Pillé a mi cuñada en un desliz, y ahora... (8)

Mi cuñado acaba enterandose de todo, pero bueno mejor lo leerlo.

Incorporándose bruscamente Carlota, nos dijo

-Vosotros estáis locos, que os habéis pensando que soy yo, ni loca me come nada a mí una tía, estáis mal de la cabeza.

Mi mujer, muy cabreada se levanto poniéndose frente a ella.

-Mira zorrita, no vengas a dártelas de digna conmigo, pues tu no has tenido ningún reparo en ponerle los cuernos a tu novio, y encima follandote a mi marido.

Carlota balbuceaba sin saber que decir, por lo que mi mujer aprovecho para seguir atacándola.

-Y no me hagas enfadar, por que si no Juan se va a enterar del zorron que tiene por novia.

Carlota completamente fuera de control, le soltó un bofetón, lo que la hizo trastabillarse, mientras le decía.

-Como digas una palabra, te mato, puta.

En ese momento decidí intervenir, me fui hacia Carlota, arrastrándola por los pelos la coloque mirando hacia mí, para a continuación soltarle una hostia en la cara que acabo con ella por los suelos.

-Pero tú que dices, mataora que eres una mataora, ni se te ocurra lanzar una sola amenaza más.

-Esta putita se ha portado mal, ¿no crees que se merece un castigo?.

Carlota aun tirada por los suelos miró a Isabel con cara de asco.

-Tienes razón, anda putita levántate y acércate.

-¿Qué mierda quieres? Me dijo en plan chulesco y retándome.

Sin ningún miramiento, la agarre por el brazo colocándola sobre mis piernas, de un solo tirón, su pantalón corto y tanga acabaron en los tobillos pataleaba y nos insultaba, la tenia bien agarrada, poco más podía hacer.

-Isabel haz los honores

-Hija de puta te vas a enterar, la hostia que me has dado te va a salir bien cara.

-Por favor dejarme ya, aah que dolor.

A cada azote que recibía un fuerte grito salía de su boca, se cebo con ella, la zurro sin ningún miramiento.

-Para ya, por favor, perdóname Isabel, le pido entre sollozos.

-Déjala, ha tenido bastante

La tumbe bocabajo sobre la cama.

-Joder vaya zurra le has dado.

Isabel en este momento, pareció darse cuenta de que nos habíamos pasado tres pueblos

-Que humillación, jamás hubiese pensado que me ocurriría algo como esto, me dijo entre sollozos.

-Te lo has buscado tu solita menuda guantazo le has dado.

Isabel le esparcía la crema por su dolorido culito, con toda suavidad, no parecía la misma persona de hacia un rato, Carlota agradeció la fría crema y el posterior masaje.

-Ves zorrita, como puedo ser también muy cariñosa.

Carlota ahora no decía nada se dejaba hacer, a Isabel todo esto la había puesto muy cachonda, al igual que a mi, le abrió las piernas, metió un dedo en la raja deslizándolo desde el clítoris hasta el ojete repetidamente.

-Date la vuelta.

Lentamente lo hizo, el coño quedo expuesto y a disposición de mi mujer que no perdió el tiempo, le estaba propinado una comida de coño en toda regla, mientras tenia metidos dos dedos en su castaña, la muy puta como gemía parecía que iba a derretirse de gusto en cualquier momento, lo mismo que Carlota que se retorcía de placer, todo lo que le permitía su dolorido culo, yo me subí a la cama, le puse la polla en la boca, mientras me la meneaba Carlota me pasaba la lengua desde los huevos hasta la punta del capullo, no podría resistirlos por mucho tiempo, y así fue acabe corriéndome en su boca.

-Ves tontita, te podías haber ahorrado los azotes, nosotros solo queríamos hacerte gozar.

No se si me escucho, me tumbe a un lado a ver el espectáculo, mi mujer se incorporo plantándole el coño en la cara de Carlota, quien sorprendida en un primer momento, reacciono apartando los pelos de la raja de Isabel, metió su lengua en la almeja, de manera torpe a mi parecer pero muy efectiva para mi mujer, pues al poco rato acabo corriéndose entre fuertes espasmos.

Carlota con la cara completamente mojada de los flujos de mi mujer, quien a causa del orgasmo fue incapaz de seguir comiéndole el potorro, por lo que Carlota metió dos dedos en su coño termino por su cuenta de alcanzar el orgasmo.

Yo cansado y echando en falta mi siesta me fui a otra habitación, mas tarde me contaría mi mujer como termino todo.

Desperté pasadas las siete, tanto ajetreo me tiene agotado, di una vuelta por la casa no encontré a nadie, me dirigí a la piscina, allí estaban todos en amor y compaña, alrededor de la mesa jugando a la cartas excepto, Ángela se encontraba apartada tomando el sol, me tumbe junto a ella.

-¿Qué tal, como va todo, con el cornudo?

-No lo soporto, intenta poner todo de su parte, pero cuando acabamos en la cama, termina siendo patético, acostumbrada esto días a tu tranca, esa birria es que tiene ni la siento.

-¿Y el que dice?

-Pues se desespera, aunque no dice nada, no se que hacer, pero esto va cada día peor.

-Pues putita, mándalo a tomar por culo, ese problemilla tiene difícil solución.

Mientras hablábamos, tanto Carlota como mi mujer no dejaban de mirarnos, lo de esta tarde debió acabar bien entre ellas pues se trataban, como amigas de toda la vida.

A pesar de la temprana hora hacia un calor insoportable, no podía dormir, así que me levante a trastear por la piscina, había quedado con Cristina las once, a mi putita la deje en la cama.

-Descansa te va hacer falta, te quiero preparada las diez y media.

