Pintando el cuerno con mi ex-profesor de la secu
Lo miré, me miró, se acercó y nos besamos en los labios. Fué un beso delicioso, que me hubiera encantado sentir hace muchos años, cuando estaba disque enamorada de mi profesor de Español.
Hola que tal, me llamo Ana Gaby y esto sucedió hace un mes, un día que discutí con mi esposo.
Las cosas con mi marido Juan, de 35 años, estaban algo mal sexualmente hablando, ya que, desde que supe de su "única" infidelidad deje de sentir deseo por él, ya no me gustaba que me tocara, ni que me besara, cuando lo hacía yo no sentía placer alguno. Según él me fué infiel con la niñita de 17 años, porque ella lo provocó y que era hombre débil y me echó un montón de habladurías, me dijo que sólo se había acostado con ella 2 veces, pero a quien ama supuestamente es a mí y que no me quería perder ni a mi ni a nuestros hijos. Yo lo perdoné, no tanto por amarlo demasiado, mi orgullo estaba herido, mi ego de mujer estaba derrumbado y lo perdoné principalmente por nuestros 4 hijos (error que muchas personas cometen, más bien cometemos) ya que mis padres nunca quisieron a Juan, y me dijeron que me daban la autorización de casarme con él, pero si lo hacía y algo no salía bien en nuestro matrimonio que ni se me ocurriera regresarme a casa de ellos; estaba practicamente sola, sola con él y nuestros hijos, solo nos teníamos nosotros 6. Bueno espero me entiendan para no hacer más largo el rollo de mi vida.
Como padre de familia Juan ha sido excelente, me ayuda con el cuidado de los hijos, los lleva al parque mientras yo termino los quehaceres domésticos, si yo me enfermo él los cuida y alimenta para que yo repose, cosas así. En ese aspecto no me puedo quejar de él.
Un domingo de junio, no sé que me pasó, tuve un sueño erótico, o sueño húmedo como tal vez muchos y muchas lo han tenido. Y desperté muy cachonda y mojada. Eran las 8:30am apenas, los niños dormían en sus cuartos, Juan dormía a un lado mío. Era el momento oportuno para darme mi "manita amiga" jejeje así que de el cajón de mi ropa interior saqué a MAX, así llamé a mi bala vibradora de 16 centímetros de largo. Entre las sabanas empecé a jugar con Max, lo pasé por mi clítoris, era una sensación deliciosa como sentir ese vibrar ahí, en el punto más sensible de una mujer y más de una mujer cachonda y deseosa como yo. Me acomodé de ladito con una pierna extendida y la otra levantada, para darle máximo placer a mi papayita. En eso sentí que Juan se movió, sentí su mano abrazarme y agarrarme una bubi y entre mis nalgas sentí su bulto ya bien duro. Yo estaba caliente, lo único que quería en ese momento era bajar mis ganas, tenía antojo de ser cojida, de ser penetrada, aunque fuera por Juan, él estaba sobando su verga con mis nalgas, me manoseaba las bubis y me besaba el cuello, al principio despacito y suave. Yo continuaba con Max en la panocha, sentía delicioso, hace tiempo que no sentía la cachondez en mi cuerpo, quería sentir todo el placer posible. Pero Juan cometió un error, algo que me hizo molestarme muchísimo, entre el faje que estabamos teniendo, empezó a hacerlo más rápido y a tocarme más y más y entre todo eso me dijo: "mmmm que rica estas cojenita". (así supe que le decía a su niña amante)
Yo: ¿Cómo que conejita? ¿Estás pensando en tu amante aún estando apunto de hacer el amor conmigo?
Juan: No, no Ana Gaby, te lo digo a tí mi amor, por favor no te pongas así, ven, quedate aquí, sigamos
Yo: Ay ajaa sí como no, claro que no me lo dices a mi, yo sé que así de decías a la estúpida esa.
Juan: No, enserio Ana Gaby, así te digo a ti amor.
Yo: Amor tus pinches nalgas culero. Porfavor cuida a los niños, al rato regreso.
Juan: Pero a donde vas??
Yo: Que te importa! Sólo quiero estar sola.
