Pintor de Cuerpos Desnudos

La afición al arte provoca que una palomita veinteañera descubra el placer con un viejo pintor de cuerpos desnudos que le triplica la edad

Nunca me habría fijado en él sino hubiera sido por su rostro de melancolía, aquel anciano de un poco más de sesenta años, tenía grabada en sus ojos no solo las huellas del tiempo, sino la desesperanza de quien ve los días pasar, sin pena ni gloria.

Solía verlo en la alameda, recostado a la sombra de un almendro,  con su sombrero blanco de mimbre y el trajecito de corte antiguo que pese  a ser  de traza simple le daba un aire distinguido.

Poco podría decir de su apariencia física, quizá resaltar sus mejillas sonrosadas y sus ojos azules, que aunque pequeños resaltaban bajo el arco de sus cejas grises. Inclementes arrugas agrietaban  su rostro, y una que otra peca deslucía su piel, pero lejos de afearle le prodigaban el toque dulce de la vejez. Eso sí era de buen porte, alto y de contextura delgada, aunque  su traje no disimulaba  el abdomen ligeramente ensanchado y la flacidez propia de la edad.

En aquel entonces yo era una palomita de 21 años, de  piel morena y cuerpo espigado, de rostro bonito iluminado por la frescura de la juventud. Estudiaba música en la universidad estatal y  era una aficionada  a la fotografía humanista, por lo que ocupaba parte de mi tiempo libre retratando desconocidos en aquel parquecito

Algunos paseantes se volvieron camaradas por la frecuencia con la que me dejaban disfrutar de  la ilusión de una fotografía, mientras que otros fueron aves de paso, que quedaron inmortalizados en mi lente, pero aquel  ancianito del almendro, de carita serena y mirada melancólica,  se convirtió sin saberlo en mi musa inspiradora.

Una  fresca tarde de abril le escuche carraspear repetidamente, cubría su boca con un pañuelo tratando de ahogar un ataque repentino de tos. Por sus movimientos agitados noté que se le dificultaba respirar, por lo que presurosa me acerqué a auxiliarlo dándole suaves palmadas en la espalda.

_Gra…ggracias por la ayuda dijo cuando al fin pudo recuperar el aliento_ n o sabía que una fotógrafa, puede convertirse en un ángel, añadió guiñándome un ojo

Su galante piropo me arrancó una sonrisa y mientras le extendía mi botella de agua, me senté a su lado sobre césped.

_No exagere abuelo, cualquiera le hubiera ayudado

Bebió un sorbo lentamente luego se aclaró la garganta para continuar:

_ No todos hacen favores bonita, es más a esta edad uno se vuelve invisible; la verdad es que a los viejos casi nadie quiere vernos ni escucharnos…

Se me hizo un nudo en la garganta, había un dejo de tragedia en su voz pausada que me recordaba a mi abuelo y  tratando de animarle respondí:

_ Le aseguro que eso no le pasa solo usted…todos tenemos días grises

_Cierto, cierto bonita, pero solo cuando se es viejo, la soledad se convierte en tu sombra...

La verdad escondida en esas simples palabras me dejó meditabunda, contemplando tan solo como las hojas del almendro se esparcían por las veredas, nada tenía que objetar, nada tenía que decir, así que cambiando abruptamente de tema murmuré:

_Abuelo, quiere ver mis fotos?

La carita se le iluminó por la emoción y eso fue suficiente para que me pasara el resto de aquella tarde mostrándole mis tomas, sin saber que la casualidad había puesto en mi camino a un verdadero amante del arte.

Las semanas pasaron y la sombra del almendro se convirtió en nuestro lugar de encuentros, ya no solo nos unía la afición al arte, sino que me fascinaba escuchar sus recuerdos de bohemio que tenían el poder de hacer brillar con picardía sus ojitos azules.

No cabe duda que recordar es volver a vivir y don Marco no solo recuperaba la sonrisa, sino que su piel envejecida empezó a reanimarse con los tibios rayos de la tarde, al igual que su paso lento se vigorizaba con las continuas caminatas que dábamos a lo largo de la alameda, mientras compartíamos sus recuerdos y mis sueños.

