Piso compartido 4
Un pequeño lio con final feliz....
No sé si fuero horas o minutos, pero fue un muy reconfortante sueño.
Pero todavía prometía más el despertar, pues de nuevo unas manos avilés y expertas hacían que, otra vez, mi “amiguito” madrugara más que yo. Las no tan misteriosas manos recorrían mi instrumento con firmeza y determinación, desde la punta a la base, acabando en mis pelotas, para con un solo dedo recorre de toda el camino hasta la punta, eh iniciar de nuevo un lento descenso.
Permanecí con los ojos cerrados, disfrutando de la magnífica paja que Raque, o eso creía me dedicaba, intentando no mostrar signo alguno de placer, intentado parecer todavía dormido. Pero se detuvo, me acaricio la cara intentando despertarme y sin ya remedio abrí los ojos para encontrarme de frente con unos profundos ojos azules.
- Veo que ya no te hago falta para divertirte – Alba hablo seria – si que te has encargado bien de ella esta mañana.
Mi corazón latía a mil por hora, pero mis labios permanecían paralizados. No temía por mí, solo por el daño que le causara a ella, no quería verla sufrir y aun así lo estaba viendo, y no lo eso, yo lo había causado con mi estupidez.
- No tienes palabras ni para defenderte? – pregunta ella con la mirada fija en mi.
Suena defeccionada o dolida, no sé cómo interpretarlo, busco a mi lado a Raquel, como buscando un apoyo o algo que me ayude a explicarme, pero no está.
- No piensas hablarme? – sigo interrogándome – ni si quiera intentas explicarte.
Estoy en un estado de extrés fuera de lo común, el corazón se me sale del pecho, comienzan caerme gotas de un frio sudor por la frente, pero mis labios siguen sellados, por más que desee pedir disculpas, por más que desee decir “lo siento”.
- Tenias razón – la voz de Raquel suena burlona desde la puerta – se ha puesto tan nervios que no ha sido capaz ni de hablar.
Estoy tan confundido que casi no veo como en el inexpresivo y serio rostro de Alba de dibuja una sonrisa y solo cuando sus carcajadas, junto a las de Raquel, resuenan en mis tímpanos, comienza a comprender la situación.
- D d de…queee, os reis? – tartamudeo ligeramente al soltar mis primeras palabras.
- Jajajaja – Alba no puede parar de reír – te has tragado mi actuación?
- De veras creías que le haría algo así a mi amiga? – Raquel se sitúa al lado de Alba – bueno, no al menos sin su permiso.
Está claro que soy un pringado, no la he visto venir para nada. Ahora y solo ahora las piezas encajan, aquella noche Raquel no nos espiaba, Alba sabia que desde el principio estaba ay y después jugó con migo advirtiéndome de que ella intentaría algo, incluso el primer día me conto como habían llegado a compartir parejas. Está claro es que soy bastante lerdo.
- Lo teníais todo preparado? – pregunto casi enfadado – Habéis jugado con migo?
- Siiiiiiiii – dicen casi al unisonó y divertidas.
- No me gusta que jueguen con migo – intento parecer serio.
- Mentira!! sé que te gusto – Dice Raquel picara y entre carcajadas.
- Además las únicas que deberían estar enfadas somos nosotras – Alba se pone seria – eres tu quien lo ha hecho todo, nosotras te dimos ciertos empujones.
Sin duda tiene toda la razón, no puedo negarlo ni fingir más enfado, así que busco explicaciones.
- Lo esta mañana estaba todo ensayado – pregunto – incluso tu friolera?.
- No – Raquel recupera la compostura – he de reconocer que te portaste como un caballero.
- Lo de esta mañana fue una casualidad a nuestro favor – Alba continua explicando – llegamos a la conclusión de que era el momento mientras la ayudaba a cambiarse de ropa.
- Pero el numerito de la cocina entonces a que vino? – ahora soy yo quien interroga.
- Habíamos acordado que yo te provocara con miradas gestos e insinuaciones – Raquel sonríe mientras habla – pero esta mañana me pusiste muy caliente, de hecho perdí el bus por masturbarme en el rellano.
- Creo que eso deja todo aclarado – Alba concluye.
Raquel sale de su habitación, solo quedamos los dos, uno frente al otro, sus explicaciones me convencen y alivian por completo mi miedo a haberla hecho daño.
