Placer en el hospital 09 Retozando en el turno de.

Trato VIP para el nuevo paciente...

CAPÍTULO 9º

RETOZANDO EN EL TURNO DE NOCHE

Es un Lunes por la noche y acaban de subir a un paciente recién operado de apendicitis a planta y les toca a Montserrat y a Laura encargarse de que esté cómodo.

En ese momento, ambas enfermeras se encuentran en el pasillo cuchicheando sobre los hombres, en particular del nuevo paciente de planta.

-¿Te has fijado en lo guapo que es? –Susurra Laura a su alta y escultural compañera lanzando una disimulada mirada al herido, que parece aburrirse mortalmente tendido en la cama.

-No sé… -Replica Montse mirando también al joven paciente nuevo-. Yo me he fijado más bien en el tremendo paquete que tiene entre las piernas.

-¡Ay, Montse! –Divertida, Laura propina un suave empujón a su compañera-. ¡Tú siempre pensando en lo mismo!

-Pues claro, guapa. Como tiene que ser –dicho esto, la más alta de las dos enfermeras lanza una divertida carcajada que hace que el paciente operado de apendicitis gire la cabeza y sonría.

Y en eso queda la cosa hasta las once y media de la noche, hora en la que toda la planta duerme plácidamente y dos figuras vestidas de blanco caminan en silencio hasta llegar a la habitación 312, ocupada por el paciente nuevo, el de la apendicectomía , a quien nadie hace compañía esta noche, cosa que a Laura le parece sumamente triste.

-Pues por eso mismo vamos a darle una alegría –replica la voluptuosa Montse mientras se desabrocha los tres botones de arriba de la bata, para que se pueda apreciar mejor su espectacular escote y sus grandes mamellas.

Como respuesta, la chiquita Laura se tapa la boca para ahogar una risita.

En ese instante, el paciente que se remueve inquieto, ya que al parecer no está acostumbrado a dormir en otra cama que no sea la suya abre los ojos en el preciso instante en que Montse se inclina sobre él, colocando sus tremendas tetas encima de su cara.

-Buenas noches, señor… -Montserrat lee el nombre en la ficha del paciente-: Figueres.

-B-buenas noches –musita el paciente mientras empieza a notar como su polla crece bajo la tela del pijama hospitalario-. ¿A-a que se debe esta visita?

-Bueno… -Susurra Laura con su voz más sensual y provocativa al tiempo que pone la mano sobre el bulto formado en la sábana justo a la altura de la entrepierna del convaleciente-. Digamos que es nuestro tratamiento especial para pacientes VIP.

-V-vaya… -Figueres comienza a sonreír al ver como la voluptuosa Montse se desabrocha la bata, dejando a la vista sus magnificas tetazas talla 110 mientras le dedica una lasciva sonrisa.

-¿Te gusta lo que ves, guapetón? –Inquiere la morena mientras se acerca de nuevo al paciente y le pone las tetas en la cara.

-¡Joder qué si me gusta! –Exclama Figueres mientras agarra las tetazas de Montserrat y comienza a lamer los pezones, hasta ponerlos duros como piedras.

Mientras tanto, en su entrepierna, la pequeña Laura ya ha liberado la verga del paciente y se maravilla de su tamaño, cerca de veinticinco centímetros y dura como una barra de hierro.

-¡Menudo trabuco se gasta usted, señor Figueres! –Murmura Laura mientras comienza a lamer el grueso pollón desde los cojones hasta el hinchado capullo de color rosado.

Pero el señor Figueres no puede responder.

Está demasiado ocupado lamiendo y sobando las tremendas tetazas de Montserrat.

-A este tío su madre no le dio de mamar –comenta Montse divertida, guiñando un ojo a su compañera, que también parece muy atareada practicando una felación al paciente.

-Ven aquí –pide de repente Laura con una lasciva sonrisa en su linda carita-. Vamos a hacerle una mamada a dos bocas a nuestro simpático paciente. Necesita todos los mimos que podamos prodigarle.

Y así, pronto Figueres disfruta de las bocas de ambas enfermeras en su gorda y dura tranca.

-¡JOOODER! –Exclama de repente el hombre para sorpresa de las dos mamadoras-. Si lo sé, me opero antes de apendicitis…

Es entonces cuando Montse dedica al convaleciente una libidinosa sonrisa mientras se baja el tanguita y se ahorcaja sobre su pollón duro y enhiesto, mientras Laura se ahorcaja sobre su cara, poniéndole el coñito a la altura de la boca.

-Vamos, guapetón –ordena la enfermera bajita y rubia abriéndose la rajita con los dedos-. Enséñame lo qué sabes hacer con la lengua.

Pronto, la habitación 312 se llena de jadeos, gemidos y grititos de placer emitidos por los tres amantes desbocados.

-¡QUÉ LENGUA TIENE, SEÑOR FIGUERES, QUÉ LENGUA! –Gime Laura, inundando de jugos vaginales la boca del convaleciente, ya que su flujo es muy intenso y abundante.

Mientras, Montse sigue cabalgando sobre la dura verga de Figueres, haciendo que sus hermosas tetas boten al compás de la cabalgada para deleite del joven señor Figueres, que se afana por sobarlas estirando sus manos hacia la imponente delantera de la voluptuosa morena.

-¡Ahora me toca a mí disfrutar de ese pollón! – Clama de repente Laura quitándose de encima de la boca del paciente y empujando a su compañera para que le cambie el puesto.

-Claro, cariño –Montse guiña un ojo a su amiga y se baja de la cama, deteniéndose lo suficiente para darle a Laura un largo y profundo beso con lengua, para gozo de Figueres que se siente en el Séptimo Cielo de la Felicidad con el tratamiento VIP prodigado por las dos libidinosas y calientes enfermeras del turno de noche.

Luego, la exuberante morena se acerca a la cabecera de la cama y pone sus tetazas en la cara del hospitalizado, que se apresura a sacar su lengua y a lamer y a estrujar el tremendo par de mamellas en tanto es follado por Laurita, que gime y se retuerza como una posesa con el grueso cipote dentro de su húmeda rajita.

-¡YAAA! –Comienza a berrear de repente el joven señor Figueres encorvándose sobre la cama de hospital-. ¡VOY A CORRERME, JODERRR!

-¡SÍ! –Exclaman las dos enfermeras al unísono inclinándose sobre el pollón del paciente de la 312 con las bocas abiertas y las lenguas fuera para recibir la poderosa descarga de semen caliente, que no se hace esperar, manchando las caras de ambas lascivas sanitarias.

Entonces, y una vez descargado el señor Figueres, Laura se fija en algo que hace reír a los tres.

-Señor Figueres… Creo que se le han saltado los puntos…