_Qué canción tararea don Marcos? se me hace conocida

Un pasillo, un pasillo ecuatoriano mija, música  de mi época.  Ay bonita, no sabes cuántas doncellas cayeron con esos!!

_Vaya,vaya don Marcos todo un conquistado eh?

_No lo niego bonita, una buena serenata, un par de cartas a la salida de misa, un paseo por el bulevar, y los encajes  de las coloridas enaguas se levantaban dejando ver las hermosas  pantaletas, que con algo de suerte, de un tirón pasaban a ser mías jeje

_Jajaja don Marcos que sinvergüenza!!

_Ay Julita, si supieras cuantas pantaletas quedaron olvidadas en mis bolsillos

_Así que un ladrón de braguitas?  Quién lo diría…

_Pequeña, no me subestimes por viejo, mira que aun puedo robar unas cuantas aseveró guiñándome un ojo

_Jajaja pues le aseguro que las mías no serán

_Jeje no me refería a las tuyas, pero ay pequeña no sabes cómo da vueltas la vida…

_Mmmm hoy sí que está picarón eh?

_Perdona Julita, pero me eché un buchecito de wisky así que ando medio alegrón …ahhh por cierto, el título  de la canción es: sendas distintas, escucha, escucha la letra

Qué cerca y que lejano

Yo soy el viejo soñador

Tú la niña apasionada

Que cantando en la luz

Vas como un ave

Más al mirarte cerca me figuro

Que yo soy un castillo abandonado

Y tú un rosal…abierto junto al muro…

_Mmmm  la canción habla de  un hombre mayor y una…don Marcos, me la está dedicando? señalé entre incrédula y divertida

_Julita, si te gusta, claro que te la dedico!

_Hummm…debo interpretar que intenta seducirme como a las muchachas en el bulevar?

_Jajaja bonita, no me creas tan iluso, mira que a esta edad fijarme en una palomita como tú, pero si tuviera 40 años menos…ay si tuviera aunque sea  20 menos…

No se me ocurrió qué responderle, don Marcos era agradable y no se me antojaba hacerle un desplante, así que simplemente le tomé del brazo y continuamos paseando. Sin embargo me  distraje imaginándolo en su juventud, pese a ser un anciano aun tenia buena pinta, además era divertido y encantador; de seguro fueron muchas las pantaletas que robó…quizá quizá a su lado mis braguitas también corrían riesgo…

Meneé la cabeza, era absurdo lo que cavilaba, y sonriente pregunté

_Oiga don Marcos y tiene los discos antiguos?

_Desde luego Julita, los de acetato, tengo una colección de ellos;  los toco mientras me dedico a pintar

_A pintar??? no sabía que era un artista!!

_Aun no te lo había contado pequeña,  pero en mis tiempos era casi una celebridad,  un tanto mal vista pero celebridad al fin

_Y eso? porqué mal visto don Marcos

_Ay bonita eran otros tiempos, y todo quien profanaba las buenas costumbres era censurado  aunque llevara el arte e las manos

_Don Marcos perdone, pero sigo sin entenderle

_Linda, en mi juventud impulsé la carrera de  decenas de modelos hermosas retratándolas al desnudo, y ya sabes como la falsa moral  juzga lo que a escondidas disfruta

_Quién lo diría don Marcos usted un ladrón de braguitas y un pintor de desnudos…mmm hoy sí que me ha sorprendido

_Palomita hay muchas cosas que no sabes de mí, tengo 65 años mucho mundo, muchas  vueltas recorridas, en fin aun guardo algunos cuadros, si en algún momento quieres verlos por mi encantado

_ Por supuesto que me gustaría!, me fascina, las fotografía, la pintura , la música, tenemos gustos parecidos verdad?

_Cierto bonita, digamos que somos como almas gemelas lamentablemente en los extremos de la vida; a propósito he estado pensado desde hace unos días en hacerte una propuesta

_Dígame don Marcos de que se trata?

