Pisa el acelerador (05)
Continuan las historias de bar de un casi cuarenton que se calienta con diecisieteañeros. Despues de probar la saliva hoy da un paso más allá bebiendo mocos.
Llegué pronto al bar y como de costumbre, sólo estaba el dueño. Me atendió y sé fue a sus telenovelas. Bebí de mi cubata mientras pensaba como actuar frente a K esa tarde. Había tenido una mañana muy intensa, con reuniones y conferencias internacionales, y no me había dado tiempo a planear una estrategia. No estoy acostumbrado a esperar a que las cosas sucedan, me gusta hacer que pasen las cosas que deseo. Hasta ahora así había actuado con K. Lo picaba hasta desear vengarse y luego le facilitaba una forma de hacerlo. Aunque he de reconocer que había resultado ser un artista en practicar vejaciones y humillaciones.
Él sólo había ideado lo del barro y lo de la cagada de perro. Yo le había ayudado en lo de los escupitajos y los mocos, y había fallado al no conseguir que me hiciera tragar su semen. Me había negado a ser puteado por pisar barro o mierda, en una ciudad tan sucia y podía negarme a serlo por hacerme una paja en un wc. Además si K se mostraba demasiado seguro le diría que lo negaría y sería su palabra contra la mía y yo soy un señor, respetado pero sobre todo temido.
Mientras hilaba estos pensamientos llegó K se me acercó y me pisó. Le pregunté (muy amablemente) sí le apetecía una cerveza, como si no supiera la respuesta. Claro cerdi, y tabaco. Se los pedí, sin comentarios, mientras él empezaba a ahumarme. Me fije en el pie que me pisaba, llevaba las zapas que hoy tendría que cambiar por unas de 105 euros (daría diez veces más sin dudarlo por esas zapas).
Como de costumbre no paraba de mover esa gloriosa zapa encima de mi bota, a todos nos gusta estando de pie apoyar una de las piernas un poco más alto, pero lo de K no era comodidad era por chulería. Muchas veces me sentía como un oso cazado por K que es pisado cuando el vencedor se fotografía al lado de su presa. La comparación me excitaba, pues disfrutaba horrores siendo sometido por ese niñato. Sin que él se diera cuenta había encargado a un detective que lo siguiera por las mañanas y que sacara fotos y anotara datos de sus actividades. Para tener una tapadera en la agencia dije que una primita mía se había enamorado de él y que yo quería protegerla de un mal tipo.
Gracias a eso tenía una buena colección de fotos de K que había hecho ampliar y me estimulaban durante mis juegos de manos (bueno de manos y de zapas)nocturnos. También había averiguado cosas interesantes. Me habían proporcionado fotos de K robando en un coche, otras fotos lo mostraban comprando y fumando porros (cannabis). Todos estos datos los tenía presentes para utilizarlos a mi antojo. K me manejaba cuando yo quería que lo hiciera pero si quería hacerle daño podía hacerle mucho. K seguía en su incansable proceso de ahumarme y hacerme vibrar la pierna, y con ella mi polla y mis huevos que estaban a tope desde antes de que apareciera. K me dijo: ya abrió la tienda, vamos a por las Etnies. Yo asentí en silencio como resignado, K sonreía, la tienda estaba cerca e íbamos caminando, se le notaba una chulería inmensa al andar. Iba a conseguir unos playeros que casi nadie tenía y a cambio me iba a hacer quedar con las zapas que yo había calificado de gitano. En el escaparate me dijo cuales quería y me empalme al máximo. Eran aún más chulas que las del otro chico. Estaban totalmente atadas y deseaba que me pisaran, pero cuando las aflojara K según moda de la chavalada, serían chulísimas. Valían 40 euros más que las del chico de ayer, pero a K no le importaba el precio.
