Placer bandido

Este relato cuenta lo mucho que nos deséabamos y cómo nos complacimos el uno al otro.

Comenzaré el relato diciendo lo hermosa que se veía ella, cruzó la puerta y su presencia cubría toda la habitación, su cabello lucía radiante y el viento lo acariciaba con dulzura y yo imaginaba que eran mis manos las que podían recorrerlo, llevaba un vestido blanco entallado al cuerpo, se amarraba alrededor de su hermoso y largo cuello dejando toda su esbelta y bella espalda al descubierto, el escote era algo pronunciado pero discreto, la forma del vestido dejaba ver la perfección de sus senos que solo los sostenía la delgada tela del vestido, que aunque no era transparente, dejaba ver un poco para que volara la imaginación. El vestido se ceñía a su cintura para después dibujar sus caderas, permitía observar lo duro y redondito de su culo, el vestido era en capas en la parte de abajo así que de un lado le llegaba un poco arriba de la rodilla y del otro lado hasta la mitad de la pantorrilla, esas piernas torneadas me tenían loco, solo de verla así con ese vestido y lo impactante de su presencia mi mente no podía pensar en otra cosa.

Desde que llegó percibí su aroma, fresco, sensual, penetrante que tan solo de tenerlo cerca te puede llevar a viajar a los momentos más eróticos y apasionados; me acercaba poco a poco a ella pero parecía no interesarle, retaba mi mirada y se apartaba, volví a acercarme pero esta vez tomé su mano, era una mano suave y fina, la lleve hasta mi boca y le di un pequeño beso, hasta ese momento logré captar su atención, para nada esperaba aquel beso dulce, así que ahora me ofreció su otra mano y sin soltarla volví a darle esa caricia suave con mis labios; ahora me miraba fijamente pero ya no me retaba sino que quería ver más allá, quería penetrar en mis pensamientos cuestionando el porque de aquellos besos.

Ahora ella tomó de mis manos y las llevó alrededor de su cintura mientras ella rodeó mi espalda con sus brazos, nos fundimos en un abrazo tierno pero apasionado, yo me dejaba llevar y la dejaba hacer, tomó mi rostro y se acercaba provocándome, se alejaba y dejaba su cuello frente a mí, volvió a tomar mi rostro pero esta vez no la dejé ir, la besé: primero sentí sus dulces labios, mordía un poco su labio inferior mientras nos perdíamos en ese momento, recorrió mi boca con su lengua, lenta, profundamente, jugábamos con nuestras lenguas y ahora ella mordió mis labios, era un beso excitante, lleno de pasión, mi cuerpo la deseaba pero mi mente aún más, estar con una mujer que se desea tanto es una experiencia inigualable.

Comenzó a desnudarme, quitó mi saco y desabotonó mi camisa lentamente mientras seguíamos besándonos, yo acariciaba su cuello, su cabello, la tersa piel de sus brazos, desamarré el vestido por el cuello y lo bajaba lentamente descubriendo centímetro a centímetro lo suave de su piel, descubría poco a poco ese hermoso par de senos, sus pezones mostraban su excitación al igual que mi pene que estaba deseoso por salir, dejé caer el vestido hasta el suelo, solo quedo en unos calzoncitos blancos de encaje, de esos que son como shorts diminutos y muy entallados, se le veía un culo perfecto, ardía en deseos de comerme ese culo a besos pero todavía no era el momento. Me quitó el pantalón y me dejo en boxers dejándonos en igualdad de condiciones.