_Vas a necesitar dinero para tu matricula de comienzo de año verdad??

_Sí,  al momento las cosas no están tan bien en casa

Lo sé linda lo sé. El asunto es que a mí me gustaría volver a la pintar y pues humildemente tengo una pensión que me permite darme el gusto de contratar una modelo de lujo como tú…

_Don marcos yo…

_Mira linda, antes de que te niegues te aclaro que mi especialidad es el erotismo, no la pornografía y debes saber que hay una gran línea entre las dos cosas; lo que tú y yo haríamos seria arte, arte en su total expresión, porque no lo piensas un poco?

_Este…yo…tengo varias amigas que quizá…

_Bonita, no me interesa contratar a alguna de tus amigas, siendo honesto también podría por mis propios medios conseguir una modelo, pero la verdad es que quiero convenir contigo, tienes un ángel que me cautiva y si no aceptas  tú, pues dudo que contrate a alguien más

_Ay don Marcos me la pone difícil…

_Linda, podemos hacer algo, si te animas te invito a conocer mi estudio, te muestro mi trabajo y podemos incluso acordar las condiciones con la que te sientas a gusto y si te apetece lo intentamos y si no, pues nada sea a dicho, quedamos tan  amigos como siempre, te parece?

_Mmmm pues...no está mal la idea, además eso de ser modelo suena tan glamoroso, respondí dándole alas para que terminara de convencerme.

A la tarde siguiente nos encontramos en el almendro y en lugar de quedarnos en el parque, caminamos unas cuantas cuadras por la plaza grande hacia una zona residencial. Me había formado la idea de que don Marcos vivía  modestamente, pero me sorprendió ver que su apartamento a más de acogedor, estaba sobriamente amoblado y exquisitamente decorado, digno de un artista de antaño.

Me condujo hacia un lateral donde se situaba su estudio. El salón era amplio, un gran ventanal acondicionaba el lugar con luz y ventilación, en uno de los extremos un par de cómodos  sillones perfilaban una zona de descanso y al lado izquierdo se vislumbraba una grada, que conducía a un altillo enriquecido por múltiples cuadros. Mientras él preparaba un par de bebidas me entretuve en su curiosa galería.

En cada cuadro se percibía un derroche de sensualidad que me tenía embebecida y a más de penetrar en su mundo a través de aquellas obras, extrañamente me sentí estimulada, como si mis sentidos despertaran pasionalmente o como si fuera e un lienzo añorando la mano del artista.

_Quiero hacerlo dije repentinamente _quiero ser su modelo

_Y que es lo que te ha convencido bonita? Inquirió sorprendiéndose al verme tan decidida

_La magia, la magia de la pintura, su magia Don Marcos, no sé si me entienda, pero tengo la misma sensación de deleite que me produce la fotografía

_Eso es maravilloso muchacha ya verás que lograremos un gran trabajo.

_Ha pensado en lo que haremos?

_Desde luego, la verdad es que me gustaría hacer algo diferente a lo que acostumbro y si me dejas decidir,  optaría por experimentar sobre ti, eres hermosa y tu piel podría ser el lienzo perfecto para dejar fluir la imaginación

_Pintar sobre mi cuerpo?

_Sí, luego podríamos fotografiar los diseños, así combinamos la pintura con la fotografía que es lo que nos gusta, nos quedaría un gran trabajo

_No lo dudo don Marcos sé que quedará grandioso, pero antes de que continúe quiero decirle algo

_Lo que quieras pequeña, te escucho

_Hummm…estem… ya que voy a ser su modelo y me va a ver desnuda…

_Te preocupa que haga algo indebido bonita?

_Estee…no se ofenda, lo que pasa...es que...

_Linda no vas a tener quejas de mí, no suelo propasarme con las mujeres, a menos que ellas… lo deseen…murmuró rozando mi mejilla

Su voz sonó grave, profunda, acariciadora y  sus ojos azules se engancharon unos segundos en los míos haciéndome vibrar; sin duda había algo en aquel anciano que despertaba mi curiosidad  y más que eso, una inexplicable emoción que aún no podía definir; quizá por ello, sin pensarlo mucho confirmé mi aceptación.

