Placer en el hospital 06 La amante del Director...

El Director del "Santa Cruz" y su amante saben cómo divertirse...

CAPÍTULO 6º

LA AMANTEDELDIRECTOR

Es ya tarde cuando don Alberto, el Director del hospital hace acudir a Nuria, la encargada de urgencias a su despacho.

La guapa y eficiente joven una vez dentro de la oficina de su inmediato superior cierra la puerta tras de sí y camina hacia la mesa del maduro Doctor.

-¿Quería verme, don Alberto? –Pregunta Nuria mirando dedicando al hombre su semblante más serio y profesional-. Estaba organizando el servicio nocturno y…

-Vamos, Nuria –replica el hombre con una sonrisa en los labios-. Ahora no nos ve nadie. Podrías tratarme con más confianza.

-C-creo que lo nuestro había quedado claro la última vez que hablamos, don Alberto –titubea la atractiva encargada de urgencias mientras don Alberto se acerca a ella y comienza a besarla en el cuello-. U-usted es un hombre casado con una mujer estupenda y padre de dos hijos maravillosos…

-Mi mujer es una puta estrecha y mis hijos ya son mayorcitos –susurra el maduro director al tiempo que pugna por desabrochar la bata de su subordinada para liberar las pequeñas pero duras y bien formadas tetas de ella, que comienza a jadear con jadeos rápidos y entrecortados.

-Mmm… Don Alberto, por favor –gime mientras su mano sale disparada hacia la entrepierna de su superior, donde ya puede apreciarse un bulto considerable-. Esto no está bien…

-Lo que no está bien es que trabajemos tan juntos y no pueda gozar de ese trasero tuyo tan delicioso, ni de tus duras tetitas que me vuelven loco.

-¡POR EL AMOR DE DIOS, DON ALBERTO, PIENSE EN SUS HIJOS! –Grita Nuria mientras deja que el hombre termine de desabrochar su bata y meta sus dedos por debajo de sus braguitas blancas de algodón, alcanzando su sexo, ya húmedo y caliente.

-¡Deja a mis hijos en paz, y cómeme la polla de una puta vez! –Jadea el maduro Doctor agarrándose la enhiesta verga con la diestra mientras con la zurda conmina a su bella amante a agacharse para que inicie la felación.

-Mmm… ¡Qué dura la tienes, cabrón! –Gime Nuria tragándose de golpe los veinte centímetros de polla gruesa y rígida como un palo-. ¡Me pones a cien con tu verga!

-OHHH, SÍÍÍ! –Jadea don Alberto mientras aferra la rubia cabeza de la encargada de urgencias para follar su boquita de guarra mamapollas-. ¡Tú si que me pones a mí a cien, putita desvergonzada!

Mientras, la lasciva joven ha comenzado a masturbarse siguiendo el ritmo de la mamada, y pronto el despacho del Director del hospital se llena con los gemidos y jadeos de ambos amantes.

-¡Quiero que me folles, papito! –Exclama de repente Nuria alzándose del suelo y apoyándose en la cara mesa de caoba de su Director-. ¡Quiero sentir tu dura polla en mi coñito de guarra viciosa! ¡Sentir tus cojones contra mi vulva caliente!

-¡SÍÍÍ! –Brama don Alberto fuera de sí presa de la excitación mientras se agarra el cipote y se acerca a su subordinada, dispuesto a hacer todo lo que ésta le diga.

La polla del maduro Director entra en el coñito de Nuria suave como la seda, gracias a la gran cantidad de jugos vaginales que está destilando la lasciva encargada del servicio de urgencias.

-Mmm… me encanta sentir tu dura verga dentro de mi chochito caliente, mi querido Director –gime Nuria con voz sensual y jadeante-. ¡Dime que no hay otra para ti! ¡Dime que tu polla no es de nadie más! ¡DÍMELO, CABRÓN!

-¡SOY SÓLO TUYO, MI AMOR! –Exclama don Alberto mientras bombea con su cintura, lentamente primero y luego más rápido, notando como el sudor se desliza por su rostro y cae sobre el plano vientre de su joven y bella amante-. ¡MI POLLA TE PERTENECE! –Jadea el maduro doctor notando como sus pelotas chocan contra la carne de Nuria, que se retuerce presa de su cuarto orgasmo.

-¡OHHH, SÍ, MI AMOR, SÍ MI MADURO SEMENTAL! –Suspira también ella mientras se muerde el labio inferior para no gritar de puro gozo-. ¡DAME TU DURA POLLA! ¡FÓLLAME COMO A LA GUARRA QUE SOY! ¡SOY TU GUARRA, TU PUTA, TU AMANTEEE!

-¡Quiero follar tu culito, mi amor! –Gime don Alberto sacando su verga dura y empapada del coño de Nuria.

-Mmm… ¡Sííí! –Gime también la libidinosa hembra dándose la vuelta y colocándose en la posición adecuada-. ¡Taládrame el ojete con tu duro pollón, amor mío! –Pide mientras se masturba frenética metiéndose dos dedos en el chumino totalmente inundado en fluidos vaginales.

El ano de la joven encargada de urgencias es sumamente estrecho, lo que hace que el sexo anal le resulte tan placentero como doloroso, y más con una polla del calibre de la del maduro Director del “Santa Cruz”. Pero cuando por fin logra penetrarla, Nuria se deshace en gemidos y suspiros de placer mezclados con algún que otro quejido de dolor.

-¡Cómo la siento, mi amor! –Suspira la joven con jadeos entrecortados-. ¡La tienes tan gorda y tan dura!

-¡Y tu culito es tan estrecho! –Replica don Alberto mientras cachetea las firmes nalgas de su bella amante entre embestida y embestida.

De repente, don Alberto lanza un berrido animal y se aferra con todas sus fuerzas a la estrecha cinturita de Nuria.

-¡VOY A CORRERMEEE!

-¡CÓRRETE DENTRO DE MI CULOOO! ¡LLÉNAME EL ANO DE LECHE CALIENTEEE! –Grita también la jefa del servicio de urgencias mientras se agarra al borde de la mesa de su colega psiquiatra.

El hinchado capullo del Director del hospital aún gotea lefa caliente cuando lo saca del dilatado ano de su amante, que se apresura a lamerlo con fruición para deleite de ambos.