Piso compartido
Mi vida universitario y mis líos en el piso que compartí con tres preciosas chicas
A mis 21 años y con mucho esfuerzo de por medio, conseguí la nota mínima necesaria para entrar en la universidad, en la carrera de magisterio.
En el pequeño pueblo de Galicia donde nací no hay universidad, asique a tuve que buscar piso en capital de provincia, en a Coruña. No soy de una familia adinerada, así que lo fundamental era el precio del alquiler, busque en infinidad de pisos, compare muchos precios y casi al final cuando parecía que mis padres tendrían que rascarse el bolsillo para mantenerme un alto alquiler, encontré un bonito piso de 4 habitaciones, ay de mi suerte, compartido con 3 chicas.
Mi nombre es Daniel, pero tos me dicen Dani, soy de media estatura, pelo casi negro, delgaducho, ojos castaño claro y sin un gran atractivo, vamos un chico del montón. Bastante cortada para con el género femenino y no muy ligón, de hecho tras mi primera vez, hace tan solo 2 años, solo he tenido relaciones con 2 chicas mas.
Llame para poder ver el piso y esa misma tarde me presente allí. Me recibió una de las chicas, se llamaba Raquel, era muy guapa, bajita de no más 1,60, ojazos verdes y un cuerpo espectacular.. Me hizo un tour por el piso, mientras me explicaba que de no ser por la necesidad de un compañero urgente, no aceptarían aun chico, finalmente y convencido de que era un buen lugar para vivir, firme el contrato, le di dos besos y me despedí hasta septiembre.
Finalizado el verano y con gran pereza y un poco de tristeza me despedí de mi familia y mi hogar. La mudanza fue un poco tediosa, ese día ninguno de ellas se encontraba en el piso, todavía no habían llegado, desempaque mis ropas y coloque los muebles de la habitación a mi gusto, pues a pesar de no ser un palacio la habitación era muy confortable. Para cuando concluí el trabajo eran más de la 8, cena algo rapidito y fui a dormir.
Para el clima habitual coruñés, la noche era demasiado cálida, tuve que rendirme a la evidencia y abrí la ventana y la puerta de la habitación para que ventilara, pero aun así tuve que quedarme en pelotas para no morir de calor.
Ya por la mañana me desperté con la luz, serian ya las 10, creyendo que todavía estaba solo en el piso, tan solo me puse una gallumbos de cuadros para ir a desayunar, suerte que había hecho algo de compra en día entes. Salí a la cocina, de esa típicas americanas, que tan solo están separadas del salón por un barra. Sin fijarme saque un bote de leche me puse a prepara el desayuno.
- Bonito calzones-una femenina vos hablo detrás de mi- y mejor culo
Ruborizado hasta el extremo me di la vuelta tratando de taparme lo máximo posible. En el salón estaba una de las chicas, a la que todavía no conocía, era rubia de media melena, ojos azules, y realmente preciosa de cara, con un cuerpo espectacular, lucía una sonrisa divertida y algo picara, sin duda por la situación. Salí corriendo de la cocina entre sus carcajadas. Me vestí y reuní valor para salir de nuevo todavía rojo de vergüenza, ella seguía con una sonrisa en la cara.
- Soy Dani - y entre nervios y sudores le di dos besos- encantado de conocerte.
- Yo soy Alba – sonrió de nuevo – pero me gustabas mas en calzones!!
- Estoy seguro de que en ropa interior tu también ganas mucho- dije intentando seguirle el juego- jajaja
Reí con ganas y supongo que no le molesto por ella también se rio, esa noche cenamos juntos y me dijo que tanto Raquel como Tania, la otra chica del piso, no llegarían hasta la semana siguiente, que estaríamos solos, remarcando esta última palabra con una sonrisa picara y sacándome de nuevo los colores.
Esa noche dormí mal de nuevo, agobiado por el calor. Por la mañana tome la precaución de salir en pijama de mi habitación. Ella llega silenciosa por detrás y dándome un cache en el culo me dijo:
- Te prefería como ayer, en calzoncillos!.
- No todos los días son fiesta guapa jeje
Desayunamos entre risas y miradas, esa chica tenía algo especial, no sé, un algo, de esa personas que te caen bien al instante, nada más conocerlas. Charlamos sin parar y decidimos aprovechar el buen tiempo e ir a la playa por la tarde, sin duda animado por que se ese año no la había pisado, pero sobretodo por ver a Alba en biquini. Comimos y a eso de las dos las 4 nos encaminamos hacia la playita, ella con unos shorts y una camiseta de tirantes ajustadita, que transparentaba su biquini de flores rojo y blanco. Tardamos casi 45 minutos en llegar a la playa de Orzan, extendimos nuestras toalla, el único equipaje que portábamos, me quite la camiseta que llevaba y senté, a ver como ella se desprendía primero de la camiseta, confirmando ese par de tetas enormes que se intuían en la camiseta ajustada, para después bajarse el short y mostrar un culo y una piernas perfectas. Me debí quedar embobado:
- Parece que te gusta lo que ves - de nuevo se reía a carcajadas.