El fin de semana nos reunimos nuevamente en su estudio, don Marcos había adquirido lo necesario, como pinturas no tóxicas a base de agua, esponjas, lacas, entre otros implementos y tenía acondicionados el lugar de modo que pudiéramos trabajar con soltura.

Debo reconocer que  pese a que estaba relativamente tranquila, lo más difícil fue despojarme de la ropa, me quité mis jeans quedándome en una pequeña tanguita de color piel, que  por su pequeñez y tono daba la impresión de estar totalmente desnuda.

Don Marcos apenas me miraba, se entretenía en alistar una fuente con agua mineral para limpiar mi piel de forma que la pintura se pudiera adherir sin problema. Me entregó el paño húmedo, y me dediqué a la tarea de pasarla por mi cuerpo desde los pies, hacia los muslos .Lo propio hice con mis caderas mi cintura y mis brazos. Cuando tuve que retirarme el sujetador para abordar la zona de mis pechos mi corazón empezó a desbocarse. Me sentía algo incomoda de liberar mis senos, aunque siendo hermosos, lo que verdaderamente debía sentir es orgullo

Pese  a tenerlos  altivos y de buen tamaño, don Marcos se mostraba indiferente, lo cual era  lo adecuado para llevar nuestro proyecto con profesionalismo, sin embargo precisamente eso  incomprensiblemente me molestaba. No es que tuviera la intención de provocar al anciano, sino que  suponía que  mi desnudez  iba a causarle almenas algún sofoco, pero al parecer el viejo pintor  se esmeraba en guardar las distancias y con su aparente serenidad agredía mi vanidad de mujer.

Decidida a llamar su atención, retiré los mechones de cabello que resguardaban mis senos acariciándolos sutilmente y mientras recogía mi melena en una coleta seguí la dirección de su mirada, pero lejos de caer en mi juego, con la mayor naturalidad me pidió que diera vuelta para limpiar la zona de mi espalda. Aquella reacción impasible acabó por desencajarme, más aún porque se dibujó en sus labios una sonrisilla irónica. Sí, en verdad era irónico que fuera yo quien luego de mostrar desconfianza, terminara lanzándome a provocarle.

Obedecí, di vuelta con la  plena seguridad de que al no ser observado, desviaría su mirada hacia la carnosidad de mis glúteos y con toda la mala leche retrocedí de forma que por escasos segundos mis nalgas rozaron su pubis. Su agitación y el temblor de su cuerpo me confirmaron que bajo esa piel marchita y marcada de arrugas había un muchacho deseoso por responderme.

_Perdone don Marcos que torpe soy!! casi le caigo encima, susurré en un intento de justificarme

_Tranquila linda, nno...no .fue nnada...balbució, quedándose una milésima más de segundo adherido a mi trasero, para luego separarse dejándome confusa e inquieta

Había logrado que el anciano pese sus intentos de ignorarme titubeara con mi cercanía,  pero él no había sido el único, también yo vacilé, también mi respiración se agitó y también una  ráfaga de calor sacudió mis entrañas. Aun así  no tenía intenciones de avanzar más,  mi ego había quedado satisfecho, pero para el viejo pintor el juego apenas comenzaba…

Con suavidad empezó a deslizar el paño húmedo por mi espalda, desde mis hombros hacia los omóplatos, desde la parte céntrica hacia los costados, con la suavidad de quien esconde en un roce una caricia. Sus  yemas  producían un agradable hormigueo, que al llegar a la parte baja de mi espalda se convirtió en un latente estremecimiento que me hizo soltar un débil gemido

-Ahhhh

_Perdona bonita, dijo susurrante, se me había olvidado que algunas pieles son muy receptivas, tendré cuidado cuando use las manos y…mi instrumento…

Su  tono cargado de  malicia me dejó pasmada, pero antes de que yo pudiera decir algo recogiendo uno de los pinceles aclaró

_Jaja Julita, éste instrumento!!

