Pillada en el baño

Raras veces, pero a veces puede ocurrir, que al cambiar de baño habitual, pueda suceder esto.

Pillada en el baño

Miré el reloj... Eran las trece en punto... Acababa de terminar una montaña de papeleo y ahora era mi esperada hora del almuerzo.

Estaba lista para un descanso de mi trabajo... Entré en la cafetería y me senté con mi habitual combinación de taza de café y sándwich.

Cuando terminé miré mi reloj y descubrí que todavía tenía mucho tiempo para ir al baño y arreglarme el pelo y el maquillaje... Fui al baño y me encontré con un cartel avisando que no funcionaba... Tenía pues otra opción: caminar por el largo y sinuoso pasillo hasta el siguiente baño, al que apenas iba.

Una vez allí, abriendo mi bolso y sacando mi lápiz labial, lo volví a aplicar, rápido pero hábilmente, sobre mis labios devolviéndoles el delicioso tono oscuro de carmesí que tanto me gustaba llevar.

Apreté los labios e hice un puchero mirándome en el espejo.

Mientras me miraba en él, escuché el clic de la puerta al abrirse... Mis ojos casi se quedaron hipnotizados cuando se fijaron en una chica alta, guapa, morena, que había aparecido en el espejo, hasta que sentí, sin esperarlo, sus manos sobre mí, ahuecando mis pechos y acariciándolos con fervor.

Jadeé sorprendida mientras sus manos continuaban trabajando mis pechos, al principio apretándomelos suavemente y luego con firmeza.

La observé bien cuando se inclinó sobre mí y enterró su rostro en mi cuello... Sus labios presionaron suavemente contra él, besándomelo y luego lamiéndomelo con su lengua que subía y bajaba por mi piel.

Sentí acelerarse mi respiración mientras inclinaba mi cuello para ella, ofreciéndoselo de buena gana... Me sentía como un flan en sus manos.

Quienquiera que fuera, no me importaba... Mis necesidades sexuales y mi hambre se apoderaron de mí.

Sentí su mano derecha soltar lentamente uno de mis pechos de su firme agarre y bajar lentamente hasta mis piernas.

Las yemas de sus dedos se deslizaban y rozaban mis medias hacia arriba y hacia abajo, lo que hizo que se me pusiera la piel de gallina.

Sentí su mano moviéndose hacia arriba hasta que estuvo completamente debajo de mi falda.

Dejé escapar un suave gemido cuando sentí sus uñas rozando ligeramente la parte interna de mis muslos.

Sus dedos trabajaron lentamente entre mis piernas hasta que sentí sus caricias a través de mis bragas húmedas... Ahora sus dedos empujaban el delicado material de nailon hasta que cedieron con un leve sonido de desgarro.

Sus dedos encontraron mi húmeda hendidura y se movieron dentro ella, separándola antes de meter dos dedos profundamente en mi ardiente coño.

Dejé escapar un largo gemido y mi aliento empañó el espejo lentamente mientras me veía siendo follada por detrás.

Mis gemidos resonaron contra las paredes del baño y mis ojos se cerraron mientras continuaba dejando que sus dedos me trabajaran.

Estaba como una puta lasciva y barata... No me importaba lo gemidos que estuviera emitiendo o si alguien entraba... Todo lo que quería era entregarme a tener una corrida completa y placentera.

Sentí mi coño apretarse sobre sus dedos, mientras los doblaba y los empujaba dentro y fuera de mí, cada vez más fuerte y más profundo con cada empuje.

Se movió lentamente hasta poner sus rodillas detrás de mí... Sus dedos permanecieron enterrados dentro de mí coño todo el tiempo.

Su otra mano no dejó de moverse palpándome y luego la subió poco a poco hasta volver a cogerme uno de mis pechos y apretármelo con fuerza.

Sentí que separaba mis piernas para ella mientras movía su rostro, que todavía no había visto, entre ellos... A continuación, sentí su lengua que estaba tibia y húmeda... La sentí junto con sus dedos.

Sentí que mi corazón latía más fuerte y mi respiración se aceleraba mientras su lengua comenzaba a empujar.

El baño estaba lleno de mi aroma que brotaba de mi coño y los sonidos que escapaban de mi garganta, mientras ella continuaba lamiendo mi coño y sus dedos se retorcían y giraban dentro de él.

  • "¡Oooh... Oooh!", gemí mientras su nariz se frotaba contra mi clítoris hinchado, haciéndolo sentirlo cómo un hormigueo.

Su lengua se sumergió más profundamente, enviando ondas de aún más placer por todo mi cuerpo.

Me temblaban las piernas y mis manos se aferraban a la pila.

Caí más hacia delante y mi cara presionada contra el cristal.

Su lengua se retiró de repente y me dio una larga lamida hasta mi clítoris.

Sus labios lo rodearon y lo atrajeron hacia adentro, succionándolo, mientras sus dedos se movían hacia adentro y hacia fuera de mi coño, masajeando mi punto G y casi enviándome al derrumbe por mi inminente corrida.

  • "¡Oooh... Oooh!", gemí cuando sentí que había añadido un tercer dedo dentro de mi coño, estirándolo y llenándolo.

Su lengua seguía golpeando mi clítoris, provocándolo, mientras su boca trabajaba cómo una succionadora... Finalmente ella me dijo:

  • "¡Córrete para mí, puta sucia!"

Eso fue todo lo que necesitó.

Sentí todo mi cuerpo temblar y temblar... Mi coño apretando contra sus dedos mientras estos lo golpeaban profundamente y los inundaba de flujo.

Dejé que el placer se apoderase de mí y me corrí salvajemente... Mis jugos corrieron por mis piernas mojando mis medias.

Sus dedos se retiraron lentamente de mí, dejándome sentirme vacía y deseando haber querido mantenerlos siempre dentro de mí.

Se puso de pie y se secó la mano en mi falda, giró sobre sus talones y salió, dejándome temblando, empapada y tratando de recuperar el aliento.

Me limpié y me puse presentable de nuevo.

Cuando volví a mi escritorio, abrí mi ordenador y revisé mi correo electrónico esperando encontrar un nuevo mensaje para mí de un remitente desconocido... Y así fue:

El mensaje decía:

  • "Espero que tenga la intención de usar ese baño con más frecuencia a partir de ahora... Te espero mañana a la misma hora... Procura ir accesible... ¿Lo entiendes, verdad?"

F I N