Por parecer humilde y amable le dije son las más chulas que he visto nunca, tienes mucho gusto pillando ropa. K sonrió y me dijo también yo soy lo más chulo que veras nunca. Mis piropos le sonaban a dominio ,a control a poder. Me notaba muy colaborador y eso favorecía los planes que había discurrido. Escogió las zapas y sé las probó mientras arreglaba los cordones y la lengüeta a su manera. Le dije puestas son aún más chulas que antes. Le pedí a un dependiente unos calcetines sport de marca. K me preguntó para que y le contesté que no se pusiera esas zapas tan chulas y nuevas con unos calcetines usados. Mi plan era llevarme no sólo las zapas sino también los gastados y muy usados calcetines de K. Se veían sucios y sudados debía llevar varios días usándolos (lo que para mí era perfecto). Cuando se los quitó me llegó un olor fuerte y embriagador. Dios mío, pensé si huelen así a esta distancia voy a alucinar cuando los bese. Pedí dos bolsas a una dependiente, en una metí las zapas viejas dentro de la caja de las nuevas. En otra la abrí y le dije a K que metiera los calcetines usados. Cuando ya iba a pagar se me ocurrió algo genial. Le dije: K eres mi colega, él sin dejar de aprovechar la oportunidad de humillarme y recordarme quien mandaba contestó: Claro Cerdi. Yo me fingí apesadumbrado pero aguante el insulto. Le dije, Mira una camiseta y una sudadera que te molen, para ir a juego con esas zapas tan chulas
K me miró con unos ojos de triunfo, gozaba al máximo me había obligado a comprarle unas Etnies y ahora en la tienda más cara de la ciudad le ofrecía voluntariamente comprar más cosas. Y eso después de insultarme. Fue y escogió de lo más exclusivo que había. Se acercó a mí y me dijo te gustan estas cerdita. Yo ignoré el insulto y le volví a alabar su gusto. Para que me viera totalmente humilde le insistí diciendo que pillase un pantalón a juego. Sonriendo por como sucedía todo escogió uno muy ancho y largo de muchos bolsillos y carísimo claro. Por fin lleve mi plan a su conclusión. Le dije píllate también unos slips de marca. Así cuando estés con una chavala y te la vayas a beneficiar no desentonaras.
K me dio la razón y escogió unas tanguitas blancas de calvin klein. Al verlas aluciné me imaginaba a K sólo con sus zapas y ese slip, que realzaba cualquier paquete. Y el de K tenía motivos para pensar que no era pequeño (una de las fotos que me habían proporcionado los detectives lo mostraba meando en la calle, me la daban para mostrar sus impropias costumbres barrriobajeras, yo la había hecho ampliar y su polla en reposo era grande para su edad). Le dije a K que fuera a cambiarse a un vestuario y que saliera todo de estreno. La idea le encantó le di la bolsa de los calcetines para que guardara allí toda la ropa vieja. Salió totalmente cambiado y pedí la cuenta, las zapas costaban 145 euros pero todo junto (camiseta, sudadera, pantalones, slip, todo de marca) sumaba 409 euros. K me miró asustado y dijo llevas tanto. Sin contestar, sonreí a la cajera y saqué mi tarjeta american express platinum (una versión mas elitista y reservada que la oro) La cajera dijo que no la conocía y llamó al dueño.
El dueño al verla casi me hizo una reverencia y le dijo a la cajera, con esta tarjeta, el caballero puede comprar lo que quiera, incluso la tienda. La cajera hizo la operación mientras el dueño me preguntaba que me parecía la tienda. Por darle coba (y que K viera mi don de gentes) le dije que ya era hora que un caballero se animara a montar una tienda donde podemos comprar los señores. Asintió muy agradecido y al salir completó la reverencia. K me dijo: cuéntame lo de la tarjeta, le explique que las tarjetas no eran todas iguales las tipo classic daban un crédito de 300 a 3000 euros, las oro de 3000 a 150000 euros y las platinum de ahí en adelante. K dijo y que vas a comprar de más de 150000 euros. Sonriendo le dije mi Ferrari valió 169000. Llevaba la bolsa de la ropa sucia y yo se la cogí. Me dijo, que haces. Cogerla para tirarla a la basura.
No que los pantalones me molan. Bueno le dije (por adularlo) tienes razón los pantalones se los doy a mi criada y te los devuelvo limpios y planchados, pero lo otro lo tiro. K asintió era ropa vieja y gastada y ahora iba completamente de estreno: calcetines, slip, zapas, camiseta, sudadera y pantalones. Y todo de marca y por un valor de más de 400 euros. K le dije voy a llevar estas bolsas a casa, darle tu pantalón a la criada y tirar el resto (mentí). ¿Las zapas también?, me dijo. No las zapas me han costado 400 euros y las aprovecharé para mi chalet de fin de semana(un tremendo chalet en las afueras de mi ciudad). K sonrió pues le había recordado que fui obligado a comprar unas zapas (que antes había despreciado) por 100 euros y me había gastado cuatro veces más. Me acerqué a K y le dije puedo pedirte un favor. K contestó chulamente, puedes pedirlo y ya veré si lo hago o no.
