Piso compartido 8

Recuperando sensaciones.

Finalizados los exámenes, ahora disfruto de una pequeña pausa entre cuatrimestres, unas como quien dice, vacaciones bien merecidas por el esfuerzo (no por las notas).

Ya sabéis que en casa vivo rodeado de mis 3 preciosas compañeras, no sé si hará falta recordaros algo sobre ellas, pero un tiempo ausente requiere un pequeño recordatorio.

Tenemos a un lado del ring a la exuberante Tania, figura de formas rotundas y curvas de infarto y una increíble habilidad para hacer conmigo (y supongo que con cualquier hombre) lo que le da la gana.

En la esquina opuesta tenemos a Raquel, Raque para los íntimos, el verde intenso de sus ojos derrite a cualquiera y su perfecto culito es el punto fuerte de su anatomía.

Seria afortunado solo con las 2 primeras esquinas del ring, pero en medio del cuadrilátero este “ella”, la perfección echa rubia de escándalo, dueña de una delantera de envidiable y unos labios en los que perderse es la menor de mis preocupaciones. Ella es Alba, mi debilidad.

Tras este breve recordatorio podemos proseguir la con la historia.

Como los días de esta semana, madrugar no es precisamente una obligación y para quien es perezoso por naturaleza, es pecado, ya bien entrado el medio día hago mi aparición por el salón donde Raquel y Tania, miran y comentan embobas un programa de “tele-realidad”.

  • Buenos medios días semental – Raquel es la primera en darse cuenta de mi presencia
  • ¿dormiste bien o demasiado?
  • Eso “semental” – en boca de Tania suena con mucho recochineo – deberías invertir tu tiempo en algo más interesante que dormir.

Mientras se insinúa como todos los días (en mi pueblo llamamos a este tipo de chicas “ microondas ”) acaricia con un dedo el canalillo que se genera entre sus abundante pechos, se que solo juega, pero el color rojizo toma mi cara y lo que no es mi cara también sufre una acumulación repentina de sangre.

  • No te metas con el chaval – Raquel le da un leve codazo – desde que la rubia está de fuera esta penando, eso sí, porque él quiere.

Ahora ambas se ríen con ganas de mi, y si bien es cierto que Alba está pasando estos días de libres en casa con su familia y si mas cierto es que la echo mucho de menos. Tampoco me mal interpretéis, no negare que echo de menos su “cuidados”, pero echo mas en falta su presencia.

  • Seguro que nuestra Albita también echa de menos a su “semental” – odio ese tonito de Tania – últimamente no lo comparte nada contigo morena.

Este bromita no le hace tanta gracia a Raquel, que hace oídos sordos. Un poco cansado del temita y tras comer (a estas horas no se puede decir desayunar) me aseo y ordeno un poco todo, al fin y al cabo ya hemos entrado en descuento para volver a la rutina y hay que tomarse enserio lo que queda de curso. En un orgullo ver como la montaña de papales de mi escritorio ahora es un grupo ordenado de apuntes, entre el gran esfuerzo de ordenar y ver mis series de cabecera se me ha hecho de noche, para que negar que últimamente vivo como un rey y aunque con pocas ganas de volver a aguantar las bromitas, de nuevo salgo de la cueva.

En el salón no hay nadie, y en la cocina solo veo a Raquel metida en faena, con las manos en la masa.

  • Wow eso huele de escándalo – me acerco a ella.
  • Tenía ganas de dulce – dice – ¿quieres un poco?

Si esperar respuesta pasa un dedo por la mezcla aun indeterminada del bol y me lo restriega por la cara, huele y sabe a chocolate.

  • No está mal – digo relamiéndome
  • ¿lo has probado?.

Continuando con el juego imitándola e intentando pitarle la cara como ella a mí, pero es muy rápida y mi dedo ni la roza, los siguientes minutos los paso intentando atraparla y mancharla, pero ellas se zafa constantemente de mi mientras se ríe a carcajadas. Al final la arrincono y mientras aun forcejeamos con las manos agarradas mutuamente.

  • Yo me tienes semental – dice con una sonris a – pero con las manos atadas ¿cómo vas vengarte?

Y sin pensarlo 2 veces pego mi cara manchada a la suya y me restriego mientras ella intenta evitarlo.

  • Tenía un plan B – sonrió al separa mi cara de la suya – ¡vendetta!
  • Maldito – Raque también ríe – al final estamos empate.

Con la venganza cumplida nos liberándonos mutuamente los brazos aunque no cedemos ni un milímetro de distancia y aunque no me había arrimado mucho a Raque desde antes de navidad, la tensión que hay ahora entre los dos es evidente. Al final cedo y me aproximo aun mas a su rostro, ahora sin actitud ofensiva, aun con dudas me detengo a solo unos centímetros de sus labios y con mis ojos fijos en ese verde intenso de los suyos. Los segundos en los que cada uno avanza una distancia mínima hacia los labios del otro son como horas hasta que al final hacemos contacto. Y la chispa que recorre todo mi cuerpo demuestra que he perdido mucho tiempo echando de menos a mi rubia.

El beso que une nuestros cuerpos se calienta por momentos cuando entreabrimos nuestros labios dando permiso a nuestras lenguas para unirse a la fiesta, las lenguas son un avance, pero no son las únicas con permiso para jugar y comenzamos a acariciarnos mutuamente pegando ya nuestros cuerpos por completo, cediendo ya por completo a la pasión.

No prestamos ni atención al mejunje que ambos tenemos en la cara y mucho menos a las manos manchadas pasando por nuestra ropa.

