Pink Stallion

Erni llega al local que han abierto Chema y Chino en Miami y se pone en sus manos para que le introduzcan en el mundo de la prostitución.

He tardado tiempo en escribir porque hay épocas en las que mi imaginación se queda comatosa, pero aquí estoy de nuevo y espero que este relato os guste. Se lo dedico a mis incondicionales Machi, Albany, Botii, Arismendi, Zarok, y a mis nuevos comentaristas: 2xxx, caotico y Diexsh... Y por supuesto a todos los lectores que se han molestado en leerme, que han sido cantidad. Gracias a todos.

PINK STALLION

Continuación de "En la cárcel todo cambia"

La historia de Erni

Repasé el vello de todo mi cuerpo y me di crema para suavizar el escozor, me lavé por dentro y por fuera para para estar inmaculado y para dar placer a mi hombre que me estaba esperando en el salón.

Me senté en el sofá junto a él y me acurruqué junto a su cuerpo para que su vello canoso me cobijara mientras veíamos una película.

Luego seguro que vendría la sesión de sexo que tanto necesitábamos.

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La primera vez que entré en Pink Stallion aluciné. Había sido citado a las cinco de la tarde. En el local no había clientes. Le había dicho al de seguridad que tenía cita con "Reina". Me hizo pasar.

Desde la puerta, unas escaleras bajaban a un gran salón con una gran barra a la izquierda. Las mesas y sillas cubrían el centro de la sala y al fondo había un escenario decorado con grandes penes rosas entre los que bailaban contoneándose varios chicos al ritmo de una música suave. Me detuve para observar la situación. Los chicos eran de mi edad, más o menos, y tenían unos cuerpos esbeltos y perfectos, se movían sinuosamente al dictado de un hombre joven bellísimo. Pasaron unos minutos mientras me deleitaba viendo a esos jóvenes moverse en la penumbra del escenario cuando una voz bronca me sacó del éxtasis.

  • ¿Eres Erni?. Soy Chino.

Me volví para saludarle. Un armario de dos cuerpos, de casi dos metros me ofrecía la mano para saludarme. Levanté la cabeza para poder mirarle a los ojos y casi me desmayo.

Chino : Mis ojos fueron subiendo desde su pecho a su cara descubriendo poco a poco un pecho cubierto de abundante vello enmarcado por una camiseta negra y una camisa abierta de estilo Hawaiano, el vello le llegaba hasta un poderoso cuello que acababa en una barba corta en forma de candado. Unos labios carnosos, una nariz y una mandíbula fuerte, ojos negros y profundos, cejas pobladas y una gran frente delimitada por una larga melena negra que se sujetaba en la nuca en una coleta. El efecto fue de tal intensidad que casi pierdo el equilibrio. Era el gran macho de mis fantasías hecho realidad.

Le alargué la mano para estrecharla y casi me la aplasta con la fuerza con la que me la apretó.

  • Reina está ocupada en este momento. Espera un momento y te recibirá. Mientras siéntate en la barra y toma algo. Voy a avisarla.

Me senté en un taburete y Chino se acercó hacia el chico que dirigía el espectáculo. A la vez, un chaval de mi edad con aspecto latino se me acercó y me preguntó qué quería beber. Era un chico guapo con una sonrisa encantadora y preciosa: -Hola, me llamo Marco. ¿Vienes a trabajar aquí?.

  • Espero que si. Tengo una entrevista con Reina. No se si ...

  • Seguro que sí. Aquí estarás bien, seguro, muy bien. Además eres guapísimo y del estilo que les gusta a Reina y a Chino.

Reina se acercó a la barra. Era un hombre joven, de unos 25 años, con un cuerpo perfecto, sin un ápice de grasa y sin rastro de vello en su cuerpo. Sus ojos color caramelo hacían juego con su pelo ondulado color castaño que le caía sobre los hombros. Tenía una expresión afable y una sonrisa encantadora. Se acercó a mi y sin más me besó en las mejillas. Se presentó como Chema: - Así me puedes llamar en la intimidad, pero en la sala deberás llamarme Reina o Señora, ya sabrás porqué.