Tomé la ropa que estaba en el buro, me salí del cuarto y cerré la puerta de un trancazo. Me fui a vestir a la sala, me hice una cola de caballo en el pelo, tomé las llaves del carro y me salí de la casa. Me fuí al centro comercial que está cerca. Entré y me fuí a sentar a las bancas en el área de restaurantes, había muy poca gente aún, apenas iban a ser las 10 de la mañana. Me puse a pensar, Juan no ha olvidado a su amante, está conmigo y piensa en ella, eso me dolía mucho. Tenía mucho coraje, mucha rabia, no pude contener lo que sentía y empecé a llorar, era tanto lo que sentía que ya hasta las lágrimas había llegado, no quería que la gente que estaba ahí me viera llorando y me recargué en la mesa, a pensar y desahogarme. No sé cuanto tiempo pasé así, pero cuando levanté la cabeza ya había más gente a mi alrededor, muchos estaban comiendo. No traía nada para limpiarme, así que sólo me limpié con la mano mis lagrimas. En eso veo una mano que me acerca una servilleta y una voz varonil me dice: "No llores Ana Gaby, no hay nada que no se solucione en la vida". Me sorprendí mucho, pero no quizé voltear, sólo tomé la servilleta y dije gracias. Me limpié la cara y la nariz y esa voz varonil me preguntó que si podía sentarse conmigo. Yo volteé para mirarlo, su rostro se me hacía conocido, sólo que con unos años más y con menos pelo jajaja, era mi profesor de secundaria, Antonio, me dió la materia de español durante los 3 años que ahí estuve. Le dije que si se sentara conmigo, él fué a la mesa de junto por sus cosas y su charola con comida china y se sentó en la mía, frente a mi.
Yo: ¿Cómo me reconoció profe? Hace 12 años que me gradué de la secu y ya no lo volví a ver hasta hoy
Antonio: La gente que se aprecia jamás se olvida. Tú fuiste una de mis mejores alumnas, con excelente conducta y excelente promedio, además de ser la representante del grupo los 3 años, como iba a olvidarte. Te llegué a apreciar muchísimo. Claro que al principio dudé que fueras tú, pero cuando cruzaste la pierna (traía un shorth falda) miré que tienes el mismo lunar rojo en el chamorro (pantorrilla) de aquel entonces y ya no tuve duda alguna.
Yo: Ahhh entonces quiere decir que ahorita me viboreaba las piernas y que cuando fui su alumna también lo hacía??? (Lo dije entre risas.)
Antonio: No como crees, sólo que un lunar así no es tan común. ¿Ya almorzaste? ¿Te gusta la comida china? ¿Te invito a almorzar gustas? ¿O prefieres otra cosa?
Yo: No eh almorzado, si me gusta la comida china. Pero no se moleste profe, ahorita no tengo nada de hambre.
Antonio: No es ninguna molestia, además dicen que las penas con pan son menos y a mi no me gusta comer sólo, así que esperame tantito, voy a traerte algo.
Antonio se paró y se dirigió al local de comida china, yo lo miraba, estaba tan guapo o mucho más que antes, la verdad la edad (40 años) le había asentado muy bien, estaba muy alto, como yo lo recordaba, con unos kilos de más, pero de buen ver, y pues con una pelona en la cabeza jajaja y su barba de candado que siempre había traído, siendo sincera muchas estuvimos enamoradas de él, pero era un enamoramiento de esos pasajeros ¿quién alguna vez en su vida no ha estado enamorado (a) de su profesor (a)? Yo sé que me entienden :D
En un ratito Antonio regresó, con una charola de comida china para mí y con un refresco ligth jajaja. Yo no tenía nada de hambre, pero pues tampoco iba a hacerle la grosería de despreciarle la invitación y la comida al profe, así que comí con él. En el rato que estuvimos comiendo nos pusimos a platicar de aquellos años, de mis mejores amigas, de que fulanita se había casado, que manganita se había separado, que perengana había fallecido y cosas asi. Yo le dije de mi, que me casé a los 18 años y dejé de estudiar y no lo podía creer, porque en mi había visto mucho futuro. Él me dijo que se casó, pero se separó porque la relación con su esposa no había funcionado.
Terminamos con la comida china y ahora me hizo la pregunta que menos quería que hiciera...
Antonio: Si me tienes la confianza sufiente, como en aquella etapa la tenías ¿Quiéres contarme porque estabas llorando hace un rato?
Yo: Claro que le tengo confianza profe, pero, me da pena abrumarlo con mis cosas.
Antonio, Para empezar, ya no me digas profe ni me hables de usted, esa época ya paso, ahora soy el pelochas, Antonio o Toño, como gustes decirme.
Yo: Muy bien Antonio, así será.
Antonio: Así me gusta, ahora ¿quieres desahogarte en mi hombro? No sé si pueda ayudarte con un buen consejo, pero al menos dejarás de sentir tanta carga en tí.
