Nuria y poniéndola sobre su entrepierna.

-¿Qué? -Luego, le guiña un ojo al tiempo que ella también acaricia la entrepierna de su compañera-. Ahora me dirás que no has sentido nada...

-N-no sé... -Titubea Nuria, aunque sin quitar la mano de las húmedas braguitas de la voluptuosa jefa de enfermeras-. ¿A-a ti te gusta?

-¡Coño! -Exclama Marta mientra agarra a la encargada de urgencias de la nuca y le mete la lengua hasta la garganta en un beso intenso, profundo y húmedo-. ¡A mi me encanta!

-Mmm... ¡SÍÍÍ! -Jadea de repente Nuria mientras comienza a desvestirse a toda prisa hasta quedar vestida tan sólo con un minúsculo tanguita rojo y un sosten del mismo color-. ¡Me has puesto más caliente que una perra! -Exclama seguidamente mientras comienza a lamer los enhiestos pezones de Marta por encima del sujetador de su colega hospitalaria.

-Mmm... Sí, mi amor -gime Marta metiendo dos de sus dedos por dentro del tanga rojo de la jefa de urgencias, llegando hasta su coñito caliente y mojado-. Tienes el chochito empapado, putita -dice luego llevándose los dedos pringosos a la boca.

-Estoy chorreando gracias a ti, cariño -replica Nuria sin apartar sus labios de las tremendas tetazas de la jefa de enfermeras-. Nadie me había puesto así, nunca.

-Pues ya sabes lo que tienes que hacer, putita cachonda –responde Marta mientras coge a su compañera por los hombros y la obliga a bajar hasta su coñito, mojado y caliente que Nuria no tarda en acariciar con su lengua, lamiendo el hinchado clítoris con gran deleite para ambas hembras.

-Mmm… Qué chochito más rico, mi amor –gime Nuria mientras estira sus manos para poder acariciar las enormes mamas de la encargada del servicio de enfermería-. Me encanta lamer tu coñito rico…

¡SIGUE, CARIÑO, SIGUEEE! –Marta, presa de intensos espasmos provocados por el placer, se estremece y gime mientras se pellizca los duros y tiesos pezones.

De repente, Nuria se tumba en el suelo cuan larga es y comienza a masturbarse con frenéticos movimientos.

-Ven aquí, mi amor. Mmm… -Jadea mientras dedica a Marta una lasciva sonrisa-. Vamos a juntar nuestro coñitos calientes y a gozar como las perras cachondas que somos…

La tetuda jefa de enfermeras no se hace repetir la petición, y un instante después, ambas mujeres se unen en un coro de jadeos y gemidos mientras restriegan sus sexos el uno contra el otro.

Cuando terminan, ambas mujeres cambian de postura para practicar un sesenta y nueve de lo más caliente y excitante, con lo que el vestuario femenino vuelve a llenarse de los jadeos y los gemidos de estas dos hembras en celo.

Cuando por fin terminan, lo hace plenamente satisfechas por la experiencia sexual vivida, despidiéndose con un largo y profundo beso hasta el Lunes por la mañana, dispuestas a disfrutar del fin de semana.

FIN