Me preguntó por mi vida y porque había decidido aceptar el trabajo en Pink Stallion.

Se lo conté.

He nacido en Miami, pero soy de familia cubana. Desde pequeño me han llamado la atención los hombres, no las mujeres. No lo he disimulado nunca, pero mi padre y mis hermanos no lo pueden admitir. Me han hecho la vida imposible con insultos y palizas, pero yo no puedo remediar que me gusten los hombres. He hecho sexo con muchos, desde compañeros de clase, hasta hombres que he conocido en lugares "cruising". Ya me entiendes. Pero no me encuentro a gusto. No encuentro mi sitio.

He buscado contactos por Internet, he buscado locales, discotecas, lugares de encuentros... Un día encontré vuestra página y vi que buscabais gente joven que supiera bailar y que no tuviera prejuicios sexuales. Vi fotos y vídeos en donde chicos como yo bailaban casi desnudos y en donde se insinuaba que podría haber contactos sexuales con hombres. Eso era lo que yo buscaba. Bailo bien y no tengo reparo en tener sexo con hombres, por lo que decidí ponerme en contacto con vosotros. Quiero ser libre para decidir. No quiero seguir viviendo en mi casa. Quiero ser lo que soy y que me respeten. Eso quiero.

Chema le cogió de las manos, se las besó y luego le besó los labios: - Ten por seguro de una cosa Erni, en este lugar jamás... jamás nadie te hará daño ni te menospreciará... de eso puedes estar seguro. Para eso estoy yo y está Chino. Te enseñaré a bailar, te enseñaremos a cuidarte el cuerpo (aunque no te hace falta mucho porque estás muy, pero que muy bien), harás sexo con hombres, porque esto es un prostíbulo, osea que aunque no me guste la palabra, serás puto, pero, eso sí, no te obligaré a que lo hagas con ninguno que tu no quieras.

Eso sí. Marco, que es uno de los veteranos, te enseñará mis gustos en cuando a la estética del cuerpo, yo te enseñaré la manera de bailar que me gusta y Chino... bueno...Chino te iniciará en el sexo. Chino es el Stallion y yo soy Pink... no se si me entiendes... Chino es un maestro en el arte del sexo y te adiestrará. En esto no hay discusión posible. Si estás de acuerdo, bien, si no...

Miré a aquel inmenso macho que me sonreía de medio lado y asentí. Chema me miró con sonrisa burlona: - Chino es mi hombre, no te ilusiones, una cosa es que te adiestre y otra...

Volví a asentir sintiendo decepción de no poder tener a esa maravilla para mi por siempre jamás, pero... así es la vida.

  • Bien-, continuó Chema: - Como me imagino por lo que me has contado que no tendrás lugar donde vivir, te tengo que decir que tenemos un bungalow en donde viven los chicos que no son de aquí o que no pueden vivir en sus casas, como es tu caso. Marco te acompañará a la casa y,como ya te he dicho, te enseñará a cuidarte a mi gusto... Otra cosa, tendrás un sueldo fijo, las propinas se reparten equitativamente entre todos vosotros, quitando algún caso en el que el cliente quiera dar un pago especial a alguno en concreto, en ese caso, el dinero será de quién se lo ha ganado... Otra cosa Erni... no estás obligado a quedarte, en el momento que tu quieras irte, te vas sin ningún compromiso. ¿De acuerdo?.

Volví a asentir. Me sentía tan a gusto con Chema, con Chino y con Marco, que se me humedecieron los ojos.

Chema se dio cuenta, me atrajo hacia él, me abrazó, me besó y me dijo que esperaba que estuviera a gusto con ellos y que fuera lo más feliz que pudiera.

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(Me parece que me estoy poniendo en poco moñas con la historia. No se si tengo el mejor momento. A ver si lo arreglo)

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En la casita vivíamos siete chicos, todos distintos, morenos, rubios, achinados... en fin para todos los gustos, pero todos eramos realmente preciosos.

