Pilar, la psiquiatra

Por temas de defensa de una clienta, conozco a Pilar, una psiquiatra, que quiere investigar el mundo del BDSM...

Esta es la historia de cómo conocí, y convertí en una guarra, en una puta a

Pilar

, una chica de 35 años, psiquiatra de profesión, que quería investigar el mundo de las parafilias sexuales, desde dentro, experimentándolas, ella misma.

Empiezo aquí, a narrar la historia

Debido a mi trabajo como abogado penalista, en algunas ocasiones, tengo que buscar a profesionales de otras ramas, para que me ayuden a hacer informes, o con la defensa o acusación, de los casos penales que llevo.

En esta ocasión, necesitaba un o una psiquiatra, que me ayudara con un peritaje psiquiátrico, de una víctima de una violación, con la que yo ejercía la acusación particular, es decir, yo defendía los intereses, de la mujer violada, y necesitaba que un psiquiatra, hiciera un informe forense de parte, que demostrara el grado de daño, que mi cliente, había sufrido.

Localicé, por medio de Internet, a

Pilar

, vi su web, y ponía que era experta en hacer informes jurídicos, por lo que la llamé por teléfono, para cerrar una cita con ella, y explicarle, en persona, lo que necesitaba.

La idea era, ir yo solo a verla, explicarle la situación, y, si me podía ayudar con el informe, pues, días después, acompañar a mi cliente, a una sesión con

Pilar

, la psiquiatra, para que

Pilar

, pudiera realizar su trabajo.

**El día de la primera cita, profesional, con

Pilar

, la psiquiatra**

Tenía la cita en torno a las 11:30, su consulta, estaba por la zona, cercana al Retiro, metro Ibiza, para que os podáis hacer una idea, así que, antes de ir a ver a

Pilar

, aproveché para dar un pequeño paseo por El Retiro, y despejarme.

A las 11:25, estaba ya delante de la consulta de

Pilar

, llamé al timbre, y me recibió la secretaria/recepcionista, que, todo hay que decirlo, no estaba nada mal.

La secretaria, de apenas 20 años, pero con bastante buen cuerpo, y vestida con una falda de tubo, una blusa, y unas botas, muy elegante, la verdad, me empezó a poner cachondo, y me alegró la espera.

Estuve esperando, unos 15 minutos, hasta que la secretaria, volvió a aparecer, y me dijo que ya podía pasar a ver a

Pilar

, la doctora.

Entré a la consulta de

Pilar

, y me encontré con una mujer, algo mayor que yo, en torno a los 35 años, pero, muy bien llevados.

Morena, algunas pecas en la nariz, por suerte, no cubiertas con maquillaje, pelo cuidado, 170 cm de altura, llevaba la típica bata blanca de médico, y, debajo de la bata, una falda, no muy corta, de cuero negro, un jersey blanco, y unas botas, de no mucho tacón.

Iba guapa, pero no especialmente arreglada. (Al menos, en comparación con la actualidad)

Con una sonrisa,

Pilar

me invitó a sentarme, y comencé a explicarle el motivo de la visita.

Después de contarle la situación, me dijo que sí que podría ayudarnos (Digo, ayudarnos, en plural, porque, en realidad, a quien más iba a ayudar, era a mi cliente), y que me daría la secretaria una cita, para otro día, en el que ya tenía que llevar a mi cliente, a la consulta, para que

Pilar

, pudiera examinarla, a fondo, y poder así, emitir un informe.

Me despedí de

Pilar

, y volví, sin más, a la oficina, pensando que ya no iba a pasar nada, hasta el día de la cita...

Por la noche, iba ya en dirección a agarrar el coche, para irme a mi casa, cuando, sin saber muy bien porqué, decidí entrar a un bar, que me pillaba de camino, y tomarme un refresco de cola, pues tenía algo de sed, y me apetecía.

Con Pilar, en un bar, al lado de mi trabajo

Estaba disfrutando del refresco, cuando, de repente, oí mi nombre, me giré, y, allí estaba

Pilar

, despidiéndose de una amiga, con la que había estado pasando un rato, en el bar, supongo que charlando.

