Placer en el hospital 05 Don José y la Jefa de...

Como suele decirse... Un clavo saca otro clavo...

CAPÍTULO 5º

DON JOSÉ Y LA JEFA DE ENFERMERAS

Tras la larga, difícil y exitosa operación, don José, el Jefe del equipo de neurocirujanos se baja la mascarilla y dedica a una sonrisa a sus ayudantes.

Luego, sale del quirófano seguido de cerca por Marta, la guapa y voluptuosa coordinadora del cuerpo de enfermeras del “Santa Cruz”.

-Una intervención de buena mañana –rezonga el atractivo cirujano mientras se va quitando la bata para dejarla sobre un carrito lleno de bandejas de desayuno-. ¿Qué más me deparará el día?

Tan absorto se encuentra en sus pensamientos, que no se da cuenta de que la guapa jefa de enfermeras le sonríe con una sonrisa pícara y un tanto sensual.

-Hoy no me has echado ningún piropo –le dice Marta arrimándose tanto a él que puede oler su perfume de “Eau de Rochas”-. ¿Es que acaso ya no te parecen bonitas mis tetas?

-Oh, Martha, perdona –el atractivo neurocirujano mira a su compañera y le sonríe tímidamente. Es una sonrisa muy distinta a las que suele dedicarle-. Estaba pensando en mis cosas, lo siento. ¿Qué decías?

Entonces, Marta antes de que el especialista pueda hacer nada por evitarlo, lo agarra y lo empuja al interior de una consulta vacía, la de Psiquiatría para ser exactos.

-¿Se puede saber qué coño te pasa, doctorcito? –Inquiere la voluptuosa hembra arrinconando a don José contra la mesa-. En los dos años que llevo trabajando aquí, no recuerdo un solo día en que no piropeases mis tetas o mi culo, hasta hoy.

José suspira hondo y luego se aparta de la jefa de enfermeras, que lo mira con ojos expectantes.

-Se trata de mi novia, después de casi nueve años de relación ayer me dijo que necesita tiempo para pensar en sus cosas y que yo no la comprendía y… -El Doctor vuelve a suspirar, más hondamente que antes si cabe.

-O sea, que la muy guarra te ha dejado tirado –Marta dedica a su compañero una comprensiva sonrisa.

-Me temo que ese es el caso, si señor –también el neurocirujano logra esbozar una sonrisa y luego, con gesto tímido, lleva su mano hacia el amplio busto de la jefa de enfermeras, hacia sus tetas talla 130 mientras susurra al oído de la mujer-. ¡Que le den por culo, no era más que una puta estrecha! ¡Estrecha y sin tetas!

-Mmm… Doctorcito –jadea Marta mientras lucha con los pantalones del neurocirujano-. Ese es el espíritu.

-¡Dios, Marta! –Gime don José mientras desabrocha la blanca bata de la jefa de enfermeras, dejando a la vista las grandes mamas de la mujer, sujetas tan sólo por un minúsculo sujetador de encaje negro-. No te imaginas cuánto he deseado este momento… La de pajas que me he hecho pensando en tus grandes tetas.

-Pues ahora son tuyas, doctorcito –responde Marta que por fin ha logrado liberar la verga del neurocirujano, una nada despreciable herramienta de veintitrés centímetros, bastante gorda y coronada por un inmenso capullo color morado que hace jadear a la sensual hembra-. ¡Joder, doctorcito, qué bien guardado te lo tenías! Tu novia debe ser medio lela para dejar escapar un pollón de este calibre.

-Sí… -Murmura don José mientras siente los labios de la enfermera jefa rozar su glande en un suave y lascivo beso.

-¿Te gusta esto, doctorcito? –Pregunta Marta mientras sacude con su diestra la verga de su superior-. ¿Te gusta como te la meneo y me como tu gordo cipote?

-¡Sí, joder, sí! –Exclama don José acariciando los pelirrojos cabellos de la enfermera mientras, con lentos movimientos de vaivén, se folla su deliciosa boquita de mamapollas.

-Mmm… Quiero que me comas el coño, doctorcito –gime de repente la jefa de enfermera quitándose el tanguita de encaje negro-. Quiero sentir tu lengua viciosa en mi clítoris, que te bebas todos mis jugos.

-¡SÍÍÍ! –Jadea el neurocirujano mientras mete dos dedos en el húmedo y ardiente sexo de la pelirroja Marta y luego se los lame con gesto vicioso.

Luego, y una vez la mujer se ha acomodado sobre la mesa del psiquiatra, don José se arrodilla y comienza a besar los muslos de la voluptuosa hembra. Va subiendo poco a poco hasta el pelirrojo coñito con besos rápidos, casi fugaces, para llegar por fin al chochito de la enfermera, que gime mientras se acaricia las grandes tetas y se pellizca los pezones de color rosado.

-¡OHHH, SÍÍÍ! –Suspira Marta cuando siente la lengua del hombre acariciar su vulva caliente y su hinchado y palpitante clítoris.

Luego, y en medio de una risita sofocada dice…

-Ahora lo tengo claro del todo.

-¿El qué? –Inquiere el especialista, dejando por un instante su placentera labor lamedora.

-¡Tu novia es la tía más tonta que te puedas echar a la cara! No sólo deja escapar un pollón de categoría superior, sino que además deja escapar la mejor lengua que he conocido en mi vida.

Ante este comentario, ambos amantes se unen en un coro de divertidas carcajadas, cargadas de íntima complicidad.

Tras esto, el neurocirujano vuelve al cunilingus, lamiendo y bebiendo los abundantes jugos vaginales de la jefa de enfermeras.

-¡FÓLLAME, VAMOS! – Suspira de repente Marta-. ¡CLÁVAME TU GORDA VERGA HASTA LOS HUEVOS!

-¿Quieres que te folle? –Murmura el especialista alzándose y cogiéndose el cipote con la diestra mientras con la zurda acaricia el mojadísimo sexo de su compañera.

-Mmm… ¡SÍÍÍ! –Exclama Marta contoneándose sensualmente sobre la mesa de su colega psiquiatra-. ¡HAZME TUYA, SEMENTAL!

Y así, muy despacito, don José, Jefe del equipo de Neurocirugía del “Santa Cruz” comienza a penetrar a Marta, la voluptuosa Jefa del cuerpo de enfermeras, arrancando intensos gemidos y jadeos de puro placer.

-¡OHHH, SÍÍÍ! ¡HASTA EL FONDO, MI SEMENTAL! ¡CLÁVAMELA HASTA ESOS COJONES TUYOS LLENOS DE LECHE CALIENTE! –Jadea la mujer mientras se aferra a los brazos del Doctor para hacer más fuerza y poder sentir más adentro de su chochito la dura verga-. ¡ME ESTOY CORRIENDO, CABRÓNNN! –La mujer arquea su cuerpo al notar el que es ya su quinto orgasmo mientras don José bombea con más y más fuerza hasta que…

-¡ARRODÍLLATE, PUTA! –Ordena con voz entrecortada por los profundos jadeos mientras saca la polla del coño de su compañera y la acerca a su boca.

-Mmm…¡SÍÍÍ, VAMOS, DAME TODA TU LECHE EN MI BOQUITA!

-¡AH, SÍ! ¡TOMA MI LECHE, PUTA! –La corrida es abundante, tal y como esperaba la lasciva Jefa de enfermeras.

Una vez se han vuelto a vestir, Marta vuelve a susurrar al oído del atractivo neurocirujano…

-Lo dicho, doctorcito. Tu novia es tonta del culo.