Marco fue un maestro en el arte de cuidarme el cuerpo, me enseñó a depilarme, a afeitarme las zonas más delicadas, a lavarme por dentro para dejar limpia la entrada más oscura, a darme un toque de rimmel sin pasarme etc. etc. Una vez que estuve a punto, me tocó el turno del sexo con Chino.

Marco me acompañó a una habitación y me dijo que esperara. Yo estaba nervioso y me temblaban las piernas. Marco me dijo que no me preocupara porque Chino era una maestro del sexo y aunque su apariencia podría asustar, era exquisito en el trato y que una vez que me iniciara no encontraría nada igual en esta vida.

Cuando Chino entró me encontró asomado al balcón con sólo un suspensorio blanco cubriéndome el sexo. Le miré y le sonreí. Se fue acercando a mi lentamente mientras me miraba sonriente de cabeza a pies. Llegó a mi lado, me acarició la cabeza y el cuello y acercó su cuerpo al mío, el calor que emanaba me estremeció, acercó su boca a mi oído y me susurró: -Erni... esta noche vas a ser mío... te voy enseñar... te voy a iniciar en el arte del sexo mayor... pero no tengas miedo...

Sólo el notar su aliento en mi oreja me excitó de tal manera que me puse a temblar...: "Tranquilo... mi niño... tranquilo... no te voy a hacer daño... te voy a dar placer..."

Me sujetó el cuello y me besó en los labios. Yo estaba tenso. Volvió a besarlos y a acariciarme. Me fui relajando hasta que no pude resistirme y abrí la boca para dar cabida a esa lengua que tanto deseaba... y eso fue el inicio de un torbellino sexual que me envolvió y me dejó a su merced.

Sus labios acariciaban mi piel, su lengua encontraba a la mía, sus dientes mordían mis labios y, a veces, mi lengua, me lamía el cuello o los hombros y luego los mordía, todo aquello me estaba llevando a un estado de excitación difícil de explicar. Notaba como su cuerpo se iba calentando, notaba la dureza y el tamaño de su rabo en mi vientre, notaba como su olor iba entrando en mi como si fuera una droga que me obligaría a hacer lo que quisiera aquel semental.

Su voz me devolvió a la semirealidad : Mi niño... desnúdame lentamente... quiero que me mimes y me des placer...

Era mi turno... quería ver aquel cuerpo en todo su poder. Le quité lentamente la camisa para poder observar el poderío de sus brazos y la fortaleza de su pecho. Le acaricié lentamente y metí mis manos bajo su camiseta sintiendo esa piel en mis manos, le fui levantando la prenda mientras observaba el cuerpo que iba dejando al descubierto. Cuando levanto los brazos para quitársela, no pude contener el deseo de rebozar mi cara por sus axilas, olerlas y lamerlas, luego, con el torso desnudo, restregué mi cuerpo con el suyo para notarlo, para adentrarme en el, para unirme en su olor y en su humedad... y Chino reaccionó abrazándome y acariciándome con tal ternura y deseo como yo nunca había sentido.

Noté como su sexo aumentaba y se endurecía cada vez más y el deseo y la curiosidad por saber que se escondía bajo esos pantalones de lino blanco hizo que le deshiciera la lazada de la cintura y dejara caer la prenda al suelo. No quise mirar todavía, primero quería acariciar y calibrar lo que estaba seguro que iba a encontrar... y efectivamente... mi mano llegó al fruto y mi boca emitió un suspiro de placer... y de temor... estaba acariciando un leño inmenso, cubierto de una piel extremadamente suave y que finalizaba en un capullo enorme en forma de hongo, fui bajando la mano hasta que me encontré con sus cojones... ¡¿Depilados!?... era lo único en su cuerpo que no tenía vello... (Chino era único... tenía hasta el detalle de que su amante no se atragantara con algún pelo de sus huevos), se los acaricié y se los apreté hasta que gimió suavemente, entonces decidí que había llegado la hora de bajar hasta sus atributos para saborearlos y así lo hice. Fui bajando por su cuerpo restregando mi cara para notar la dureza de su musculatura y la aspereza de su vello hasta que llegué al enorme fruto que parecía a punto de estallar por el fluido que salía de su boca.

