Piensa en frío... él alteró mi mundo (28)
-te contó lo que hicimos? decía acercándose a nosotros quizás tu no lo mantienes muy feliz y le hace falta alguien mejor en la cama
Hola! prometo no extenderme, primero lamento la tardanza pero el trabajo ha sido mas molesto de lo que pensaba, ni siquiera he podido leer las historias que sigo desde hace un tiempo y eso ha sido terrible, recien podré pornerme al día, aun asi creo que no fue mucho tiempo de espera, sugundo este capitulo puede que no sea tan extenso pero me parece que no era necesario que lo fuera, creo que está bien, por éltimo, he tomado la desicion de terminar esta historia , cierta persona muy importante para mí la leyo recientemente y lo conversamos, despues de mucho mas de un año creo que ya fue suficiente, si bien no he decidio cuantos capitulos mas escribiré , quiero que lo sepan de antemano, estoy segura de que lo entenderán :) eso! sin mas,, quiero agradecer los comentarios en el capitulo anterior - aunque inevitablemente de desviaron un poquito de la historia, nada que hacer, les mando un millon de besos y como siempre estaré atenta a sus comentarios y valoraciones de TODO tipo (creo que ahora no poder dejar de contestarles de inmediato jajaa)
Besos a la distancia!
Pauli.-
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Fernando
-dónde estabas?
-salí a caminar
-a esta hora?
-sí, no tiene nada de malo, sabes que me gusta salir a caminar de vez en cuando
Annie ignoraba mi mirada y se concentraba en su teléfono, por la tarde cuando había llegado a casa de la universidad no la encontré, marqué su teléfono y tampoco contestó, admito que me preocupe, pero luego pensé que quizás se había ido a visitar algún familiar o algo así, aunque no le habría costado nada dar señales de vida.
-que tal tu día en la universidad?
-Annie te conozco- le dije ignorando su pregunta- que estas escondiendo?
-estas totalmente paranoico, tu hermana tiene razón
Ignoré sus palabras, por alguna razón ella y Bárbara parecían muy de acuerdo a la hora de molestarme, cuando mi hermana llego a casa tomé las llaves del auto y salí sin decirle nada a nadie.
Conducía por la avenida principal, no estaba muy seguro de lo que hacía, ni menos a donde iba, el teléfono sonó y lo ignoré, cuando la luz roja de uno de los semáforos me obligo a detenerme tome el aparato y no me quedo otra más que reír por el mensaje…
“está bien, está bien! Lo admito, quería disculparme con Santiago, estuve con él durante la tarde, pero me porté bien, lo juro, incluso creo que nos entendimos muy bien y me agrada mucho en verdad, pude ver porqué lo quieres tanto…”
Sabía que Annie escondía algo, pero no puedo molestarme con ella, no en este caso, si se disculpó con Santiago no podría molestarme por eso.
Aparco el auto en un esquina y camino unos minutos, inevitablemente no puedo pensar estando en casa, es imposible.
La última vez que estuve aquí no lograba juntar dos ideas en mi cabeza, ahora cuando ya logro tener mis ideas relativamente claras, me recuesto sobre el pasto y cierro los ojos intentando decidir qué demonios haré.
-enserio tengo que amarte demasiado como para haber subido ese muro yo solo – la voz de Santiago me despierta y cuando abro los ojos lo veo de pie junto a mí, no me mira, se ve cansado y respira agitado, sonrío porque supongo que él y Annie se entendieron mucho más de lo que creí- después tienes que ayudarme a subir, fue un infierno hacerlo solo –se deja caer a mi lado y aun no me mira, mientras yo no quito mis ojos de él que parece estar contemplando muy interesado la imagen que tenemos de frente.
Aparto mi mirada de él y vuelvo a cerrar los ojos, es infinitamente reconfortante saber que está a mi lado, tenerlo a unos centímetros de distancia de una extraña forma, me calma, y odio ser tan idiota, debería tenerlo así siempre.
Santiago no habla y yo mantengo mis ojos cerrado, pero sé que está a mi lado y muevo una de mis manos buscando la suya, entrelaza sus dedos con los míos y con la yema de estos acaricia mi mano…
-Annie es capaz de cansar a cualquier, lamento que la hayas tenido que aguantar toda la tarde- mantengo mi mano en la suya y los ojos cerrados
-no estuvo más de dos hora en mi casa
-cómo? Pero si llego hace muy poco –lo miré y Santiago sonreía sin mirarme
-Pablo apareció cuando estábamos hablando, salieron juntos, dijo que la acompañaría para que no caminara sola por la ciudad- se ríe y esta vez sí me ve a los ojos – supongo que se entretuvieron por un rato
No puedo sonreír porque la imagen de mi amiga con Pablo es extraña… muy extraña, pero evito pensar en ello, al menos por ahora
-de que hablaron ustedes dos? –le pregunto aprovechando que aún tiene su mirada sobre mí
-no te diré nada –sonrió- te quedas con la curiosidad- frunzo el ceño porque un millón de cosas cruzan por mi cabeza, Annie a veces habla más de la cuenta.
-dijo que le agradabas –Santiago ríe sonoramente y me contagia su buen humor
Nos quedamos en silencio por un rato y es que estoy pensando en qué decirle, y él no me está ayudando, sé que espera que yo hable, pero no estoy seguro de que quiere hablar, tengo una idea, pero no me gusta, entonces recuerdo algo que debía preguntarle
-sabías lo de Rodrigo cierto- no fue una pregunta, estaba seguro de su respuesta, Santiago me miró sorprendido y luego dio un suspiro
-no podía decir nada
-por qué?
-porque no me correspondía
-te lo contó Lucas?
-si, y la verdad al principio no lo creía, pero llegue a la conclusión de que Rodrigo es muy buen actor, como lo supiste?