Sus palabras me inspiraron mucha confianza, además yo necesitaba a una persona que me escuchara, necesitaba desahogarme, sacar todo lo que tenía en mí. Y empecé a contarle mi historia, empezando desde que sospeche de la infidelidad de mi marido, de cuando lo descubrí, lo que sentí, como cambió la vida sexual entre nosotros, lo que yo sentía por no tener intimidad con Juan, mis deseos más frustrados y escondidos hasta lo que había pasado en la mañana.
Antonio.- Que pena Ana Gaby, que mala onda que tu matrimonio esté asi con tan poco tiempo de casados.
Yo.- Pues si, es una pena, yo amo a Juan, pero desde su infidelidad dejé de confiar en él y ahora que me mencionó a su amante me siento peor, no sé que hacer.
Antonio.- Primero que nada, tranquilizate.
Yo.- No puedo estar tranquila, me siento derrumbada.
Antonio.- Pero no puedes regresar así a tu casa, traes los ojitos muy hinchados por haber llorado.
Yo.- Lo sé, por eso aún no voy a regresar a mi casa, me iré al cine o no sé, a ver en que hago tiempo.
Antonio.- No vayas al cine, si quieres te invito a mi casa, vemos alguna pelicula y pedimos algo para comer ahí, vivo sólo y me encanta tener visitas ya que casi nunca las tengo.
Yo.- Ok Antonio, aceptó tú invitación.
Por mi mente pasó que estaba mal ir a casa de un hombre que vive sólo, pero, pues era mi profesor de secundaria, no podía pasar nada fuera de lo normal, según yo.
Llegamos a casa de Antonio. Para ser un hombre que vive sólo, su casa estaba muy bien ordenada, como si una mujer la hubiese aseado; y no me equivoqué jajaja, me dijo que los domingos va una señora a hacerle el aseo y por eso él se sale, para que la señora trabaje tranquila.
Antes de encender la televisión, me ofreció algo de tomar.
Antonio.- Gustas refresco, agua de limón, ¿qué quieres? (me dijo abriendo el refrigerador)
Yo.- ¿Tienes una cheve? Hoy quiero olvidar algo de mis penas.
Antonio.- Si tengo, pero ¿estás segura que quieres tomar?
Yo.- Si, quiero tomar un poco, no puedo tomar mucho porque debo conducir más tarde, pero unas cuantas no me harán daño.
Antonio.- Como gustes Ana Gaby, pero yo me tomaré algunas contigo también, hace mucho no tomo acompañado, y menos por una mujer.
Antonio arrimó un par de vasos a la mesita de la sala, frente a mi abrió la botella con cerveza y la sirvió en ambos vasos, también arrimó limones y chilito en polvo (Tajin). Y brindamos por nuestro reencuentro.
Seguimos platicando de aquellos años de secundaria, me sentía tan agusto platicando con él, luego sacó unos sobres, en ellos estaba escrito "generación 1997-2000" y de ellos sacó fotografías, exámenes, calificaciones, diplomas, listas de asistencia, en fin, muchos recuerdos de aquellos años, varias fotos en las que salia yo con mis amigas, con él, copias de mis calificaciones también!! me dió tanto gusto verlas entre sus cosas, calificaciones de algunas compañeras, muchas muchas cosas.
Después de ver esos gratos recuerdos y llevar 3 botellas de cerveza y yo sentirme un poco mareada, prendimos la televisión, ni idea de cual era la película que estaba en el momento, pero nos dispusimos a verla. Llegó un momento, de una escena en donde el esposo está con la amante en la cama de la esposa, llega ella y los cacha en pleno canchis canchis, se acerca, quita del pelo a la amante y le da una cachetada al marido y se salió de ahí. La esposa se fué a un hotel, estaba muy enojada y dijo "le pagaré con la misma moneda para que sepa lo que se siente" Luego le llamó a alguien, ni idea de quien seria, ella le explicó un plan y él aceptó y dijo que se dirigía hacia allá. Luego ella le llamó al esposo y le dijo que quería hablar con él, que lo veía en el hotel del centro a las 9pm. Llegó el amigo, empezaron a hacer el amor, de rato llegó el marido y la vió con el otro y se armó una bronca. ( y ya no sigo con la película porque luego no acabo jajaja)
Yo.- Pagarle con la misma moneda... Debí haber pensado en eso
Antonio.- Qué quieres decir Ana Gaby?
Yo.- Pues puedo hacerle lo mismo a Juan para que vea lo que se siente.