Acaricié la fina y suave piel de su tronco haciendo que su capullo se empitonara aún más y lo comencé a lamer con la punta de mi lengua, jugué con ella para darle placer desde el frenillo hasta la fuente, le lamí el contorno con deleite y me lo metí en la boca... poco más me cabía, pero lo intenté... al no poder con ella decidí lamerle los huevos y la polla. Subía y bajaba lamiendo y mordisqueando hasta que llegaba al capullo y jugaba con el una y otra vez.

Se dio la vuelta, se abrió las enormes nalgas cubiertas de vello oscuro dejando a la vista su negra entrada totalmente afeitada. Supe perfectamente lo que quería y se lo di. Me acerqué a su agujero, lo acaricié lentamente y cuando vi que se estremecía, le lamí su entrada intentando darle todo el placer que podía, le lamí con la punta de la lengua justo en su ojal para luego lamerle como un perro toda la zona y volver a su punto más erógeno. Así estuve un rato escuchando como suspiraba y como gemía de excitación. De repente se volvió, me levantó con delicadeza, me llevó la boca a la suya y...

  • Mi niño... ahora me toca a mi... es mi turno...

Me llevó a la cama, me puso a cuatro y comenzó con el rito de la dilatación. En aquel momento, mi excitación era tal que podría haber hecho conmigo lo que hubiera querido... lo hizo... Se hizo con una pequeña maleta y sacó una serie de objetos y frascos, comenzó con un masaje en el centro de mi ojete que me volvía loco, tenía escalofríos de placer mientras sus dedos jugaban conmigo, me abría el agujero, lamía la entrada, la escupía, hurgaba con sus dedos y yo me abría cada vez más para dejar paso a lo que el quisiera introducir. Después de su saliva y su lengua, vinieron sus dedos que entraban y salían mientras me abría el culo, luego fue introduciendo un dildo de tamaño considerable poco a poco hasta que dilató mis esfínteres y luego jugó con movimientos circulares para abrirme más.

La sensación era extrema. Solo pensar en aquel macho jugando conmigo me hizo sentir un juguete al que le daban el más inmenso placer. Mi cuerpo menudo y lampiño acariciado y profanado por aquel inmenso y maravilloso macho era una experiencia que nunca olvidaría.

Se incorporó, acercó su boca a mi oído y me dijo en un susurro: "Ahora te voy a follar...

  • Sí... dije casi con un aullido de impaciencia... Si... por favor... hazlo...

Chino se enfundó un preservativo y lo embadurnó de gel, lo mismo que mi orto, y puso su inmenso capullo en la entrada de mi ojal. Me acariciaba y me lamía mientras aquel objeto entraba en mi interior... fue empujando y yo abriéndome para dejarle paso... y fue entrando... y entrando... mi culo se cerró en torno al fruto causándome tal sensación de júbilo que solté un gemido que era casi un aullido. Al notar su capullo en mi interior me relajé para dar paso al inmenso, oscuro y suave tronco que fue entrando poco a poco dándome un masaje placentero en el borde de mi ano y yo en el contorno de su polla, mientras, los dos gemíamos, nos estremecíamos y nos agarrábamos a cualquier parte de nuestros cuerpos, como si nos diéramos permiso para continuar... y continuó hasta que se quedó inmóvil porque había logrado su propósito... toda su verga estaba dentro de mi.

Me folló lentamente al comienzo, luego fue subiendo su intensidad hasta que no pudo aguantar más y se corrió como un auténtico semental, pero lo que me sorprendió fue que al final de su corrida, me clavó tres estocadas bestiales en un punto de mi interior que hizo que me corriera como si nunca lo hubiera hecho. Mi polla explotó con vida propia y toda mi sangre y mi fuerza se fue con los chorros de lefa que solté. Creí que había perdido el sentido, me desmadejé entre sus brazos y el me sujetó, me abrazó y me besó. Nunca en mi vida había sentido algo semejante y nunca lo volvería a sentir con ningún otro hombre.

No cabe duda de que Chino era el gran maestro en el arte de follar y un stallion por naturaleza. Después de esa experiencia ya podría follar con cualquiera, que ninguno sería igual

Continuará.