Consiguió sacarme del trance y de nuevo afloraron mis coloretes:
- Realmente eres muy guapa - dijo intentando no tartamudear.
- Deja de babear y vamos al agua - sonrió de nuevo - tengo ganas de refrescarme.
Corrió hacia la orilla, y yo detrás de ella, admirando su culo al correr, entremos en el agua helada, en contraste con el calor exterior era casi doloroso, pero preferible y en cuanto te aclimatas agradable. Nos metimos hasta la cintura o un poco mas y de nuevo me quede atontado mirando como sus pezones se marcaban, durísimos, a través del biquini, sin duda por el frio de agua, pero de nuevo me cazo.
- No me quitas los ojos de encima, Ehh??- rio de nuevo y se lanzo hacia mi para hacerme una aguadilla- toma por salido!
Consiguió hundirme, pero la agarre de la cintura, atrayéndola hacia mí y la hundí con migo, a pesar de ser flacucho tenía más fuerza que ella. Salimos del agua entre toses y risas, y así empezamos a jugar, primero inocentemente, pero con el paso del tiempo, más que jugar, casi nos sobábamos descaradamente, un recital de carias y abrazos, hasta que ella se agarraba a mi por detrás, pegándome sus pecho en la espalda y me mordía la oreja, podía notar sus duros pezones, casi sin quererlo y a pesar del frio del agua, empecé a empalmarme. Visto el juego al pretendía jugar, me gire y la apreté contra mí, haciendo la notar como estaba de duro por ella, no se corto ni un pelo, y me rodeo con sus piernas apretando si cabe, nuestro sexos, todavía más. Me miraba a los ojos y vi deseo, tanto como el que yo sentía, pero cuando fui a besarla, me percate del espectáculo que estábamos dando, ya que un par de ancianos, varios niños y una familia al completo nos miraba, algunos con descara y risas y otros con desprecio. Ella también lo noto, se aparto de mí y salió del agua, mientras yo esperaba a que se bajara mi erección, para no dar más espectáculo. El resto de la tarde fue un poco incomoda, casi ni hablamos o nos miramos, el camino de vuelta resulto aburrido y largo. Cuando llegamos, cenamos entre un silencio solo roto por los sonidos de los cubiertos, termino y se fue a duchar, algo que yo ya había echa nada más llegar. Me puse a ver una peli en la tele, una de esas de terror.
- Te importa si te acompaño? - por primera vez su vos sonó casi tímida.
- Claro que no – le hice sitio - esta casa no es solo mía.
Bestia un pequeño pijama de verano, de esos que son solo un culote y una camiseta, como no muy ajustada y sin nada debajo, estaba realmente preciosa con el pelo recogido en una coleta. Se sentó en el otro extremo del sofá, sin duda lo sucedió por la tarde también la hacía dudar. En cierto momento de la película, debo decir que ella saltaba con cada susto, se arrimo a mí, se pego a mí.
- Soy un poco cagueta - me miro a los ojos – te importa se me quedo así?
- Por supuesto que no – la sonreí y pase mi bazo sobre sus hombros – para que estoy aquí sino?
Sonrió, y en ese momento no puede controlarme, la bese, suave y tiernamente. Me aparte, un poco nerviosos por su reacción, pero su cara no mostraba cambio alguno y cuando pensaba en disculparme, ella me beso.
Fue un beso largo, donde nuestras leguas se encontraron y jugaron. Tan solo se aparto de mi para sentarse sobre mis piernas y nuestro labio se juntaron de nuevo, mis manos instintivamente bajaron a su culo y lo acaricie y agarre. Estuvimos solo unos minutos besándonos, pero pareció una eternidad y cuando nuestros labios se separaron, lentamente subí su camiseta y se la quite, dejando por primera vez a la vista sus pechos, perfectamente erguidos, redondos y grandes, como desafiante ante mí y coronados por unos pequeños, rosados y duros pezones. Bese el lóbulo de su oreja, para seguir por su cuello, arrancándole un escalofrió.
- Sigamos en un lugar más cómodo – susurro en mi oreja.
Me levante con ella en brazo, sujetándola por el culo mientras ella me rodeaba con sus brazo y me besaba de nuevo, mientras sus piernas, alrededor de mi cintura, apretaban nuestros sexos, podía sentir su calor y ella sentía mi erección.
La lleve a mi habitación y la tendí sobre la cama, me quite la camiseta, me tumbe entre sus piernas, para alcanzar sus labio y besarla de nuevo con pasión y deseo, y sentir, esta vez piel con piel sus pezones como piedras. Despacio separe mis labios de los suyos, fui bajado por su cuello, besándolo, hasta llegar a sus pezones, donde me tomo un largo rato, mordisqueando, chupando y succionándolos, también las acaricie y apreté, comprobando como no podía cogerlos con uno sola mano, mientras gemía y suspiraba. Continúe mi particular expedición besando su vientre, pasando por su obligo. Me retire ligeramente para retirar sus pantalones, debajo de los cuales no llevaba nada mas, sacándolos por completo, retome mi trabajo, probando aquel dulce coño, perfectamente depilado.