Yo la pude reconocer enseguida, iba vestida igual que, por la mañana, pero, había cambiado la bata blanca, por una chaqueta de cuero, que llevaba sin poner, en los brazos, porque, dentro del bar, hacía buena temperatura.

Me preguntó si se podía sentar conmigo, yo estaba en la barra, y le dije que, si prefería, podíamos ir a una mesa, y tomarnos algo, a lo que

Pilar

, aceptó.

Nos sentamos en una de las mesas del bar, y empezamos a hablar, ya de temas un poco más personales, pues

Pilar

, aparte de que estaba buena, me resultaba muy interesante, porque tenía muchos temas de conversación.

Estuvimos hablando, claro está de temas sexuales, y

Pilar

me explicó, que estaba investigando las parafilias, es decir, las desviaciones sexuales, y que quería encontrar gente con parafilias, para poder investigar.

Le interesaba, sobre todo, gente a la que le gustara el BDSM, pero las cosas más extremas, que apenas tuviera límites.

Ahí fue, cuando me di cuenta, de que, con

Pilar

, había mucho potencial, para convertirla, en lo que es hoy, una de las mejores esclavas BDSM que he conocido.

Me saqué, disimuladamente, un moco, y me eché al ruedo, por así decir.

Le expliqué que, quizás, la mejor forma de investigar sobre BDSM, era explorándolo y experimentando, en ella misma, y, que yo estaría dispuesto a ayudar, si ella aceptaba, convertirse en

mi

sumisa.

Le conté a

Pilar

, mis experiencias a nivel BDSM, las prácticas que me gustaban, y que yo hago de todo, salvo lo que sea ilegal, y, por supuesto, nada de menores.

Pilar

me dijo que sería una buena oportunidad, de experimentar, y, quien sabe, si de algo más, así que, me dijo que aceptaba.

Yo le comenté a

Pilar

, que, lo que hacía habitualmente, antes de que alguien, una mujer, se convirtiera en mi sumisa, le hacía pasar una prueba, que consistía, en follar, y en hacerme una felación, y, si la pasaba, pues ya sí veríamos de convertirse en mi sumisa, y empezar a modificar su vida.

Pilar

me preguntó, con curiosidad, en qué consistían esas modificaciones, y yo le expliqué, que, el grado, iba a ser, en función de lo que ella quisiera; si realmente quería, su vida, podría cambiar, de forma radical, estaba en su mano.

Pilar

me dijo que se sentiría mucho más cómoda, si pasaba la prueba, si follábamos, en su casa, porque, ese día, sus padres no estaban, y tenía la casa para ella sola.

Fuimos al parking, yo agarré mi coche, y, con las indicaciones que

Pilar

me dio, fui hasta su casa, en La Moraleja, Alcobendas, y ella llegó, minutos después, con su coche.

**En casa de

Pilar

, en La Moraleja, Alcobendas**

Llegamos a su casa,

Pilar

, aparcó su coche, y fue hasta la puerta de la casa, desde el garaje, para abrirme, y dejarme pasar.

Ya en su casa, pasamos al salón, antes,

Pilar

, se quitó la chaqueta de cuero que llevaba, y fue a la cocina, a por algo más de bebida, otro refresco, pues, si primero íbamos a hablar, y, después, a follar, era mejor estar en buenas condiciones.

Pilar

, seguía muy intrigada con las modificaciones que yo pudiera tener en mente, para hacerle a ella, así que, le pedí que, para explicarle, quería verla desnuda, y yo le iría diciendo, parte por parte,

cuáles

serían las modificaciones que habría que realizar.

Pilar

, se lo tomó en serio, y se empezó a desnudar.

Debajo de la camisa blanca, y de la falda de cuero negra que llevaba, había un conjunto de ropa interior, muy elegante, con sujetador, bragas, y medias, todo en negro, que le quedaba genial.

Yo empecé, con una buena noticia, y es que, de lencería, parece ser que tenía buen gusto, y así se lo transmití.

Le pregunté a

Pilar

, en qué grado querría saber las modificaciones que yo le haría, si ella se dejaba, y, me respondió, que, al máximo, todo lo que se me ocurriera, incluso por extremo que fuera.