Ambos reímos con complicidad. Qué había cambiado entre los dos? no lo sabía, pero no cabía duda que don Marcos movía  las fichas a su manera

_Listo pequeña, señalo con un nuevo dejo de pasividad _comenzaremos nuestra obra

Con el uso de un aerógrafo, aplicó una base de pintura en mi piel, dándole un tono degradado y con pinceles de diferentes grosores fue rellenando espacios, bordeando y coloreando detalles. Las pinceladas corrían por mi cuerpo deslizándose a buen ritmo, pero intencionalmente en la zona de mis pechos se volvían  lentas… lánguidas…repetitivas…

El fino pincel surcaba mis senos marcando su paso sobre mis aureolas, cercando mis pezones, que se endurecían ante el estímulo que me provocaba el viejo pintor con sus  diestras manos. A momentos era sutil como la seda y otras intenso como el mismo fuego.

Hábiles trazos bailaron sobre mi cintura, mi vientre  y espalda y al llegar a mis glúteos nuevamente las pinceladas se volvían lentas, sinuosas, insistentes, como si en lugar de pintarme tuvieran la vedada intención de estimularme

Con miradas esporádicas buscaba algún gesto de desaprobación, pero yo no tenía la fuerza suficiente para rechazarlo, al contrario, mis estremecimientos y débiles gemidos daban luz verde a su clara intención de excitarme.

Todo aquello distaba años luz de mi  escasa experiencia sexual, en la que el sexo fue únicamente el encuentro de los genitales, el mete y saca con el que solía quedarme en las nubes preguntándome si “eso era todo”, con el anciano estaba descubriendo el morbo y el placer…

Don Marcos se inclinó frente a mí, y con una esponja empezó a impregnar mi piel de un tono  rojo satinado desde mis pies hacia la parte alta de mis muslos, sus roces me espeluznaban y no pude evitar un respingo al sentir el calor de su aliento casi sobre mi sexo.

Como respuesta a las cálidas reacciones de mi vulva, ajusté instintivamente las piernas, desfigurando  un par trazos ondulados que embellecían mis inglés.

_Lo...lo ssiento

_Tranquila bonita, susurró mientras asentaba la esponjilla en la paleta –ábrete un poco para corregir el diseño

Colocando las manos entre mis muslos me instó a separarlos, su acción me  produjo un nuevo sobresalto; no cabía duda que estaba  ansiosa, afiebrada, y húmeda muy húmeda…

_Mmmm palomita, mira nada mas con lo que me encuentro…señaló manteniendo la mirada fija en mi sexo

Sabía que se refería a la humedad marcada en mis braguitas, a esa mancha que delataba mi excitación, a esas ganas que se levantaban por encima de los estereotipos de la edad.

_Ahhh don Marcos…

_Sucede algo bonita?, dijo posando su pulgar  justo donde la mancha se hacía evidente, lo agitó un par de veces sobre mi clítoris arrancándome otro gemido. Ansiaba que me estimulara más, que lo hundiera en mi coño, pero se detuvo y se limitó a repetir

_Mira nada más con lo que me encuentro…mmm por lo visto nos hemos olvidado de dar tono a tu pantaleta, señaló haciéndose el desentendido,…siéntate en esta silla y lo soluciono todo

_Sentarme? respondí vacilante...y el diseño?

_Jajaja bonita, a éstas alturas la pintura de tus posaderas ya está seca, y si no fuera así corregiríamos los trazos pronunció con un tono tranquilizador, es que presiento que en este momento hay otro punto de tu cuerpo que merece más mi atención…

Me mordí el labio sobreexcitada, y obedecí, consciente de que el anciano disfrutaba perturbándome

_Abre linda...abre un poco más...

Separé mis piernas y en cuestión de un par de minutos me enamoré de los dedos de aquel viejo pintor, que sabiamente dirigía su pincel por las hendiduras de mi sexo. La fina tela de la tanguita me permitía captar las sensaciones que me producía la escobilla al abrirse paso entre mis pliegues. Sobresalto tras sobresalto afianzaban su camino, y cuando sentí que mi tanguita era apartada me retorcí de placer sobre la silla.

