Placer adulto
Soy Noelia una chica de 19 años, y esta vez os voy a contar mi experiencia con un chico bastante mayor que yo.
Soy Noelia una chica de 19 años, y esta vez os voy a contar mi experiencia con un chico bastante mayor que yo.
Conocía a este chico desde hacía bastante tiempo, ya que era un primo de unos de mis mejores amigos, pero nunca había tenido mucha relación con él, ya que simplemente lo conocía de vista, pero en las últimas semanas, no sé debido a qué, estaba saliendo con nosotros por las noches.
La verdad es que era un chico atractivo y se conservaba bien, ya que no aparentaba los 35 años que tenia, a mi siempre me trataba muy bien, me invitaba a copas, me llevaba hasta mi casa en su coche, me compraba algún regalo, pero nunca me había imaginado que podía a llegar a sentir algo por mi.
Era viernes, y como todos los fines de semana habíamos quedado para salir, ese día me sentía especialmente contenta por diversos acontecimientos que me habían ocurrido, antes de salir de casa, me duche, y me dirigí al armario para decidir que ponerme. Primero la ropa interior, decidí escoger un tanga de color azul celeste, muy sexy, con un sujetador a juego, como ese día tenía unas ganas especiales de disfrutar me puse lo mas sexy que había en el armario, una minifalda blanca, bastante corta, que dejaba poco a la imaginación, y para la parte de arriba un top con escote de palabra de honor. Me perfumé, metí al bolso un par de preservativos y me dispuse a salir de casa.
Al salir vi a Loli, una amiga mía, que me estaba esperando, y juntas fuimos a casa de Natalia, donde estaba ella y su primo Carlos, allí pensamos en que hacer y como era temprano decidimos ir al cine a ver una película y luego iríamos de fiesta. Fuimos en coche hasta el cine, conducía Carlos, y yo me puse en el asiento del copiloto, él fue todo el viaje mirándome a las piernas y yo noté su excitación en su polla que se abultaba debajo del pantalón, al final llegamos hasta los cines.
Entramos en la sala, y nos sentamos, por cierto, Carlos al lado mío. Comenzó la película y todo transcurría normalmente hasta que en una escena de la película apareció una escena bastante caliente, entonces sentí como una mana se posaba sobre mi muslo rápidamente me di cuenta de que esa mano era de Carlos y al instante le cogí la mano y se la aparté de mi pierna, él no opuso resistencia por lo que pensé que se había dado cuenta de que no quería seguirle el juego, y así ocurrió hasta que pasado un rato lo volvió a intentar, pero esta vez le dejé actuar, él, al ver que yo no le había retirado la mano, empezó a acariciar mi pierna suavemente, sentía su mano grande y caliente presionando, casi apretando mi muslo con su mano, así continuó un rato, no se por que pero me estaba empezando a atraer la idea de probar a un chico bastante mayor que yo. Transcurrido un rato su mano empezó a deslizarse, hasta introducirse debajo de mi falda, allí empezó a juguetear con mi tanga, lo palpaba, tiraba de él y lo soltaba de golpe, en una de esas veces notó como mi tanga estaba sensiblemente húmedo, lo que hizo que lo apartara y empezara a pasar sus dedos sobre mi clítoris, estaba excitadísima, me agarraba fuertemente a los brazos del asiento tratando de reprimir los gemidos que estaban a punto de manifestarse. Por suerte o por desgracia antes la película finalizó antes de que se me escapara un gemido, al empezar a salir las letras finales retiró su mano e hizo como si nada hubiera pasado, aunque lo que realmente había conseguido era que yo tuviera unas ganas locas de tener sexo con él. Finalmente nos levantamos todos y salimos del cine.
La película se había prolongado mas de la cuenta por lo que rápidamente nos dirigimos a la discoteca donde habíamos quedado con el resto de amigos. En el coche evite ponerme al lado de Carlos para evitar la tentación. Por fin llegamos, en la puerta estaban el resto del grupo, nos saludamos y entramos. Había muchísima gente, nos dirigimos en primer lugar a pedir las copas, para empezar a entonar la noche, por cierto durante ese trayecto mas de uno había aprovechado la multitud para tocarme el culo y arrimar sus poyas. Estaba experimentando una extraña sensación, por un lado trataba de eludir el quedarme a solas con Carlos, pero por otro lado me apetecía disfrutar de su experiencia.
Tras un par de copas la vergüenza fue desapareciendo, lo que hizo que él me sacara a bailar, yo acepté gustosamente, le trataba de provocar meneándome de forma sensual y arrimándome a él, respondió colocándose muy pegadito a mi culo y rodeando mi cintura con sus brazos, podía notar que su poya estaba dura con mi culete, lo que hacía que yo me restregara todavía mas. Se acercó a mi oído y me dijo que tenía ganas de terminar lo que había empezado en el cine. Cogí su mano y lo lleve hacia los servicios, una vez allí, y en compañía de otra pareja que estaban besándose, me subí la falda, comprendió rápidamente lo que aquello significaba, por lo que se agacho y me empezó a dar besos en mi chocho, pronto sacó su lengua a trabajar, hacía círculos alrededor de mi clítoris con la punta de su lengua, la pasaba por encima, me la introdujo, estaba experimentando unas sensaciones increíbles y placenteras, pronto llego mi primer orgasmo de la noche. Al terminar me coloqué la falda, él me agarro del culo y me dio un profundo beso, su lengua y sus labios todavía tenían el sabor de mi chochito. Salimos del baño y tras mirar a nuestro alrededor nos dimos cuenta de que ninguno de nuestros amigos estaba allí, le pregunté lo que íbamos a hacer, a lo que contestó con una sonrisa y con un seguir nosotros la fiesta, y así lo hicimos, continuamos bebiendo y bailando hasta que me cogió de la mano y me llevo fuera. Le pregunté que a donde íbamos, a lo que me respondió a continuar la fiesta. Nos montamos en el coche y salimos de allí.