Esto fue lo que le dije a

Pilar

:

  • Empezando por su cara, le pondría piercings en el septum, en la lengua, y, alguno, en las orejas. (En ese momento, no llevaba nada de eso)
  • Mejoraría su maquillaje, quizás, tonos algo oscuros para los labios, un poco gótica, porque, al ser una morenaza, le sentaría genial, pero, dejando sus pecas bien visibles.
  • En los dos brazos, ambas mangas, llenas de tatuajes, que no quedara un solo hueco, sin tatuar
  • Operación de aumento de tetas, para que tuviera un bonito escote, quizás fuera necesario, hacerlo en dos veces.
  • Piercings en los pezones, que se adivinaban duros, tras ese sujetador negro, debido a la excitación que

Pilar

empezaba a mostrar, al verse medio desnuda, delante de alguien a quien apenas conocía. * Le bajé las bragas negras que llevaba, para ver su coño, le metí un dedo en él, a lo que

Pilar

, me respondió con un pequeño gemido. Le dije que se tendría que hacer el

láser

en el coño, porque, era, con diferencia, la parte del cuerpo, que menos cuidaba. * Por supuesto, al menos, un piercing en el coño. No le hablé de la opción de hacerlo con la operación de las tetas, porque, ella quería sufrir, para su investigación. * Su culo, también podría ser operado, pero, después de las tetas, pues, era la operación con el

postoperatorio

, más jodido * En su espalda, un tatuaje gigante, que cubriera toda la espalda, le quedaría genial, y, así se lo dije. * En cuanto a la ropa, no le dije nada, en ese momento, pues, más tarde, cuando fuimos al dormitorio, tuve la oportunidad de ver sus armarios, y, ya sí, de indicarle...

En esas estaba, explicándole a

Pilar

, lo que le haría, cuando empecé a notar, que, sus bragas, que le había vuelto a subir, tras hacerle la exploración de su coño, estaban mojadas, pues, el coño de

Pilar

, estaba empezando a humedecerse, al escuchar

Pilar

, lo que le iba a pasar.

Pilar

me dijo, que mi propuesta, le excitaba mucho, que se lo iba a pensar, porque sería un buen momento para dar un giro a su vida, que, hasta ahora, había estado muy centrada en el estudio, con muy buenas calificaciones, por cierto, y mucho menos, en diversiones y en parejas.

Después de la conversación,

Pilar

me preguntó, acerca de la prueba, si ya podría empezar a hacerme sexo oral, y yo le dije que sí, pero que, antes quería ver su habitación, que subiéramos, y que, una vez allí, me la podría empezar a chupar.

Subimos, a la habitación de Pilar, ella iba en sujetador y bragas, y llevaba también, las botas; yo iba vestido, con mi traje de ir a trabajar.

Primero, vi su vestidor, tenía algunas prendas de cuero, pero casi todo, digamos, “normal”, así que le expliqué, que su vestuario iba a cambiar, no muy radicalmente, pero, un cambio, habría que hacer, si quería ser mi sumisa.

Finalmente, llegó el momento de la primera prueba, la felación; noté que Pilar, estaba algo nerviosa, pero, supuse que era normal.

Pilar me bajó toda la ropa, hasta dejarme, ya, con la polla al aire, se sorprendió del tamaño, pero para bien, me confesó que no sabía si iba a poder con tanto, ella sola, pero, empezó a chupar.

Era evidente, la falta de experiencia, en hacer felaciones, pero, al menos, le ponía cierto interés.

Cuando me corrí, me pidió que no fuera en su cuerpo, porque aún no se sentía preparada, así, que me tuve que correr, en una alfombra, lo primero que vi a mano.

Después, cuando pensaba que iba a llegar el momento, de empezar a follar con ella, me dijo que no, que, por hoy, habían sido ya muchas las emociones, y que, si no me importaba, al día siguiente, me llamaría, y hablaríamos con calma.

Yo, resignado, acepté la situación, me vestí, y me fui, agarré mi coche, y me fui a mi casa...

En el próximo capítulo, veremos si hubo llamada de Pilar, y qué me dijo.

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