-él me lo dijo –no parecía creer lo que le decía- bueno más bien dijo muchas cosas extrañas, y cuando se lo insinué, no lo negó, está extraño, pero en realidad solo me importa que te haya dejado tranquilo
Santiago me mira sonriendo…
-fue él quien me dijo que podría encontrarte en el bar la otra noche
-por qué fuiste?
-porque quería verte y pensé que ahí no me ignorarías –me muevo para estar sentado esta vez de frente a Santiago y me doy cuenta de la marca en su cuello…
Llevo días pensando en esto, aunque intento evitarlo, no logro dejar de pensar en ello, la idea de ese bastardo con Santiago me ha torturado noches enteras, pero no es solo eso, saber cómo fueron las cosas, ahora que lo pienso me maldigo una y otra vez..., aun tengo su mano sobre la mía, Santiago sonríe frente a mí y no quiero que deje de hacerlo, pero tengo que preguntarlo, con la mano que aun tengo libre aparto un poco el cuello de su camisa, y si, lo que tanto temía esta frente a mis ojos, él lo nota y aparta mi mano
-te lastimó?
-no importa –esquiva mi mirada
-te lastimó?- vuelvo a preguntar- dímelo
-no quiero, no me obligues, no quiero recordarlo
-Santiago yo…
-vamos, es tarde. Levántate –se pone de pie y me mira sonriendo –tengo un examen mañana temprano, quiero dormir- me levanto y cuando estoy frente a él, da la vuelta y comienza caminar, lo sigo en silencio y no se bien como actuar, ni tampoco lo que tengo que hacer, lo único que tengo claro es que habría dado lo que fuera para que nadie lo lastimara, por un segundo pienso que quiero ver al bastardo y molerlo a golpes.
Santiago habla mientras camina a mi lado pero no escucho lo que dice, cuando nos detenemos para pasar al otro lado del muro veo como hace una mueca con su boca, seguramente le costo bastante subirlo solo, parece estar concentrado mirando la muralla, vuelvo a tomar su mano y atraigo su cuerpo al mío, me mira sorprendido y da un suspiro cuando vuelvo a poner mis manos en el cuello de su camisa, muevo la tela de la prenda y una marca rojiza me revuelve el estómago
-ya déjalo –dice y quita mi mano de su cuello, lo miro y las palabras no salen de mi boca, aunque la realidad es que no sé que decir
-debí haber ido contigo, si no…-recuerdo nuestra última pelea antes de esa noche- si no me hubiera cegado esto no habría pasado y tu no… Santiago, lo siento tanto –noto que mi voz se quiebra y intento calmarme porque no quiero hacer que se sienta mal, lejos de todas las inseguridades que tengo hoy mas que nunca sobre lo nuestro, lo que mas me duele y me carcome la cabeza es saber que lo lastimó y que por mi estupidez yo no lo evite, lo dejé solo, y tengo el descaro de reclamarle
-no me apetece hablar de eso, al menos no ahora –tira de mi mano para que le ayude a subir.
En silencio caminamos hacia donde esta aparcado el auto, cuando llegamos al auto nos quedamos de frente viéndonos, él apoya su cuerpo en el coche y sonríe, pienso en como es capaz de sonreir después de lo que paso y me doy cuenta que es una sonrisa falsa, que lo esta haciendo para que no vuelva a preguntar nada.
-como supiste donde estaba? –él ríe
-por alguna razón tu amiga me envió un mensaje diciendo que habías salido y que debería ir a buscarte pero que no habías avisado donde estarías, y bueno se me ocurrió que podías estar aquí, ahora que lo pienso que bueno que te encontré, no habría sido grato subir ese muro por nada - me río, definitivamente él y Annie se entendieron
-vamos, te llevo a casa
El camino a casa de Santiago es silencioso, molestosamente silencioso, a pesar de que cada vez que lo miro está sonriendo me inquieta que no diga nada.
Miro hacia dentro y la casa parece estar vacía, pienso en que si las cosas estuvieran distintas ya estaría dentro para quedarme con él, pero Santiago no dice nada y yo tampoco lo haré, lo sé… soy un idiota…
-tus padres no están?
-no, trabajo, ya sabes, no pasan mucho tiempo en casa –sonríe mirándome, en el fondo, sabe lo que quiero, pero es obstinado, es jodidamente obstinado- conduce con cuidado, enserio
-Santiago- lo llamo cuando abre la puerta del coche, el se detiene y me mira aun sonriendo, vuelvo a tomar su mano y lo acerco a mí, pero cuando voy a besarlo él me detiene con su mano en mi hombro y me aparta, lo miro sin entender
-porqué? –pregunto desorientado, él me sonríe y a pesar de que me aparta, acaricia mi mejilla
-tenías una tarea que hacer y estoy seguro que aun no lo cumples
-de que hablas?
-no quiero que tengas dudas conmigo, cuando esté todo claro en tu cabeza, solo entonces podemos hablar de esto
-acaso tu ya no quieres estar conmigo?
-esas son las dudas que quiero que ya no tengas, cuando estés seguro de lo nuestro, de lo importante que eres para mí, entonces podremos volver a estar juntos y créeme que es lo que más quiero, pero también quiero que funcione
Me maldije, mil y una vez por lo que le había dicho, no esperaba que fuera esto lo que quisiera, Santiago sonrió y beso mi mejilla, se dio la vuelta y lo vi entrar en la casa.
Rodrigo
La desesperación me está matando, ya no sé dónde diablos seguir buscando a Tomás, he marcado miles de veces a su teléfono pero en todo momento lo he encontrado apagado, el buzón tiene que estar repleto con mis mensajes, pienso y trato de encontrar otro lugar donde poder buscarlo, pero no se me ocurre nada más.
Cuando vuelvo al departamento reviso por millonésima vez el teléfono a ver si tengo alguna respuesta de él, pero nada… y entonces lo recuerdo, la nota.