Que gozada un bañito en pelotas después de acabar la faena sin nadie que te moleste, por lo menos así fue hasta que apareció el cornudo acompañado de Ángela.

-¿Y tan temprano por aquí?

-El calor no me dejaba parar en la cama.

-A nosotros nos ha pasado lo mismo.

-¿Cómo esta el agua? Pregunto Ángela

-El agua esta cojonuda, pero yo estoy en bolas no esperaba visita.

-Que envidia, debe ser una gozada.

-Pues venga anímate

-No creo que a mi maridito, le hiciera mucha gracia.

En un principio pensé que iba a decir alguna barbaridad, pero se lo pensó mejor.

-Que bromistas sois, ¿nos vamos?, podemos volver mas tarde, cuando haya terminado.

-¿Por qué nos vamos a ir? Esta en su casa y se baña como le da gana, a mi no me molesta lo mas mínimo, mas bien al contrario, tengo curiosidad.

Ángela venia con ganas de bronca, pero la discusión de momento no paso a mayores, yo salí del agua tranquilamente sin ningún reparo.

Un silbido de admiración, salio de la boca de Ángela.

-Vamos cuñado anímate, date un baño en pelotas, veras que pasada.

Antes de que contestara, se adelanto ella.

-No creo que lo haga, le dará vergüenza, la tiene muy chiquitina, no aguantaría una comparación.

Ahora se había pasado, y el reacciono como cabía esperar.

-Que hija de puta eres, calentorra de mierda.

-Como no voy a estar siempre caliente, con la mierda de polla que tienes, si no me entero cuando me la metes.

Se levanto dirigiéndose hacia mi, agarrándomela polla fuertemente.

-Sabes lo que te digo, que te vayas a la mierda y vuelves cuando tengas algo parecido a esto, no te soporto, quiero el divorcio.

-Puta asquerosa, por mi encantado, si es lo que quieres, así podras follar por ahí, con quien te de la gana, es mas puedes empezar ahora mismo con ese cerdo.

-Yo continuaba de pie sin moverme, pero con la polla cada vez mas morcillona.

-Si es lo que quieres, por mi no hay problema

-No pensé que fuese hacerlo pero lo hizo, se despojo del bikini en un segundo, me restregaba las tetas por la espalda, finalmente se agacho metiéndosela la polla en la boca, únicamente, se la sacaba para insultarle, la utilizaba como si fuese un micrófono, esto acabo de ponérmela tiesa.

-Mira cabron esto es una polla, y no lo que tu tienes, además no seria la primera vez, ya hemos follado muchas veces, y si se lo vas a decir a mi hermana, pierdes el tiempo, lo sabe, y no le importa, es mas entiende que tenga que desahogarme, y que lo sepas no ha sido el único, tu amigo Alfredo, ese también me ha follado.

Se abalanzo hacia nosotros con la intención de agredirnos, al agarrarlo, la polla me quedo presionada contra su culo.

-Estate quieto, no vayas a salir, encima de cornudo apaleado.

-Suéltame cabron, quítame la polla del culo, no voy hacer nada, me marcho.

-Igual es lo que te gusta maricon de mierda, le dijo Angela

Mientras recogía sus cosas no dejaba de insultarnos.

-Vaya una familia de putas, cerdos y pervertidos, no te quiero volver a ver en la vida, zorra de mierda, búscate un abogado para arreglarlo todo.

-Cabron no insultes a mi familia, por que la tuya no es mejor, de echo esta polla, también se ha follado a la putita de tu hermana, tenemos fotos, así que calladito, si no quieres que todo el mundo las vea.

-No me lo creo.

-Esta en la cama, ves a preguntárselo.

Recogió sus cosas y marcho hecho un basilisco.

-Lo voy hacer, y como sea verdad que te la has tirado te mato, cabron.

-Deja de amenazarme, si me la he follado, ha sido por que ella ha querido, nadie la obligo, te enteras cornudo de mierda.

Decidimos vestirnos rápidamente e irnos tras el, no fuese a descargar la rabia contra su hermana y cometiese alguna locura.

No nos equivocamos mucho, la pillo en la cama dormida y desnuda, sin darle casi tiempo a reaccionar, la insultaba a la vez que le daba de hostias por donde la pillaba, de repente pararon los golpes, algo llamo su atención, sujetándola por la rodillas, le abrió las piernas.

-Tu también tienes el coño afeitado como esa puta, que ¿os lo ha pedido el? ¿No es así?, le gusta así, como sois dos putitas lo habéis echo

Carlota dio la callada por respuesta, comenzó a golpearla de nuevo

-Es que no lo puedo soportar, me recondena que ese hijo de puta se halla follado a mi mujer y no ha tenido bastante, también a mi hermana, con el asco que te tengo cabron.

No iba a permitirle que la siguiese zurrando, me fui a por el tratando de sujetarlo, me pillo por sorpresa el puñetazo que me soltó en el estomago quedándome unos instantes sin respiración, lo que aprovecho para darme una patada en la cara, cuando me recupere un poco, no enzarzamos en una pelea sin miramientos, en la que me lleve algunas hostias, pero el salio mucho peor parado.

Acabo en el suelo sangrando por la nariz y la boca, la habitación destrozada, Carlota muy asustada encogida sobre si misma lloraba en un rincón, a su lado Ángela mucho menos afectada parecía que le daba todo igual, dirigí la vista hacia la puerta, mi mujer lo observaba todo sin hablar, por fin dirigió su mirada hacia mi.

-Te lo advertí mucha veces, que esto acabaría así.

Nuestra cita con Cristina tendríamos que aplazarla para otro día, al igual que la continuación de este relato, que deseo os guste.

CONTINUARA

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