Era que no le digas a nadie que te he regalado estas cosas. Me llevo bien con los chavales del bar y no quiero que anden de buitres intentando que les compre sus zapas o que les regale rollos. Tranquila cerdita, yo te protegeré de esos vampiros(sí me protegería para que nadie más se aprovechase de mí y tenerme en exclusiva). Le dije diles que hiciste un negociete y con las pelas que te sobraron pillaste un poco de ropa. Ya pero voy tieso, pásame pelas, yo ya estaba preparado y en la billetera sólo llevaba 2 billetes de 5 y uno de 10. Cogí los tres billetes y le entregué 20 euros, vaciando la billetera. No era la cantidad que él desearía (ayer me había sacado 25) pero le daba todo lo que llevaba y eso demostraba que lo respetaba. K se fue a presumir con sus amigos y yo a mi casa. En el ascensor rebusqué entre la ropa vieja y cogí el slip me lo acerqué a la nariz y aspiré ese aroma.
Olía profundamente a sudor y orina era un olor acre, que me recordaba al amoníaco. No sentía ningún reparo en realizar esas actividades en el ascensor, porque ocupo todo el ático del edificio y una vez que meto la llave en el botón el ascensor no responde a ninguna llamada, siendo tan íntimo como mi propia casa. Llegué a casa me desnudé y me tumbé sobre mi inmensa cama (2X2). Seguí lamiendo el slip, por donde antes había estado la polla los huevos y el culo de K. No dejé ningún trozo de tela sin chupetear, encontré un par de pelos de los cojones de K y los guardé en un sobre cómo una reliquia. Fui sacando el resto de mi botín. Los pantalones los lamí en la entrepierna y los puse en la cesta de la ropa sucia. Luego la camiseta de K la lamí en la zona de los sobacos y en la del ombligo. Varias veces, si hacía calor, K se quitaba la camiseta y mostraba unos abdominales marcados y unos pectorales coronados por unos pezones perfectos.
Chupetee las zonas de la camiseta que habían rozado ese pecho tan divino y la dejé. Aún me quedaba el plato más gustoso, cogí los calcetines y aspiré era un aroma viril y fuerte, me embriagaba me poseía era una droga y yo era adicto a ella. No pude aguantar más y cogí las zapas empecé a olerlas, besarlas, lamerlas, chupetearlas. Gozaba como nunca y lamí sus suelas hasta notar la lengua dormida. Me pegué con la suela de una en la polla, me dolió pero al mismo tiempo me gustó. Me imaginaba que era K el que lo hacía. Cogí los dos calcetines y los puse sobre la almohada, me tumbé hacia abajo posando la nariz y la boca sobre ellos y las dos zapas en mis manos sujetando mi polla. Inicie un movimiento como si me pajeara entre las tetas de una puta, cosa que había hecho en varias ocasiones, pero esta vez entre las dos zapas mientras olía y besaba los aromas del macho que me volvía loco. Me corrí abundantemente y llené la suela de las dos zapas con mi semen. No quise parar ahí, cogí el slip y lo chupetee completamente mientras volvía a presionar mi polla contra esas zapas acabé con una corrida inferior a la anterior, también sobre las suelas y la colcha.
Las suelas de las zapas parecían blancas de mi lechada. Me quedé agotado había sido una masturbación frenética(últimamente había empezado a tomar varios productos que me había recetado un amigo doctor y me corría de 2 a 3 veces diarias). Quité la colcha para echarla en el cesto de la ropa sucia. Al ir a limpiar, con la colcha, mi leche de la suela de las zapas quise probarla(me interesaba tomar la de K, pero si me la echaba en un cubata no iba a saber su sabor sola). El hecho de que estuviera sobre sus suelas(que ya había lamido a conciencia), le añadía morbo. La probé timidamente, pensando que bajaba cada vez más por una pendiente(yo que había obligado a tantas hembras a beberse mis fluidos, ahora me bebía los mios deseando que fueran los de un diecisieteañero). Era un sabor salado y seguí lamiendo, acabé por dejar las suelas listas para inspección.
Era como un yoghurt muy liquido y muy sensual. Me duché, me cambié y fui al bar. Había tardado casi dos horas en todas mis actividades. Al llegar vi que K era el centro de atención rodeado por casi diez chavales. Sólo verlo me empalmé y descapullé, hacía dias que alucinaba con lo atractivo que era, pero allí, como un rey rodeado por su séquito, vestido con sus mejores galas era un espectáculo impresionante.