La última vez que lo vi el dejó una nota sobre la mesa que cuando volví no quise leer y que a pesar de todo tampoco fui capaz de tirarla, estúpidamente la había guardado sin leer y estaba en uno de los cajones de mi habitación, corro hasta ella y busco el papel entre otras cosas, cuando la encuentro ruego que diga algo que me pueda ayudar a encontrarlo, aunque también existe la posibilidad que sea una burla, muy típico de él… pero no.
“No voy a disculparme ni a decir que lo siento, no serviría de nada, en realidad esta nota es inútil, pero creo que a diferencia de las veces anteriores y como esta es definitiva, tenía que despedirme, prometo que no volveré a buscarte ni tampoco a molestarte, tu lo dijiste, yo y mi miseria nos mantendremos lejos de ti, quizás lo único bueno de todo esto es que al final terminaste odiándome, es mejor así, Rodrigo puede que sea una idotes o quizás un capricho pero tengo que decirte que si hay alguien que me importa y creo que te quedo muy claro que no es Santiago, pero como me importa es que es mejor mantenerme lejos, solo porque no quiero seguir lastimándote y porque merezco todo lo que dijiste, incluso mas…
Tomás”
Lo único que pasa por mi cabeza es porqué demonios justo ahora se decide a hacer las cosas bien, y como diablos fui capaz de decirle todo aquello, si no es cierto, nada era cierto, sería todo mucho mas sencillo si lo odiara, pero no lo hago, aunque lo merezca, no puedo odiarlo.
Guardo la nota en mi bolsillo, tomo la chaqueta y las lleves del departamento y bajo las escaleras corriendo, tengo que encontrarlo.
Santiago
Por la mañana no quise levantarme de la cama, pienso en las cosas que tengo que hacer en la universidad y no hay nada que no pueda solucionar después, si no tengo ánimos es porque todo lo ocurrido en el ultimo tiempo me esta pasando la cuenta, ni siquiera he logrado dormir bien y eso es lo que me tiene sin ganas de nada, eso sin contar que cada vez que cierro los ojos tengo pesadillas, definitivamente no estoy bien, pero tampoco pretendo victimizarme, se bien que nada habría pasado si yo no hubiera sido tan confiado, inevitablemente pienso en lo que esta pasando por la cabeza de Tomas, como puede estar tan cambiado, como puede ser capaz de algo tan bajo, definitivamente el Tomas que estuvo conmigo hace unos años dejo de existir, y aunque lo lamento no quiero saber nada de lo que pase con él, tampoco con Marcela, me enerva pensar que quizás ella sabía lo que su hermano pretendía y que no me advirtió o mas asqueroso aún, que le haya ayudado.
Como mis padres no están en casa, en realidad nunca están, no pretendo levantarme de la cama y solo me levanto para buscar algo de comer y luego vuelvo a la cama, me recuesto y no tengo idea de la hora, una llamada de Pablo de indica que es mas tarde e lo que creía, le digo que no tenía ganas de salir, no muy convencido de mi respuesta cuando me pregunta si estoy bien, dice que pasara por mi casa en la tarde, le pido que le avise a Diana par que no esté preocupada, se preocupa mucho mas de lo que debería.
Un par de horas después el teléfono vuelve a sonar, no pretendo contestar pero el tono me dice que es un mensaje, resignado me muevo en la cama hasta tomar el aparato que yace en el suelo del cuarto.
“paso algo? Estas bien? No te vi en la facultad y me preocupe, que ocurre?”
Sonrío en cuanto leo el mensaje y pienso en no contestar, miro la pantalla y releo las palabras una y otra vez, tengo tantas ganas de verlo…
“anoche no dormí bien y hoy no logre levantarme de la cama, de hecho aun no lo hago, solo eso”
No quiero darle detalles de porqué no logro dormir, ni mucho menos de mis pesadillas, solo tengo que dejar de pensar en lo que paso
“seguro que solo es eso?”
Vuelvo a reír por su respuesta, no está conforme con nada
“deja de preguntar, solo no he dormido bien y ya… quiero verte, tenemos algo pendiente”
Espero un negativa de su parte, en estos días no he dejado de pensar en lo que dijo y quiero saber lo que piensa, si no de nada sirve estar pensando en él a cada momento
“de seguro Annie querrá salir hoy, no puedo dejarla sola”
Serás descarado Fernando… que excusa mas barata y mala, estoy seguro de que a Annie no le molestará que se lo quite por un rato, pero como no quiere reconocer que también quiere verme, usa una excusa tan mala, bien, pues entonces que se aguante.
No contesto su último mensaje y para no saber mas, decido apagar el teléfono y cubro mi rostro con las sábanas obligándome a volver a dormir.
Despierto con el ruido insistente del timbre de la casa, aun medio dormido me levanto y camino torpemente a la puerta, cuando abro la expresión molesta de Pablo me hace reaccionar de inmediato
-porque diablos tienes apago tu teléfono? –me mira exasperado, tengo que reprimir una sonrisa
-quería dormir, de todas formas no iba a contestar, que mas da- abro la puerta y la mirada de mi amigo me causa mas gracias que su voz molesta, sencillamente no estoy vestido muy presentable, los boxers están arrugados y mi cara debe ser un espanto, llevo horas durmiendo
-al menos podrías vestirte, no me interesa verte sin ropa
-entra tonto – Pablo entra en la casa y cuando lo veo ya esta acostado en uno de los sillones, con las manos en su cara mueve una y me mira de reojo –que? –le pregunto porque no habla
-hoy vamos a salir –niego con la cabeza pero antes de que pueda decir algo- no te estoy preguntando si quieres salir, te estoy informando que saldremos, no quiero quejas
-porque dispones de mi tiempo así como así?