Con el susto del momento, recuerdo ahora que mi pene esta erecto todavía, gracias a las caricias de Alba. Me incorpora y abalanzo sobre ella, que no se resiste, sin duda esta tan caliente como yo, aun que no me explico que mente retoricada tenemos para excitarnos en un momento como este. Quedamos ambos sobre la cama, ella abajo y yo entre sus largas piernas, me rodea con ellas y me aprieta hacia. Adoro como hace eso, noto su humedad y me fijo en la ropa que lleva, una minifalda negra, que ahora mismo esta subida por completo y deja ver el tanguita rojo y transparente sobre el que reposa mi miembro. Para arriba un simple camiseta básica blanca y a juzgar por el bamboleo de sus pechos no lleva sujetador. La beso con pasión y ella responde mi beso de forma salvaje, algo que adoro de ella, su lado animal, todo en ella me gusta y por primera vez desde aquel día, no nos cortamos, damos rienda suelta a la pasión, sin tapujos, si disimulos y sin cuidado, ya no me importa que nos oigan o que Raquel nos espíe, es mas estaría en todo su derecho a estar presente, ya que esta su estamos en su habitación. Algo que realmente me excita es el pensar que tan solo hace una hora era Raquel la que estaba en el lugar de Alba, era ella la que gemía al recibir mis caricias y besos.
Mis traviesas manos sacan con brusquedad su camiseta blanca y sin más espera me abalanzo sobre sus pechos desnudos, noto como sus pezones se endurecen al contacto de mi lengua, primero uno y después el otro, cuando estoy satisfecho con su dureza beso de nuevo sus carnosos labios y mis manos juegas con sus tetas, amasándolas.
Sin previo aviso noto unas manos en mis huevos, las manos de Alba están a la vista, por lo que solo pueden ser otras.
- No me invitáis a la fiesta? – dice Raquel mientras aprieta mis pelotas – sois muy malos.
Por primera vez no estoy confuso y sé lo que tengo que hacer, además no podría dejar pasar una oportunidad como esta. Primero mira a los ojos de Alba buscando aprobación y ella asiente. Me incorpora apartando sus manos de mis huevos, para ver como Raquel ya está completamente desnuda.
- No creo que estar así sea bueno – me acerco mas a ella – te volverás a enfriar.
- Entonces caliéntame de nuevo – me mira con deseo.
Definitivamente hoy será un gran día.
Bajo de la cama y la atraigo hacia mí para besarla, un beso largo y húmedo, repleto de pasión y deseo, donde nuestras lenguas son solo una y nuestros labios no se separan ni un milímetro. Y solo las manos de Alba, situadas en el culo de ambos nos sacan de nuestro trance, al abrir de nuevo los ojos veo que ella también se ha despojado del resto de su ropa.
- No piensas compartirla con migo? – pregunta.
Y acto seguido besa a Raquel. Soy testigo privilegiado de algo increíble, pues a solo unos centímetro de mi, dos hermosas hembras se besan con puro deseo, mis mano inconscientes agarran mi pene y comienzo a masturbarme, mirándolas, como se acarician como recorren sus cuerpos de arriba abajo sin dejar un centímetro de piel sin explorar, mientras sus bocas sigue unidas. Cierro los ojos y acelero más los movimientos de mis manos sobre mi pene, que esta increíblemente duro y caliente, estoy fuera de mí.
- Esta muy excitado – die Alba
- Y muy mono – continua Raquel.
Abre de nuevo los ojos, para ver como ambas, todavía abrazadas, me miran graciosas, señalando mi miembro.
- Deberíamos hacer algo con eso? – se pregunta Raquel.
- Sin duda – dice Alba poniéndose de rodillas.
Raquel se pone también de rodillas y juntas se aproximas a mí, suelto mi pene para dejarles el sitio libre y primero Alba lo agarra por la base y se lo ofrece a Raquel. Esta sin pensárselo dos veces, da un lametazo, haciéndome estremecer. Sus finos labios besas mi pene, su lengua juega con mi glande, mientras succiona mis fluidos pre-seminales, cuando comienza a introducirse toda mi longitud en su boca, sus ojos conectan con los míos. Tras tragarse casi la mitad de mi pene lentamente lo saca de su húmeda boca dejándolo lleno de saliva, mira a Alba y sin mediar palabra, sin preámbulo esta se lo introduce en la boca y comienza un mete saca rapidísimo, agitando su cabeza, veo como su pelo rubio se mueve sin control. Mientras Raquel no se queda mirando, y comienza a succionar mis huevos. No sé cómo será el cielo, pero sea como sea, no puede ser mejor que esto.
Después de un para más de cambios de turno, sin remedio y sin tratar de evitarlo me corro violentamente en sus caras, que están juntas para la ocasión, dejándolas a ambas echas un cuadro, con todo mi esperma esparcido por su cara. Aunque es una fantástica pose, no dura demasiado pues ambas e limpian con las sabanas.
A pesar de haberme corrido, la excitación es tal que mi pene permanece con la misma pose desafiante. Ambas se incorporan, con las rodillas rojísimas, se ponen una a mi izquierda y otra a mi derecha, pegadas a mí. Las premio primero con un beso a cada una, para luego dejar que mis manos jueguen es sus respectivas rajitas.
- Míralo – Dice Raque sujetando mi poyal – Al final resultara un verdadero semental.
- Te lo dije – responde Alba – era buena idea traer un chico al piso.