Me fijé en que todos tenían cervezas y que K se alegraba mucho de verme. Debía haber invitado más de los 20 euros que le había dado y al verme su falta de dinero quedaba solucionada. Desde su sitio en la barra llamó al dueño y le pidió un cubata para mí que hoy invitaba él. Se lo agradecí, saqué 3 billetes de 5 euros y los doblé para tenerlos preparados. K se me acercó y dijo en voz audible. ¿Está rico el cubata?. Si, los gratis saben mejor, alargué el brazo para chocarle la mano y al chocármela él notó los billetes y me sonrió encantado.
Se metió la mano en el bolsillo y fue hasta donde sus colegas pidió pagar. Subía de 30 euros pagó y recogió la vuelta. Se me acercó a mí con su cerveza y me dio las gracias por el detalle del apretón con pelas. A mí me molestó, no quería que K fuera mi amigo, deseaba que fuera mi dueño.
Que me puteara y me vejara, que me humillara y me sacara cervezas, tabaco, dinero, ropa lo que quisiese. Para hacerlo volver a su comportamiento habitual (y tener realidades para revivir en mis pajas, decidí provocarlo). Le dije, estás chulísimo y no con la ropa de gitano que llevabas. Al coger tu pantalón de la bolsa de la ropa sucia me llegó un olor nauseabundo de tus calcetines y slip, debiste usarlos varios días seguidos. Eres un guarro.
Su gesto cambió de completa felicidad a odio. Me pisó(la primera vez, yo esperaba de muchas, que me pisaban esas zapas) me pasó el brazo por el cuello y como ayer me acercó la rodilla a mi paquete(para recordarme la paja) me presionó fuerte la rodilla contra la polla y los huevos mientras me decía. Aquí la única cerdita que hay eres tú, Putita(todo lo había dicho en voz baja pero esto último me rozó la oreja con sus labios y lo dijo más fuerte).
No olvides quien es el hombre y quien la putita, añadió(el efecto conjunto de sus palabras, sus labios en mi oreja, su zapa en mi bota, su mano fuertemente asida a mi nuca y la rodilla contra mi polla fue demoledor, casi me corro). Yo baje la cabeza como consintiendo y le dije perdona no quería molestarte, somos colegas. Sí, pero tú eres mi putita(no abandonaba esa palabra que me hacía estremecer de pasión) y tienes que ser una cerdita obediente y no hablarle mal a tu Amo. Por primera vez se definía como yo deseaba que fuera. Ojalá quisiera ejercer de amo total y completamente.
Obligarme a cumplir su voluntad en todo momento y ordenarme todas las perrerías que se le ocurrieran(que me había demostrado que no serían pocas). Habíamos acabado las bebidas y le dije(lo más dócilmente posible), te apetece una cerveza. Sonrió, había recuperado el control. Interiormente debió pensar que no podía tratarme bien que me desmandaba. Debía someterme claramente para que yo le obedeciera.
Claro las cervezas invitadas saben mejor, dijo, píllate un cubata que vamos a brindar por dos colegas que saben lo que son. Se me acercó y me dijo yo sé que soy el Amo y tú. Yo callé asintiendo pero K quería una derrota completa, una sumisión total. Y repitió: Y tú. Yo también lo sé le dije humildemente. No CERDITA, quiero que me digas que sabes lo que eres. Me apretó más el cuello y volvió a presionar su rodilla contra mi paquete (yo estaba en las nubes, esa presión sobre una polla totalmente descapullada era deliciosamente insoportable). Como no contestaba siguió frotando la rodilla contra mi entrepierna, él pensaría que era una situación humillante para mí, ignoraba lo que sentía. Sí ,le dije, soy un cerdo.
No, PUTITA(lo dijo rozando sus labios contra mi oreja y en voz más alta) me froto insistentemente la polla con la rodilla (lo hacía con la rodilla izda. Mientras cargaba todo su peso sobre la zapa que descansaba en mi bota izda. La combinación de sensaciones fue inaguantable me corrí (normalmente después de dos pajas seguidas tardo en hacerlo pero no tenía ningún control sobre lo que me hacía sentir). Soy una cerdita, le dije. Me soltó sonriendo y me dijo dale dinero a tu amo. Abrí la billetera (pero estaba preparado) sólo había 1 de 5 y 1 de 10. Los cogió y sonrió.
Me despedí diciendo que era tarde y mañana tenía mucho trabajo y él sin desaprovechar la oportunidad me dijo: Vete a ganar dinero que las putitas tienen que ganar mucho para sus chulos. Bajé la cabeza y me marché sin replicar. Al llegar a casa me desnudé, cogí su slip y froté el mío que tenía mi leche, sobre donde horas antes, había descansado la polla de K. Después procedí a lamer mi leche del slip de K deseando que fuera la suya.