-me imagino que tendrás algo mejor que hacer, oh si quizás hundirte en la cama pensando en tu noviecito sea mejor panorama que salir conmigo, como eres de ingrato -finge sentirse ofendido o algo así, esta vez no logro reprimir la sonrisa y se me escapa una carcajada – genial y además te burlas, bien bonito
-no exageres, sabes que te quiero
-eso es un vil chantaje emocional, de todas formas vamos a salir, no quieras convencerme con palabras melosas
-como quieras- tiene razón, si no quiero, de todas formas me arrastrará hacia donde sea que quiera ir
Nos quedamos por un rato en el living de la casa, tengo que registrar la cocina buscando algo que le guste a mi amigo, cuando encuentro esos postres que hace mi madre y que a Pablo lo trastornan, literalmente, pongo tres en plato y se lo llevo para que mantenga la boca cerrada por un rato, cuando lo veo está buscando algo en la televisión, cambia de canal en canal sin apenas ver lo que están pasando en cada uno, le entrego el plato y sin mirarme sonríe concentrándose en la comida, me siento a su lado bostezando, increíblemente aun siento mucho sueño.
-has sabido algo de Tomás? –pregunta sin perder de vista la televisión y con la boca llena de comida
-no y no me interesa
-bien, pensé que quizás te había buscado
-porque lo dices? No creo que tenga el descaro de aparecer aquí
-la verdad no sé qué más se puede esperar de él, está muy mal
Por un momento la sensación de preocupación llega a mí pero me niego a rendirme ante ella y la aparto de mi mente tan rápido como apareció
-se lo que estás pensando- dice Pablo y esta vez sí me mira
-desde cuando lees mentes?
-quieres odiar y detestar a Tomás y bueno razones tienes de sobra, pero no puedes evitar sentir lástima por él, no puedes cambiar eso Santiago, es tu forma de ser, a pesar de lo que Tomás te hizo no le deseas ningún mal
-pero debería –le digo porque tiene razón, siempre tiene razón
-no, quizás cualquier otra persona si, pero tu no, tu no eres así
-no me ha servido mucho ser distinto, mira como están las cosas ahora
-pero todo tiene arreglo, Fernando está molesto pero cuando tenga la cabeza fría vendrá corriendo a pedirte que lo perdones por no haberte apoyado en vez de portarse como un bruto
-hablaste con él cierto?
Pablo me mira por un segundo, examina la expresión de mi rostro…
-algo- solo dice eso y vuelve a llenarse la boca con comida
-no seas niño y cuéntame- golpeo su brazo y él ríe
-tiene ideas raras, creo que tu novio está desquiciado
-te lo contó? Lo que piensa…
-sí… me contó algo
-y tu lo vez como él?
-Santiago!- suspira sonora y teatralmente –no podría decirte eso, él ve las cosas mas complicadas porque es tu novio, no lo sé, yo nunca he estado celoso de que me quiten a mi amigo- se me escapa un carcajada- de todas formas –se pone serio- entiendo lo que está pensando, la relación de ustedes es jodidamente frágil y aunque tu dijeras que no Tomas siempre fue un riesgo y supongo que para Fernando no fue muy grato ver como tu siempre defendías a tu ex cuando discutían, quizás yo no habría pensado algo tan descabellado como que querías tener algo con Tomás pero si, reconozco que debe ser desconcertante….-hace una pausa como si estuviera pensando en como continuar- entiendes lo que digo?
-sí, claro que sí
Entiendo a la perfección sus palabras y pienso en lo que ha dicho, es verdad, de manera inconciente, pero está claro que yo ayude a fundar esas dudas en la cabeza de Fernando, aunque de todas formas las ideas son totalmente descabelladas.
Fernando
Llevo al menos unos diez minutos esperando a Annie en la puerta de la casa, no entiendo por que demora tanto si solo saldremos por un rato, una vez mas quiere arrastrarme a ese bar que tanto le gusta, aunque no tengo ganas es difícil negarse a ella, cuando cedí a su petición marque el numero de Rodrigo por si quizás querría volver a salir con nosotros pero jamás contesto mis llamadas, algo me dice que quizás no quiere hablar conmigo por la conversación que tuvimos la ultima vez, además tampoco lo he visto en la facultad.
Cuando Annie aparece a mi lado está radiante, la miro impactado porque me extraña que se haya arreglado tanto para salir conmigo
-y? me veo bien? –la miro con la boca abierta, impactado, lleva un vestido negro corto- demasiado corto según yo- y el cabello suelto pero recogido a un costado, Annie no usa maquillaje, no lo necesita, de todas formas se ve preciosa –bueno di algo!- ríe mientras la miro, de fondo siento la mirada de Bárbara que nos mira conteniendo su risa
-Annie porqué estas… Annie! Si tu vas a salir así yo pareceré un vagabundo a tu lado! –esta vez Bárbara no reprime su risa y la carcajada es estrepitosa
-no te preocupes hermanito que Annie no se arregló así para ti
-que?- la miro esperando que termine de hablar pero mi amiga se adelanta y le hace señas de silencio a Bárbara, esta ríe, da media vuelta y camina escaleras arriba, fijo mi mirada en Annie y ahora si creo que algo ha cambiado en mi amiga, muy pocas veces la he visto sonrojarse y esta vez es con exageración – que quiso decir? –le pregunto pero ella evita mirarme a la cara
-nada nada, ya veámonos- toma mi mano y me arrastra con ella hacia la calle- oh no seas aguafiestas! –dice mientras pellizca mi brazo cuando le digo que el vestido es muy corto, entonces ha vuelto la Annie de siempre y esta vez solo sonríe, ya no esta sonrojada.
El “Sobredosis” por ser día viernes tiene noche especial, hoy toca electrónica, antes de entrar al bar Annie respira hondo y yo la miro consternado, toma mi mano y sonríe al guardia del local cuando este la mira y creo que le vendría bien usar un babero, pero luego nota mi presencia y finge no haber visto nada, antes de que pueda decirle algo Annie ya tira de mi brazo.