La libero del rincón en el que nos habíamos metido en la persecución, llevándola hacia la encimera donde ya había “jugado” con Alba, solo nos faltaría la vecina tendiendo la ropa. La subo encima echándole mano a ese tremendo trasero y recreándome al agarrar sus nalgas antes de depositarla sobre el mármol frio, inmediatamente después mis manos buscan el final de la camiseta que lleva puesta para casi arrancársela dejando visible un sostén verde a juego con sus ojos, que cubre los bonitos pechos de Raquel, aunque deja entrever la dureza de sus pezones.

  • Has tardado mucho en buscarme – me dice casi reprochando – no será porque no te trato bien.
  • Supongo que en ocasiones los arboles no te dejan ver el bosque – contesto en plan filosofo.
  • Hablando de arboles y troncos… – sonríe picara mientras vuelve a la acción.

Y por acción me refiero a sus mano acariciando mi virilidad y aun con 2 capas de tela de por medio siento un cosquilleo maravilloso, también siento como sus dedos rozan mi piel cuando ella intenta imitar mi movimiento para quitarme la camiseta, mientras yo para no variar me pego con el cierre se su sostén. Al final sonríe e intercambiamos tareas, yo me quito la camiseta mientras ella deja a la vista sus pequeños y oscuros pezones que coronan unos pechos más que apetecibles. Sus manos rodean mi cuello buscando una cercanía entre nuestros cuerpos pérdida por el afán de desnudarnos.

El roce de sus duras protuberancias es gloria bendita y nuestro labios se unen de nuevo, aprovechando la conjetura del momento la elevo brevemente mientras mis manos buscan la goma de sus bragas para tiras hacia abajo tanto del chándal como de la ya mencionada ropa interior verde, a juego igualmente con sus ojos y sostén. El breve recorrido piernas abajo completa la perfecta desnudez de Raquel y al depositarla de nuevo da un pequeño respingo al notar la baja temperatura del mármol en contacto con su durito trasero. Ella no pierde el tiempo y me deja en pelotas. Al acercarme de nuevo a ella me sorprende pegándome un lametón por la parte manchada de mi cara.

  • Tenias razón – dice sonriendo – no está nada mal.

Yo no me quedo atrás, mojo mi dedo en el bol y dejo que unas gotas caigan sobre su erguido pezón, sin perder tiempo la imito dando un sonoro lametón sobre su teta derecha, provocando en ella un escalofrió.

  • Aun esta mejor así – no me falta razón.

Ya sin más jueguecitos nos besamos de nuevo mientras mi mano busca entre sus piernas el húmedo objeto de mi deseo, ella recibe mis manos separando sus piernas en señal de aprobación, dejando que mis dedos curioseen entre sus pliegues, arrancándole más de un suspiro. Sus manos juguetean también, mientras una acaricia mis huevos la otra completa un movimiento de vaivén sobre mi duro tronco. Al final ya más que caliente nos miramos cómplices y sin decir nada ambos sabemos cuál es el siguiente paso.

La única mano que aún está en contacto con mi pene lo atrae hasta tocar con su humedad, comenzando a restregar la cabeza de pene sobre su clítoris, provocando en mi una agonía mas que placentera, agonía porque mis caderas presionan para penetrar mientras la mano que rodea mi pene, ejerce de tope, consiguiendo que como mucho tan solo entre apenas entre unos milímetros en su interior.

  • Oye - dice seriamente – ¿y si estuviera molesta por tu indiferencia de estos días?
  • Supongo que puedes estarlo – ya solo piensa con una parte del cuerpo – pero no será mucho, si no, no estaríamos así.

Su aprobación es aflojar la maldita mano que me impedía avanzar y por fin noto como la parte más baja de nuestros vientres hacen contacto, permaneciendo quietos durante unos segundos aunque dura bien poco y comienzo a entras y salir de su interior, notando el calor y la humedad, disfrutando de la suavidad de su lubricada cona. Con nuestros labios sellamos el “ perdón ” de definitivo para estos días y dejamos atrás todo lo que no es este momento.

El sutil sonido que se genera cuando nuestros cuerpos chocan, fruto de nuestra pasión y cuando nuestros labios se separan brevemente, los gemidos de ambos acompañan a la percusión. Me gustaría contar que el momento fue eterno, pero no, siendo sinceros fueron como diez minutos de pura pasión. Eso si fueron tan intensos como los disfrutados con Alba y culminaron con un chupetón en mi cuello cuando ella se corrió y un reguero blanco sobre su vientre con el que culmine yo.

Dejando un breve espacio para descansar tras el placer, comprovamos como los restos del pastel (o lo que fuera) estan esparcidos por la encimera, evidentemente el bol no aguanto mis envites. Tras una breve limpieza en pelotas, me despide de con tenue beso en los labios mientras se va, aun en pelotas, a su habitación. Me quedo hipnotizado mirando su culo alejarse.

  • ¡Vaya! – la vos de Tania me espabila – mira la morena, no pierde el tiempo.

Las risita burlo de Tania es casi más rápida que los coloretes que aparecen en mis mejillas.

Y así, tapando como puedo con la ropa quitada, con la fija mirada de Tania tras de mi e iluminando el oscuro pasillo con la roja luz emitida por mis mejillas. No se puede decir que haya sido un día perdido.

A ver si me voy poniendo al día con los relatos que tengo pendientes, como siempre pido opiniones y criticas, gracias por vuestro tiempo.

Alfred.