Placer anal

De como me inicié en el placer anal

Pues si, me gusta el sexo anal. Y direis, eso no es raro si eres una mujer. Pero es que soy un hombre, y un hombre al que no le gustan ni por asomo los hombres. Me gustan las mujeres a rabiar. Me gusta que me metan por el culo cualquier cosa; disfruto lo indecible.

Quiero contaros una de mis primeras experiencias en este sentido. Soy soltero y vivo en un pequeño apartamento al que mis amigos y amigas llaman "el picadero"; si, ya se que no es muy original.

Un día de verano estaba solo en mi apartamento y ojeando entre mis cd's buscando una película para ver me encontré un DVD que había grabado hacía bastante tiempo de algo que me había bajado equivocadamente de ARES. Se trataba de una película corta sobre la sodomización de un chico por una mujer con un pene de silicona. Puse la película y nada más empezar se me puso dura. Veía como el chico, puesto a cuatro patas le pedía a la chica que le metiera el pene; ella así lo hacía y parecía que el chico disfrutaba bastante y le pedía más y más. Ante esta visión mi pene se puso más duro aún, tanto que daba la sensación que me iba a estallar bajo mis calzoncillos. En estas estaba cuando se me ocurrió que podría hacer lo mismo. Me fuí a la cocina, abrí el refrigerador y cogí una zanahoria que tenía. Luego fuí al cuarto de baño y de allí tomé un bote de leche corporal. Ya pertrechado me dirigí al salón para llevar a cabo mi propósito. Una vez en el salón embadurné la zanahoria con la crema, me puse una poca en el ano y me dispuse a iniciarme en el sexo anal.

Con toda la parsimonia que pude, aunque estaba muy excitado, introduje la punta de la zanahoria, la parte más fina, en mi culo. A todo esto he de decir que la zanahoria tenía un tamaño regular, casi como un pene de verdad. Al principio y, aunque estaba bien lubricado, me costó un poco y sentí algo de dolor. Pensé que no podría meterme el vegetal pero al contemplar al chico de video me dije que podría, que adelante y que pasara lo que tuviera que pasar. Al principio me costó lo suyo pero a fuerza de paciencia logré introducir como unos dos dedos de la zanahoria. Mi pene se puso aún más enhiesto, tanto que creí que me iba a estallar. Si al principio noté un poco de dolor, conforme la iba introduciendo, el dolor daba paso a una sensación muy agradable; tanto es así que seguí metiéndome la zanahoria, ya sin ningún temor ni dolor. Casi sin darme cuenta la tenía metida casi hasta el fondo pues mis dedos, los que sostenían el vegetal, tocaban mi ano. De pronto me metí toda la zanahoria dentro sin dejar nada fuera. ¡que gusto sentí! Cogí mi pene y me puse a darle arriba y abajo durante unos minutos mientras encogía y dilataba mi agujero. El placer era increible. De pronto me vino un chorro de leche y sentí el mayor orgasmo que había sentido hasta esa fecha. Me duró una eternidad, nada que ver con los que sentía con una mujer. Acabada la paja y sin apenas esfuerzo me saque la zanahoria del culo, la lavé y la volví a meter en la nevera.

Esta fue mi iniciación en el placer anal. Espero que os haya gustado. Ah, por cierto, no es un relato inventado, es totalmente real.