Entre la gente del lugar, que está repleto, mi amiga levanta la mirada y pareciera que esta buscando a alguien, cuando le pregunto que hace ella solo sonríe sin contestar, entonces sus ojos se ensanchan y la sonrisa se hace mas grande cuando fija su mirada en un lugar, tira de mi mano y sin decir absolutamente nada, a medida que vamos caminando noto la sonrisa de Pablo a lo lejos, una boba sonrisa y la mirada similar a la del guardia, a su lado esta Santiago que no parece muy animado por el lugar, mira a Pablo y luego mira en dirección a nosotros guiado por los ojos de ese sinvergüenza que tiene de amigo, ahora lo entiendo todo –Annie…- ella no presta atención a mis palabras, vuelvo a fijarme en Santiago y su cara de sorpresa debe ser igual o mas grande que la mía, mira hacia Pablo y este sonríe orgulloso- infeliz
-hola! –Annie parece muy contenta, da una mirada fugaz a Santiago cuando suelta mi mano y se acerca a darle un beso, desde entonces su atención esta en Pablo
-hola –Santiago nos mira atónito, Pablo no se fija en nada más que no sea Annie, no le quita los ojos de encima
-Annie- la llamo y tiro de su brazo para que se concentre en mí- que se supone que hacemos aquí?
-Fernando que va a ser, vamos a distraernos un poco, relájate te ves tenso, Dios! Te estas haciendo viejo
-ya escuchaste, relájate, mejor –Pablo mira hacia Santiago- relájense los dos- se acerca a Annie y toma su mano, mi amiga me mira y sonríe, me guiña un ojo y los veo alejarse, esto no me gusta.
-es mi idea o tu amigo le esta coqueteando a Annie –le pregunto a Santiago cuando lo veo reír
-a ella no parece molestarle, déjalos ser felices
-pero…- me callo cuando veo a Santiago mirar en dirección a la barra con espanto, miro a ver que es lo que lo ha molestado y me encuentro con la figura de Tomás sentado de frente a donde estamos, con la cabeza entre las manos y un baso frente a él sin tocar siquiera.
Vuelvo a mirar a Santiago y parece estar aterrado, rápidamente se pone de pie…
-me voy, si ves a Pablo le dices que
-hey tranquilo –tomo su brazo y cuando vuelvo a mirar donde estaba Tomas, ya no lo veo
-me quiero ir –siento sus manso temblar –si ves a Pablo le dices que me fui a casa por favor –se aleja de mí y comienza a caminar a la salida- vuelvo a mirar donde estaba Tomas, pero solo veo el vaso que permanece en la barra intacto, sigo a Santiago y lo alcanzo antes de que salga del lugar
-ni piense que voy a dejarte solo, te llevo a casa
-pero Annie
-mas le vale a Pablo cuidarla, vamos- tomo su mano y salimos del local.
En la salida Santiago mira hacia todas partes, como si estuviera buscando a alguien, en realidad se que es eso lo que está haciendo, tiro de él para que caminemos hacia donde dejé aparcado el auto pero antes de llegar a él la imagen de Tomas se cruza ante nosotros, camina hacia el mismo lugar a donde vamos, y en un giro de su cabeza se encuentra con nosotros, se detiene y examina a Santiago, si, lo mira a él.
-ah pero mira, que linda pareja, ves Santiago exageraste la ultima vez que nos vimos, tu novio te perdono después de todo, no había porque hacer tanto drama
-cállate Tomas- Santiago lo mira furioso
-ah momento- Tomás ríe- no me digas que no le has contado lo que hiciste conmigo, Santiago… antes no eras un mentiroso –el tono de burla en su voz es lo que mas me irrita
-cierra la boca imbécil –cuando le hablo el me mira y sigue sonriendo
-te conto lo que hicimos? –decía acercándose a nosotros –quizás tu no lo mantienes muy feliz y le hace falta alguien mejor en la cama
-basta Tomás! Que demonios te pasa, sabes que yo no quería!- Santiago le grita y veo como sus ojos se humedecen
-bueno bueno –tomas sigue riendo- esta bien dejémonos de dramas, a tu novio no parece importarle
-lo obligaste, tu bastardo lo obligaste – me acerco a él pero Santiago toma mi brazo deteniéndome
-eso fue lo que le dijiste? –le pregunta a Santiago y la carcajada es mas fuerte
-es la verdad! No puedo creer que lo hayas hecho Tomas, que diablos te paso- Tomás deja de sonreír y mira a Santiago con frialdad
-despierta niño, sal de tu burbuja un poco para ver la mierda que hay a tu alrededor, quieres saber porqué lo hice? Por que si esta bien! Lo admito! Te drogue, eso se considera una violación cierto, bueno pues si! Lo hice! –le grita y santiago permanece en silencio – quieres saber porqué? Para que aprendieras que no todo es color de rosa, quieres saber si me gusto? –se quedo en silencio pensativo- pues no, no me gusto, no es agradable estar con un bulto que no se mueve
-ni si quiera estas arrepentido –Santiago no deja de llorar y no puedo creer el descaro de Tomás
-te equivocas Santiago, si lo estoy, si estoy arrepentido, pero no por las razones que crees, no por ti
-entonces?
-por… eso no te importa, y no me mires así, si lo que quieres es que te pida perdón o alguna estupidez como esa no lo voy a hacer, ya lo dije quizás necesitabas que alguien te follara y no tuve problema en hacerlo- sonrió, me suelto del agarre de Santiago y por fin puedo romperle la cara a golpes.
Santiago
Intento que Fernando suelte a Tomás pero no me escucha, alrededor hay gente mirando pero nadie se acerca, Fernando esta encima de Tomas golpeándolo y este ni siquiera se defiende, cuando tiro de él para que lo suelte, Tomas se pone de pie con dificultad y no puedo creer que aun cuando tiene todo el rostro y su camisa cubiertos de sangre, aun esta sonriendo.