Antonio.- Estás mal mhija, como vas a hacer eso.
Yo.- Pues me consigo a alguien que me haga el amor bien rico y cuando vaya a estar con Juan le digo el nombre de ese alguien para que se cague del coraje.
Antonio.-En serio quieres hacer eso?
Yo.- Claro que si!! Voy a darle una sopa de su propio chocolate. Sólo es cuestión de encontrar a ese alguien.
Antonio.- Pues aquí lo tienes, si quieres yo con todo gusto te ayudo.
Lo miré, me miró, se acercó y nos besamos en los labios. Fué un beso delicioso, que me hubiera encantado sentir hace muchos años, cuando estaba disque enamorada de mi profesor de Español.
Antonio.- Tienes unos hermosos labios, era lo que más me gustaba de tí cuando eras mi alumna.
Yo.- Apoco te gustaba? Tú siempre me gustaste, desde la primera vez que te ví en el patio de la secundaria.
Antonio.- Me gustaba cuando te desbotonabas la blusa y se asomaba tu escote, también cuando le hacías dobladillos a tu falda para que te quedara más rabona, me encantaba tu lunar, tus piernas hermosas, lo que hubiera dado por poder acariciarlas aunque fueran unos segundos en aquella época.
Yo.- Pues nunca es tarde, y no tienes que dar nada, ahora puedes tocar lo que quieras.
Inmediatamente Antonio puso su gruesa mano en mi muslo, lo empezó a acariciar muy suavemente, nuevamente me besó, el calor de su mano empezó a prenderme, él dejó de tocar mi muslo y empezó a acariciarme el cuello, luego el escote, bajó por ahí y llegó hasta una de mis bubis, me quité la blusa de inmediato, no quería esperar más, estaba muy deseosa de un hombre, de caricias, de placer, de orgasmos, el fuego del placer y las ganas me quemaba por dentro y queria apagar ese incendio sexoso a como diera lugar.
Antonio me ayudó a quitarme el sostén, por un instante se quedó mirando mis tetas, me dijo "son hermosas" e inmediatamente empezó a chuparlas, lo hacía muy rico, muy delicadamente, suavecito, era delicioso.
Instantes después él tomó mi mano, me dijo "mira como me tienes" y la dirigió a su paquete, wooow si que se sentía muy grueso y duro, ya quería conocerlo, así que me hinqué, desabroché el cierre de su pantalón y poco después, esa cosa enorme salió, mmmm que bien se veía, un pene circuncidado, color claro y un antojable casco de bombero encima. Ni 2 segundo tardé para empezar a chuparlo, lo metí en mi boca, la verdad que tremendo pito no cabía en mi pequeña boca, pero eso no fué impedimento para chuparlo lo mejor posible.
Empecé a chupar y jalar, jalar y chupar, a Antonio eso le gustaba, ya que sólo jadeaba, yo no dejaba de mamarle.
Luego Antonio, excitado, empezó a manejar mi cabeza, él me guiaba, tomó el ritmo de las mamadas de verga que yo le estaba dando, eso casi me ahogaba pero no me importaba, yo "flojita y cooperando".
Quiero tu panocha, dijo Antonio con una voz muy cachonda. Rápido me puse de pie y él me quitó el short falda y la pantalera, y ante él estaba desnuda por completo, mi panochita bien depilada (xq la depilo cada 2 o 3 días, no me gusta que el vellito en crecimiento piqué) y muy mojada, me recosté en el sillón, ahora Antonio se hincó, abrió mis piernas y empezó a lamer mi rajita, la verdad que lamía muy rico, o sería que desde hace mucho tiempo no sentía las delicias del sexo oral mmm.
Él no dejaba de chuparme, metía su lengua muy rico dentro de mi vaginita, poco le faltaba para llegar hasta mis ovarios (no literal jaja) con una de sus manos abría bien mi cuquita y con la otra acariciaba mis tetas, pellizcaba también mis pezones, yo estaba súper excitada y caliente, quería más y más, no quería que parara hasta hacerme terminar.
No tardó mucho en hacerlo, de un momento a otro empecé a sentir ese cosquilleo rico que sentimos antes del orgasmo, yo gemía y le decia que me chupaba bien rico, me daba más y más lengua, en mi clítoris ya hinchadito de placer. Mmmm si Antonio dame asi mmm ya voy ya vooooy!!! le dije soltando tremendo chorro de placer, empapandole su varonil barba de candado. Me dejó sin fuerzas.