La llevé hasta la cama y nos sentamos frente a frente, le pedí susurrándole al oído que cerrara los ojos, al principio me hizo un gesto de desaprobación y besándola logré convencerla. Cerró los ojos y comencé a acariciar su cabello, seguí hacia su rostro, la tocaba tan solo con las yemas de los dedos, ella respiraba profundo y se dejaba llevar, volví a acariciar su cuello y recorrí todo el camino desde el cuello hasta las palmas de las manos, besaba sus clavículas, los hombros, besé sus palmas y la parte interna de las muñecas, ahora toqué con mis dedos alrededor de sus senos en círculos hasta rozar ligeramente sus pezones donde ella emitió un ligero gemido, tocaba su abdomen y de nuevo me abalancé a besarla, nos recostamos poco a poco y la puse boca abajo, besé su espalda, me entretuve en la espalda baja besándola en el límite de su delicioso culito, recorrí sus piernas con mis dedos y besaba sus tobillos mientras acariciaba sus suaves pies.

Se recostó de espaldas y comencé a besar la parte interna de sus muslos, besé su vulva por encima del calzoncito ya mojado y después se lo quité lentamente podía ver su clítoris muy erecto y listo para ser chupado, comencé lentamente a besar sus labios hinchados, los lamía, recorría toda su vulva, me llegaba un aroma exquisito fruto de su excitación, después me encontré con su ya muy mojada vagina y metí mi lengua era como si la penetrara, la metía y la sacaba mientras con mis manos recorría todo lo que podía de su cuerpo; ahora ya me comía su vagina con más intensidad, la lamía, la mordía, la chupaba, todo con tal de llenarla de placer, agarré sus nalgas para acercarme más para ir más profundo pero no fue necesario, ella tomó mi cabeza y la restregaba con su vulva mientras se movía para arriba y para abajo, gemía y pedía que no me detuviera, hasta que escuche un gemido más prolongado y sentía como sus piernas se ponían duras y las contracciones eran incontrolables.

Después la miré a los ojos y tenía esa mirada de placer y complicidad que solo puede dar un buen orgasmo, también la veía sorprendida de poder sentir placer sin tener ella el control, pero yo la quería llevar más allá y estaba preparado, esta vez saqué una mascada negra y tape sus ojos, estaba nerviosa no sabía como manejar no tener el control, pero yo la besaba tratando de darle esa confianza, ahora amarre uno de sus brazos a la cama y luego el otro, los amarré suavemente para que tuviera libertad parcial de movimiento, la recosté boca abajo y besé todo su cuerpo, primero lentamente mientras metía uno de mis dedos en su humedad y con el otro comenzaba a acariciar su ano, llevaba sus propios fluidos para que estuviera lubricada y ahora metía un dedo en cada orificio, besaba la parte superior de sus senos, alrededor siguiendo sus curvas hasta que chupe su pezón, lo lamía y ella se retorcía, estaba recibiendo placer en tres puntos de su cuerpo, tomé una de sus manos y la llevé hasta su vulva, la frotaba con su propia mano e hice que se penetrara con dos de sus dedos, los saqué y los chupe para seguir disfrutando de su sabor, volví a llevar su mano para que se penetrara pero ahora lleve sus dedos para que ella los chupara, mientras disfrutaba de su propio sabor, acelere el movimiento de dos de mis dedos dentro de su culo y ahora vino un orgasmo más intenso, apretaba con su otra mano las sábanas y sus gemidos eran más largos y mostraban más placer.

La puse en cuatro puntos mientras seguía dedeando su culo, saqué mi mano, la tomé de la cadera y después de lamer profundamente su vagina puse la punta de mi pene apenas rozándola, la metía un poco y luego la sacaba, mientras acariciaba su espalda, la tomé del cabello y al mismo tiempo que la jalé hacia mí la penetré profundamente, sus manos fueron hacia mi cintura para que no me moviera, me dejo un rato dentro de ella y comencé a meter y sacar mi pene a un ritmo lento, recorriéndola toda por dentro, dejándole sentir mi pene en cada espacio de su delicioso ser. Ella aceleró el movimiento de sus caderas primero de atrás hacia delante y después en círculos, acariciaba sus senos y pellizcaba un poco sus pezones, su culo pegaba en mi abdomen, puse suavemente mi mano entre sus senos e hice que llevara su cuerpo junto al mío para estar piel con piel, mi pecho pegado a su espalda, junte mis piernas y me senté sobre ellas y ella abrió un poco más las piernas para que la penetración fuera más profunda, una oleada de placer recorría mi cuerpo, sabía que ella lo sentía pues giró su cabeza y comenzó a besarme mientras su cuerpo se ponía tenso y después de las contracciones de su vulva su cuerpo perdió la fuerza, con suavidad la recosté y la besaba.