-basta, por favor basta, vámonos por favor ya vámonos – le ruego e intento hacer que me mire, pero no lo consigo, mantiene la vista fija en Tomás y cuando este está de pie nuevamente sigue sonriendo
-déjalo Santiago, deja que te defienda, por que tu no puedes hacerlo por tu cuenta, te has puesto a pensar Fernando en cuantas camas habrá estado Santiago y después dice que lo drogaron- no entiendo lo que Tomás dice, que esta esperando, quiero que Fernando lo mate a golpes
-bastardo- una vez mas Fernando suelta mi agarre y da un golpe que incluso a mi me duele, Tomás queda tirado en el suelo y cuando va a levantarse Fernando vuelve a golpearlo, no sé qué hacer, no puedo separarlo yo solo.
Tomás sigue sonriendo y Fernando lo patea cuando se mueve en suelo, no se como pero a lo lejos veo en la puerta del bar a Pablo, lo llamo y corre hacia donde estamos, Annie viene tras él pero al ver a Fernando se inmoviliza, no sé en que momento pero antes de que Pablo llegue a donde estamos Rodrigo que parece de la nada ya esta deteniendo a Fernando, cuando llega pablo toma a Fernando de los brazos y yo intento calmarlo
-suéltame Rodrigo!
-basta Fernando por favor basta – se nota angustiado –Santiago tienes que calmarlo, haz algo! -me grita porque estoy inmóvil frente a ellos
No puedo dejar de notar como Rodrigo se acerca a Tomas y lo mira afligido, no alcanzo a escuchar lo que le dice Tomas cuando lo ve y su sonrisa se hace mas grande pero es distinta a la sonrisa burlona que tenía con nosotros
-que mierda haces Rodrigo, que carajo estas haciendo!- Fernando grita enrabiado y cuando Tomás se está levantando Rodrigo se acerca a nosotros
-tienes que calmarte Fernando –le dice intentando calmarlo, pero es inútil, Fernando se suelta del agarre de pablo y toma a Rodrigo del cuello de su camisa
-que mierda tienes tu que ver en todo esto?! Rodrigo si estas involucrado en esta mierda me la pagas, dime que carajo tienes que ver tu con ese bastardo!! - Rodrigo lo mira sin responder y creo que un poco asustado
-oye imbécil suéltalo –Tomás ya se ha levantado del suelo y golpea a Fernando en la cara para que suelte a Rodrigo… esto no para
-bueno ya! Basta los dos! Tu!- le grita Pablo a Rodrigo- sácalo de aquí!- Rodrigo se mueve y toma a Tomás del brazo para hacerlo caminar
-vamos camina- no pudo evitar mirar a Rodrigo como pasa su brazo por la cintura de Tomás y este lo sigue apoyado en su cuerpo, como es que esos dos se conocen, pienso en lo que ha dicho Fernando y la idea de que Rodrigo tenga algo que ver en lo Tomás hizo me repugna, pienso en Lucas y en lo ingenuo que fue al creer que su ex novio había dejado de ser un idiota, pero no es él quien me preocupa en este momento, luego ya trataré de entender todo, ahora quien me importa es Fernando.
Pablo sigue tomando su brazo con fuerza y Annie está de pie junto a él sin decir nada, solo lo mira y parece angustiada, Fernando sigue viendo en dirección a los dos que se van, me acerco a él y tomo su rostro en sus manos, veo una herida en su labio y un hilo de sangre correr desde él, cuando me mira pone sus manos en mi cintura y con mi pulgar limpio la sangre de su labio
-no debiste hacer eso- le digo después de un rato
-estas bien? –me rio, no puedo creer que me pregunte a mi si estoy bien cuando el que se ha trancado a golpes con Tomás es él
-creo que será mejor volver a casa –son las primeras palabras de Annie cuando me parece que ya no esta tan aterrada con la escena, pienso que quizás ella jamás ha visto a Fernando así, de hecho yo tampoco lo había hecho
-vamos- pablo toma a Annie de la mano, gesto que yo noto pero al parecer Fernando no
-pablo tu puedes conducir? –Fernando lo mira y le extiende las llaves del auto cuando mi amigo asiente
Cuando llegamos al auto, Pablo y Annie caminan delante de nosotros, no le he dicho nada a Fernando porque parece estar molesto y quiero que se calme, inevitablemente tengo que llamarle la atención, todo lo que paso no está bien, aunque una parte de mi lo entiende, el sentido común me grita que no está bien, sobre todo porque podría haber salido lastimado.
Pablo conduce en silencio, en realidad ninguno de los cuatro dice absolutamente nada, noto que nos dirigimos a mi casa y aunque me inquieta, no protesto, cuando estamos en la puerta Pablo dice que ir a dejar a Annie y Fernando a su casa y que luego tomará un taxi para llegar hasta su casa, Fernando aun en silencio mira dentro de la casa, las luces están todas apagadas porque mis padres aún están de viaje, me mira sin decir nada y yo sostengo su mirada, sin dejar de hacerlo le habla a mi amigo
-Pablo llévate a Annie a casa- esta vez lo mira- cuídala, después me llevas el auto así no tendrás que tomar taxi –Pablo parece no estar muy seguro- Annie puedes decirle a Bárbara que me quedaré con Santiago, que no se preocupe –esto lo dice viendo a la chica y ella sonríe mientras asiente con la cabeza
-está bien –mi amigo parece haberse decidido- abajo, traigo el auto por la mañana
Sin más, Fernando y yo entramos en silencio a la casa, prendo la luz del pasillo a la entrada y lo miro sin decir nada
-tus padres no han llegado aún cierto?