Separe sus labio con mis dedos, mi lengua ávida busco su clítoris y en cuanto de se tocaron, sentí como un calambre o escalofrió recorría mi columna, ella sintió lo mismo, y ya que arqueo su espalda y gimió fuertemente, continúe lamiendo rápidamente, chupando casi con glotonería su punto más sensible, mientras la penetraba con mis dedos, primero con uno y lenta mente, para continuar con tres y a una velocidad asombrosa, su respiración acelerada, junto con sus gemido que para aquel momento eran casi gritos, fueron música para mis oídos cuando se corrió abundantemente en mi boca. Recorrí de nuevo mi particular ruta hacia arriba, para culminar con un largo beso en la boca.
Alba me hizo gira sobre la cama, quedando sobre mí, besando de nuevo mi lóbulo y haciéndome estremecer, se deslizo sobre mi pecho rozando sus pezones, para quitarme el pantalón y el calzoncillo, liberando mi mas que erecta verga, para ese momento más dura y palpitante de lo que jamás había estado, debo reconocer que no tengo una poya como la de un caballo, pero con casi 19 cm, estoy más que satisfecho.
- Debo reconocer que sin calzones estas todavía mejor – dijo con esa picara sonrisa.
Agarro mi miembro con firmeza y comenzó a pajearme, aumentando cada vez más la velocidad. Cuando su brazo comenzó a flaquear, se detuvo, y mientras me miraba directamente a los ojos, su lengua se poso sobre mi hinchado glande, de nuevo me dedico una sonrisa y beso mi pene. Sus carnosos labios se cerraron entorno a mi miembro y comenzaron un lento avance, tragándose hasta casi más de la mitad de mi verga, llegado a su máxima capacidad, comenzó a subir y bajar a una velocidad fuera de lo normal. Mi verga entraba y salía de su boca una y otra y otra vez, tan solo en otra ocasión me habían practicado una mamada, pero ni de lejos como aquella, sentí que mi límite estaba próximo y la detuve.
La quite de encima y busque un preservativo en el cajón de la mesita, para colocármelo tan rápido que me pille parte de los pelos de mi pubis, me tendí sobre ella de nuevo, agarro mi poya la dirigió su entrada, sentí un colar intensísimo al tocar su vagina con mi miembro. Separo su mano y lentamente fui entrando en aquel lugar, tan caliente como el fuego y húmedo como el mar, suave y estrecho. Lanzo un grito cuando mi pene entro por completo, cubrí su boca con la mía y comencé a moverme, sacándola lentamente y casi por completo, para introducirla de golpe y con fuerza. Cada vez que repetía esa maniobra soltaba un gemido atroz y su cara lucia preciosa en ese momento, con la boca abierta por completo y los ojos cerrados.
- Jodeeer! – grito entre gemido y gemido – me estas llenando por completo!
Aumente la velocidad de mis envestidas, ella me rodeo con sus esbeltas piernas, marcando un ritmo endiabladamente rápido. Adentro, afuera, adentro, fuero.
- Plas, plas, plas – chocaban nuestros cuerpos una y otra vez.
El ruido de nuestro cuerpo solo era amortiguado por nuestro gemido y jadeos, estaba en el cielo, y estaba habiendo llegar mi chica hasta el, por el ritmo y volumen de sus gemido ya que era ensordecedor.
- Ah!! Ah!! Ah!! Ah!! – gemía – no tee deteengaaaasss!!!!.
Coloque sus piernas sobre mis hombros, para lograr una parentación más profunda, y acelere al máximo de mis posibilidades, sentí como sus coña me apretaba todavía más, se contraía a causa del orgasmos que recorría su cuerpo, provocando espasmos y haciendo que su espalda se arqueara.
- AHHHHHHHHH DIIIIOOOSSS!!!!
Grito tan fuerte que mis oídos retumbaron, y en ese preciso instante me corrí yo, apretando los dientes, estirando mi espalda, pegando nuestros sexos a más no poder, llene el condón con mi semilla y relajando mi cuerpo me tendí sobre ella, haciendo la rodar sobre mi, para que no soportara mi peso y todavía con mi pene dentro, que comenzaba a decaer, casi dolorido por semejante sesión de sexo, pero relajado tras eyacular.
Saque mi miembro de su interior, mientras nos besábamos lentamente acariciaba su sudada espalda, ciertamente ambos estábamos sudando en abundancia, la deje tendida sobra la cama para quitarme el condón e ira l baño a lavarme un poco. Cuando regrese se había dormido por completo, me tumbe a su lado, la abrace y nos cubrí con la sabana, esa noche dormí genial.
Ante todo gracia por molestaros en leer el relato al completo, es mi primer trabajo y espero que les agrade, por favor comenten opiniones y fallos, así como sugerencias, espero volver pronto la continuación.