Se sentó en el suelo, y  con uno de los pinceles limpios acarició mis labios hinchados, desde las comisuras hasta los bordes de la entrada, subiendo y bajando con la calma de quien se siente dueño de la situación. Su índice y su pulgar se engarfiaron en el capuchón de mi clítoris friccionándolo con suavidad, mientras con su pincel estimulaba la entrada de mi coño.

_Ahhhh

_Todo bien bonita?

_Siiga…sigaa…

_Segura bonita?… ya no desconfías de mí?

_No..  nno se detenga ahhh…

_Sé más explícita palomita, no quiero propasarme contigo…pídeme lo que quieres

_Joder!!! quiero correrme!!!lo entiende?? necesito correrme!!!!!

Ante mi pedido casi suplicante, sus dedos se aceleraron en mi clítoris y con su otra mano morbosamente fue deslizando el pincel en la profundidad de mi sexo, moviéndolo con suavidad, haciendo círculos con él y estimulándome de tal forma que lo único que ansiaba era ser follada.

Restregaba su rostro en mis senos, y su palma en mi vagina, logrando que por las tibias caricias gimiera enloquecida, luego dando la estocada final, agitó su maravillosa lengua en los pliegues de mi sexo provocándome un orgasmo desenfrenado.

Terminé en sus brazos, besaba mis ojos y acariciaba mis hombros desplazando sus caricias por mi espalda, luego se situó tras de mí apretándome por la cintura, mientras dejaba su quijada en mi clavícula y sus besos en mi piel.

_Dañamos los diseños palomita, mira mira como quedaron tu senos murmuró agarrándolos y tirando de mis pezones, _, jamás creí llegar a tocarlos así

_De verdad? pregunté en medio de un suspiro, no pensó que terminaríamos en esto?

_Jajaja palomita como iba a imaginarlo, si me aclaraste que jamás robaría tus braguitas, lo recuerdas?

_Jajaja me mantengo  en eso, no dejaré que me las robes Marcos Santander!!

_Así?? pues hace un momento me dejaste que las apartara y me comiera tu sexo completito con eso tengo bastante palomita, respondió apretándose contra mi trasero y restregándome su miembro en erección

_Mmmm se siente tan…tan rico…

_Delicioso y eso que solo la pruebas por encima de las braguitas, anda amor, no te las quiero robar, quítatelas quítatelas tu misma…

Mientras apurada me deshice de las braguitas don Marcos se quitó el saco y se abrió la bragueta, y allí mismo de pie, arrimada contra la silla, su pene endurecido busco su lugar en mi sexo. Sus dedos engarfiados en mi clítoris no daban tregua, provocándome fascinantes estremecimientos, mientras su miembro húmedo de deseos entró lentamente en mi coñito.

Empujó la pelvis hacia adelante enganchándose en mis profundidades, nos quedamos unos segundos quietos sintiendo como nuestras carnes se volvían una, para luego acompasados  disfrutar del vaivén de nuestros cuerpos.

Suaves meneos acompañados de placenteros gemidos nos hacían contorsionar buscando más profundidad, nuestros traspiraciones se mezclaban al igual que nuestros jadeos de goce. Después solo un mundo de placer, las ansias de tenernos apuraron  mi orgasmo e instantes después su palpitante miembro se desahogó en mis entrañas.

El agua tibia de la regadera había terminado de desfigurar la hermosa efigie del ángel ardiendo en llamas plasmada en mi cuerpo…

_Volverás a dejar que te pinte? preguntó mientras me cobijaba con la sábana

_Siempre,siempre que la paga sean sus caricias

_Ven palomita, ven, que en éste viejo aún quedan fuerzas…

Nuevos besos, nuevas caricias, nuevas sensaciones. Esta vez sus labios se tomaron un tiempo interminable para recorrer mi cuerpo, descubriendo los espacios en los que  vibro de  placer. Sus tibias manos acariciaban mi espalda descendiendo más allá de mis glúteos donde la humedad de mi sexo, hambreaba sus dedos.