- Sin duda – Corrobora Raquel – pero todavía falta lo mejor.
Me empujan sobre la cama y todo se vuelve un mar de besos, carias y abrazos, no estoy seguro de quien es cada mano ni de donde están jugando las mías. Paran de repente dejándome un poco confuso, lo que pasa a continuación resulta complemente surrealista, pues se diputan quien es la primera en follarme, a piedra, papel o tijera. La ganadora es, al mejor de tres como no, es Raquel.
- No te preocupes – dice mientras aprieta una de las tetas de Alba – quédate con su boca mientras yo uso su rabo.
Me resulta muy excitante que hablen de mí como si no estuviera presente, tratándome solo como un trozo de carne.
- Me conformare de momento – se resigna Alba dándole un breve pico – pero hace más que yo no me lo follo!!.
Acabada la discusión y los sorteos, Raquel agarra mi miembro y situándose sobre mi lo dirige a su interior, para literalmente empalarse en el, comenzando a gritar al instante. Esta realmente caliente, pues sus fluidos recorren mi miembro y acaban en las sabanas, me cabalga desesperada.
Mientras Alba se ha tendido mi lado y me besa apartando mi atención de Raquel, que sigue a su tarea. Me besa con pasión, casi lo definiría como otro sentimiento… pero no quiero pensar en eso en este momento. Es un beso largo y precioso, me abstrae de todo y por un momento somos solo los dos en mitad de la nada, pero nuestros labios se separan y me devuelve la realidad, bendita realidad!! Pues al mirar a Raquel, le veo completamente desbocada, con los ojos en blanco y gritando mí nombre muy alto.
- Tienes que cumplir tu parte del trato – Alba llama mi atención – Me toca a mi disfrutar.
Sitúa su coño sobre mi cara, no es ningún problema cumplir un trato, cuando consiste en comer una almeja tan linda. La recorro por completo con mi lengua, deteniéndome en su clítoris. Mis dedos la penetran, es maravilloso notar su humead de nuevo y sus fluidos recorrer mis manos. Solo retiro mis dedos para penetrarla con mi lengua inquieta, que no para de moverse. Ella empieza un movimiento de subida y bajada, fallándose mi lengua, mientras gime suavemente.
- MI SEMENTAL!! – el grito de Raquel es atronador y nos sobresalta a ambos – ME CORROOOOOOOOO…
Y sencillamente se deja caer hacia atrás, entre temblores y jadeos, todavía ensartada en mi poya. Alba aparta su dulce majar de mi cara dejándome con ganas de mas, acercándose a nuestro sexos unidos, sacando mi miembro del interior de Raquel, se lo introduce en la boca, para probar el sabor de los jugos de ella, sobre mi poya. También lame su clítoris, haciéndola temblar, y por ultimo se tiende sobre ella y comparten bocas de nuevo, pasándose los juegos de entre ellas, boca a boca.
Con unas increíble ganas de mas mandanga, me levanto y sin molestarlas demasiado, mientras aun se besan, coloco a Alba a lo perrito y la penetro sin miramientos, comprobando que entre su excitación y mi saliva, mi pene recorre su coño deslizándose suavemente adentro y afuera, al ritmo que mis caderas marcan.
Mientras yo la penetro, ellas siguen besándose y acariciándose, noto unas manos que estimulan el Clítoris de Alba y otras que acarician mis huevos cuando llego al fondo de su coño. Pero no se cual es cual.
Raquel sale de debajo de Alba, para situarse a mi espalda, pegando a mi sus pezones duros, siento su piel en contacto la mía y eso que se me erice el bello. Comienza a acariciarme, desde el bajo vientre, subiendo por mi torsos y deteniéndose en mis pezones para pellizcarlos levemente, me muerde una oreja, besa mi cuello, su mano libre se asiento entre mis huevos y mi ano, acariciando esa zona tan sensible.
- Ah!!!!!! – Alba grita sin control - YA CASIIIIIIIIII…
De casi nada, en ese momento se corre como una perra, y los espasmos que hacen que su vagina se contraiga, mezclados con el dedo de Raquel que estimula mi ano, hacen que me corra yo también, llenándola por dentro.
Los tres nos quedamos quietos, durante al menos unos minutos, intentando asimilar lo sucedido y recuperando el aliento. No en vano el sol comienza a desaparecer del cielo, llevamos toda la tarde sin parar, y si aseso le sumas el polvo de la mañana, estoy reventado. Ellas también lucen cansadas, por fin nos separamos y caemos rendidos en la cama. Alba se levanta para lavarse sus partes todavía pringadas tras mi eyaculación, mientras Raquel y yo nos tumbamos abrazados, entre unas sabanas que sin duda necesitan un buen lavado.
- Hacedme un sitio parejita – Alba regresa del baño – también es mi “semental” ajjaja
Y se tumba a mi izquierda, copiando a Raquel, apoya su cabeza en mi pecho y Los tres nos dormimos así.