Mientras la besaba le quité la mascada de los ojos y desamarré sus manos, porque el juego del poder apenas empezaba, esta vez le tocaba a ella tener el poder, amarró mis manos fuertemente para que no pudiera tocarla, me sentó en la cama y ahora se alejó se puso del otro lado de la cama y comenzó a acariciar su cuerpo, tocaba sus senos, su cuello y llevaba una mano a frotar su lubricada vulva, se acercó a mí y me ofreció sus labios húmedos para que se los lamiera y cuando me iba a acercar se quitó, arrancó mis boxers y sacó mi pene, lo tomó entre sus manos y me masturbaba muy rápido y cuando sentía que era el momento se detenía, así estuvo un rato hasta que comenzó a lamerlo y lo introdujo en su boca, lo chupaba de maravilla y volvió a hacer lo mismo, aceleraba el ritmo hasta antes de venirme y se detenía. Se levantó y ahora si me dejo comerme su vagina, lamía sus labios pero ahora chupaba y chupaba su clítoris, cuando sentí que se iba a venir, se separó de mí, tomó mi pene y lo llevó hasta la entrada de su vagina y comenzó a cabalgarme, me decía que ahora sí iba a hacer que me viniera dentro de ella, cabalgaba de forma desenfrenada, el vaivén de sus caderas era un placer sublime hasta que le dije que me iba a venir, se aferró a mi espalda y mientras salía mi semen su vagina me apretaba y sacaba hasta la última gota que me quedaba, fue el mejor orgasmo compartido que he tenido.

El juego del poder seguía y me desamarró, la recosté de espaldas abrí sus piernas y volví a chupar un poco su vulva, llevaba con mis dedos sus fluidos hasta su culo y comencé a relajar su ano, metí primero un dedo, luego otro hasta que tuve tres dedos dentro, tomó mi pene y lo llevó hasta la entrada de su ano, yo la penetré suavemente, llevó sus piernas alrededor de su cintura, mientras la penetraba la besaba, acariciaba su abdomen, el vaivén iba subiendo de velocidad, pero ahora cambié sus piernas de posición, las junte y llevé sus pies a la altura da mi boca, mientras metía y sacaba mi pene en los más profundo de su ser, acariciaba sus piernas y comencé a lamer los dedos de sus pies, era una sensación nueva para ella, lo supe por su reacción quería alejar sus pies hasta que comenzó a familiarizarse con la sensación, yo seguía penetrando su culo y ella cada vez más decía palabras más vulgares, me pedía que la siguiera cogiendo y eso me excitaba demasiado, mientras se la metía por el culo, metía dos dedos en su vagina, los sacaba y frotaba su vulva por fuera, rozaba su clítoris mientras ella apretaba y acariciaba sus sabrosos senos, ahora ella dio la pauta para nuestro siguiente orgasmo, me pedía que la llenara de semen mientras ella se venía, llevó de nuevos sus piernas alrededor de mi cintura me tomó la espalda y enterraba un poco sus uñas, gemía y gemía de placer mientras yo disfrutaba de poder venirme dentro de su culo, fue un orgasmo largo, lleno de sensaciones que recorrían todo mi cuerpo y que hicieron que casi perdiera el sentido.

Hoy es otro día y no sé nada de ella, solo sé que su aroma y su presencia están en todos lados, cada que cierro los ojos puedo verla entrando por aquella puerta, con esa mirada penetrante que me encantaría poder volver a tener tan cerca. Hicimos el amor con todo nuestro ser, solo espero haber podido llenar su pensamientos como lo hizo ella conmigo.