Furtivos besos en mi vientre liberaron mis muslos, permitiendo que su lengua viaje entre mis ingles, lamiendo mis pétalos abiertos  y buscando la miel de mi sexo. Caricia tras caricia, espasmo tras espasmo, desencadenaron  una explosión orgásmica que me hizo sentir que el cielo estaba en su boca.

Ansiosa de complacerle acaricié cuanto pude de su piel, mis labios no se detenían ante  ninguna herida de la vejez que ensombreciera su aspecto, para mí él era  maravilloso y así se lo demostré con mis besos.

Me incrusté entre sus piernas regalándole la calidez de mi boca y la frescura de mi saliva que chorreé  a lo largo de su miembro para suavizar la inserción. Sus ojos se entrecerraban a medida que su sexo desaparecía en mi boca centímetro a centímetro, hasta casi rozar con mis labios su pubis y cuando creí que estaba próximo a culminar, giró de tal forma que se acomodó encima de mi cuerpo .Ágilmente acomodé mis muslos tras de su espalda, permitiendo que su pene se hundiera en mis entrañas dándome un placer incomparable.

El ansiado balanceo de nuestros cuerpos  friccionaba nuestros sexos produciéndome  infinidad de sensaciones placenteras. Enloquecida Levanté mis caderas ubicando  mis muslos en sus hombros, dando rienda suelta para que me amara a profundidad. Varios movimientos de entrada y salida lograron que nuestros cuerpos entre gritos y jadeos estallaran de placer.

Después del placer buscó mi regazo. Muy lejos había quedado la mirada nostálgica del anciano que se refugiaba a la sombra del almendro

_Palomita, mi palomita, cuánto bien me haces pequeña

Me estremeció su dulzura y en ese instante tuve miedo de mis sentimientos y más que eso un miedo  terrible de equivocarme, de lastimarle, de ilusionarle. Como la letra del romántico pasillo, yo era tan solo una niña apasionada y él mi viejo soñador,… qué cerca y qué lejanos!!

Un sinnúmero de inquietudes golpearon mi cabeza confundiéndome emocionalmente y presa de mis dudas, olvidé la felicidad que había encontrado en sus brazos

Con tristeza sostuve su carita arrugada entre mis manos y besando su frente murmuré:

_Don Marcos… no se enamore de mi…No tuve el valor de mirarle a los ojos y me alejé sin decir más…

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El parquecito aquel, nunca volvió a ser igual, busqué al ancianito de sombrero de mimbre y ojos azules muchas tardes, pero no lo hallé, otras tantas veces caminé a lo largo de la alameda persiguiendo su aroma, pero solo percibí su olor, en los recuerdos que dejó en mi piel…

Una tarde me cansé de esperarle, la llovizna arreciaba y con el corazón enfermo de ansiedad, desesperadamente corrí por la plaza grande hacia los condominios del norte.

Temblando de emoción más que de frio, repiqué varias veces el timbre de su puerta

_Don Marcos!!! grité lanzándome a su cuello, cuando lo vi en el umbral

_Qué tienes palomita? qué te sucede? musitó colocando cariñosamente su saco en mis hombros

_Porqué desapareció? quería asustarme verdad? Le he extrañado tanto!!

_Palomita, fuiste tú la que…entra, entra  bonita, que hace un frio terrible

_Lo siento, lo siento tanto, tuve miedo, ahora sé que éste es mi lugar, aquí, en sus brazos, usted aun…

_Ay palomita no juegues con el destino y sé sensata no… te enamores de mi…

Mi mirada se entristeció profundamente, cuando me alejé de don Marcos ésas habían sido mis últimas palabras y en ese momento comprendí cuan dolorosas fueron

_Jaja bonita, es una broma!!  de mal gusto pero broma!…Ven acá chiquita mía

Ya no deje que hablara, tampoco yo lo hice, solo  nuestros besos hablaran por los dos…