Me dió un largo y cachondo beso, luego se fué por un momento al baño, pero inmediatamente salió, sacó una tirita con preservativos, se puso uno, me tomó de las piernas y enseguida me metió si verga. Me sacó un grito de dolor, y de excitación a la vez, él empezó con un delicado vaivén, todo suavecito, abriendo poco a poco mi cuerpo, adaptandolo al de él. Un momento después aceleró el ritmo, ya no sentía molestia alguna, sólo sentía excitación, morbo, pasión, sentía delicioso.
Después me puso en posición de perrito, más bien de perrita, la perrita en la que me había convertido. Siguió con el mete y saca, duro y dale, dale y duro mmmm, era muy rico sentir como chocaban sus huevos en mi panochita, en mi clítoris.
Que rico par de nalgas tienes, me dijo; y empezó a masajearlas, a pellizcarlas. luego las abrió y escuché como escupió sobre mi culo, y con sus dedos pulgares estimuló mi culito.
Momentos después. dejo de bombearme la panocha, y ahora se fué a mi culo, pero sólo puso la puntita y empezó a pasar la punta de su verga suavemente.
Yo.- Ay Antonio, la verdad nunca me han cojido por ahi, le dije con mucha pena.
Antonio.- Disculpa Ana Gaby, si no quieres, no lo hago. No pensé que te fuera a molestar.
Yo.- No, claro que no me molesta, sólo que me puse un poquito nerviosa, pero quiero que lo hagas, quiero conocer eso contigo.
Antonio nuevamente volvió a lo suyo, acariciaba con la punta de su pene la entradita de mi hoyito,, volvió a escupir y poco a poco empezó a meter; era una sensación extraña, pero no estaba nada mal, poco a poco empujo, fué molestoso, pero me gustaba. Unos minutos después emprendió fuerzas, empezo a cojerme brutal, duro, rico, delicioso mmm, aún lo recuerdo y la piel se me pone chinita.
Me vengo ahh ya voy, dijo Antonio empezando a bombearme más duro, tal vez con todas sus fuerzas. Enseguida bajó su ritmo y se escucho un largo suspiro. Antonio había llegado al final, se quedó como congelado unos segundos y yo sólo recargué mi cabeza en el descanso del sillón, estaba agotada, luego sacó su verga de mi cuerpo y sentia como si aún la tuviera dentro. Nos quedamos sentados, abrazados en el sillón, sin decir una sola palabra, era nuestro momento de relax.
Le pedí el baño para darme un regaderazo, él no me lo nego, pasé. Sentía mi culito extraño, me limpié con papel y pude ver algo de sangre en él, me asusté un poco, pero la desculada había valido la pena, no me arrepentía.
Me duché, me cambié, me arreglé el cabello. Antonio me dijo que pidieramos la cena, pero me negué ya que había estado muchas horas fuera de casa y me apuraban mis hijos, así que le dije que dejaramos la cena para otro día, a lo cual aceptó.
Yo.- Gracias, ha sido un día y un reencuentro excelente, jamás lo olvidaré.
Antonio.- Gracias a tí Ana Gaby. Espero volverte a ver muy pronto.
Yo.- Claro que si, ahora ya sé donde vives y te dejaré mi número de celular también (tomé un papel y un lápiz y se lo apunté)
Nos despedimos con un fuerte abrazo y un beso muy rico.
Llegué a mi casa, Juan miraba televisón.
Juan.- ¿Dónde has estado? ¿Porqué tienes el celular apagado?
Yo.- Que te importa!! ¿Dónde están los niños?
Juan.- Vino mi hermana y mi cuñado, irián al cine y los invitaron, se los llevaron.
Yo.- Muy bien, voy a dormir un rato.
Me dí la media vuelta y me dirigía al cuarto, cuando Juan me alcanzó y me abrazó por detrás.
Juan.- Perdoname mi amor, por lo que pasó en la mañana.
Yo.- Si te perdono, olvidemos eso (la verdad estaba muy contenta por lo que pasó con Antonio que ya a lo de Juan no le tomé más importancia)
Juan.- Entonces podemos seguir en lo que nos quedamos en la mañana (lo dijo besandome el cuello y agarrandome las bubis)
Yo.- Si Juan, podremos seguir, pero ahorita no, me siento cansada, caminé mucho y quisiera descansar ahorita que la casa está tranquila sin los niños.
Juan.- Ok mi amor, descansa un rato, yo prepararé la cena.
Me fuí a acostar a mi camita, pensando en como sería mi venganza y nombrar a Antonio en plena cojedera con Juan....