-no, siguen de viaje
-no me gusta que estés solo –sonrío porque es extremadamente sobreprotector, pero no me molesta, ya no
-vuelvo enseguida –Fernando sube las escaleras y yo voy en busca de algunas cosas que necesito
Cuando vuelvo a la habitación, él está a los pies de la cama con la cabeza entre las manos, me acerco a su lado y me mira, veo que la marca en su boca aún tiene un poco de sangre
-te duele? –le pregunto mientras vuelvo a pasar mi pulgar por su labio
-no es nada
-recuéstate –tiro de su brazo para que apoye su cabeza en mis piernas y limpio la herida con las cosas he traído, no puedo evitar ponerme nervioso cuando siento su mirada en mi rostro, quiero que hable, que diga algo, lo que sea… pero no lo hace, solo me mira en silencio, cuando ya he limpiado la herida pienso en que mañana no se verá nada bien, aunque no muy grande de todas formas ha quedado una marca, si con un solo golpe Tomás hizo esto, no quiero pensar en cómo se verá él por la mañana.
Fernando se pone de pie y se queda junto a la ventana del cuarto, yo vuelvo a tomar las cosas que utilice y salgo de la habitación para dejarlas en su sitio, cuando vuelvo él está en la mismo lugar que cuando lo dejé.
-no debiste hacerlo –al fin el sentido común me obliga a decirlo- podría haberte lastimado, no tenías que hacerlo –Fernando gira su cuerpo y se sienta en el borde del escritorio al lado de la ventana
-no fue nada, solo fue un golpe
-pero pudo ser más y si algo te pasa –la sola idea de que Tomás pudiera haber lastimado a Fernando me marea
-ven aquí –camino hacia el mientras abrazo mi cuerpo, demonios no quiero llorar –cuando esta frente a mí toma mis brazos y me aferra a su pecho, respiro hondo porque extrañaba su perfume, sus manos rodena mi cintura y las mías suben a su cuello –perdóname –no entendí bien la palabra ni mucho menos el porqué, no me gustan las peleas pero no tiene que pedirme perdón por ello
-solo no vuelvas a arriesgarte así, por favor- le pido, siento el suspiro en su pecho y sus manos aferrando con fuerza mi cuerpo al suyo
-no hablo de lo de hace rato, es por lo de antes, perdóname –lo miro a los ojos sin entender –perdóname por no haberlo entendido, todo el escenario es muy distinto a lo que yo pensé cuando me lo contaste, siento tanto haber reaccionado así- al entender el porqué de sus palabras mi cuerpo se tensa de inmediato, no quiero hablar de esto, pero sé que tengo que hacerlo, solo quiero que no deje de abrazarme
-lo entendí, sabía que no ibas a reaccionar bien, solo esperaba que cuando estuvieras más tranquilo me dejaras explicarte
-soy un idiota y además egoísta, no sé cómo pude juzgarte después de saber lo que te hizo
-no me gusta pensar en eso
-lo sé lo sé, pero –se calló
-necesitas que te lo cuente –terminé la frase que había dejado inconclusa –está bien, solo promete que será la única vez que lo hablemos, por favor –le pedí, porque si ya me costaba pensar en ello, hacerlo palabras era infinitamente más difícil
Fernando tomó mi mano y nos movimos hasta la cama, volví a aferrarme a su cuerpo y comencé a hablar, contándole todo, o al menos todo lo que recuerdo, sin entrar en los detalles de contarle el horror que sentí cuando entendí lo que pasaba ni tampoco la sensación de náuseas al día siguiente, él escuchó en silencio sin comentar nada y cuando los sollozos se hacían difíciles de controlar su abrazo se volvía más fuerte, increíblemente y muy distinto a lo que había pensado decírselo todo me hizo sentir un enorme alivio, quizás el hecho de que él sepa todo me hace estar más tranquilo
-que hago para que olvides?- no miro sus ojos pero siento su voz entrecortada, no puedo evitarlo y mis ojos lloran sin control
-solo quédate conmigo
En silencio ambos esperamos que amanezca, y lo hace, después de un tiempo que para ambos ha sido la nada, el destello de luz que entra por la ventana nos molesta, Fernando se levanta y mueve la cortina para dejar la habitación oscura, recién ahora aparece el cansancio, veo que toma su celular y luego el mío, los deja sobre el escritorio y vuelve a mi lado
-es mejor que estén apagados –sonrío mientras vuelvo a acoplar mi cuerpo al suyo
-prometiste quedarte conmigo –le digo mientras sonrío
-nadie va a moverme de aquí –por primera vez en horas, demasiadas hora lo veo sonreír y tenerlo así hace más fuerte la necesidad de tenerlo, vuelvo a pasar la yema de mis dedos por su labio, está un poco hinchado pero no es nada terrible, y quiero acariciarlo, sé que le duele aunque no lo diga, solo acerco su rostro al mío y beso sus labios con cuidado, cierra sus ojos y suspira sonoramente, igual como lo hago yo, sé que ambos estábamos ansiosos de tener al otro así, vuelve a posar sus labios en los míos y la sensación es embriagadora, pero escucho un pequeño quejido de su parte y me aparto, acaricio su rostro y sobre la herido poso un pequeño beso, Fernando vuelve a suspirar y me abraza con fuerza, así siento como el sueño vence en mi cuerpo y me dejo llevar, volver a dormirme entre sus brazos debe ser la mejor forma de olvidar y más aún, la única capaz de aplastar los recuerdos y las pesadillas, como extrañábamos esto.
Tomás
Sentir el silencio de Rodrigo es infinitamente molesto, no protesté en ningún momento cuando me arrastro a su departamento, cuando ya no soporto el silencio soy yo quien comienza a hablar
-por qué no dices nada? –él solo me mira
-porque no sé qué decir y porque estoy demasiado molesto como para hablarte –me río
-por mi culpa?
-Tomás quizás no lo has pensado, pero en el último tiempo todo es por tu culpa –sus palabras aunque dolorosas, me hacen reaccionar, tiene razón.
