Piensa en mi cuando te toques

¿Q harías si tu pareja te descubre acariciándote a solas y en vez de enojarse se une a ti? Todos los hombres acostumbran masturbarse cuando creen nosotras dormimos, la mayoría de las chicas se molestan o hasta se ofenden, pero para una adicta al sexo como yo no existe mejor oportunidad de disfrutar

Al final de un arduo día necesitaba descansar, tenia tanto sueño que me quité todo excepto las medias y así con el cuerpo al descubierto me metí a la cama. Entre sueños recordé que mi novio me había acompañado a casa y ni cuenta me di si se había ido o se había quedado conmigo, al abrir los ojos me llevé una gran sorpresa: Él estaba ahí en un lado de la cama, junto al buró con mi portátil encendido y una muy notable erección ¿imagínate como me puso el verlo así? Esa respiración agitada y e l movimiento que provocaba en la cama al tocarse me volvió loca, inmediatamente sentí como me humedecía al notar como Diego alternaba su mirada entre el ordenador y mi sexo al descubierto sin sospechar siquiera que yo estaba despierta.

No pude aguantarme mas y gire hacia él, quien trataba de ocultar de alguna manera lo obvio; sin decir nada levante mis torneadas piernas cubiertas con mis medias y con una de ellas cerré el portátil, terminé de acercármele a gatas y fui directo a lamerle el miembro. Diego estaba confundido y excitado, miraba morbosamente mis piernas y mi culo sin poder contener sus jadeos de placer, coloqué su rostro entre mis piernas para silenciarlo pero lo detuve entes de que lograra que me corriera, deseaba mucho más, quería que esa vigorosa polla me embistiera hasta partirme en dos.

Me monté sobre mi chico que con las manos adheridas en mis nalgas marcaba mi ritmo, estaba deliciosamente caliente, palpitante, a punto de estallar. – Espera nene, aun ahí más. Bajé una vez mas a probar mi sabor favorito y ya bien lubricado me movió agresivamente y llevó mis rodillas hasta mis hombros, esto dejó al descubierto todo mi sexo y con una mirada lasciva me dijo – ¿ Quieres que te la meta zorrita? Al oírlo mi conchita se humedeció como nunca y antes de poder responder algo ya tenia su miembro dentro, se movía tan rápido y cada vez mas y mas fuerte. Lleve mis dedos a su boca y después hacia mi conchita, mientras el me penetraba yo acariciaba mi mojada conchita, los movimientos sobre mi clítoris se aceleraban cuando de su boca salían frases sucias.

Creí que ese momento no podía ser mas perfecto hasta que recordé que nos habíamos olvidado de mis tetas que con los pezones endurecidos reclamaban atención, fue como si diego pudiese adivinar mis pensamientos cuando en ese momento se acercó a recorrer mis tetas con su lengua, estaba tan excitado que sus besos se convirtieron en mordiscos, me humedezco solo de recordar como aquel dolor que provocaban sus dientes sobre mi pecho resultaba en un placer alucinante. – ¿ Quieres mas perra? –Dijo Diego, yo entre jadeos y gemidos apenas pude pronunciar – A las putas nos gusta por detrás

Jamás alguna frase le había puesto tanto, fue hacia mi conchita a juguetear con su lengua dentro y fuera de mi, llevo mi mano a mi trasero e hizo que me penetrara a mi misma; enseguida me giró y mientras admiraba mis nalgas unos segundos pude sentir como se le ponía aun mas dura, golpeó mi trasero y me penetró por detrás rápida y fuertemente, mi espalda se arqueo al sentir su miembro entrar. Imagínenme ahí a la orilla de la cama, colocada en cuatro, excitada al cien, mis grandes tetas rebotando por el movimiento mientras el me penetraba el trasero y me daba azotes…

Sabia que un gran orgasmo estaba por llegar, llevé una mano hacia mi conchita y sentí como escurría y palpitaba así que introduje mis dedos, estábamos extasiados al sentir como era penetrada por ambos lados. Diego movía mas rápido la pelvis, con una mano estrujaba mis tetas mientras que con la otra arañaba mi espalda. Placer, dolor, jadeos, éxtasis, ahhh! Se corrió dentro de mi culo y se tiró a la cama, yo disfrutaba la sensación de humedad en ambos orificios mientras el orgasmo me dejaba tumbada…

Al amanecer mi chico no estaba, rondaba en mi cabeza la duda de si  había sido uno de esos deliciosos y recurrentes sueños fantasiosos o si realmente había pasado, me dirigí al espejo y mi desnudo reflejo me dio la respuesta; aun tenia ese gustito de placer en el rostro, las tetas con moretones de mordiscos, la espalda marcada y mas ganas de follar que nunca. Entonces recordé que después de ese memorable polvo y antes de quedarme dormida le dije a Diego: - Piensa en mí cuando te toques…

Besitos, Susan.