Durante el camino se me ocurrió la gran idea de sacar su polla de su pantalón y empezar a pajearla, él se sorprendió de mi actuación y mientras seguía al volante, me agarró la cabeza y la dirigió hasta su miembro, gesto claro de que quería una mamada, a mi me pareció bien por lo que empecé a darle placer, al sacar su polla vi como aun sin estar empalmado era de un tamaño increíble, cuando le di el primer lametazo empezó a crecer, jugaba con su polla como un bebé juega con un chupete, me la introduje entera en mi boca, aunque a penas podía con ella, empecé a meterla y sacarla de mi boca, presionaba con mis labios sobre su capullo, el tamaño de aquello era desproporcionado, yo seguí mi trabajo hasta que de repente de su pene empezó a salir semen, trate de tragármelo todo para manchar lo menos posible, pero me desbordaba por la boca, cuando logré controlar la situación y me incorporé pude ver que estábamos en la puerta de su casa.
Sin dejarme pronunciar palabra me cogió en brazos, me subió hasta su piso, pero antes de entrar me dijo que me vendara los ojos, para ello cogió un pañuelo y me tapó los ojos, me volvió a coger en brazos y me soltó sobre una superficie blanda, lo que supuse que era su cama, me puso música de ambiente y me dijo que me relajara y le esperara sin destaparme los ojos. La tardanza se me hizo eterna, aunque apenas fueron un par de minutos, en ese tiempo me dio tiempo a pensar lo que estaba haciendo allí con un chico de 35 años, pero decidí dejar los remordimientos para otro día.
Le oí regresar, lo primero que hizo fue cogerme mis manos, me juntó las muñecas y cual fue mi sorpresa cuando me colocó unas esposas en ellas y las ató a la cama, en un primer momento le pedí que me soltara, pero luego me gustaba aquella idea de sentirme indefensa y no poder usar mis manos. Me quito la falda y el top y me dejó allí en ropa interior y atada de manos, cuando me destapó los ojos en lo primero que me fijé fue en el tamaño de su polla, estaba desnudo, me fue restregando su miembro por todo mi cuerpo, hasta que llegó al tanga, que de un tirón lo arrancó, le pedí que tuviera cuidado al penetrarme, pero él no me hizo ni caso y me la metió entera con un golpe de cadera, mi grito de dolor no le hizo compadecerse, todo lo contrario, me la volvió a meter con la misma fuerza o más, pero esta vez el grito fue de placer, poco a poco empezó a incrementar el ritmo, tenía un dominio sobre mi increíble, también me quito el sujetador y mientras seguía penetrándome me empezó a dar lametazos en los pezones, con su lengua hacía círculos alrededor de ellos, los tenia duritos y empitonados, entre mis gritos y gemidos de placer llego el orgasmo. Él un poco antes de correrse sacó la polla y se corrió sobre mi cara, la cual chorreaba de aquel líquido blanco.
Al instante me soltó las manos, por lo que pensaba que el placer había terminado, pero lo que quería era que cambiásemos los papeles, se tumbó y me pidió que le atara yo, y así lo hice. Con libertad absoluta para actuar sobre él le coloque mi coñito en su cara para que me lo comiera, y así lo hizo él, volvió a recordarme lo bien que maneja su lengua sobre mi coño ahora muy mojado, al rato se me ocurrió que podíamos darnos placer los dos a la vez, para ello, mientras el seguía ejercitando su lengua, me lancé a su polla para mamársela, estábamos practicando la famosa postura del 69, él jugaba con mi clítoris y yo me tragaba su pene ansiosamente, cuando ya estaba bien calentita, abandoné aquella postura, y me senté sobre su pene, con él dentro de mi, empecé a menear mis caderas haciendo círculos, para posteriormente empezar a botar sobre él, ahora yo era la que controlaba el ritmo y la intensidad, cuando noté que estaba a punto de correrse, paré, entonces le liberé las manos y le puse mi culo en pompa, mi intención era evidente, y él no se lo pensó dos veces, se abalanzó sobre mí culo y me penetró con fuerza, lo que me provocó un pequeño desgarro, lo que no paró su ansia, cada vez que la metía se me escapaba un gran grito de placer, mientras me metía con maestría sus dedos en mi rajita, chorreante de placer, él sabía muy bien donde me tenía que tocar, ahí se notaba la veteranía, con todo el placer que estaba recibiendo, no pude evitar el orgasmo que esta vez vino acompañado de mi corrida, que le pilló con sus dedos dentro, con sus dedos chorreando de mis flujos, se los metió a la boca y los chupó, al instante de mi corrida pude notar como él también desalojó su semen dentro de mi culete, rebosaba su semen por él, sacó su polla y comenzó a recoger su propio semen con la boca para terminar con una noche muy intensa. Estábamos los dos muy cansados y nos quedamos dormidos, desnudos sobre la cama.
Desde aquel día nuestra relación cambió, ahora cada 15 dias nos perdemos entre las sábanas de su cama, aunque solo es una relación de placer mutuo.