Rodrigo se pone de pie y camina hacia la cocina, entonces yo aprovecho para salir del departamento, pero cuando ya estoy en la puerta es su mano que me detiene al tomar la mía
-lo siento, no debí decir eso –es molesto que sea él quien se disculpe, más aun cuando yo no sé hacerlo o al menos no sé dar una disculpa que suene creíble
-tienes razón
-quizás, pero no es tan así después de todo, yo podría haberme alejado de ti
-auch! –me río
-no quiero que te vayas – da madia vuelta y vuelve a la cocina, el regocijo en mi pecho es tan grande que como un idiota, sonrío y lo sigo
-entonces- le pregunto- porqué estás molesto?
-quieres que te enumere las razones? –asiento porque prefiero eso a su silencio- bien, por lo que le hiciste a Santiago, porque por tu culpa le conté a Fernando que soy gay, porque eres un egoísta, porque uno de mis más antiguos amigos ahora piensa que soy un maldito que te ayudo con Santiago, porque llevo tres días buscándote como un idiota, porque me preocupas y te amo, pero por sobre todo, estoy molesto y creo que aterrado de que estés pensando en volver a España.
La sorpresa es tan grande que no soy capaz de responderle de inmediato, lo de Santiago lo entiendo, pero que le haya contado al otro que es gay y que yo tenga la culpa de ello no me calza, de que soy un egoísta esa es la pura verdad, pero que lleve días buscándome y más aún, que sepa de la idea de volver a España, me desconcierta
-como lo sabes?
-eso no importa, solo lo sé, ahora dime –me sienta en una de las sillas frente a mí y extiende una taza de café para que yo la tome- dime que no piensas marcharte
-quizás no sea tan mala idea
-como dices eso, no puedo creer que pretendas irte para estar con él
-si me voy no es para estar con nadie que estás diciendo
-lo que creo y no seas tan descarado de negarlo –me callo porque tiene razón, aunque no quiera reconocerlo- no quiero que te conviertas en él –no es necesario nombrarlo, Rodrigo sabe lo que dice porque conoce la historia con Alex al menos las peores cosas
-no sé si pueda ser peor –pone los ojos en blanco
-no te entiendo Tomás, no entiendo por qué te victimizas –antes de que pueda replicar él vuelve a hablar- si tanto desprecias en lo que te has convertido, entonces por qué no te empeñas en cambiar
No contesto su interrogatorio porque él no sabe, que lo estoy haciendo, al alejarme de él estoy intentando cambiar lo que soy, si lo sé, quizás no he sido muy bueno en ello mucho menos después de todo lo que le dije a Santiago y su novio la noche anterior, pero es que la verdad ellos no me importan, en cambio Rodrigo si, y mucho.
Cuando nos levantamos no puedo evitar hacer un gesto de dolor, el tipo golpea bien y las marcas no serán pocas, bien… las merezco.
-por qué no te defendiste cuando te estaban golpeando?- Rodrigo pregunta mientras vuelve a esparcir una crema sobre las heridas
-para que iba a hacerlo- su silencio me indica que está inquieto –pero no iba a dejar que te lastimara
-no iba a hacerlo
-como lo sabes?
-porque lo conozco, él no es así
-piensa que me ayudaste
-cualquiera lo haría- suspira- intentaré hablar con él cuando este más tranquilo, ahora debe estar con Santiago
No hemos hablado de lo que le hice a Santiago, a veces siento culpa, pero solo es cuando Rodrigo me mira con rencor, sí soy patético, pero quizás hay algo bueno en todo esto, y quiero arriesgarme
-Rodrigo, no sé lo que estás haciendo
-yo tampoco lo sé
-porque llevas días buscándome?
-porque no quiero que te sigas destruyendo, y si te vas, es lo que pasará
-demonios no deberías…
-qué?- me interrumpe- no debería amarte? Por supuesto que no! pero que quieres que haga si hasta ahora no he podido evitarlo
Por un segundo me dejo llevar y siento la necesidad de besarlo, pero cuando me acerco a él, me aparta.
-aunque quiero verte bien, y no quiero que sigas embarrando todo, no sé si quiero tenerte así, tengo una meta Tomás, y esa es dejar de quererte.
No… no tengo nada aquí, si me voy, no tengo nada que perder…
Fernando
Despierto y Santiago sigue dormido a mi lado, muevo mi cabeza y miro por la ventana para tener una idea de la hora, pero no lo logro, y la verdad tampoco me importa, quizás debería prender el celular, llamar a Annie y saber si llego bien a casa, pero Santiago sigue recostado en mi pecho y es tan agradable tenerlo así que desecho cualquier idea de romper el momento.
Mientras siento su respiración tranquila, pausada, acoplada a la mía, me prometo que no voy a volver a dejarlo solo y que las ideas estúpidas desaparecerán de mi cabeza, lo quiero a él, lo necesito y él también a mí, solo un idiota podría poner en duda eso, y yo suelo ser un idiota de vez en cuando, por eso hago estupideces, pero ya no más.
La idea de que alguien lo lastime, le haga daño como lo hizo ese maldito, la sola idea de pensar en que sufra me oprime el pecho y no puedo permitir que vuelva a ocurrir, no sé de qué forma, pero haré que olvide lo que paso, por la noche en momentos sentí su cuerpo inquieto y como balbuceaba algunas palabras, de inmediato note que estaba tendiendo una pesadilla, imaginé de inmediato la razón y sentí más rabia aún, pero sin despertarlo, lo abrace con fuerza y le dije cuanto lo amo, por la noche solo me preocupaba que su sueño fuera tranquilo, ahora, hay algo en mi cabeza que no deja de dar vueltas
Rodrigo
Tenemos una conversación pendiente, y aunque sea necesaria, estoy seguro de que sus respuestas no me gustarán